China, Taiwán y Mar de la China Meridional
El viaje del 2 al 3 de agosto de la demócrata presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, a la isla de Taiwán fue una provocación importante, y peligrosa, de parte del imperialismo estadounidense contra su rival nuclear China1. Pelosi salió de Taiwán, pero los imperialistas estadounidenses han seguido escalando con rabia su juego nuclear para ver quién es “menos cobarde” con China, ¡un “juego” que amenaza al futuro de la humanidad!
La administración Biden y la clase dominante de Estados Unidos en su conjunto han identificado a China, que ya no es un estado socialista sino una potencia capitalista-imperialista en ascenso, como el principal desafío estratégico para su dominio global, inclusive en la región de Asia-Pacífico 2. Los gobernantes estadounidenses calculan, de manera temeraria, que es esencial presionar y aguijonear a China y al mismo tiempo reafirmar/expandir sus alianzas militares para frustrar su ascenso.
Coalición internacional de fuerzas armadas de Australia, Malasia, Sri Lanka, en ejercicios de práctica con embarcaciones de la Armada de Australia en la cuenca del Pacífico. Foto: Royal Australian Navy
Taiwán: punto de inflamación para rivalidad, conflicto, guerra potencial
Taiwán y el estrecho de 128 km de ancho entre sí y China, son dos de los más críticos puntos de inflamación y más peligrosos en la rivalidad cada vez más antagónica entre Estados Unidos y China.
China ha considerado durante mucho tiempo a Taiwán como parte de su territorio soberano. Y para los actuales gobernantes capitalista-imperialistas de China, Taiwán es un interés estratégico central en términos de su cohesión interna, defensa nacional e intereses y ambiciones en el Pacífico y en el mundo. (Estados Unidos ha reconocido formalmente la soberanía de la República Popular China sobre toda China, incluido Taiwán, desde 1979 y no reconoce formalmente la soberanía de Taiwán y su gobierno)3.
Los imperialistas estadounidenses nunca han dejado de mantener sus conexiones económicas, políticas y militares con Taiwán. Es estratégicamente vital debido a su ubicación en un importante eje de manufacturas y una de las rutas comerciales más transitadas del mundo. Está altamente militarizado con armamento suministrado por Estados Unidos.
Pero ahora Estados Unidos está incumpliendo cada vez más el acuerdo sobre “Una China” que han tenido con el gobierno chino durante décadas. Ha incrementado las conversaciones con los gobernantes de Taiwán sobre el aumento de los envíos de armas, a medida que Taiwán robustece sus fuerzas armadas y se aleja económicamente de China. Taiwán también está aumentando sus lazos militares y políticos con otros gobiernos pro estadounidenses en la región4. En mayo de 2022, Biden amenazó con recurrir a la guerra si China atacara a Taiwán5.
Así que, en este contexto, China considera el viaje de Pelosi, la funcionaria estadounidense de más alto rango que ha viajado a Taiwán en los últimos 25 años, y su reunión con los altos funcionarios taiwaneses como si fueran jefes de un estado soberano, como una provocación importante de parte de Estados Unidos, y una bofetada a la soberanía china y la política de “Una China”, todo lo que sí representa su viaje en los hechos.
China había advertido contra el viaje de Pelosi, pero ella fue de todos modos, ¡sabiendo que iba a provocar una reacción de parte de China! Y así fue: China inició cuatro días de extensos ejercicios militares con fuego vivo, luego varios días más de “operaciones conjuntas de asalto antisubmarino y marítimo”. Anunció que iba a llevar a cabo patrullas militares regulares alrededor de Taiwán.
También detuvo las conversaciones con Estados Unidos sobre una serie de temas, como la crisis climática, los esfuerzos contra la droga y las relaciones militares. Este es un acontecimiento muy peligroso. Estados Unidos y China son las dos potencias económicas y militares más grandes del mundo. Lo que hacen, o lo que no hacen, con respecto al clima y a evitar la guerra, especialmente una guerra nuclear, tendrá un gran impacto en toda la humanidad. Las cosas ni siquiera llegaron a este nivel de desintegración en la década de los 1980 cuando Estados Unidos y la Unión Soviética, el principal rival imperialista global de Estados Unidos en ese entonces, se precipitaban hacia una confrontación directa y una posible guerra nuclear.
Marineros cargan bombas guiadas por láser en aviones Super Hornet en la cubierta del portaaviones USS Abraham Lincoln. Foto: U.S. Navy
Puntos de inflamación de ultramar
Estados Unidos también está respondiendo agresiva y beligerantemente ante las maniobras navales de China en el Pacífico, en el Estrecho de Taiwán en particular.
