“A diario lo siguiente se evidencia con cada vez mayor fuerza y crueldad: No se puede vivir con este fascismo de Trump y MAGA — hay que sacarlo del poder antes de que cometa atrocidades aún más terribles y suprima a la fuerza cualquier posibilidad concreta de resistencia”.

Eso, del líder revolucionario Bob Avakian en su e-mensaje @BobAvakianOfficial, REVOLUCIÓN #141: “¡La hora ya nos está encima urgentemente — de expulsar al régimen fascista de Trump!” se ha confirmado cada minuto que este régimen permanece en el poder.

A continuación, nos centramos en dos formas peligrosas en las que el régimen viene avanzando para aplastar a toda la oposición, incluidos los funcionarios gubernamentales actuales y anteriores, y los individuos y grupos que se oponen a las acciones del régimen a los se ha etiquetado de “terroristas internos”.

¡Con todo a nivel nacional para el Día de No Reyes, el sábado 18 de octubre! ¡Con todo para el miércoles 5 de noviembre, inundemos a Washington, D.C. con protesta no violenta sostenida! ¡Que se largue el régimen fascista de Trump ya!

Trump orquesta una acusación falsa contra la fiscal general de Nueva York, Letitia James

El 9 de octubre, la fiscal general del estado de Nueva York, Letitia James, fue acusada formalmente por una procuradora federal designada personalmente por Trump. Esta es la segunda acusación formal contra un oponente político de Trump, tras los cargos sin precedentes contra el exdirector del FBI, James Comey, dos semanas antes. James fue acusada de hacer una declaración falsa en un documento de préstamo bancario; acusaciones tan endebles que los fiscales federales de carrera se opusieron previamente a proceder con el caso. James respondió con una declaración desafiante: “Esto no es más que una continuación de la desesperada estrategia del presidente para usar nuestro sistema judicial como arma. No tengo miedo, soy intrépida….”

James fue incluida en la “lista de enemigos” de Trump tras ganar un caso judicial contra Trump y su organización empresarial por fraude financiero. Desde la toma de posesión de Trump en enero, su fiscalía se ha unido a otros fiscales generales estatales demócratas en casi 40 casos contra acciones crueles e ilegales del régimen de Trump, como la desfinanciación de la atención a jóvenes transgénero y la desfinanciación de Planificación Familiar.

Al igual que en el vengativo proceso contra Comey, la acusación contra Letitia James fue firmada por Lindsey Halligan, quien había sido nombrada por Trump después de que su designado original para fiscal federal del Distrito Este de Virginia, Erik Siebert, fuera obligado a dimitir al negarse a proceder con el caso contra Comey y otras personas en la mira de Trump. Halligan era abogada personal de Trump.

Estas acusaciones surgieron tras una publicación de Trump en redes sociales en septiembre, en la que exigía la imputación contra Comey, James y el senador Adam Schiff, quien dirigió la acusación contra Trump durante su primer juicio político en 2020. Él escribió: “No podemos demorarnos más, está arruinando nuestra reputación y credibilidad. Me condenaron en dos juicios políticos y me imputaron (¡en cinco ocasiones!), POR NADA. ¡¡¡HAY QUE HACER JUSTICIA YA!!!”.

El uso del Departamento de Justicia para perseguir abiertamente a los enemigos políticos de Trump con acusaciones tan flagrantes y absurdas no tiene precedentes. Como ya hemos dicho, si el régimen puede hacerles esto a figuras importantes entre los gobernantes de este sistema, ¿qué significa que puede hacer con las masas de personas a las que también tiene en la mira?

Esto es tanto extremadamente peligroso como, debido a que es una evisceración tan flagrante del estado de derecho, forma parte de la poner al desnudo la naturaleza fascista claramente ilegítima de este régimen a muchos dentro de las instituciones gobernantes imperantes de este sistema y en toda la sociedad.

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Una “mesa redonda sobre antifa” ridícula — pero extremadamente peligrosa

La semana pasada, Trump presidió una “Mesa Redonda sobre Antifa” en la Casa Blanca, reuniendo a altos funcionarios que lideran la máquina represiva del régimen — junto con una manada de instigadores fascistas falsamente presentados como “periodistas independientes”. Durante una hora y media, pintaron una imagen flagrantemente falsa de ciudades invadidas por “insurrectos” de “antifa” y otros “extremistas de extrema izquierda” que atacaban al ICE—, mientras los alcaldes y gobernadores demócratas se quedaban de brazos cruzados o incluso apoyaban a las protestas. Sus afirmaciones eran absurdas; en un momento dado, Trump declaró que la delincuencia y los disturbios eran tan graves que en Portland, “Ya ni siquiera hay tiendas... Han puesto madera contrachapada en sus vitrinas, pero la mayoría de los minoristas se han ido”.

Pero las mentiras flagrantes tienen varios propósitos peligrosos y mortalmente serios: azuzar a su base social fascista histérica; suprimir todo disentimiento y protesta e investigar a cualquier organización que se oponga al régimen por violaciones de RICO¹; y “justificar” el envío de la Guardia Nacional y otras tropas a ciudades en las que tales movimientos han movilizado a la gente para defender sus propios derechos.

