El 14 de junio, el 79º cumpleaños de Trump, se conmemorará con un desfile militar masivo1.
Casi 7000 soldados estadounidenses marcharán en Washington, DC. Veintiocho enormes tanques Abrams y más de 100 vehículos militares recorrerán las calles. Al menos 50 aeronaves militares, incluyendo helicópteros de la época de Vietnam y aviones de cada guerra estadounidense, realizarán vuelos. Por la noche, el equipo de paracaidistas “Golden Knights” del Ejército descenderá del cielo y entregará a Trump una bandera estadounidense doblada.
Este tipo de exhibición pública de poderío militar no tiene precedentes en la historia moderna de Estados Unidos. Pero lo que se exhibe sobre todo no son solo armas de destrucción masiva y los soldados que las portan. Más que eso, este desfile es una fiesta pública de “presentación” de un ejército estadounidense que se está transformando rápidamente en una fuerza armada leal a Trump por encima de todo, incluso por encima de la Constitución de Estados Unidos. Desfilar tropas y armas para el cumpleaños del Líder es un símbolo obsceno e inconfundible de fidelidad (lealtad servil) y obediencia.
Para ser claros, las fuerzas armadas estadounidenses han sido y son la columna vertebral del poder del sistema gobernante del capitalismo-imperialismo en Estados Unidos y en todo el mundo. Como tal, son responsables de horror tras horror, durante cientos de años, incluyendo ataques genocidas contra pueblos enteros2. Este ejército que Trump celebra ya llevaba a cabo genocidio cuatro años después de su existencia, cuando nada menos que George Washington lideró una campaña para matar de hambre intencionalmente al pueblo haudenosaunee del norte de Nueva York, y tan recientemente como cuando usted lee esto, armando a gran escala a Israel en Gaza. Pero su transformación en un instrumento directo del sector fascista de la clase dominante que Trump encabeza —con su programa de desenfrenada supremacía blanca, supremacía masculina, xenofobia (odio a los extranjeros) e ignorancia impuesta, y su desmantelamiento de hasta los derechos constitucionales más básicos, el debido proceso legal y el estado de derecho— empeorará mucho la situación para las masas populares, en Estados Unidos y en todo el mundo.
El primer mandato de Trump
El primer mandato de Trump (2017-2021) representó el ascenso al dominio de las fuerzas fascistas en la clase dominante. Sin embargo, su control no fue completo. En particular, Trump se enfrentó a una considerable oposición de diferentes sectores de la burocracia y de los altos mandos del aparato militar, más alineados con el sector “imperialista tradicional (no fascista)” de la clase dominante, concentrado principalmente en el Partido Demócrata.
Esto planteó serios problemas a los fascistas para reprimir la oposición a su agenda. Trump quiso utilizar al ejército para disparar a los manifestantes durante el levantamiento de George Floyd en 2020, pero fue bloqueado por el entonces secretario de Defensa, Mark Esper, y el entonces presidente del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, quienes se pronunciaron públicamente en contra de Trump. Trump quiso organizar un desfile militar como demostración de fuerza en Washington, D.C., pero fue bloqueado de nuevo. Y tras perder las elecciones de 2020, algunos líderes militares trabajaron activamente para impedir que intentara permanecer en el poder ilegalmente.
Cómo forjar fuerzas armadas fascistas
Incluso antes de asumir su segundo mandato, Trump prestó mucha atención a colocar a fascistas acérrimos y a sus leales en puestos clave. En diciembre de 2024, impulsó en el Senado el nombramiento de Pete Hegseth, comentarista de Noticias Fox, como secretario de Defensa, a pesar de numerosos escándalos personales y de no tener experiencia alguna en la dirección de nada remotamente comparable al Departamento de Defensa.
Para allanar el camino para Hegseth, Trump despidió a Lloyd Austin III, un general retirado de cuatro estrellas; Austin es negro.
Lo que Hegseth tenía a su favor era ser un fascista cristiano fanático que cree que los cristianos “con las ideas correctas” como él deben librar una guerra santa para restaurar la supremacía masculina blanca y la dominación mundial de Estados Unidos. De hecho, llamó la atención de Trump por su enérgica defensa de varios soldados estadounidenses condenados por crímenes de guerra tan graves que sus propios hombres los habían delatado. ¡Ese sí que era alguien en quien Trump podía confiar para transformar despiadadamente el ejército3!
