El 1º de diciembre, durante una audiencia de un caso que configurará el futuro del derecho al aborto en todo Estados Unidos, los “jueces” fascistas que ahora constituyen la mayoría en la Corte Suprema de la nación desataron una avalancha de cruel desprecio por la vida y la humanidad de las mujeres. Están en posición de eviscerar el derecho legal al aborto y dar luz verde a los estados para que obliguen a las mujeres a tener hijos en contra de su voluntad.
No obstante, en lugar de convocar a furiosas manifestaciones de los millones de personas que no quieren que las mujeres estén obligadas a ahogar sus sueños mientras sus cuerpos y sus futuros son secuestrados por un estado patriarcal que las coacciona para que tengan hijos en contra de su voluntad, el llamado “movimiento feminista” está haciendo en gran medida lo contrario. Vergonzosamente, muchos están promoviendo cuentos de hadas para sentirse bien y delirios mortales de que todo esto no está realmente tan mal y tenemos mucho que celebrar de todos modos. De veras es imposible inventar mierda así.
¡Escuche lo que Amy Littlefield, una escritora en pro del derecho a decidir que hace mucha cháchara acerca de que sus puntos de vista se informan y se reflejan por sus conversaciones con al menos 50 activistas del derecho al aborto, dijo en Democracy Now!:
Creo que lo más importante que vi no fue lo que estaba ocurriendo en la Corte Suprema, que es una especie de confirmación de que van a hacer lo que la derecha cristiana ha venido planeando durante décadas, pero lo que vi fuera de la corte fue un movimiento por el derecho al aborto que estaba realmente envalentonado, que estaba preparado, que estaba estrenando los mensajes que se van a necesitar para reconstruir un movimiento de masas para cambiar la cultura y reconfigurar la lucha en los próximos años después de que caiga el derecho al aborto legal.
Rendirse ante la esclavización femenina sin luchar
Aunque se plantea sobre todo como una idea tardía en sus comentarios, no debe pasarse por alto que Littlefield está capitulando explícitamente por adelantado a la caída del derecho al aborto legal. Ella, como casi todas las “dirigentas por el derecho a decidir” de estos días, considera que la mayoría fascista de la corte es una razón para aceptar un fallo fascista y trabajar dentro de sus límites, en lugar de una razón para rechazar y salirse de los términos de este sistema y sus instituciones. Esto es aún más condenable en este momento, ya que hay ejemplos en todo el mundo —desde México hasta Polonia y Argentina— de mujeres que se levantan en estallidos de furia de masas que sacuden la sociedad contra las restricciones al aborto y, en algunos casos, arrancan victorias incluso de estados cruelmente patriarcales.
En este momento, ¿es necesario algo menos aquí ahora? ¡Se habla de la esclavización de la mitad de la humanidad! Considere la crueldad casual concentrada en la “Magistrada” Amy Coney Barrett cuando pregunta cuál sería el gran problema con obligar a las mujeres a llevar los embarazos a término y luego abandonar al bebé sin derechos de patria potestad en el futuro, como si esto fuera algo casual, y no esclavizante y profundamente cicatrizante. Y hablemos claro, al igual que los linchamientos generalizados de negros afectaron a las víctimas directas, y también tuvieron un efecto horroroso en toda la población negra, este tipo de crueldad y deshumanización no afectaría únicamente a las mujeres individuales obligadas cruelmente de esta manera a dar a luz y luego a abandonar sus hijos. Esta amenaza bárbara —solamente uno de los muchos escenarios horrorosos que se volverían comunes sin abortos legales y sanos— pesaría como una carga y un terror sobre todas las mujeres y todas las niñas. Para nada en absoluto se debe hacer concesiones a este futuro o descartar este futuro con un encogido de hombros.
NO SE PUEDE confiar en los canales normales de este sistema
Pero eso no es lo único que está mal con la confianza de Littlefield en que “el movimiento” será capaz de “reconfigurar la lucha en los años venideros tras la caída del derecho al aborto legal”.
El ataque al aborto no es aislado. No está ocurriendo en un contexto en el que el resto de la sociedad y sus instituciones permanecen sin cambios. Esta embestida al aborto es parte de una reconfiguración fascista más amplia de la sociedad en la forma de una sociedad en que la supremacía blanca, la supremacía masculina y el crudo chovinismo tipo “Estados Unidos ante todo” se aplican por medio de una dictadura abierta y agresiva que pisotea y pervierte el estado de derecho y se apoya en la violencia y el terror de las turbas fascistas.
