“¡El cha es un verdugo fascista! ¡Abajo el cha!”
En la década de 1970, este coro resonaba, con cadencia de marcha, allí donde los estudiantes iraníes estudiaban en el extranjero. Protestaban contra el odiado régimen de Mohammad Reza Pahleví, el cha (un monarca absoluto) que gobernaba Irán con puño de hierro, manchado de sangre y avalado por Estados Unidos desde 1953. Su clamor impulsó y presagió la revolución de 1978-1979 que derrocó a este títere de Estados Unidos, una revolución secuestrada por los fundamentalistas reaccionarios que formaron la hoy profundamente odiada República Islámica de Irán.
Durante los últimos cuatro meses, el clamor “Mujer, vida, libertad” —y cada vez más “Abajo el dictador”— ha resonado en todo Irán y en todo el mundo. Este levantamiento, sin precedentes en los 44 años de gobierno de la República Islámica, está suscitando un agudo debate —tanto al interior de Irán como entre los millones de iraníes que viven en otros países (la “diáspora”)— sobre cuál tipo de gobierno y sociedad deberían sustituir a la despreciada teocracia iraní.
Una corriente sostiene que la vida era mejor, más libre y más próspera bajo el gobierno del cha, especialmente en lo que respecta a los derechos de las mujeres. Hace poco, algunas voces destacadas de la diáspora han lanzado una campaña para nombrar a Reza Pahleví, hijo del cha que vive en Estados Unidos, representante del pueblo para dirigir una transición de la actual teocracia (gobierno de leyes y autoridades religiosas) a un nuevo gobierno: una democracia burguesa laica pro estadounidense, basada en el sistema capitalista-imperialista mundial y vinculada a él1.
Así que para aquellos que lo hayan olvidado, y para los que nunca lo supieron, aquí va una breve historia de la pesadilla indecible que fue la vida bajo el cha para la inmensa mayoría de los iraníes, una pesadilla que nadie debería embellecer ni a la que nadie debería desear volver, en ninguna forma.
Amnistía Internacional: “un historial de torturas que es inconcebible... Ningún país del mundo tiene peor historial de derechos humanos que Irán”
- “Me dijeron que si yo no confesara, violarían a mi esposa y a mi hija de trece años de edad delante de mis ojos. Durante todo ese tiempo me estuvieron golpeando de pies a cabeza.... [Eso] duró 102 días”. — Escritor iraní encarcelado2
- Un opositor radical al régimen fue metido a la fuerza en un horno eléctrico y sufrió quemaduras tan graves que quedó paralítico. Aun después de su ejecución, la policía secreta se negó a devolver el cadáver a su familia3.
- Amnistía Internacional informó de que Irán tenía “la tasa más alta de penas de muerte del mundo, ningún sistema válido de tribunales civiles y un historial de torturas que es inconcebible. Ningún país del mundo tiene peor historial de derechos humanos que Irán”4.
Los lectores quizá supongan que estamos describiendo los crímenes de la República Islámica de Irán.
No es así. Todos estos son ejemplos de la depravada brutalidad llevada a cabo por el antiguo cha a fin de mantener su opresivo dominio. Gran parte de esta brutalidad la llevó a cabo SAVAK, la temida policía secreta del cha, fundada en 1957 bajo la dirección de la CIA (posteriormente asistida por Israel).
La CIA lo puso en el trono para servir al imperialismo estadounidense, no al pueblo iraní
Los tanques y las bayonetas de un golpe de estado orquestado por la CIA pusieron al cha en el poder. No lo pusieron ahí para servir al pueblo iraní. Lo pusieron ahí para servir al imperialismo estadounidense, y fue su testaferro y lacayo en Irán hasta que fue expulsado del poder por el pueblo iraní5.
- Durante el reino del cha, Irán fue un engranaje clave del imperio imperialista estadounidense en los ámbitos económico, político y militar. La economía de Irán, incluida su industria petrolera, latía al corazón del capitalismo-imperialismo mundial, no a la vida de los iraníes.