Purgar el liderazgo militar de mujeres, personas negras y cualquiera que reconozca que el racismo es malo
Una vez en el cargo, Hegseth y Trump llevaron a cabo una importante purga del mando militar. El 21 de febrero:
Despidieron al jefe del Estado Mayor Conjunto, el general de la Fuerza Aérea Charles Q. Brown Jr. Brown es un general muy respetado, pero Brown es negro y había expresado públicamente su simpatía con las protestas contra el asesinato de George Floyd a manos de la policía.
Reemplazaron a Brown por el general retirado de la Fuerza Aérea John Daniel Caine, un hombre blanco que, según Trump, le había dicho una vez: “Te quiero, señor, creo que eres grandioso, señor, mataría por ti, señor”4.
Despidieron a la jefa de operaciones navales (y miembro del Estado Mayor Conjunto), la almirante Lisa Franchetti, la primera mujer en ocupar ese cargo. Trump había despedido previamente a otra lideresa militar de alto rango: la comandante de la Guardia Costera, la almirante Lisa L. Fagan.
Despidieron al vicejefe del Estado Mayor de la Fuerza Aérea, el general James Slife, quien, a pesar de ser un hombre blanco, cometió el “error” de instar a los aviadores a reflexionar sobre el racismo institucional tras el asesinato de George Floyd.
Desencadenar a las tropas para que cometan (más) crímenes de guerra y atrocidades, tanto en Estados Unidos como en el extranjero
Además de esta purga de mandos, Hegseth también despidió a los Jueces Abogados Generales (JAG), los principales funcionarios legales de cada rama de las fuerzas armadas.
Los JAG desempeñan un papel clave en el enjuiciamiento de crímenes de guerra. La posición de Hegseth es que prestar la más mínima atención a las normas internacionales de la guerra (como no se puede asesinar a prisioneros o civiles desarmados, no se puede torturar, etc.) es la razón “por la que Estados Unidos no ha ganado una guerra desde la Segunda Guerra Mundial”.
No solo eso, los JAG también tienen la facultad de determinar que una orden es ilegal o inconstitucional, y que los soldados u oficiales tienen la obligación de no obedecerla. Por ejemplo, si Trump o Hegseth ordenaran a las tropas abrir fuego contra manifestantes pacíficos, los JAG podrían determinar que se trataba de una orden ilegal e indicar a los comandantes pertinentes que no la ejecutaran.
El propio Hegseth lo expresó así: no quería los JAG que podrían ser cualquier “obstáculo a las órdenes dadas por un comandante en jefe”.
En otras palabras, despedir a los JAG es una forma de abrir la puerta a aún más atrocidades, tanto en el país como en el extranjero. El actual JAG de la Fuerza Aérea le dijo a Military.com: “Creo que en la comunidad hay mucha preocupación sobre quién será el siguiente. Hay mucho miedo”.
Prohibir libros antirracistas; guardar Mein Kampf de Hitler
Los militares también han “purgado” las bibliotecas de libros que contradicen el pensamiento MAGA al reconocer el racismo, los crímenes pasados del ejército estadounidense, la opresión de las mujeres, etc. En la Academia Naval de los Estados Unidos en Annapolis, la biblioteca purgó casi 400 libros, incluyendo I Know Why the Caged Bird Sings (Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado) de Maya Angelou, y Memorializing the Holocaust (Memorializando el Holocausto), un libro sobre cómo se ha retratado a las mujeres víctimas del genocidio nazi alemán.
Aún en los anaqueles: The Camp of the Saints (El campamento de los santos), un libro virulentamente racista y antiinmigrante, muy apreciado por MAGA y los supremacistas blancos en general; The Bell Curve (La curva de la campana), un intento, hace tiempo desacreditado, de “probar” científicamente que las personas negras eran menos inteligentes que las blancas (los libros que desacreditan The Bell Curve también han sido retirados)... y Mein Kampf, el infame manifiesto de Hitler que allanó el camino para el Holocausto que mató a decenas de millones de personas “inferiores”5.
