
La central eléctrica potenciada con carbón Dave Johnson en Glenrock, Wyoming, el estado que tiene la mayor parte de la producción de carbón de Estados Unidos Foto: AP
El jueves 30 de junio de 2022, en el caso de Virginia Occidental contra EPA, seis jueces fascistas de la Corte Suprema de Estados Unidos cerraron a tablazos la puerta a que la Agencia de Protección Ambiental (EPA) tuviera cualquier facultad, capacidad o plan en el futuro para limitar significativamente las emisiones de los gases de efecto invernadero que calientan el planeta con emisiones de las plantas de energía, la segunda fuente más grande de emisiones en Estados Unidos1.
Se dio eso, en una situación en la que:
• Estados Unidos es el mayor productor mundial de petróleo
• Estados Unidos es el mayor productor de gas natural
• Estados Unidos es el tercer mayor consumidor de carbón
• Estados Unidos es el mayor emisor histórico de gases de efecto invernadero, responsable del doble que cualquier otro país sobre la Tierra.
Se dio todo eso, en una situación en la que:
• Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático, las emisiones globales de gases que atrapan el calor causadas por los combustibles fósiles deben reducirse a la mitad para 2030 para impedir una catástrofe climática.
• Una nueva investigación muestra que la vida de un total de 7.4 millones de personas en todo el mundo se salvaría del calor mortal en este siglo si Estados Unidos consiguiera reducir sus emisiones a cero neto para 2050. (Ello sin contar los efectos mortales de castigadoras tormentas, inundaciones, sequías y otras consecuencias del calentamiento global. ¡Ello sin tener en cuenta la destrucción del hábitat natural y los ecosistemas!)
En otras palabras, ¡que se joda el planeta y el resto de la humanidad! ¡Que se mueran!
Esta peligrosa decisión tiene dos aspectos:
*Primero, socava aún más cualquier acción de la ya debilitada EPA para reducir seriamente las emisiones de carbono de las centrales eléctricas que utilizan carbón y gas natural. La generación de electricidad por las centrales eléctricas es la segunda fuente más grande de emisiones de carbono en Estados Unidos (después de los automóviles). Y más allá de la EPA, el fallo limita efectivamente los esfuerzos del gobierno federal para tomar medidas en términos generales en torno al aire y el agua limpios y otros problemas ambientales.
*Segundo, y lo que tal vez no sea tan obvio, pero que es extremadamente ominoso, este fallo es la culminación de un esfuerzo de décadas por parte de las fuerzas fascistas en todos los niveles del gobierno y la sociedad (desde “grupos de expertos” bien financiados hasta gobernadores de estados que niegan el cambio climático a los “eruditos legales” fascistas) para reestructurar el gobierno federal, vaciar las agencias gubernamentales para impedir que reglamenten la salud, la economía, el medio ambiente y otras cosas, aun cuando el futuro del planeta y sus miles de millones de habitantes está directamente en juego.
En particular y de inmediato, este fallo bloquea de antemano los planes de la administración Biden para tomar medidas que redujeran las emisiones. Es un hecho, y es necesario decirlo claramente, que nada de lo que Biden o la EPA intentan, proponen o planean se acerca en lo más mínimo a lo que se necesita. Lo que se necesita incluye en Estados Unidos un remozamiento total de la red de energía, del sistema agrícola, del transporte y del sistema general de producción y distribución económica. TODOS los planes, propuestas, ideas de Biden y la EPA SON LAMENTABLEMENTE INSUFICIENTES para abordar la amenaza existencial para la humanidad y el planeta que representa la emergencia climática.
Pero este fallo acelera un rumbo dañino y horrible. Sostiene que por ley, la EPA no tiene la autoridad amplia para hacer ni siquiera cambios relativamente menores en la industria energética, y esa autoridad recae en el Congreso y en los estados, ¡sectores enteros de los cuales están dominados por fascistas que niegan la ciencia del cambio climático! Estos fascistas desean y representan el irrestricto gobierno y capacidad de este sistema capitalista-imperialista para dominar totalmente y saquear sin piedad el planeta y su medio ambiente.
