Millones de personas en todo el mundo han visto las imágenes enfurecedoras y aterradoras desde Del Río, Texas: a caballo un agente de la Patrulla Fronteriza de Estados Unidos utiliza sus riendas como un látigo en contra de un hombre negro... otro policía chilla injurias e insultos a un grupo de hombres mientras intenta hacer que vuelvan al río que divide a Estados Unidos y México, gritando: “¡Por eso su país es una mierda! Porque utilizan a sus mujeres para hacer esto”, mientras casi atropella a dos niños aterrados con su caballo... miles de personas hacinadas en la miseria, el calor y la suciedad de un campamento fuertemente vigilado bajo un puente, supervisado por fuerzas de seguridad estadounidenses.
Los vídeos y las fotos desde Del Río dan solamente un vislumbre del dolor y la represión infligidos por Estados Unidos a los solicitantes de asilo haitianos durante la última semana. Evocaban imágenes espantosas de la historia de Estados Unidos, de blancos cazadores de esclavos a caballo que perseguían y agarraban a los negros; de personas hacinadas en barcos de esclavos.
Horrorosos crímenes contra la humanidad
Como informamos la semana pasada, miles de migrantes desesperados, en su mayoría haitianos que buscaban asilo en Estados Unidos, estaban atrapados en la miseria en un campamento improvisado bajo un puente que conecta Del Río con Ciudad Acuña, en el estado mexicano de Coahuila. Por la tarde del 24 de septiembre, sacaron a los últimos de estos migrantes en autobús de la degradación en la que los habían mantenido las autoridades estadounidenses. El jefe del Departamento de Seguridad Nacional (DHS), Alejandro Mayorkas, afirmó que Estados Unidos había completado la “expulsión” de 2.000 haitianos de Estados Unidos; otros 5.000 permanecen bajo custodia del DHS mientras son “procesados”; y 8.000 “han decidido regresar a México voluntariamente”.
Toda esta situación hizo irrupción rápidamente y se desarrolló con rapidez — muchos aspectos de ella eran, y siguen siendo, desconocidos. Revcom.us continuará monitoreando e informando sobre la evolución de la situación. Pero una cosa está muy clara: el sistema capitalista-imperialista de Estados Unidos y los arquitectos y ejecutores de la política migratoria de Estados Unidos han infligido, y siguen infligiendo, un enorme sufrimiento y grandes crímenes contra la humanidad a miles de personas.
Estados Unidos va contra sus propias leyes y contra el derecho internacional
El asilo es un derecho para las personas perseguidas, un derecho reconocido por las leyes estadounidenses y por el derecho internacional. Pero el gobierno de Biden, al retomar lo que dejaron en pie los fascistas de Trump y Pence, ha anunciado que están llevando a cabo una “expulsión acelerada” de migrantes. Y han utilizado el “Título 42” del código de salud pública de Estados Unidos para negar audiencias de asilo a miles de personas, con el pretexto de proteger a Estados Unidos contra la propagación del Covid-19. Bajo el Título 42, el gobierno puede “expulsar” de Estados Unidos a los solicitantes de asilo no deseados por razones de “salud pública”, sin siquiera una apariencia de legalidad, algo que han hecho de forma masiva y sistemática.
Esta no es una política temporal. El jefe del DHS, Mayorkas, dijo que Estados Unidos tiene la intención de “seguir ejerciendo nuestra autoridad bajo el Título 42 a la luz del imperativo de salud pública tal como lo determinan los Centros de Control de Enfermedades”. En otras palabras, Estados Unidos seguirá cerrando la frontera y expulsando a cantidades masivas de solicitantes de asilo, con el mentiroso pretexto de proteger a los estadounidenses contra la pandemia.
Muchas de las personas en el campamento de Del Río que no fueron expulsados inmediatamente de Estados Unidos fueron enviadas a varias ciudades de Texas y del resto de Estados Unidos y fueron puestos en refugios. Según AP News: “Son un misterio los criterios para decidir a quién hay que trasladar por avión a Haití y a quién hay que dejar en libertad en Estados Unidos...” La CNN informó: “Algunos de los migrantes, al parecer, han sido liberados de nuevo en Estados Unidos bajo un programa de monitoreo de largo plazo (parecido al que se utilizaba durante las administraciones de Obama y Trump), aunque sus circunstancias precisas no están claras”. La CNN también dijo que un funcionario del DHS les dijo que a la mayoría de las personas las que ahora están bajo “procesamiento” por las autoridades migratorias “es probable que vayan a ser expulsadas.” Un abogado del Centro Robert F. Kennedy por los Derechos Humanos describió la situación como una “caja negra” y dijo: “En este momento, no tenemos acceso oficial para entender cuáles procesos están en marcha, cuáles protecciones se están brindando para los migrantes”.