Después del viaje de Pelosi, China reiteró que es el único país que tiene soberanía sobre el estrecho entre China y Taiwán, una posición que China ha asumido durante años (y que afirmó con mayor frecuencia y con fuerza recientemente)6.
Estados Unidos respondió anunciando que en cosa de semanas, su Armada planeaba navegar sus buques de guerra a través del estrecho, en un desafío directo a la declaración de China. Un funcionario del Pentágono afirmó que China estaba tratando de “coaccionar” a Taiwán y a la “comunidad internacional” y reiteró la insistencia de Estados Unidos en que “Lo que haremos en su lugar es continuar volando, navegando y operando donde sea que el derecho internacional nos permita hacerlo, y eso incluye en el estrecho de Taiwán”7.
En los últimos años, China ha reclamado el control territorial de gran parte del Mar de la China Meridional. Estados Unidos insiste en que cuenta con “libertad de navegación” en todo el Pacífico. Esa afirmación de “libertad de navegación” es básicamente una declaración de los imperialistas estadounidenses de que son la potencia naval dominante en la región y están decididos a mantenerlo así.
El viaje de Pelosi, el abrazo a Taiwán por Estados Unidos y su insistencia en que Estados Unidos en sí y de por sí tiene el derecho a navegar buques de guerra donde quiera que le pegue la gana, es lo que constituye embarcarse deliberadamente en un curso que se dan cuenta por completo que podría obligar a China a tomar acción militar... y arriesgarse a ir a una guerra regional inimaginablemente destructiva o incluso una guerra mundial, lo que bien podría volverse nuclear.
Demócratas y republicanos: indistinguibles en su belicosidad imperialista
En este momento en Estados Unidos, con amenazas de guerra civil en el aire y el ala republicana fascista de la clase dominante y el ala “demócrata burgués” de los demócratas divididas amargamente en torno a la mayoría de los asuntos, llama la atención su antagonismo unido contra China. De hecho, los demócratas y los republicanos eran prácticamente indistinguibles en su acuerdo de que la visita de Pelosi fue “positiva” desde el punto de vista de representar los intereses (imperiales) de Estados Unidos, y sus denuncias a China y sus demandas de medidas más duras. (Para que no haya duda, 12 días después de la visita de Pelosi, otra delegación del Congreso, encabezada por el demócrata Ed Markey, visitó Taiwán8)
Este consenso “bipartidista” de que Estados Unidos debe atizar la confrontación con China muestra, una vez más, que el Partido Demócrata, al igual que los republicanos, es un partido de la clase dominante imperialista, un partido de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Oponerse a TODOS los amos de esclavos de hoy día, especialmente a “los nuestros”
Esta intensificación de las acciones estadounidenses hacia China se está dando a medida que sigue avanzando a paso amolador la guerra de sustitutos entre Estados Unidos-la OTAN y Rusia en Ucrania, con el verdadero peligro de que pudiera convertirse en una guerra más amplia o incluso en un choque militar directo entre Estados Unidos y Rusia con consecuencias impredecibles.
La intensificación de la rivalidad entre Estados Unidos y China en el Pacífico y más allá, y la guerra de sustitutos entre Estados Unidos-la NATO y Rusia en Ucrania, son batallas entre potencias capitalista-imperialistas (amos de esclavos de hoy día), sobre quién dominará al Pacífico, Europa y el mundo. La gente del mundo NO tiene ningún interés en ponerse del lado de ninguna de estas potencias depredadoras. Nuestros intereses corresponden a derrocarlas e ir más allá de este sistema despiadado y destruye-planeta del capitalismo-imperialismo.
Y la gente en Estados Unidos tienen una responsabilidad especial de oponerse a los crímenes de “nuestros” gobernantes y de recibir con beneplácito sus dificultades y derrotas, porque tales reveses pueden debilitar su control sobre la gente y el planeta, y pueden acelerar el ocaso revolucionario de su gobierno y sistema que han traído tal horror y sufrimiento, y que ahora amenazan a la existencia misma de la humanidad.
Bernie Sanders y los “progresistas” y “socialistas” democráticos sobre el viaje de Pelosi: el silencio de los corderos
¿Cuál fue la respuesta de los “progresistas” y los “socialdemócratas” dirigentes en el Congreso al viaje de Pelosi a Taiwán, que fue una importante, y peligrosa, provocación contra China, el rival imperialista de Estados Unidos, lo que suscita el espectro de posibles enfrentamientos entre dos potencias con armas nucleares?
