La “neblina de la guerra” se refiere al hecho de que, en una situación de guerra, se desdibujan muchas cosas. En palabras sencillas, a menudo es difícil determinar exactamente lo que está pasando.
Relacionado con esto es el hecho de que la guerra, una vez iniciada, tiene sus propias dinámicas: frecuentemente las cosas no avanzan de la forma en que esperaban las personas que iniciaron la guerra o que llegaron a estar involucradas en ella. Esto tiene implicaciones muy gruesas en la guerra actual en Ucrania, la que involucra no solamente a Rusia y a Ucrania sino también a la alianza imperialista (OTAN) encabezada por Estados Unidos, en una “guerra de sustitutos” con Rusia — suministrando masivas cantidades de armas a Ucrania y librando una guerra económica (en la forma de “sanciones”) contra Rusia, al mismo tiempo que se intensifica la “preparación” militar de los países de la OTAN, en particular los países que colindan con Rusia o que están cerca de ella.
Esto conlleva el peligro muy real de que esta situación —a propósito o mediante equivocaciones de un bando o ambos bandos— podría conducir a una guerra directa entre Rusia y Estados Unidos/OTAN, lo que a su vez podría abarcar el uso de armas nucleares, incluso a una escala que amenazara la propia existencia de la especie humana por todo el mundo.
Esta es una importante razón por la que la invasión rusa no es solamente un acto de agresión imperialista injusta sino que es altamente peligrosa y potencialmente destructiva a una escala masiva, incluso mucho más allá del gran daño y sufrimiento que ya ha infligido a Ucrania y a su población. También es una razón por la que las maniobras para escalar la injerencia de Estados Unidos/OTAN, y los llamados a un enfrentamiento militar directo con las fuerzas rusas, intensifican muchísimo este peligro.
Esto subraya la importancia de la orientación que he recalcado desde el inicio de esta guerra:
Lo que hay que hacer, y con urgencia ahora, es oponerse a todos los imperialistas merodeadores y asesinos en masa, y a todos los sistemas y relaciones de opresión y explotación, con un énfasis especial en oponerse a “nuestros propios” opresores imperialistas que cometen sus monstruosos crímenes “en nuestro nombre” y se proponen movilizarnos para que los apoyemos sobre la base de un grotesco chovinismo pro estadounidense, el que es necesario que rechacemos firmemente y contra el que luchemos ferozmente1.
La farsa de la supuesta “prensa libre”
También hay un sentido en que la guerra clarifica las cosas — lo que incluye el hecho de que la guerra provoca que las personas actúen de formas que dejan muy en claro lo que son su perspectiva y valores básicos, y cuál posición asumen en relación con las fuerzas y relaciones importantes en la sociedad y el mundo.
Una de las expresiones más llamativas de eso es la manera en que esta guerra, y la injerencia de Estados Unidos en esta guerra, han revelado aún más claramente que la supuesta “prensa libre” en Estados Unidos no es más que el instrumento de propaganda de la clase dominante capitalista-imperialista. En particular, los “medios de comunicación tradicionales” (tales como la CNN, la MSNBC, el New York Times y el Washington Post) se han mostrado capaces de brindar un chorro implacable de propaganda que es tan cruda como la de los medios rusos a los que constantemente denuncian. Y los “periodistas” contratados por estos medios estadounidenses “tradicionales” para cubrir y comentar la guerra en Ucrania se han mostrado ser nada más que serviles y entusiastas mercenarios, cagatintas, títeres y loros de la clase dominante. Fíjense en qué tan constantemente estos “periodistas”, en sus supuestos “reportajes”, usan frases como “nuestros intereses”, “nuestros aliados”, “nuestras fuerzas armadas”, etc., sin mantener ninguna separación en absoluto entre ellos y la clase dominante y el gobierno de Estados Unidos. Vaya una “prensa libre” que sea “independiente” de las fuerzas gobernantes del país y no es simplemente su instrumento.
Y, como se ha señalado en los artículos en revcom.us, ahora sobresale agudamente la siguiente pregunta: ¿Dónde estaba esta “prensa libre” cuando Estados Unidos invadió a Irak en 2003 — un crimen de guerra internacional “justificado” con la mentira oficial de que Irak poseyera “armas de destrucción masiva” y que estuviera aliado con terroristas fundamentalistas islámicos como Al Qaeda? Yo puedo decirles dónde estaba esa “prensa libre”: era como uña y carne con el gobierno estadounidense al repetir esa mentira ad náuseam, y al atacar a las personas que la desmentían.
O, ¿dónde están las constantes denuncias y la indignación en esta “prensa libre” ahora sobre la terrible destrucción que Arabia Saudita continúa lanzando desde los cielos sobre el país de Yemen, con la resultante masiva destrucción y muerte, especialmente de cientos de miles de niños — con el continuo respaldo y armas suministradas por Estados Unidos? Una vez más, yo puedo decirles dónde: semejantes denuncias e indignación constantes no se encuentran en ninguna parte de esta “prensa libre”2.