Eduardo Gamarra, profesor de la Universidad Internacional de Florida, dijo que muchos de los haitianos que fueron forzados a volver a México habían estado viviendo en países como Chile, Brasil y Ecuador y que “lo más probable es que ninguno de estos países esté dispuesto a aceptar a los migrantes haitianos debido a su estatus”.
Lo que todo esto supone: es probable que Estados Unidos rechace las solicitudes de asilo de la mayoría de las personas del campamento de Del Río que no fueron expulsadas inmediatamente, y los devuelvan a Haití. Es probable que aquellos que regresaron a México sean deportados de ese país. Habían huido del sufrimiento y la pobreza en sus países de origen — un infierno creado bajo la dominación de Estados Unidos, agravado aún más en los últimos años por dos terremotos masivos y mortales en la última década, los huracanes hechos aún más destructivos por el calentamiento global, intensas crisis políticas que incluyen un asesinato del presidente el pasado julio, y la violencia desenfrenada por parte de varias agencias policiales y bandas criminales.
Un “muro de acero” fascista
Al mismo tiempo que las autoridades federales aceleraban las expulsiones y vaciaban rápidamente el campamento de Del Río, las autoridades de Texas, al mando del gobernador fascista Greg Abbot, movilizaron lo que éste llamó un “muro de acero” —miles de coches de policía alineados por el lado estadounidense del Río Bravo/Grande— para impedir que los haitianos y otros cruzaran el río. Desde que la Patrulla Fronteriza cerró los puertos fronterizos oficiales de entrada en Del Río, muchas personas han tenido que vadear de ida y vuelta a México para conseguir necesidades básicas como agua, comida y pañales.
Abbott dijo que la policía de Texas iba a seguir arrestando a estos inmigrantes bajo cargos de invasión criminal a propiedad ajena. ¡Los fascistas como Abbott no tienen derecho a hablar de que los haitianos, o las personas de cualquier otro lugar, “cometan una invasión criminal a propiedad ajena”, o sea, al territorio de Estados Unidos! Piénselo: acusan a migrantes empobrecidos, que cargan todo lo que tienen al hombro, de ser “criminales” y los meten a la cárcel por poner un pie dentro de Texas, mientras que ¡durante más de 100 años Estados Unidos, utilizando sus fuerzas armadas asesinas, ha “hecho invasiones criminales a propiedad ajena” de manera violenta y repetida en todo Haití1, México, los países del Caribe y toda América Central y del Sur desde que invadió a México en 1846! Esto ni siquiera incluye a los demás lugares del mundo a los que Estados Unidos ha invadido, ocupado, destruido, hostigado y dominado2.
Un enorme boquete en el camuflaje del sistema
El 21 de septiembre, Joe Biden habló en las Naciones Unidas. El Houston Chronicle informó de que “Biden dedicó su intervención del martes ante la Asamblea General de la ONU en Nueva York a pedir a la comunidad mundial que se unifique para defender los derechos humanos y combatir la injusticia en todo el mundo, declarando: ‘el futuro pertenecerá a aquellos que abracen la dignidad humana, y no a aquellos que la pisoteen’”. La hipocresía mentirosa que Biden vomitó en la ONU salió al mismo tiempo que llegaban a un público internacional las imágenes en que las autoridades estadounidenses atormentaban a los inmigrantes haitianos — “pisoteando su dignidad humana”.
La situación en Del Río ha ensanchado y azuzado profundas divisiones y amargas luchas entre los gobernantes de Estados Unidos, y ha infligido más sufrimiento a miles de inmigrantes. Los fascistas republicanos —que durante años han promovido e implementado atrocidades aún más flagrantes y brutales contra los inmigrantes que los demócratas— aprovecharon la crisis en Del Río para aumentar sus ataques a Biden. Greg Abbott dijo que Biden había creado un “desastre de inhumanidad de proporciones épicas creado por el hombre” y prometió que Texas seguirá “intensificando” la represión fronteriza.
Como dice UNA DECLARACIÓN, UN LLAMAMIENTO A QUE SE ORGANICE AHORA PARA UNA REVOLUCIÓN REAL de los Revcom:
Estas divisiones y conflictos han abierto grandes boquetes en el camuflaje de este sistema, poniendo aún más al descubierto su verdadera naturaleza y la mentira de que éste es “el mejor país del mundo”, la “luminosa luz de la libertad” y el “líder del mundo libre”. Es muy probable que todo esto se intensifique cada vez más, reventando los lazos que han mantenido las cosas articuladas bajo este sistema y que han hecho aún más profundas las divisiones en toda la sociedad, inclusive dentro de las instituciones de poder. Esto podría llevar a algo muy malo — o a algo muy bueno, SI actuáramos de la manera en que tenemos que hacerlo en estas circunstancias poco comunes y luchamos para llevar las cosas hacia donde tienen que ir.