Las turbas fascistas ya están invadiendo todas las esferas de la vida pública. Están amenazando a miembros de juntas escolares, a funcionarios de salud pública, a trabajadores electorales y a otros. Y el Partido Republicano, aparte de purgarse a sí mismo de cualquiera que se opusiera firmemente al violento intento de golpe de estado por parte de los partidarios de Trump el 6 de enero, ha venido maniobrando agresivamente para corromper tan a fondo los procesos electorales que, o bien ganarán sin importar el voto popular, o podrán desatar turbas violentas para anular una elección que pierdan. Una victoria para ellos, con el diezmo del derecho al aborto, aceleraría su impulso.
La idea de que en tal caso, el “movimiento por el derecho a decidir” simplemente podría retirarse a las elecciones locales y acumular poder durante años y décadas (una “estrategia” presentada por Littlefield en otras partes de sus escritos, así como por muchas “líderes pro derecho a decidir”, y sólidamente refutada por Toni RedTree aquí) es una fantasía total fuera de contacto con lo que realmente está pasando1.
¡El aborto a solicitud y sin pedir disculpas! Sunsara Taylor refuta a la lógica de claudicación de Kathryn Kolbert (vídeo en inglés).
Las píldoras anticonceptivas no pueden con un estado fascista
Pero vayamos aún más allá. ¿Qué vio exactamente Littlefield fuera de la corte que le dio tanta confianza? Habló de que fuera del juzgado, los activistas coreaban “¡Píldoras anticonceptivas para siempre!” y promocionaban el medicamento que puede inducir abortos de forma sana en las primeras 10 semanas de embarazo, y agregó:
[C]omo me dijo la organizadora Amelia Bonow, quizá los republicanos controlen las cortes, pero nosotras estamos en la sociedad practicando abortos. Ellos no pueden detenerlos. Esa es la cuestión. Están desafiando abiertamente a las cortes. Dicen que se puede prohibir el aborto por ley, pero ahora que estas píldoras están en la sociedad, en realidad no es posible impedir que la gente aborte.
Déjense de juegos. ¡Claro que el estado y una sociedad fascista pueden impedir que las mujeres tengan acceso a abortos de forma sana! El estado tiene el monopolio sobre el uso de la fuerza “legítima” y utiliza esta fuerza para ejercer sus leyes. ¿Esta gente de veras no se ha dado cuenta de los millones y millones de personas que han estado hacinados violentamente en las cárceles de este país — muchos de ellos por leves y simples delitos como la posesión de marihuana? Por supuesto que importa si el estado penaliza el aborto — sobre todo si también desata a crecientes turbas de fascistas cristianos y otros fanáticos para perseguir a las mujeres y a quienes las asisten en la forma en que lo ha hecho Texas. Basta con mirar a El Salvador, donde el aborto está tan penalizado que aparte de enviar a las mujeres a la cárcel, los médicos están legalmente obligados a dar parte de los abortos espontáneos a la policía o corren el riesgo de ir a la cárcel. O, mire a Indiana, donde, en 2015, a Purvi Patel la condenaron a prisión por presuntamente inducir su propio aborto.
Incluso en la época “más democrática”, el estado que gobierna en Estados Unidos utiliza su monopolio del uso legítimo de la fuerza para mantener una dictadura de la clase capitalista-imperialista. En un estado fascista, esta dictadura se vuelve más abierta, terrorista y abiertamente represiva — y se ejercerá toda la fuerza de todo esto contra cualquier mujer que se atreva a desafiar su edicto.
Las mujeres de color NO son talismanes que garantizan la victoria
El otro número de fantasía que hizo que Littlefield asumiera un aire de vertiginoso triunfalismo es que, como explicó:
[P]or primera vez en la historia, tanto NARAL [Liga Nacional de Acción por el Derecho al Aborto] como Planned Parenthood [Planificación Familiar] están dirigidas por mujeres de color.