Y más...
Todo lo anterior es solo una muestra de las medidas fascistas adoptadas por Trump y Hegseth. El 6 de mayo, la Corte Suprema dio luz verde a una orden de Trump para expulsar de las fuerzas armadas a todas las personas transgénero. Hegseth respondió con alegría y desprecio: “No más hombres con vestidos. Se acabó esa porquería”, y fijó el 6 de junio (la primera semana del Mes del Orgullo) como fecha límite para que las personas trans se vayan.
En su discurso del 24 de mayo ante la clase de graduados de West Point, Trump declaró que eran la primera generación que se graduaba en una “época dorada” en la que todos los intentos por mitigar (disminuir) la opresión racista y la supremacía masculina habían sido desechados. En las fuerzas armadas de hoy, Trump se jactó: “Todo eso ha terminado. Ha terminado con fuerza. Ya ni siquiera se les permite pensar en ello”. (Cursiva añadida). También dijo que el ejército se concentraría por completo en su “misión principal”: “matar a los enemigos de Estados Unidos” y “difundir la democracia a todo el mundo, a punta del fusil”.
En el contexto general de lo expuesto anteriormente, las palabras de Bob Avakian, de hace dos meses, resuenan con especial fuerza:
El fascismo de Trump es un régimen que despoja abierta y agresivamente los derechos básicos y declara flagrantemente que no existe ningún estado de derecho ni debido proceso legal más allá de lo que él mismo dicta, y que el poder destructivo puro y duro es lo que tiene que regir en el escenario internacional, sin siquiera la pretensión de adherirse al derecho internacional ni preocuparse por la soberanía, o incluso el derecho de existir, de los pueblos y países menos poderosos.
La situación; el desafío
El 14 de junio será una “celebración” de la forja de fuerzas armadas reaccionarias, abiertamente cohesionadas en torno a la lealtad a Trump y a la supremacía blanca y la supremacía masculina cada vez más abierta, así como a la beligerancia temeraria y sed de sangre pervertida. Esto no es solo “teatro”: los cambios organizativos, así como el bombardeo ideológico (como la prohibición de libros, la promoción por parte de líderes de una visión del mundo MAGA, etc.), tienen un impacto real en las fuerzas armadas como institución y en sus miembros individuales.
Dicho esto, las fuerzas armadas están todavía, y aún más, plagadas de contradicciones. Siguen siendo compuestas principalmente por personas de sectores oprimidos de la sociedad (43% no blancos, 17% mujeres) y casi con certeza están profundamente divididas respecto a la toma por parte de MAGA.
Tal como está, se ha convertido en un arma mucho más letal contra la gente de este país y de todo el mundo. Pero si la sociedad en su conjunto se caracteriza por un creciente movimiento de lucha no violenta, decidida, persistente y valiente contra este fascismo, esto repercutirá también en el ámbito militar, y los intentos insolentes, abiertos y descarados de imponer el orden y la ideología fascistas podrían repercutir de forma inesperada. Ojo: cabe destacar que la combinación de un levantamiento masivo desde abajo, sumado a las divisiones en instituciones gubernamentales clave, ha sido una de las principales vías por las que regímenes fascistas y otros regímenes extremadamente represivos e ilegales han sido expulsados del poder en otros países. Esto hace aún más importante denunciar y oponerse a la transformación que Trump pretende imponer, especialmente en días como el 14 de junio, cuando “todo el mundo está observando”.
Esto subraya la necesidad de un verdadero salto en la lucha para expulsar al régimen fascista MAGA de Trump. Se han convocado grandes protestas en todo el país para el 14 de junio; es de vida o muerte que, hasta entonces, aumenten las protestas y la resistencia en todos los sectores de la sociedad, con la orientación de que “¡Que se largue el régimen fascista de Trump YA!” y que el 14 de junio eso sea lo que tiene iniciativa e impulso.
En nombre de la humanidad, nos negamos a aceptar un Estados Unidos fascista
¡Que se largue el régimen fascista de Trump YA!
Todo el sistema está podrido e ilegítimo
Necesitamos y Exigimos: ¡una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente!