Esta semana, el Ministerio de Salud de Gaza informa que al menos 37.925 personas han muerto y 87.141 han resultado heridos en ataques israelíes contra Gaza desde el 7 de octubre. Uno de los pocos hospitales restantes de Gaza, el Hospital Europeo de Gaza, se ha visto obligado a evacuar pacientes, incluso aquellos en estado crítica. Las bombas israelíes siguen sembrando muerte, destrucción y terror por toda Gaza.

Las lesiones, condiciones desesperadas y enfermedad resultantes amenazan a casi toda la población. El 5 de julio, los ataques aéreos israelíes mataron al menos a seis personas en la parte central de Gaza, entre ellas dos niños en su hogar y al menos un trabajador de ayuda de las Naciones Unidas que tenía puesto un chaleco de la ONU. Esos eran civiles inocentes, el objetivo principal de las bombas y misiles que Estados Unidos suministra a Israel.

El 5 de julio, me estaba desplazando por la página de inicio en línea del New York Times con imágenes de esta muerte y sufrimiento llenando mi cabeza y mi corazón. Me desplazé hacia abajo. Y abajo. Y ABAJO. Me desplazé más allá de docenas de artículos sobre eventos grandes y triviales. Y finalmente, de entre cientos de artículos, un pequeño enlace apareció en un solo artículo sobre lo que está sucediendo, o más bien cubriendo lo que está sucediendo, en Gaza — un artículo que afirma una vez más que hay progreso en las conversaciones de alto el fuego. Estas promesas han despertado cruelmente las esperanzas en Gaza, pero hasta la fecha, Israel ha sido el principal obstáculo para negociar un alto el fuego, aunque Estados Unidos sigue insitiendo en que es Hamas el que está impidiendo un alto el fuego.

¿Quiénes son los verdaderos terroristas?

El resto de los medios de comunicación de la clase dominante fue igualmente malo o peor. El Washington Post “liberal” presentó una noticia “Gaza war a recruiting boon for terrorists, U.S. intelligence shows” [La guerra de Gaza es un estímulo para reclutar a terroristas, la inteligencia estadounidense muestra]. Para que se quede claro, el terrorismo —atacar violentamente a civiles por fines políticos— está mal. El terrorismo es una expresión de lo que el líder revolucionario, autor del nuevo comunismo, Bob Avakian (BA) ha llamado la “noción venenosa de que los fines justifican los medios”. Pero si quieres hablar de la expresión más extrema y brutal del terrorismo, es precisamente lo que Israel está haciendo con el respaldo de Estados Unidos en Gaza. Después del 7 de octubre, el presidente de Israel declaró que “una nación entera por allí es responsable”. Y que los “civiles” en Gaza fueron responsables del 7 de octubre porque “podrían haberse levantado” en contra de Hamas, lo que implica, y envia un mensaje por toda la sociedad israelí, inclusive a los militares, que los civiles son blancos legítimos. Y los civiles sí han sido los blancos y víctimas principales de la brutal arremetida de Israel, apoyada por Estados Unidos, en Gaza.

Pero el artículo del Washington Post no menciona ese terrorismo. Encubre quiénes son, de lejos, los terroristas más grandes. Y entrena a los lectores para creer que la propagación de la ira anti-Estados Unidos se debe al ataque de Hamas contra Israel el 7 de octubre, sin contexto alguno, sin mencionar los 75 años de limpieza étnica genocida por parte de Israel.

El artículo canaliza las emociones de los lectores hacia miedo a un brote de terrorismo anti-Estados Unidos, y apenas nota al pasar que “El envío de armas estadounidenses a Israel en el conflicto [es] una fuente clave de ira en el mundo musulmán”. La verdad: lo que está sucediendo en Gaza no es un “conflicto”, como dice el Washington Post, ni una “guerra”. Es una masacre genocida unilateral. A mediados de abril de 2024, se estimó que 14.500 niños en Gaza habían sido asesinados. Y Save the Children, una agencia internacional de protección infantil, emitió un informe a fines de junio que estima que hasta 21.000 niños adicionales en Gaza están “atrapados debajo de los escombros, detenidos, enterrados en tumbas sin marcar o perdidos de sus familias”.

Y esos “envíos de armas” estadounidenses, junto con los interminables encubrimientos de los crímenes de Israel por parte de Estados Unidos, han permitido a Israel convertir a Gaza en un campo de asesinato masivo para civiles.

Estos dos artículos que acabo de señalar son más o menos selectiones al azar, de un solo día, de la mezcla vergonzosa e intensa de blanqueamiento, encubrimiento del genocidio israelí apoyado por Estados Unidos y programación de la gente estadounidense para que mantenga los ojos cerrados. Evocan como, en la sociedad alemana bajo Hitler, a los “buenos alemanes” los escudaban y los acondicionaban para ignorar e incluso justificar el hedor de los cuerpos quemados que emanaba de las cámaras de gas donde los nazis exterminaban sistemática, genocidamente a los judíos de Europa.