- Mientras millones de iraníes se afanaban en la pobreza, el cha gastaba miles de millones de dólares en construir un estado policial masivo y en convertir a Irán en una avanzada militar, junto con Israel, a favor del dominio estadounidense del Medio Oriente y para hacer frente a la entonces Unión Soviética. Tan sólo entre 1972 y 1975, Irán erogó 35.000 millones de dólares de sus 62.000 millones de ingresos por concepto del petróleo para sus fuerzas armadas, principalmente en compras a Estados Unidos y otras potencias occidentales6.
- Cuando millones de iraníes se sublevaron durante la revolución de 1978-1979, las fuerzas del cha abatieron repetidamente a los manifestantes. Tan sólo en el 8 de septiembre de 1978 (“Viernes Negro”), masacraron a unos 4.500 manifestantes no armados en Teherán. Posteriormente, el entonces presidente estadounidense Jimmy Carter telefoneó al cha para asegurarle el apoyo continuado de Estados Unidos7.
¿Paladín de los derechos de las mujeres? ¿O del patriarcado y de la propiedad masculina?
El régimen del cha promulgó medidas en las décadas de 1960 y 1970 que concedían a las mujeres el derecho a votar y a ocupar cargos políticos, a iniciar procedimientos de divorcio en tribunales en lo familiar (en lugar de ante las autoridades religiosas) y a limitar (pero no eliminar) la poligamia, entre otras cosas. El objetivo no era eliminar el patriarcado, sino satisfacer las necesidades del desarrollo y la geopolítica impulsados por el imperialismo, y a menudo las exigencias de Estados Unidos. Se requirió una fuerza de trabajadores más calificados para atender a la industria y los servicios crecientes en las urbes. Estas reformas también tenían por objeto socavar las influencias soviéticas en la región dando la apariencia de que el régimen del cha era moderno y progresista.
En realidad:
- La ley seguía disponiendo que las mujeres eran propiedad masculina. Según la ley de divorcio del cha, se consideraba “mala conducta” que una esposa no “se entregara al abrazo de su esposo”, es decir, que mantuviera relaciones sexuales a solicitud de él. El esposo podía exigir que su esposa abandonara cualquier trabajo que considerara “repugnante para los intereses de ella o de su familia”8.
- “A pesar del barniz de la modernidad, en 1977 tan sólo el 35% de las mujeres de Teherán sabían leer y escribir, y en 1979, en vísperas de la Revolución, sólo representaban el 30,8% de ingresantes a la universidad”9.
- La mayoría de las mujeres de las zonas rurales o de los extensos barrios pobres de Irán seguían atrapadas en la pobreza y sin atención sanitaria o educación. Las mujeres de las zonas rurales quedaron totalmente excluidas de recibir tierras bajo la “Revolución Blanca”. En 1972, constituían la mayoría de la mano de obra rural; estaban muy mal pagadas y trabajaban en condiciones terribles. En 1975, el analfabetismo rural era del 60% entre los hombres y del 90% entre las mujeres10. Muchas mujeres seguían bajo el dominio de las relaciones tradicionales de la familia, la aldea y/o la mezquita, a menudo confinadas en el hogar y al cuidado de los hijos, y obligadas a ponerse el hiyab.
¿Mejora de la vida del pueblo iraní?
Durante el reino de cha, en Estados Unidos los funcionarios estadounidenses y los medios de comunicación presentaron al cha como un modernizador ilustrado que mejoraba la vida del pueblo iraní. Una descripción más acertada sería la de un brutal explotador que se alió con Estados Unidos y otras potencias mundiales para saquear a Irán y a su pueblo.
- El componente de “reforma agraria” de la “Revolución Blanca” del cha de 1963 (concebida y dirigida por Estados Unidos) fue aclamado como una forma de elevar a los campesinos y trabajadores rurales iraníes del atraso y la pobreza. En realidad, los principales beneficiarios fueron los grandes terratenientes y los agricultores más acomodados, y sólo el 20% de las familias campesinas recibieron tierras en los hechos, a menudo con parcelas demasiado pequeñas como para ser viables. Los trabajadores sin tierra —la mitad de la población rural— no recibieron nada.
- Estas “reformas” resultaron en que casi 600.000 familias tuvieron que dejar las tierras y emigrar a las zonas urbanas, a menudo a extensísimos barrios pobres sin agua, alcantarillado ni electricidad11.