Esta mesa redonda se realizó tras la orden ejecutiva de Trump de septiembre, que designó a “antifa” como una “organización terrorista interna” y ordenó a las autoridades federales que “investiguen, desbaraten y desmantelen” cualquier operación de “antifa”. En realidad, “antifa” no es una organización, sino un término utilizado para describir a los que adoptan posturas antifascistas o participan en protestas antifascistas. Al usar el término “antifa” de forma tan general, Trump está persiguiendo a una amplia gama de personas y organizaciones —desde anarquistas hasta grupos que defienden a los inmigrantes, pasando por los que denuncian el fascismo, pasando por demócratas progresistas y otros—, acusándolos todos sin evidencia o con “evidencias” inventadas de ser “terroristas” o cómplices del “terrorismo”.

En cierto momento en la mesa redonda, la directora del DHS (Departamento de Seguridad Nacional), Kristi Noem, comparó a “antifa” con los grandes cárteles de la droga y las organizaciones terroristas fundamentalistas islámicas: “[Antifa] es tan sofisticada como la MS-13, el TDA (Tren de Aragua), el EI, Hezbolá, Hamas, como todos ellos. Son igual de peligrosos. Tienen la intención de destruirnos, al igual que los demás terroristas con los que hemos lidiado durante muchísimos años”. Esto es pura tontería, pura basura tóxica. Muchos de los grupos que Noem menciona son bandas criminales o fundamentalistas islámicos reaccionarios que no tienen nada en común con los grupos que conforman el amplio movimiento antifascista.

La procuradora general Pam Bondi afirmó: “Ellos [antifa] golpean a periodistas, atacan juzgados, atacan comisarías policiales, divulgan información confidencial de individuos y agreden a nuestros agentes del orden. El gobierno de Biden les permitió cometer estos crímenes con total impunidad durante años, al igual que líderes demócratas como Pritzker y el alcalde Brandon Johnson”. Una vez más, puras mentiras.

El propio Trump declaró: “La epidemia de violencia de izquierdas y el terrorismo inspirado por antifa ha ido en aumento durante casi una década. En las universidades, antifa ha organizado a turbas amotinadoras para atacar a los oradores en los campus... Son agitadores, anarquistas, y están a sueldo... Seremos una gran amenaza para ellos, mucho más amenazantes de lo que ellos lo fueron con nosotros. Y eso incluye a los que los financian”.

Parece que están utilizando todo eso como justificación para atacar la libertad de expresión y de protesta protegida por la Primera Enmienda, y además a los políticos y donantes del Partido Demócrata.

Uno de los influenciadores fascistas presentes en la mesa redonda le entregó a Trump una bandera estadounidense quemada, que según él le había arrebatado a un manifestante durante una protesta contra el ICE en Portland. Trump, muy complacido, se jactó de haber tipificado la quema de la bandera nacional como delito con un año de prisión, y añadió: “Quitamos la libertad de expresión”. Se refería a su orden ejecutiva de agosto contra la quema de la bandera nacional, la cual, como señala Gregory “Joey “ Johnson (el acusado en el caso de la Corte Suprema que dictaminó que la quema de la bandera nacional constituía expresión protegida), “constituye una flagrante violación de los derechos fundamentales, y de un precedente establecido por la Corte Suprema”.

Para volver a enfatizar lo que dijimos al principio, esta mesa redonda fue un espectáculo lunático de mentiras, pero también una indicación peligrosa de que el fascismo de Trump y MAGA está actuando velozmente contra todos los que se les oponen, y está preparándose para cosas aún peores.

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Después de la cita con la que comenzamos, del e-mensaje de Bob Avakian, él continúa:

La profunda pregunta a la que toda la gente decente se enfrenta en este momento es: ¿Nos pondremos de pie juntos, millones de nosotros, para hacer lo que se necesita hacer con urgencia, para expulsar a este régimen fascista de Trump, el que es una terrible plaga para la humanidad y una gravísima amenaza para el futuro de la humanidad?

Esto significa oponer una resistencia activa —desafiar masivamente y exigir que todas las instituciones se nieguen a acatar— los dictados de este régimen fascista. Significa movilizarnos, en números aún mayores que antes, con motivo del 18 de octubre en las manifestaciones “Día Sin Reyes 2.0” por todo Estados Unidos. Y, más crucialmente, significa sumarse activamente al Llamamiento iniciado por RefuseFascism.org (Rechazar el Fascismo), abierto a todos:

“Ha llegado la hora de... LA CAÍDA del RÉGIMEN FASCISTA DE TRUMP, A partir del 5 de noviembre de 2025, Washington, D.C.”. El Llamamiento continúa:

“El fascismo no es una amenaza que se avecina. Lo tenemos encima pero ya. La única esperanza para la humanidad es que se pongan de pie millones de las personas decentes de Estados Unidos. No podemos esperar para unas elecciones amañadas en el futuro. Tenemos que expulsar del poder al Régimen Fascista de Trump.

“A partir del 5 de noviembre, el aniversario del triunfo electoral de Trump, inundemos a Washington, D.C. con protestas no violentas. Rodeemos la Casa Blanca. Rodeemos el Capitolio. Rodeemos la ilegítima Corte Suprema llena de fascistas. Regresemos una y otra vez. Por todo el país, neguémonos a obedecer. Todas las personas de conciencia, millones de nosotros juntos, paremos en seco la máquina del régimen fascista.

“No nos detengamos hasta que Trump sea sacado”.