Detrás del blanqueamiento: la destrucción de Gaza y su gente

Desde 2008, el pueblo palestino en Gaza ha sido literalmente encerrado en una prisión masiva al aire libre, sometido a raciones de alimentos calculadas para ser apenas suficientes para vivir. Y sometido a masacres periódicas que mataron a miles de palestinos solo en 2008-2009 y 2014. Ese fue vivir un infierno, y nadie querría regresar a esas condiciones. Pero como punto de referencia, sirve para enfatizar como se han pasado de la raya los crímenes contra la humanidad de Israel contra Gaza desde el 7 de octubre. (En lo que sigue, en parte me baso en una poderoso publicación en Instagram del Instituto para el Medio Oriente Comprensión).

Antes del 7 de octubre de 2023, había agua. La comida era difícil de conseguir, pero había granjas, una industria pesquera y panaderías, junto con la ayuda alimentaria calculada cuidadosamente por Israel para mantener a las personas al borde de la inanición. Cientos de miles de estudiantes estaban matriculados en escuelas, muchos administrados por la ONU. Estas escuelas lograron producir estudiantes avanzados en muchos campos. Los profesionales de la salud lograron brindar algo de atención bajo las restricciones sádicas israelíes sobre las importaciones necesarias.

La gente sufrió bajo un brutal llave estranguladora israelí. Y dentro de eso, bajo Hamas, que administró Gaza, la gente luchó entre sí sobre cómo oponerse a Israel. Las protestas en diferentes formas estallaron contra Israel, como en el Día de la Tierra (la Gran Marcha de Regreso) en 2018 cuando Israel masacró al menos a 15 manifestantes desarmados y lesionó a 1.400 más, disparándoles sistemáticamente en la pierna para lisiarlos. Hubo formas de protesta contra la imposición de la ley islámica por Hamas (incluido un movimiento en 2022 por parte de las alumnas de secundaria para negarse a usar el hiyab sofocante en la escuela). Los poetas escribieron poemas, compartiendo la brutal opresión del pueblo palestino con el mundo. Los músicos crearon música, a veces desafiando y denunciando a las autoridades islámicas reaccionarias, así como a Israel.

Todo eso ahora se queda en ruinas, bombardeados hasta escombros. Israel ha destruido o dañado gravemente la gran mayoría de las escuelas en Gaza, dejando a más de 625.000 estudiantes sin ningún acceso a la educación. Estas escuelas fueron destruidas por bombas suministradas por Estados Unidos. Y 7.000 estudiantes no están en la escuela porque han sido asesinados por bombas suministradas por Estados Unidos (vea All the children in Gaza are out of school [Todos los niños en Gaza están fuera de la escuela], Hi-Us).

Israel ha destruido sistemáticamente las principales fuentes de agua potable en Gaza, junto con granjas y panaderías. Estos son crímenes de guerra definidos y reconocidos internacionalmente.

La destrucción calculada de Israel de los sistemas de aguas residuales y las instalaciones de eliminación de desechos combinada con la hambruna, la falta de refugio o el tratamiento médico ha creado epidemias generalizadas de enfermedades peligrosas. E Israel somete a los sobrevivientes a terror y muerte constante por bombas, misiles, francotiradores, tanques y la amenaza y la tortura psicológica siempre presentes del zumba de los drones sobre la cabeza, identificando y atacando a las víctimas al azar.

Israel ha destruido o dañado todos los centros médicos en Gaza. No puedo detallar eso aquí, pero mire mi entrevista con un médico del Hospital Europeo en el sureste de Gaza antes de que Israel forzara al personal y a los pacientes, en condiciones desesperadas, a evacuar.

La devastación genocida de Israel respaldada por Estados Unidos en Gaza es un crimen contra la humanidad de proporciones históricas, y es un crimen continuo y creciente.

Esto no es fundamentalmente una “guerra” contra Hamas, esto es genocidio

Ya que me despotriqué contra la forma en que los medios de comunicación de la clase dominante están programando a la gente en Estados Unidos para pensar y sentir, se necesita una revisión muy breve de la realidad.

La historia no comenzó el 7 de octubre de 2023, cuando Hamas atacó a Israel, un ataque que incluía los crímenes de guerra de tomar rehenes civiles y asesinar civiles. Los palestinos en Gaza han sido brutalmente oprimidos junto con el resto del pueblo palestino desde el Nakba (árabe para la catástrofe), la limpieza étnica genocida por parte de Israel que estalló con violaciones, terror y asesinatos en 1948. El Nakba expulsó a unos 750,000 palestinos de su tierra natal. La limpieza étnica genocida de Palestina ha continuado desde entonces, explotando periódicamente en espasmos de muerte y destrucción masivas. Puede aprender más, mucho más, y compartirlo, en las publicaciones en las redes sociales del líder revolucionario Bob Avakian, especialmente #4, #5, #6 y #7. Y, en la sección de recursos sobre Gaza de revcom.us.

