Los desvaríos reaccionarios de Tucker Carlson y sus socios fascistas son ilógicos, tergiversan los hechos y ponen patas arriba la realidad.
3 de abril de 2023. El lunes 27 de marzo por las 10 de la mañana, una escuela cristiana privada en Nashville fue el escenario del desgarrador asesinato de tres niños y tres adultos.
La aparente autora del tiroteo, Audrey Hale, 28, fue abatida en el lugar por la policía. Hale era una antigua alumna de la escuela y artista/diseñadora. Los docentes de Hale en la universidad la describieron como “dulce”, “con talento” y la última persona que esperarían que hiciera algo así. La familia de Hale dijo que estaba bajo tratamiento médico por “un trastorno emocional”. Justo antes de entrar en el colegio, Hale envió un Instagram suicida a una antigua amiga del colegio, diciéndole que “algo malo está a punto de pasar”.
Más allá de eso, hasta ahora no se ha dado a conocer evidencia sobre el motivo de Hale en estos asesinatos. Pero la policía de Nashville se apresuró a declarar que Hale era “transgénero”. Todavía no está claro si eso es cierto o no1, pero eso bastaba para que voces prominentes en el movimiento republi-nazi afirmaran que había una “epidemia” de asesinatos en masa por parte de personas transgénero, y para advertir el espectro de una sangrienta guerra civilizacional por parte de personas transgénero contra el “cristianismo”.
En cosa de 10 minutos, “#TransTerrorism” [terrorismo trans] ya era tendencia en Twitter. Y poco después, la congresista republicana Marjorie Taylor Greene y el senador J.D. Vance especulaban públicamente con que la identidad de género de Hale había jugado un papel en el tiroteo.
Esa noche Don Trump hijo tuiteó: “Dado el increíble aumento de tiradores en masa trans/no binarios en los últimos años... tal vez, en lugar de hablar de armas, deberíamos hablar de lunáticos que promueven su mierda de afirmación de género entre nuestros hijos”.
Y no habían hecho más que empezar. El martes 28 por la mañana, el New York Post de Rupert Murdoch sacó el titular “Asesina transgénero apunta a escuela cristiana”. La presentadora del “Noticiero” Fox, Laura Ingraham, sugirió que las hormonas de transición de género eran las responsables, aunque no hay pruebas de que Hale tomara estos medicamentos. Charlie Kirk, jefe del grupo estudiantil fascista “Turning Point USA”, dijo: “En lugar de prohibir los ‘rifles de asalto’, deberíamos prohibir los tratamientos afirmativos de género para los niños2.
El martes 28 por la noche, Tucker Carlson hablaba de una guerra santa: “El movimiento trans... es la imagen espejo del cristianismo, y por tanto su enemigo natural”. El cristianismo y “la ortodoxia transgénero... [están] en un camino de choque entre sí”. Afirmó que “el movimiento trans está poniendo en la mira a los cristianos, inclusive con violencia. ... La masacre de ayer ocurrió a causa de una ideología desquiciada y demoníaca que está infectando a este país”.
El miércoles 29, el multimillonario de Overstock.com Patrick Byrne les preguntó a sus seguidores de Twitter: “¿A cuántos masacrarán en los patios de los colegios para vengarse?”.
De “Algo terrible O algo verdaderamente emancipador...” de Bob Avakian:
En lugar de pelearse y matarse entre sí, lo que las personas tienen que hacer ahora es unirse para defenderse unos a otros — oponerse a toda la violencia injusta, y no lanzar ataques contra nadie, pero al mismo tiempo no dejar que la policía o los golpeadores fascistas “civiles” brutalicen y maten a la gente de forma gratuita. Y las personas tienen que hacer esto como parte de acumular fuerzas para la revolución.
En lugar de soltar bajezas y comentarios criticones los unos a los otros, y estar divididas por “identidades”, es necesario que las personas trabajen para unificar a todos, de todas las partes de la sociedad, quienes es posible unificar en la lucha en contra de la opresión y la injusticia, con el objetivo de poner fin a este sistema que es la fuente de esta opresión e injusticia.
La lógica fascista es la lógica del Holocausto
Como mucha gente ha señalado, estos desvaríos fascistas son ilógicos, tergiversan los hechos y ponen patas arriba la realidad.
- Estados Unidos ha experimentado cientos o miles de asesinatos en masa. Diferentes científicos sociales definen y cuentan los “asesinatos en masa” de manera diferente, pero hay dos cosas que son indiscutibles. Una es que sólo un pequeño porcentaje de cualquier grupo social civil3 perpetra asesinatos en masa. La otra es que la inmensa mayoría de los asesinatos en masa los cometen hombres que no son transgénero. (Véanse aquí, aquí y aquí.) No obstante, estos fascistas ignoran esta verdad obvia y en su lugar dicen que el tiroteo en Nashville (y otros tres ejemplos poco convincentes) significan que hay una “epidemia” de “matanzas” de niños por parte de personas transgénero.
- Las personas trans tienen cuatro veces más probabilidades de ser víctimas de la violencia que el resto de la población. Gran parte de esta situación se debe a la extensa estigmatización y satanización contra las personas trans, que orrilla a muchas de ellas a una profunda pobreza, y en muchos casos la falta de hogar y/o la prostitución. Estas condiciones hacen que las personas transgénero sean mucho más vulnerables a la violencia. También se enfrentan a muchos delitos de odio abiertos, que han ido en aumento en los últimos años, en parte impulsados por el odio que difunden estos fascistas. Y son especialmente objeto de acoso y detención por parte de la policía en la calle, y de humillación y agresión sexual por parte de los guardias de cárceles y prisiones.4
- La verdadera “epidemia” fueron y son las más de 400 leyes antitrans presentadas en más de 40 estados tan sólo en 2023. Estas leyes atacan a los derechos de las personas transgénero en múltiples frentes: les niegan acceso a la atención médica afirmativa de género; criminalizan los espectáculos de drags (una forma de cultura transgénero que en los últimos años se ha vuelto popular entre las personas no trans); y les prohíben practicar deportes. En Tennessee se han presentado 26 proyectos de ley antitrans, dos de los cuales ya se han aprobado y firmado. Y con o sin aprobación, todas y cada una de ellas contribuyen a la satanización de las personas trans.
Todo eso es cierto, pero de una forma que no viene al caso. Los fascistas no “desconocen” estos hechos. No está haciendo un argumento de “buena fe” al que es posible rebatir. Están aprovechando una oportunidad para satanizar y aislar aún más a las personas trans (y a las personas LGBTQ en general). El punto final se declara abiertamente como la “erradicación del ‘transgenerismo’” en Estados Unidos, algo que sólo puede lograrse violentamente.
Cabe analizar más detenidamente una parte de la diatriba reaccionaria de Tucker Carlson: Aunque las personas transgénero no están (como dice Carlson) en un “camino de choque” con el cristianismo en sí, sí están objetivamente en un camino de choque con la teocracia fascista cristiana. El movimiento fascista cristiano, dirigido por poderosas fuerzas de la clase dominante, tiene por objeto imponer el cristianismo fundamentalista a toda la sociedad estadounidense. El restablecimiento de los valores patriarcales tradicionales —y brutalmente represivos— y de las respectivas relaciones de poder es un elemento central de ello. Lo vemos en la campaña para despojar a las mujeres del derecho al aborto y reducirlas a “recipientes” para tener y criar hijos. Y lo vemos también en el odio a las personas LGBTQ porque la propia vida de éstas está diametralmente opuesta a los roles de género tradicionales que los fascistas cristianos quieren imponer. Así pues, cuando Carlson habla de que las personas transgénero se oponen violentamente al cristianismo, está disfrazando y ocultando lo que realmente ocurre: la imposición violenta de los valores fascistas cristianos a las personas transgénero.
También cabe recordar que los “nazis originales” que tuvieron el poder en Alemania en los años 1930 y 1940, encarcelaron a unas 50.000 personas gay, según estimaciones, y enviaron a otras 10.000-15.000 a los campos de concentración, donde la mayoría murió. Hoy vemos a “nuestros” fascistas acoger cada vez más —con un guiño o abiertamente— aspectos del nazismo tales como el antisemitismo y la teoría de la conspiración del “gran reemplazo”5. El odio a las personas “de género no conforme” es otra cosa que comparten con sus predecesores.
Algo terrible O algo verdaderamente emancipador
Nada de esta situación puede ni debe descartarse sólo porque se base en tonterías. Tal vez sea una locura, pero es una locura que un sector significativo de la clase dominante y sus seguidores engañados consideran crucial para “Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza”. Y están decididos a imponerla, tan violentamente como sea necesario. Esta gente sueña con un Holocausto en muchos frentes.
Mientras tanto, los imperialistas “tradicionales” del Partido Demócrata tienen su propia visión y programa de pesadilla para la “grandeza” estadounidense, que en este momento se centra cada vez más en librar su guerra de sustitutos con Rusia en Ucrania, y en prepararse para un gran enfrentamiento con China por el dominio de Asia, un enfrentamiento que bien podría conducir a una guerra mundial.
Y aunque los demócratas no están en la misma onda que el fascismo cristiano, están muy interesados en conciliar con ellos (“tender la mano al otro lado del pasillo en el congreso”), no en desafiarlos o derrotarlos. No defendieron ni defenderán seriamente el derecho al aborto, y no se han enfrentado ni se enfrentarán seriamente a los ataques de tipo nazi contra las personas transgénero.
Pero estas pesadillas en duelo que fuerzas de la clase dominante están impulsando y sobre las que están peleadas también engendran su opuesto, lo que suscita agudas preguntas y, a veces, una feroz resistencia entre las masas de personas que ven que repetidamente se trastorne y haga añicos su aceptación de la forma en que están las cosas. La gente se pregunta, a menudo con lágrimas en los ojos, ¿qué clase de sociedad es ésta, qué clase de mundo?
Esto es agudamente cierto en torno al asesinato de interminables oleadas de niños y jóvenes, en tiroteos en las escuelas o en otros actos de violencia. Tres días después del tiroteo en Nashville, más de 1.000 personas colmaron airadas el edificio del Capitolio del Estado de Tennessee, furiosas contra la asamblea legislativa controlada por los republicanos, que ha estado intentando batir récords tanto en la restricción de los derechos de las personas transgénero como en la eliminación de prácticamente todas las restricciones a los tipos de armas de gran potencia que desgarran los cuerpos de niños y adultos, una y otra vez.
En la multitud había un gran número de estudiantes que faltaron a clase para asistir, así como muchos padres de familia. (Uno de ellos llevaba en brazos a un niño pequeño con un cartel: “Manténganme a salvo: Kínder 2024”). Abrieron paso a empujones entre los agentes de la Patrulla de Carreteras para ocupar la rotonda del edificio. Sus coros —incluido “¡No queremos sus pensamientos y oraciones!”— eran tan fuertes que podían oírse en todo el edificio. Las madres gritaban en las narices de los legisladores que éstos tenían las manos manchadas de sangre. Mientras tanto, la legislatura se dividió en grupos rivales que se discutían ferozmente entre sí. Luego, en lo que un periódico local calificó de “enfrentamiento sin precedentes”, dos miembros negros de primer año de la Cámara tomaron el podio con un megáfono y empezaron a dirigir coros a favor de la reforma en torno a las armas.
Como dice el líder revolucionario Bob Avakian (BA) en su obra crucial, “Algo terrible O algo verdaderamente emancipador”:
[A] medida que la “manera normal” en que se ha gobernado a la sociedad deje de mantener la articulación de las cosas —y la sociedad esté desgarrándose cada vez más—, es posible que esto haga flaquear la creencia de la gente en que “la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así.
Y en este mismo pasaje, BA agrega un desafío urgente a los revolucionarios (incluidos aquellos que tal vez hace poco han empezado a colaborar con la revolución):
Y es mucho más probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa a vivir así.
Para la vida de nuestros hijos, su futuro y el futuro de la humanidad en su conjunto, este es un reto que hay que asumir.