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BOB AVAKIAN
REVOLUCIÓN 49:
Responder, o no responder, a los ataques de los oportunistas — de eso se trata.

En materia de principios básicos, y de orientación fundamental, nuestro enfoque, como comunistas revolucionarios, es de trabajar sistemáticamente para unir a todos los que se pueda unir, sobre las bases más amplias posibles y más cimentados en principios, en la lucha contra las injusticias y atrocidades que este sistema perpetra — y, al mismo tiempo, promover activamente y participar en la discusión y debate basado en principios sobre cuál es la fuente fundamental de todos estos ultrajes, y cuál es la solución fundamental.

Pero hay ataques sin principios que se tratan de mentiras, calumnias y tergiversaciones de lo que somos. Y tenemos la pregunta: ¿responder, o no responder, a estos ataques — y cómo eso está relacionado con nuestros principios y métodos básicos, y nuestros objetivos fundamentales?

He notado que, más allá de las usuales tergiversaciones anticomunistas y otras calumnias descerebradas contra nosotros, se han vuelto más rabiosos los ataques, especialmente a partir de 2022, cuando nos unimos con otros en De Pie Por el Derecho al Aborto para movilizar a decenas de miles de personas en oposición a las maniobras de la Corte Suprema para arrebatar el derecho al aborto, incluidos los ataques de parte de personas que se hacen pasar por “woke” (concienciadas), “progresistas” o “socialistas”. Y, recientemente, viene aumentándose otra vez el volumen del coro desentonado de semejantes ataques. 

Nos calumnian de manera ridícula, intelectualmente perezosa y cobarde de ser “un culto”. He abordado este tema de manera extensa anteriormente, incluido en el mensaje número Treinta y Siete, y no voy a perder tiempo aquí abordándolo más.

Algunos de los ataques han contenido el tipo de mentiras burdas que darían a entender el involucramiento de agentes del Partido Demócrata y del gobierno en estos ataques (o, de todos modos, los ataques son del tipo que probablemente lo harían semejantes agentes y los acogerían). Hay que tomar muy en serio toda la historia claramente establecida en que agentes oficiales se hacen pasar por miembros del “movimiento” —o utilizan a personas que sí lo son— con el fin de establecer una base y una atmósfera que faciliten que el gobierno reprima despiadadamente a las fuerzas que de hecho representan un desafío serio a la clase dominante. (Y existen funcionarios en el gobierno capaces de reconocer el potencial para que fuerzas revolucionarias auténticas aumenten rápida y significativamente su influencia y su fuerza organizada en una situación de gran intensificación de las contradicciones de este sistema).

Algunos ataques en nuestra contra parecen contar con más contenido, que incluye críticas y polémicas de parte de personas que se hacen pasar por los “verdaderos” comunistas. Esto abarca tergiversaciones de la teoría, los objetivos y los principios y métodos del nuevo comunismo que he desarrollado, al sacar lecciones de la experiencia de revoluciones comunistas anteriores y de una amplia gama de la experiencia humana.

Algunos de esos ataques toman la forma de descalificarnos desde los márgenes, de parte de personas que han abandonado la posibilidad de la revolución pero no su fachada, y buscan sabotear los esfuerzos de aquellos que no nos hemos rendido y que estamos trabajando activamente por la revolución en estos tiempos cruciales. Algunos recurren a halagos falsos: fingen crudamente apreciar el nuevo comunismo como para encubrir un ataque contra el nuevo comunismo — y, como una expresión concentrada de eso, un ataque contra mí por la manera en que continúo desarrollando y aplicando el nuevo comunismo y dando dirección al proceso revolucionario.

Siempre anhelamos aprender de cualquier error concreto que hemos cometido, y nuestra orientación al respecto es la que expresó Mao Zedong, líder de la revolución china, en una conversación con el líder estadounidense por los derechos civiles W.E.B. Du Bois: Hemos cometido muchos errores, dijo Mao, pero el único error que no cometimos es el error de dejarnos por vencidos.