Este fallo representa un salto en una campaña sistemática y de décadas de duración para destripar lo que algunos teóricos fascistas (como el asesor de Trump, Steve Bannon) llaman el “estado administrativo”. Esta alude a la noción de que es necesario “deconstruir”, en las palabras de Bannon, el estado (el gobierno y sus agencias dotadas de expertos en campos particulares). Esto encierra dos elementos: demoler agencias como la EPA, la Administración Federal de Medicamentos, la Administración de Seguridad y Salud Ocupacional; y además escalar el asalto a la ciencia y cualquier noción de pericia en cuanto a cuestiones de salud pública, seguridad en el lugar de trabajo y, al frente y al centro, el calentamiento global (cuya realidad niegan estos fascistas frente a toda la evidencia científica).
Lo que estos fascistas se proponen lograr es un estado imperial “simplificado” que luego se dedica a... la represión fascista, fuerzas armadas y policías cada vez más reabastecidas, y la imposición de la política social fascista (mentirosos e hipócritas que lo son). En resumen, no habrá “desregulación” sino “reglamentación fascista”, hacia sus objetivos y programas.
Ilusiones reformistas: ¡Se acabó el tiempo! La revolución es LA respuesta... y ES posible
La decisión de la Corte Suprema DEBE llevar a las personas a confrontar aún más profundamente y romper con la ilusión de que este SISTEMA y este gobierno harán o incluso pueden hacer algo para detener el calentamiento global. Los seis jueces fascistas han lanzado su veredicto. Lo que se necesita de parte de la gente es enfrentarse a la realidad que esto muestra, una vez más, de que debemos deshacernos de este sistema.
Durante años, los líderes oficiales del movimiento ambientalista, incluidos los llamados “líderes de pensamiento” (como Bill McKibben), han aconsejado a las personas a que elijan demócratas, presionen al Congreso, trabajen a los niveles estatal y local para promulgar políticas y leyes ambientales. ¿Pero, a dónde diablos ha llevado esto? En los 30 años de 1990 a 2020, pese a todo el discurso sobre “energía renovable”, la participación del carbón y el gas natural en la generación de electricidad a escala de los servicios públicos en Estados Unidos se redujo en tan solo un 5% ¡del 65 al 60%! Y ahora la administración Biden está presionando a las compañías petroleras para que aumenten su producción mientras el imperialismo estadounidense libra su guerra de sustitutos con la Rusia imperialista. En un artículo justo después de este fallo, Bill McKibben opinó en palabras patéticas que “convencer a los bancos para que dejen de financiar a las grandes petroleras probablemente no sea la forma más eficiente de abordar la crisis climática, pero en un país donde las opciones políticas democráticas están efectivamente cerradas, quizá sea el único camino que queda2.
YA BASTA de estas necedades, de tratar de trabajar dentro de los canales cada vez más cerrados de este sistema, especialmente cuando este sistema acelera aún más en el sentido equivocado hacia una crisis existencial, potencialmente irreversible. Cada tonelada adicional de emisiones de CO2 conduce a un mayor sufrimiento humano y planetario, y potencialmente nos lleva a desencadenar varios puntos de inflexión que generarán efectos catastróficos.
EXISTE un “camino” real, de hecho, el único camino viable, para hacerle frente a esta emergencia ambiental y a todos los horrores de este sistema. Lo que es hacer una revolución. No en un futuro muy lejano, sino en este “momento poco común” en el que nos encontramos ahora, cuando, como ha analizado profundamente Bob Avakian, la revolución se vuelve más posible. Una revolución para derrocar este sistema capitalista-imperialista que destruye el planeta, y reemplazarlo con una economía y sociedad socialista liberadora para que de veras podamos ponernos a trabajar para resolver esta crisis e interactuar con la naturaleza de una manera racional y sustentable (vea la página especial de revcom.us sobre la crisis del medio ambiente).
Como un imperativo moral, instamos a aquellos que se preocupan por el medio ambiente y que están indignados por los crímenes de este sistema, a: leer y estudiar “Algo terrible, o algo verdaderamente emancipador: crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución” y la concentración de la estrategia para hacer una revolución en el período actual en “Organizarse para una revolución real: 7 puntos clave” y a comenzar a actuar en consecuencia. Y lea la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte y Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable y las partes de la nueva Entrevista con Bob Avakian donde se abordan los problemas del calentamiento global y cómo actuaría la nueva sociedad socialista ante la emergencia climática.
¡¡¡CAMBIO DE SISTEMA, NO CAMBIO CLIMÁTICO!!!
Y EL CAMBIO DE SISTEMA SIGNIFICA ¡REVOLUCIÓN, Y NADA MENOS!