Pero las mujeres de color no son talismanes (objetos mágicos) cuya mera existencia garantiza la victoria. La cuestión decisiva no es la “identidad” de los individuaos que dirigen, pero más bien si su perspectiva y su programa corresponden al verdadero problema que enfrentamos y la verdadera solución. Littlefield afirma que esta nueva dirigencia va a tener un enfoque diferente, más combativo. Pero no hay nada en el programa actual de ninguna de estas organizaciones que haya roto fundamentalmente con su patrón de décadas de claudicar ante cada nueva restricción sobre el aborto a medida que se dé, y de trabajar a la defensiva dentro de cada nueva restricción — ahora en la forma de aceptar y prepararse para trabajar dentro de la revocación de las protecciones del aborto a nivel nacional.
¡SÍ que existe un camino hacia adelante, y una dirección que nos llevará hacia allá!
El quid en todo esto no es que el estado es todopoderoso o que no hay liderazgo para llevarnos hacia adelante.
Al contrario: precisamente cuando los fascistas que controlan partes clave del estado (y que aspiran a un control total) están destripando derechos y normas que generaciones de personas han esperado y en los que han confiado, el estado tiene tremendas vulnerabilidades. Es en momentos como éste cuando es posible y es necesario ganarnos a los millones de personas que están conmocionadas y sacadas de su pasividad normal, para que libren una feroz lucha de masas contra los actos de barbarie del estado y contra los fascistas que desatan, cambiando toda la atmósfera en toda la sociedad, templándose a sí mismas y convocando a aún más personas a la lucha a medida que avanzan. Es en momentos como éste cuando de manera muy amplia es posible impeler a la gente a cuestionar cosas fundamentales acerca de la sociedad que antes aceptaba sin pensarlo — incluso si ésta es la única forma en que pueden ser las cosas. Es en momentos como éste cuando el estado corre el riesgo de perder la lealtad de grandes sectores de la población y cuando es posible organizar a números crecientes de personas, salto tras salto, en un movimiento para una revolución destinado a hacer caer todo el sistema.
¡Y para ello sí existe dirección! Bob Avakian (BA) es un líder revolucionario y autor del nuevo comunismo que sobre una base científica, se arraiga en la realidad de que la opresión patriarcal de las mujeres —junto con la supremacía blanca, la destrucción del medio ambiente, el chovinismo pro estadounidense y otras cosas— están profundamente arraigados en este sistema y además sólo pueden resolverse mediante una revolución real. A lo largo de décadas de trabajo y lucha, ha forjado una estrategia sobre la manera en que se podría hacer esta revolución y una visión panorámica y un plano concreto para una sociedad radicalmente nueva que es el camino hacia la verdadera emancipación. De enorme importancia en este momento, BA ha dirigido en reconocer que, como lo expresa en el título de un artículo de lectura obligatoria para todos los que se preocupan por el futuro, ESTE ES UN MOMENTO POCO COMÚN EN QUE LA REVOLUCIÓN SE VUELVE POSIBLE — POR QUÉ ES ASÍ, Y CÓMO APROVECHAR ESTA OPORTUNIDAD POCO COMÚN. Y, un sello distintivo de BA ha sido su trabajo para hacer avanzar la comprensión de la humanidad sobre la centralidad de la lucha por la plena liberación de las mujeres en el proceso de emancipación de toda la humanidad, más allá de lo que el marxismo —o cualquier otra escuela de pensamiento— había entendido previamente.
Aprovechar esta oportunidad poco común requiere romper con todas las formas de fantasía. Se requiere, en cambio, conectarse con la furia contenida de millones y millones de mujeres las que se niegan a que se les zambulla hacia atrás, degrade, insulte y esclavice, y desencadenarlas como una fuerza poderosa para una revolución real. Se requiere hacer frente al hecho de que un sistema que guillotinaría los derechos más fundamentales de las mujeres es completamente ilegítimo y hay que derrocarlo. Se requiere elevar nuestra vista hacia la revolución que dirige BA y explorarla a fondo. Y se requiere ponernos de pie con valentía —y organizar a miles y pronto a millones de personas más— contra el creciente fascismo en este país, como parte de acumular la fuerza organizada y efectuar la repolarización en toda la sociedad que se necesitan para hacer caer todo el sistema.
¡ABORTO A SOLICITUD Y SIN PEDIR DISCULPAS!
¡LA MATERNIDAD OBLIGATORIA CONSTITUYE LA ESCLAVIZACIÓN FEMENINA!
¡ROMPER LAS CADENAS! ¡DESENCADENAR LA FURIA DE LAS MUJERES COMO UNA FUERZA PODEROSA PARA LA REVOLUCIÓN!