Ese es el contexto de lo que sucedió después del 7 de octubre. Israel se aprovechó del ataque de Hamas para aplastar a Hamas, una organización que Israel había facilitado durante años, pero que había evolucionado de una herramienta útil en una amenaza. Pero mucho más fundamentalmente, Israel se aprovechó del ataque del 7 de octubre para intentar una “solución final” (un término Hitler utilizó para referirse a la eliminación del pueblo judío en Europa); es decir, hacer que sea imposible para el pueblo palestino sobrevivir como un pueblo en la patria histórica de Palestina, ya sea a través del asesinato en masa, el exilio, el encarcelamiento, una opresión aún más brutal... o todo lo anterior.

¡Lo que hay que hacer AHORA!

La depravación sostenida del genocidio por parte de Israel, y el obstinado apoyo a eso en la forma de miles de millones de dólares de armas de Estados Unidos han despertado la indignación en todo el mundo. Ha planteado problemas reales para el enfoque de Biden de quitar de la mesa el “problema palestino” (como lo ven los gobernantes estadounidenses) para que sea posible alinear más abiertamente regímenes árabes reaccionarios como Arabia Saudita con Estados Unidos e Israel contra Irán. Ha amenazado seriamente las posibilidades de Biden de reelección. Y amenaza con explotar en una guerra más amplia con las fuerzas alineadas con Irán en el Líbano.

Sin embargo, el compromiso con Israel de ambos lados de la clase dominante de Estados Unidos que se chocan con saña entre sí —Genocidio Joe y los demócratas por un lado y los fascistas republicanos de MAGA por el otro— es demasiado profundo, demasiado sostenido, demasiado decidido para que sea explicado seriamente como un defecto en el sistema, incluso con las ilusiones de que se trata de cabildos de intereses especiales que establecen la política exterior de un imperio de explotación y opresión global.

Hasta ahora, ha habido protestas importantes y heroicas en los campus y más allá frente a la feroz represión violenta. El asco por Genocidio Joe Biden entre grandes secciones de votantes del Partido Demócrata se reflejó en los 100.000 votos de protesta contra Biden en las elecciones primarias presidenciales del estado de Michigan, y en el uno de cada cinco votantes demócratas en las primarias demócratas del estado de Minnesota. Ha habido renuncias públicas en protesta por parte de una docena de funcionarios del Departamento de Estado. Todo esto da una idea del potencial aún por desatar completamente de la protesta mucho más amplia y más decidida en toda la sociedad que se necesita ahora.

Y debe haber un debate serio sobre lo que se necesitará para poner fin a los horrores como este de una vez por todas, con las personas examinando seriamente la comprensión científica de BA sobre el sistema que impulsa esto y la revolución necesaria y posible para poner fin a este sistema.

BA explica el problema real y la solución real en su despacho de redes sociales Revolución #7.

¿Por qué Biden, y básicamente el gobierno entero y la clase dominante entera de Estados Unidos, apoyan a Israel en su genocidio contra el pueblo palestino, a los ojos del mundo entero? La respuesta a esta pregunta crucial es lo siguiente:

No se debe al “poder del cabildo judío” — ni a que, según alguna noción ignorante, ridícula e indignante, “los judíos lo controlan todo”. Se debe al “papel especial” de Israel como un bastión fuertemente armado de apoyo para el imperialismo estadounidense en una región estratégicamente importante del mundo (el “Medio Oriente”). Además, Israel ha constituido una fuerza clave en la comisión de atrocidades que han contribuido al mantenimiento de la dominación opresiva del imperialismo estadounidense en muchas otras partes del mundo…

¡Es el sistema! El sistema del capitalismo imperialismo al cual Biden sirve. El sistema al cual él tiene que servir — el sistema al cual toda persona y cualquier persona tiene que servir si quiere ocupar un cargo, y especialmente un “cargo alto”, como la presidencia, dentro de este sistema. Por eso Biden hace lo que hace —lo que hacen todos estos políticos— por encima y más allá de sus intereses personales más estrechos.

¡Es el sistema! Este sistema del capitalismo imperialismo que encarna e impone la supremacía blanca, la supremacía masculina patriarcal y otras opresiones brutales — este sistema que se basa en la explotación despiadada roba-vidas de las masas de personas en Estados Unidos y de literalmente miles de millones de personas por todo el mundo, incluidos más de 150 millones de niños — todo eso que se impone con una masiva violencia y destrucción, de personas y del medio ambiente, lo que representa una amenaza muy real al futuro y a la existencia de la humanidad.

Este sistema al cual hay que derrocar a la mayor brevedad posible, por medio de una revolución real.