Lauri Carleton asesinada por un fascista cristiano en California frente a la tienda de su propiedad por exhibir una bandera del orgullo LGBTQ. O’Shae Sibley asesinado en una gasolinera de la ciudad de Nueva York por bailar siendo negro y gay por alguien que le lanzó insultos anti-gay a él y a sus amigos.
Prominentes fascistas amenazan con que “por el bien de la sociedad... el transgenerismo debe ser erradicado por completo de la vida pública”1.
En todo el país, se han presentado en las legislaturas estatales más de 500 proyectos de ley anti-LGBTQ tan sólo en el año 2023, y casi la mitad de ellos ponen en la mira específicamente a las personas transgénero. Al cierre de esta edición, 83 de éstos se han convertido en ley, más del triple que el año pasado. Estos proyectos de ley, de muchas maneras diferentes, legalizan la discriminación contra las personas LGBTQ hasta prohibir libros que mencionen siquiera la existencia de personas LGBTQ.
Turbas histéricas descienden sobre juntas escolares, bibliotecas, espectáculos de drag y marchas del orgullo a las que a menudo se une un contingente de golpeadores armados violentos. Actúan como si el simple reconocimiento de que las personas gay son seres humanos y que su existencia está bien resultaría de alguna manera en “preparar” a los niños, es decir, manipular a los jóvenes para prepararlos para la explotación sexual. El hecho de que esta paranoia sea una locura no la hace menos mortal.
Este cruel ataque anti-LGBTQ en todos los frentes es una de las aristas más agudas del movimiento fascista cristiano. Se está desatando a este movimiento desde los niveles más altos de la clase dominante —concentrados en el Partido Republicano— que están convocando a millones de lunáticos armados a prepararse para una guerra civil. Estos fascistas están respaldados por la Corte Suprema, que está eliminando rápidamente la división entre la religión y el estado y que dictaminó tan sólo en junio de este año que está bien discriminar legalmente contra las personas gay2. Están luchando por una sociedad basada en la Biblia, por purgar a la gente LGBTQ de la vida pública, subordinar a las mujeres, con la supremacía blanca genocida y el odio antiinmigrante. Están decididos, de ser necesario, a gobernar mediante la violencia y el terror abiertos. En el corazón de este movimiento está la noción mítica de Estados Unidos como una nación cristiana especial elegida por Dios, una “tierra prometida”.
Las mentiras intensas y generalizadas de que las personas LGBTQ son “pedófilos” o “preparadores de menores” no son diferentes del miedo histérico difundido por los racistas blancos de que los hombres negros estuvieran violando a mujeres blancas en el Sur del Jim Crow. Un miedo totalmente infundado que se utilizó para justificar el linchamiento en masa de negros.
Estos lunáticos ven la existencia misma de las personas LGBTQ, ni hablar de su integración en la sociedad tal como son, como un desafío existencial de vida o muerte a la “familia nuclear” y a las relaciones tradicionales de género opresivas arraigadas en la Biblia. Estos fascistas argumentan que “Dios creó a hombres y mujeres” como heterosexuales con divisiones de sexo y género inmutables sin posibilidad del cambio. Según dicen, es necesario silenciar, rechazar y suprimir violentamente a cualquiera que no se conforme.
Las mentiras intensas y generalizadas de que las personas LGBTQ son “pedófilos” o “preparadores de menores” no son diferentes del miedo histérico difundido por los racistas blancos de que los hombres negros estuvieran violando a mujeres blancas en el Sur del Jim Crow. Un miedo totalmente infundado que se utilizó para justificar el linchamiento en masa de negros. Todo esto tiene rumbo e impulso y la gente necesita darse cuenta, carajo, de lo que está sucediendo, de dónde viene y qué se necesita ahora.
Los llamados líderes te dicen que te vayas a dormir
No se trata de un movimiento momentáneo y fugaz que se disipará con el paso del tiempo, como tratan de decir demasiados representantes de este sistema y aquellos que le sirven de fantoches. En una reciente entrevista, Sarah Kate Ellis, la presidenta y directora ejecutiva de GLAAD (Alianza de Gays y Lesbianas Contra la Difamación [por su sigla en inglés]) citó una encuesta que indica que el 84% de los estadounidenses apoyan la igualdad de derechos para las personas LGBTQ, pero que hay una minoría bocona que está fomentando la violencia y el miedo. Ella argumentó: “Básicamente, los estadounidenses creen que las personas LGBTQ deberían tener igualdad de derechos. Esa es la base de nuestro país, eso es patriótico, eso es estadounidense”. Sostuvo que el verdadero problema surgió cuando “Trump entró y, de repente, se nos permitió ser irrespetuosos, violentos y enojados unos con otros como sociedad”.
Espera un momento, Sarah, ¿la “igualdad de derechos” es “la base de Estados Unidos?” ¡Pura mierda! La violencia genocida y la conquista imperial son la verdadera base de Estados Unidos, desde 1619 hasta hoy. Este es un país fundado sobre un sistema de esclavitud que se hizo cualitativamente más rentable gracias a la violación en masa legalizada de mujeres negras. Un país donde, durante casi un siglo, “nosotros el pueblo” significó hombres blancos terratenientes. Donde violar a tu esposa ni siquiera se consideraba un delito en la mayoría de los estados hasta la década de 1980. Este es un país donde, durante la mayor parte de su historia, las personas gay permanecieron en el armario, con el peligro de perder sus trabajos e incluso sus vidas si eran descubiertos. No fue hasta 2003 que la Corte Suprema anuló por completo las leyes contra la sodomía que prohibían las relaciones sexuales entre hombres. Este es un país de violencia y explotación capitalistas, que impone una desigualdad global brutal, y la celebración de ello, con toda su historia de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad, es lo que significa ser un “estadounidense patriótico”. ¡Ninguna persona decente debería querer ser parte de esto!