Somos muy conocedores de los reveses de la revolución comunista, y de las dificultades de esta revolución — y me he dedicado al proceso y he dirigido el proceso de hacer un análisis científico extenso al respecto. Estas dificultades han sido especialmente notables desde los últimos años de los 1970: un período marcado por el hecho de que no ha triunfado ninguna revolución comunista en ninguna parte del mundo, y por el contrario se han dado derrotas y reveses importantes. También somos conocedores de las dificultades particulares que supone ganarse para la revolución a las masas de personas que se requieren para que una revolución tenga una verdadera oportunidad en un país imperialista poderoso como Estados Unidos — y contamos con mucha experiencia práctica al respecto. Pero también entendemos de manera científica que la revolución representa la solución fundamental al terrible sufrimiento de las masas de la humanidad y a la terrible situación a la que se enfrenta la humanidad en su conjunto — y reconocemos que una revolución en Estados Unidos haría una profunda contribución a la emancipación de las personas en todas partes.

Con esta orientación, estamos decididos a aprovechar y no despilfarrar (desperdiciar y desaprovechar) el “momento poco común” actual en el que esta revolución no solamente se necesita con urgencia sino que es posible — sí, incluso en este poderoso país capitalista-imperialista (un tema que he abordado en estos mensajes, en particular los números Ocho al Once). Es una verdad obvia que no toda situación potencialmente revolucionaria ha resultado en una revolución; pero la verdad aún más grande es qué tanto criminal lo es cuando los revolucionarios reales, o supuestos, no reconocen, ni buscan, la posibilidad de una revolución cuando existe esa posibilidad (no la certeza sino la posibilidad).

El motivo por los ataques de los oportunistas en nuestra contra no es que nos hemos topado con dificultades y cometido errores en el transcurso de trabajar por la revolución que representa los intereses fundamentales de las masas de personas. No. Lo que más perturba a estos oportunistas es que tenemos seriedad sobre trabajar para una revolución real verdaderamente emancipadora, en lugar de solamente posicionarnos como críticos al orden establecido con tal de conseguir un “nicho” dentro de esta monstruosidad de sistema.

Es difícil determinar si cualquiera de estos ataques de los oportunistas se mereciera una respuesta seria. La respuesta básica a los ataques contra el nuevo comunismo y las relacionadas tergiversaciones es el propio nuevo comunismo — en su expresión en estos mensajes en las redes sociales, en las entrevistas conmigo en El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos! en YouTube, y en obras mías y de otros, que están disponibles en revcom.us, así como en la e-revista teórica Demarcations (demarcations-journal.org).

Además, se sigue complicando la cosa tal como lo señaló Lenin (el líder de la revolución rusa de 1917, y un teórico comunista importante): se requieren diez cuartillas de la verdad para responder a una sola frase del oportunismo, porque los oportunistas tienen la ventaja de contar con los prejuicios e ideas erróneas “populares” y, en algunos casos y al menos en cierta medida, sus posiciones encajan con las ideas prevalecientes que representan las relaciones e instituciones dominantes en la sociedad, y que las promueven.

Al mismo tiempo, si bien los ataques en sí no son sinceros —y no se derivan de una posición de esforzarse con seriedad por una revolución real— algo de lo que se aborda en relación con estos ataques sí toca cuestiones serias de teoría y práctica revolucionarias que tienen una verdadera importancia para las personas que honradamente quieren entender ¿por qué siguen pasando estas cosas verdaderamente terribles, en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto, y cuál es la solución fundamental? Por lo tanto, al mismo tiempo que repito que la respuesta básica a estos ataques es el propio nuevo comunismo, abordo el contenido esencial y la línea de argumentación de ciertos ataques de los oportunistas, en un artículo de dos partes en revcom.us, Filosofía y revolución, y los comparo con el método y enfoque científico del nuevo comunismo.

Ese artículo (en dos partes) se centra en la epistemología (la teoría del conocimiento — cómo sabemos lo que es cierto, y lo que no lo es) y la respectiva relación con el carácter, objetivos, principios y métodos básicos de una revolución emancipadora real, en oposición a las versiones degradadas —y tergiversaciones peligrosas— de eso.

En los siguientes mensajes en las redes sociales, abordaré cuestiones cruciales de la estrategia y las tácticas revolucionarias, incluido la orientación respecto a las elecciones bajo este sistema.