El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
¿De veras los delegados en esta convención del Partido Demócrata corearon “Amamos el genocidio”? No. Pero bien podrían haberlo hecho: Durante la noche de apertura de la convención, corearon repetidamente que amaban al Genocida Joe Biden —que, como presidente, es responsable de armar y dar apoyo total a Israel en su genocidio contra el pueblo palestino— con la matanza de más de 40 mil palestinos en Gaza, entre ellos enormes cantidades de niños. En vista de esta orgía de amor por este asesino en masa, Joe Biden, cabe repetir de nuevo lo siguiente de mi mensaje número Setenta y Cuatro:
La Convención del Partido Demócrata — Los delegados corean “¡Amamos el genocidio!”
Con otras cosas de Bob Avakian sobre la Convención Nacional Demócrata
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Deténgase y grabe en la mente la siguiente imagen: los millones de palestinos en Gaza, sometidos al terror diario por parte de Israel, obligados a vivir en medio de ríos de aguas negras plagadas de enfermedades, desechos humanos y otras inmundicias, con poca comida y la destrucción de centros de atención médica — y a diario enormes bombas israelíes y otras armas suministradas por el gobierno de Estados Unidos arrancan las extremidades y revientan los cerebros de sus seres queridos. Así volaron en pedazos a más de 15.000 niños palestinos.
Como si eso no fuera lo suficientemente horroroso, poco antes de esta convención del Partido Demócrata, el grupo israelí de derechos humanos, B`Tselem, publicó un informe, “Bienvenidos al infierno”, que documenta el hecho de que las prisiones israelíes, que durante décadas han retenido a enormes cantidades de civiles palestinos, ahora de plano se han convertido en cámaras de tortura, donde sistemática y repetidamente brutalizan a los presos palestinos —civiles, muchos de ellos niños— en las formas más depravadas, que incluye violarlos con varios objetos.
Todo eso surge —y es la “extensión lógica”— de la naturaleza de Israel como un estado sionista (supremacista-judío, racista) que justifica sus atrocidades en masa negando la humanidad del pueblo palestino.
Este es el estado de Israel al cual lo siguen dando apoyo total Joe Biden, junto con Kamala Harris, y el gobierno entero de Estados Unidos, tanto demócratas como republicanos, sin importar las palabras hipócritas huecas las que algunos suelten de vez en cuando sobre su inquietud por el sufrimiento de civiles palestinos. Por encima de los miles de millones de dólares de ayuda que la administración de Biden ya le ha provisto a Israel por su matanza genocida continuada de palestinos, hace poco Biden le envió $20 mil millones de ayuda militar adicional.
Pero no se trata simplemente de la naturaleza depravada de estos políticos — demócratas y republicanos. De una manera mucho más fundamental, se trata de este sistema del capitalismo-imperialismo que requiere a personas dispuestas a cometer estos actos monstruosos. Otra vez, cito mi mensaje número Setenta y Cuatro:
Este sistema obliga a las personas las que suben a su cima, y las que lo gobiernan, a ser, literalmente —sin exageración alguna— explotadores despiadados, opresores asesinos a una escala masiva y saqueadores implacables de las personas y del medio ambiente, sin importar el sufrimiento que esto les causa a las masas de seres humanos. Para los capitalistas individuales, y para las clases dominantes de los países capitalistas, si no se aventajan a los otros y si no los mantienen abajo a golpes a los otros, por cualquier medio, por monstruoso que sea, se hundirán. No es posible eliminar este sistema “con reformas” y no es posible cambiarlo sustituyendo a los individuos que gobiernan en este sistema — todos estarán obligados por la misma naturaleza, la “lógica” y dinámicas, y las exigencias de este sistema.
Únicamente es posible cambiar esto con una revolución — para derrocar y abolir este sistema, y remplazarlo con un sistema fundamentalmente diferente y mucho mejor, que no tenga de base y que no se requiera la explotación despiadada y el monstruoso asesinato en masa y destrucción, los que tenga por objetivo eliminar por completo.
Los principios básicos y los lineamientos prácticos para este sistema se exponen concretamente en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de mi autoría. Es este sistema fundamentalmente diferente en el que debemos insistir, y por el cual debemos luchar —aceptando nada menos— si de verdad queremos poner fin a toda la locura y el sufrimiento innecesario a los cuales están sometidas las masas de la humanidad, en Estados Unidos y en el mundo entero, y más bien emprender la marcha sobre el único camino posible y realista de emancipar a toda la humanidad.