Y escucha, Sarah, lo que le hicieron a O’Shae Sibley y lo que le hicieron a Lauri Carleton fueron mucho más allá de que las personas fueran “irrespetuosas, violentas y enojadas unas con otras”. Lo que teme todo niño gay en una escuela hostil, lo que a toda mujer trans de color le quita el sueño, va mucho más allá de que las personas sean “irrespetuosas, violentas y enojadas unas con otras”. Nos referimos a un ataque concertado contra los derechos, las vidas y la existencia misma de las personas LGBTQ. ¡Y lo siento, pero a estos fascistas les importa un carajo si van en contra de la opinión pública! Creen que tienen a Dios de su lado.
Estas organizaciones convenciones del movimiento como GLAAD, y muchas otras que repiten estos mismos puntos de conversación, están vinculadas al Partido Demócrata que está más preocupado por mantener este sistema opresivo. ¡Esto significa mantener a las personas que se preocupan por las personas LGBTQ contenidas y acorraladas en la BEB, la Basura Electoral Burguesa! Intentan calmarte, normalizar esta pesadilla y convencerte de que confíes en ellos y en lo que han sido las “normas” de este sistema (a pesar de que los fascistas están triturando todas esas “normas”).
¡Pero mantener este sistema no corresponde a tu intereses!

Este sistema del capitalismo-imperialismo tiene la opresión patriarcal y la deshumanización de las personas LGBTQ entretejidas en sus cimientos. Son los cambios dentro de este sistema los que están engendrando el violento resurgimiento de este prejuicio fanático contra las personas gay3. Esto no se terminará dentro de este sistema, sino mediante una revolución real para poner en su lugar un sistema radicalmente diferente y mucho mejor.
¿Qué se necesita ahora?
Ahora mismo, como parte de elevar nuestra vista y luchar por ese mundo, hace falta que la gente se ponga de pie contra estos fascistas. Necesitamos organizarnos para defender los derechos y la vida de cada quien contra estos golpeadores racistas, odia-mujeres y anti-LGBTQ, dentro y fuera del gobierno. Y tenemos que hacerlo como una parte fundamental de acumular fuerzas para la revolución para derrocar este sistema que ha engendrado y fomentado a estos fascistas.
A todos aquellos de entre los oprimidos que repiten como loros este veneno bíblico anti-LGBTQ, están dejando que los fascistas genocidas los opongan a otros oprimidos, cuando deberían unirse para poner fin a la opresión. Y tienen que romper con esta tontería religiosa anticientífica. Como dijo hace poco el líder revolucionario y autor del nuevo comunismo Bob Avakian en su artículo “Dios, prejuicios, opresión, terror y la salida de esta locura”: “Los oprimidos que sean incapaces o no estén dispuestos a reconocer la realidad tal como es, están condenados a permanecer esclavizados y oprimidos”.
En los Puntos de Atención para la Revolución se declara: “Nosotros luchamos por un mundo en el que TODAS las cadenas resulten rotas. Las mujeres, los hombres y las personas de género diferente son iguales y camaradas”. Sobre esta base, necesitamos unirnos, para defender a nuestros jóvenes LGBTQ, maestros, bibliotecarios... todos aquellos que están en la mira de estos fascistas.

Nosotros luchamos por un mundo en el que TODAS las cadenas resulten rotas. Las mujeres, los hombres y las personas de género diferente son iguales y camaradas. No toleramos el abuso físico o verbal contra las mujeres ni el tratarlas como objetos sexuales, ni toleramos los insultos o “bromas” sobre el género u orientación sexual de las personas. - Puntos de Atención para la Revolución
Como escribió Bob Avakian en su obra seminal Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución:
En lugar de pelearse y matarse entre sí, lo que las personas tienen que hacer ahora es unirse para defenderse unos a otros — oponerse a toda la violencia injusta, y no lanzar ataques contra nadie, pero al mismo tiempo no dejar que la policía o los golpeadores fascistas “civiles” brutalicen y maten a la gente de forma gratuita. Y las personas tienen que hacer esto como parte de acumular fuerzas para la revolución.
En lugar de soltar bajezas y comentarios criticones los unos a los otros, y estar divididas por “identidades”, es necesario que las personas trabajen para unificar a todos, de todas las partes de la sociedad, quienes es posible unificar en la lucha en contra de la opresión y la injusticia, con el objetivo de poner fin a este sistema que es la fuente de esta opresión e injusticia.
En lugar de ser una cola del burro demócrata —con sus esfuerzos por mantener en marcha este sistema monstruoso, y lidiar con el creciente peligro fascista, apoyándose en los “procedimientos normales” de este sistema y los fútiles esfuerzos por “curar las divisiones” que se están profundizando día a día—, es necesario que las personas trabajen para la revolución que se necesita con urgencia, y lidien con el peligro fascista como parte de hacer eso.