Silencio.
Bernie Sanders y Elizabeth Warren, dos senadores estadounidenses muy bocones que muchas personas ven como “anti-guerra”, se negaron hacer ningún comentario sobre el viaje de Pelosi cuando Fox News se les preguntó. El 3 de agosto, un asesor de política exterior de Bernie Sanders dijo que Sanders “no ha comentado eso”.
Ro Khanna, un congresista demócrata por California y miembro destacado de los “progresistas” en la Cámara de Representantes federal, defendió el viaje de Pelosi en una entrevista del 10 de agosto. Khanna dijo que no fue a Taiwán “para provocar una nueva guerra fría con China”. Le aseguró a su entrevistador que “quiero la paz”, pero luego procedió a unirse al coro con un llamado a tomar medidas contra las prácticas económicas de China y su historial de derechos humanos.
Esto nos enseña dos cosas:
Uno, que un programa de “distribución de riqueza más justa” en un país imperialista solo puede significar una división más “equitativa e inclusiva” del botín del saqueo mundial y la súper explotación. Y si ese es el programa, pues se tiene que tener un imperio.
Dos, que sean cuales fueren sus pretensiones “socialistas”, éstos son demócratas, y el Partido Demócrata es un partido de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad.
Antecedentes: por qué el viaje de Pelosi a Taiwán fue un acto provocador de agresión estadounidense
En Estados Unidos, los gobernantes y los medios de comunicación han tratado el viaje del 2 al 3 de agosto de la presidenta de la Cámara de Representantes a Taiwán como una visita perfectamente inocente con un aliado de Estados Unidos y un acto habitual de diplomacia pacífica, sin examinar la verdadera historia de las relaciones entre China, Taiwán y Estados Unidos. Esos antecedentes muestran por qué la visita de Pelosi no fue inocente ni habitual, sino un acto de provocación y agresión por parte de Estados Unidos.
Taiwán, una isla a 128 km de la costa de China, fue parte de China hasta 1949. Cuando las fuerzas revolucionarias dirigidas por Mao Zedong llegaron al poder en el continente, las fuerzas contrarrevolucionarias aliadas con Estados Unidos huyeron y se apoderaron de Taiwán con el aval de Estados Unidos y se declararon el gobierno chino “real”. Cuando China todavía era un país socialista (1949-1976), mantuvo que Taiwán era legalmente parte de China, una posición reconocida por la mayoría de los países del mundo. Sin embargo, durante los próximos 22 años, en un esfuerzo por aislar a la nueva República Popular China socialista, Estados Unidos reconoció únicamente a su gobierno títere de Taiwán como el gobierno “legítimo” de toda China — a pesar del hecho de que tan sólo 10 millones de personas vivían en Taiwán, mientras que 600 millones —una cuarta parte de la humanidad— vivían en la República Popular China (RPCh).
A partir de 1971, como resultado de los cambios en la situación mundial, los gobernantes de Estados Unidos comenzaron a desarrollar relaciones con la RPCh. El presidente de Estados Unidos, Richard Nixon, fue de visita a China en 1972, y en 1979 Estados Unidos estableció relaciones diplomáticas plenas con la República Popular China y la reconoció como el único gobierno legítimo de China, al tiempo que terminó las relaciones diplomáticas con el gobierno en Taiwán, la llamada República de China, a la vez que Taiwán ha seguido siendo un engranaje importante en el imperio de Estados Unidos en los ámbitos económico, político y militar. (Después de la muerte de Mao en 1976, el socialismo fue derrocado en China. Los nuevos gobernantes capitalistas han seguido reclamando a Taiwán).
Estados Unidos afirma adherirse a esta política de “Una China” al día de hoy. No obstante, el viaje de Pelosi se burla de eso porque tanto ella como los gobernantes de Taiwán lo trataron como una visita entre gobiernos.
Este es otro ejemplo más de la larga historia de Estados Unidos —empezando con los pueblos indígenas— de pisotear o ignorar los mismos tratados y acuerdos que firma y dice defender.
En años recientes con la escalada de la rivalidad imperialista entre Estados Unidos y China, ese entendimiento ha estado deshilachándose, y Estados Unidos ha estado armando y apuntalando cada vez más a Taiwán como parte de “contener” a China y mantener la dominación estadounidense de la región de Asia y el Pacífico. Mientras tanto, China ha declarado cada vez más su intención de “volver a unificar” a Taiwán con el continente como parte de sus esfuerzos intensivos por proyectar su poder económico, político y militar en toda la región de Asia y el Pacífico.