- La industria urbana creció rápidamente, pero fue un crecimiento desequilibrado y desordenado impulsado por una explotación extrema: unas cuantas islas de alta tecnología en un mar de tradición y miseria. Había modernas plantas embotelladoras de Pepsi, Coca-Cola y Canada Dry, mientras que en los barrios marginales y pobres la gente seguía bebiendo de los desagües abiertos que corrían a los lados de las calles12.
- Los campesinos desposeídos que buscaban trabajo en las ciudades seguían siendo amargamente pobres. Un obrero de la construcción contaba que había trabajado en un nuevo palacio para la madre del cha, pero que sólo ganaba 3 dólares al día, apenas lo suficiente para pagar el taxi y un almuerzo de pan y queso. A finales de la década de 1970, el 60% de los iraníes seguían siendo analfabetos, la esperanza de vida era de 50 años y 139 de cada 1.000 niños morían en su primer año de vida13.
- Mientras tanto, el cha hacía alarde de su enorme riqueza gastando 2.500 millones de dólares en una celebración de tres días en 1971 de los 2.500 años del imperio persa, e instalando un inodoro de oro macizo valorado en 2 millones de dólares en uno de sus muchos palacios, según informes14.
Supresión y empobrecimiento de las nacionalidades minoritarias de Irán
Cuatro de cada diez iraníes pertenecen a una nacionalidad minoritaria, no persa, como la azerí, kurda, árabe, baluchí y otras, cada una con su propia lengua, cultura, historia y forma de vida. El régimen del cha impuso la supremacía y el chovinismo persas. El persa/farsi era la lengua oficial, mientras que las minorías sufrían todo tipo de discriminación, opresión y abandono:
- A los más de 10-20 millones de personas provenientes de los pueblos minoritarios se les negó cualquier derecho nacional o cultural y se les prohibió utilizar sus lenguas en la educación, los tribunales o los negocios, socavando sus culturas15. Kurdos, árabes, azeríes y otros fueron objeto de insultos racistas. Sólo se enseñaba la historia persa, no la de ellos16.
- Las minorías étnicas de Irán viven en las provincias más pobres del país, privadas de desarrollo, infraestructuras y servicios gubernamentales. Cuando estos pueblos oprimidos se alzaron en rebelión, fueron objeto de asaltos militares y castigos draconianos.
- El Kurdistán, donde vive uno de cada diez iraníes, ha sido objeto de repetidas manipulaciones, traiciones y asaltos militares17. En gran medida sin beneficiarse de las reformas de la “Revolución Blanca”, cerca del 80 por ciento de su población seguía viviendo en aldeas en la década de 1960, a menudo sin electricidad ni agua entubada. En 1979, un campesino dijo: “Aquí no tenemos nada, ni trabajo ni escuelas, ni electricidad ni hospitales, ni vida ni futuro”18.
¡Ni chas ni teócratas!
Los hechos y la historia demuestran que el cha no liberó a las mujeres, ni mejoró la vida de la inmensa mayoría de los iraníes, ni proporcionó ningún grado de libertad política. Por el contrario, fue un verdugo fascista y un ejecutor despótico de los intereses de los opresores del pueblo iraní, Estados Unidos ante todo. ¿Se beneficiaron de ese régimen algunas personas? Sí, nunca ha habido un régimen en la historia que no haya beneficiado a algún sector de la población. Pero en general y de forma abrumadora, el reino del cha fue una pesadilla para la inmensa mayoría de Irán.
Conclusión: Ni la monarquía del cha respaldada por Estados Unidos ni la actual teocracia islámica ofrecen ninguna de las libertades y la liberación a las que el pueblo iraní aspira con tanto valor. Tampoco lo es posible mientras el sistema que gobierna al pueblo esté basado en toda la red internacional del capitalismo-imperialismo y esté atado a él, como lo ha estado el gobierno tanto del cha como de los ayatolás.
Lo que se requiere es lo que establece el Partido Comunista de Irán (marxista leninista maoísta), que se basa en el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian:
Para eliminar por fin al sufrimiento aparentemente interminable del pueblo de Irán, se requiere una revolución real, hecha por millones de personas y dirigida por una vanguardia revolucionaria con el objetivo de derrocar al régimen fascista teocrático islámico y liberar a Irán del tejido asesino del sistema capitalista-imperialista. Para eso, se requiere una revolución comunista y establecer una “Nueva República Socialista”19.