En estos mensajes en las redes sociales, y en varias otras obras, he examinado el hecho de que el Partido Republicano fascista, encabezado por el maníaco Trump MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza], está a la ofensiva, mientras que los demócratas están a la defensiva, intentando desesperadamente mantener este monstruoso sistema del capitalismo-imperialismo en la “forma habitual” en que se ha gobernado durante más de 150 años (desde poco después de la Guerra Civil de la década de 1860), con todas las terribles atrocidades que este sistema comete continuamente.
Aquí va cierta verdad crucial relacionada: “Dada la naturaleza, los objetivos y las acciones de los fascistas, existe la verdadera posibilidad de una guerra civil real [una nueva guerra civil]”. Pero también existe la posibilidad de que el sector “tradicional” de la clase dominante, que el Partido Demócrata representa políticamente, simplemente capitule ante este fascismo — permitiendo que los fascistas sigan arrollando hacia adelante, y aplastando a la gente, en la realización de su programa de horrores. Y:
en lo que equivaldría a una guerra civil unilateral, estos fascistas podrían llevar a cabo una matanza contra los que odian, incluidos los negros y otras personas de color, los “inmigrantes ilegales”, las “mujeres revoltosas” y aquellas personas que no se conforman con las “normas” y relaciones sexuales y de género “tradicionales”.
En todo caso, es una realidad mortalmente seria que estos fascistas están decididos a aplastar —tan violentamente como sea necesario— a cualquiera y cualquier cosa, en cualquier lugar de la sociedad, que se interponga en el camino de implementar sus horrorosos objetivos. (de “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador”, que está disponible en Obras escogidas de BA en revcom.us.)
La Heritage Foundation es una organización de derecha que ha constituido una fuerza impulsora en el desarrollo de la “teoría” pervertida y el programa práctico de este fascismo. Aquí va una cita de Kevin Roberts, director de la Heritage Foundation: “Estamos en el proceso de la segunda revolución estadounidense, que seguirá siendo incruenta si la Izquierda lo permite”.
Claramente esto es una seria amenaza de que, si la “izquierda” —y por esto se refiere al Partido Demócrata y a aquellos alineados con él o que le siguen— no permiten que se lleve a cabo esta llamada “revolución”, pues los fascistas sí usarán medios cruentos para llevar a cabo esta “revolución”. Como también señalé en “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador”:
Cantidades crecientes de personas de orientación fascista en Estados Unidos están preparadas para usar la violencia al perseguir su perversa noción de “hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza” — y la dirigencia republicana está lista para valerse de eso, si no pueden llegar al poder de otra forma. Los funcionarios electos republicanos, entre ellos los miembros del Congreso, ya están azuzando sentimientos a favor de semejante violencia y ya están apoyando a las turbas fascistas que han tomado parte en esta violencia.
La verdad es lo siguiente: lo que realmente se proponen estos fascistas no es ningún tipo de revolución, sino una especie de contrarrevolución — que tiene por objeto restaurar, con saña, todo el conjunto de relaciones abiertamente opresivas contra las que las personas que buscan una sociedad más justa han venido luchando.
Las siguientes observaciones del teólogo afroamericano Hubert Locke también ofrecen una idea importante de lo que está pasando. Locke también enfatiza que la fuerza impulsora de este fascismo son los fascistas cristianos fundamentalistas de derecha. Se refiere a una “revolución racial retrasada por mucho tiempo” —la lucha contra la opresión racista— que se ha dado después de la segunda guerra mundial, que “arrasó con siglos de cultura y tradición, especialmente en el Sur”. También señala cómo la oposición masiva a la guerra de Vietnam, en la segunda mitad de los años 1960 y la primera parte de los años 1970, “sacudió las bases del patriotismo convencional y tradicional en la vida estadounidense”; y cómo “una revolución sexual... trastornó actitudes muy arraigadas de ese sector de la población sobre la posición subordinada de la mujer en la sociedad y el rechazo a las personas gay y lesbianas”.
En oposición a todo esto, enfatiza Locke, ha surgido el fascismo cristiano, con su base principal en las zonas rurales del país, especialmente (aunque no sólo) en el Sur — un fascismo que ha estado cada vez más dispuesto a recurrir a extremos violentos en su intento de restaurar el Estados Unidos que existía antes de todos estos cambios positivos. (Esta declaración de Hubert Locke también está disponible en revcom.us.)
Aunque los cambios a los que se refiere Locke no representan en realidad una revolución real —la que requiere el derrocamiento de todo este monstruoso sistema del capitalismo-imperialismo—, el ataque fanático a estos cambios es, como he dicho, una especie de contrarrevolución violenta: las medidas determinadas, de parte de los fascistas fanáticos verdaderamente dementes, de eliminar estos cambios y restaurar el Estados Unidos que existía antes de la Segunda Guerra Mundial — y algunos hasta insisten abiertamente en que las cosas estaban “mejor” en este país antes de que se pusiera fin a la esclavitud mediante la Guerra Civil en los años 1860.
(Además de “Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador”, abordo a fondo todo esto en mi Declaración de Año Nuevo de enero de 2021: Un año nuevo, La necesidad urgente de un mundo radicalmente nuevo — Para la emancipación de toda la humanidad — la que está disponible en Obras escogidas de BA en revcom.us.)
Un gran problema es que, entre aquellos que se oponen a este fascismo, muy muchísimos simplemente buscan conservar (o tal vez extender leve y gradualmente) los cambios que se han dado desde la Segunda Guerra Mundial — no reconocen, o se niegan a reconocer, que aunque hay que defender estos cambios contra los ataques en su contra, no ponen un fin, y no pueden poner fin, a las terribles injusticias y atrocidades que están integradas en este sistema del capitalismo-imperialismo, el cual las perpetran repetidamente, en Estados Unidos y por todas partes alrededor del mundo.
La situación actual es que el Partido Demócrata está decidido a conservar e imponer este sistema en las formas básicas en que ha funcionado durante generaciones —en que su caparazón externo de democracia oculta su núcleo interno de dictadura capitalista, al servicio de horrendas atrocidades—, mientras los fascistas representados por el Partido Republicano están decididos a hacer añicos este caparazón de democracia a fin de imponer una total, destrabada explotación, opresión y saqueo de la gente y el medio ambiente. El hecho de que estos fascistas están tomando medidas para destripar las “normas” del funcionamiento de este sistema y están decididos a imponer nuevos dictados que les sean favorables — les da importantes dimensiones de iniciativa y ventaja sobre los demócratas, que no tienen ningún interés, y son incapaces, de ofrecer una alternativa verdaderamente emancipadora a lo que los fascistas republicanos están dispuestos a llegar a los extremos para plasmar.
Todo esto está relacionado con por qué, en términos de la única alternativa revolucionaria verdaderamente emancipadora a todo esto, la situación que enfrentamos es tácticamente difícil pero estratégicamente más favorable para la revolución. Esto es en lo que abordaré más a fondo en mi siguiente mensaje.