Cualquier persona que trate de determinar lo que realmente condujo a la guerra en Ucrania, cuáles son las causas más profundas y los intereses esenciales que impulsan las fuerzas de los bandos opuestos —y, en contraposición a eso, cuáles son los intereses de las masas de personas, no solamente en los países involucrados sino en el mundo en su conjunto— nunca contará con una dirección de parte de tales medios de comunicación para entender esta situación, y al contrario, recibirá una dirección que las alejara de ese entendimiento.
Una vez más el feo desnudamiento propio de tantos liberales y progresistas
La pura verdad también es que esta guerra ha revelado que una cantidad demasiado grande de los liberales y los progresistas en Estados Unidos son capaces de ser verdaderamente despreciables — descaradas chovinistas pro estadounidenses y partidarios mojigatos de “su propio” imperialismo, movilizándose ciegamente detrás de la clase dominante de Estados Unidos en su rivalidad con el imperialismo ruso.
Es posible explicar de manera sencilla por qué tantos liberales y progresistas actúan así, a la vez que también es importante analizar más a fondo este fenómeno. La simple realidad es que estos liberales y progresistas “se alimentan del comedero” de la explotación y súper-explotación por parte del imperialismo estadounidense a la gente por todo el mundo, especialmente en el tercer mundo (América Latina, África, el Medio Oriente y Asia). Como he señalado anteriormente:
Varias obras mías, y otros materiales en el sitio web revcom.us —que incluyen escritos importantes de Raymond Lotta— examinan el “botín” económico del “parasitismo imperialista”: la manera en que la súper-explotación depredadora de miles de millones de personas, que incluyen a más de 150 millones de niños, por todo el mundo y especialmente en el tercer mundo, hace posible cierto “nivel de vida” y proceso de consumo para las personas en Estados Unidos, aunque se comparte este “botín” de una manera extremadamente desigual.
Lo que también es cierto —y también es importante abordar— es la dimensión política de esto: la manera en que este saqueo imperialista proporciona la base material para cierta estabilidad, al menos en “tiempos normales” en el “país base” imperialista (siendo Estados Unidos un ejemplo por excelencia de esto). Esta estabilidad relativa, por su parte, hace posible que la clase dominante permita cierto grado de disentimiento y protesta política — siempre y cuando permanezca dentro de los límites de “la ley y el orden” que sirve a los intereses fundamentales de esta clase dominante y los impone, o al menos no amenace de manera importante a esa “ley y orden”…
[E]sta estabilidad relativa, aunque fuera interrumpida por tiempos de grandes trastornos —e incluso ahora que se está desgarrando en grande— durante el período tras la Segunda Guerra Mundial, sobre la base del parasitismo imperialista, ha fomentado y alentado la ilusión falsa, en particular entre los sectores más acomodados de la población, de que Estados Unidos no se gobierna sobre una base de opresión y represión — una ilusión falsa a la cual los liberales y los progresistas se han aferrado especial, y a menudo desesperadamente3.
Esta es la base material según la cual tantos de estos liberales y progresistas con entusiasmo hacen cola detrás de la tergiversación de que lo que encierra la guerra en Ucrania —y más en general la rivalidad entre Estados Unidos y Rusia (o China)— es una batalla sagrada entre la “democracia” y la “autocracia” (o el “autoritarismo”), cuando en realidad se trata de la “rivalidad entre potencias imperialistas, todas las que son monstruosas opresoras de las masas de personas, y ninguna de las cuales representa o actúa a favor de los intereses de la humanidad”4.
La conclusión, como he enfatizado anteriormente, es lo siguiente:
Para sacudir a estos liberales y progresistas, o al menos a cantidades importantes de ellos, para que se zafen de su despreciable posición en apoyo a “su imperialismo”, se requerirá una lucha ideológica implacable y feroz, para obligarlos a hacer frente a la realidad de lo que este imperialismo efectivamente representa y lo que efectivamente hace en el mundo. Y más que eso, se requerirá activar un poderoso movimiento revolucionario que se propone nada más que derrocar este sistema y reemplazarlo con un sistema radicalmente diferente y emancipador — un movimiento revolucionario que se base no única sino principalmente en las masas de personas que cuentan con una tajada mucho menor de las “fortunas” de este sistema parásito, personas cuyas condiciones de opresión brutal bajo este sistema capitalista-imperialista pesan mucho más que cualquier “botín” que quizá reciban de su saqueo mundial.
Con todo esto, es crucial reconocer, y actuar de acuerdo al reconocimiento, de que la situación en Estados Unidos, y en el mundo en conjunto, la que ya está muy intensa y se está intensificando continuamente, de veras plantea la perspectiva de algo terrible — pero también algo verdaderamente emancipador: una revolución real, en el mismo Estados Unidos, la que rompa el control de los poderosos opresores capitalistas-imperialistas sobre las masas de personas, aflojando el puño mortal de este sistema mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos, haciendo extenderse ondas expansivas de inspiración revolucionaria positiva en todo rincón de un mundo que hoy sigue dominado por el capitalismo-imperialismo, con todos los horrores que esto conlleva5.