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Un breve resumen y guía:

El proyecto de ley climático imperialista de Biden: Desmentido por el panorama general

Nota de la redacción: Lo siguiente es un breve resumen y una vista previa del artículo más amplio y de fondo, “Peor que el engaño de la letra pequeña... El proyecto de ley climático imperialista de Biden: Desmentido por el panorama general”.

This coal-fired plant in Juliette, Georgia is one of the top carbon dioxide emitters in the U.S.

 

En la imagen: una central eléctrica potenciada con carbón en Juliette, Georgia, una de las principales emisoras de dióxido de carbono en Estados Unidos.    Foto: AP

El mundo que conocemos no puede continuar como lo ha hecho durante décadas. Múltiples crisis se encuentran en puntos de ruptura: en las relaciones entre las naciones; en las divisiones entre los sectores fascista y “liberal” de las clases dominantes; en la inmigración; en la situación de las mujeres (y las relaciones de género en general) y en la opresión continua e intensificada de las personas negras y gente de color. Y entre las más agudas de estas crisis se encuentra la del medio ambiente. En todas estas esferas, las cosas se encaminan hacia tumulto y trastornos, y hacia una resolución radical.

La cuestión que se le plantea a la humanidad es, como ha dicho Bob Avakian, si esa resolución será reaccionaria y esclavizante, o revolucionaria y emancipadora. Existe la base para realmente emprender el camino de resolver todos estos problemas hacia algo verdaderamente emancipador, y esto también se aplica a la crisis climática, algo a lo que volveremos.

Sin embargo, las ilusiones mortales del progreso indoloro mueren con dificultad. Y aquí es donde entra la nueva legislación climática firmada por Biden.

La legislación contiene 369 mil millones de dólares en medidas de gasto climático durante los próximos 10 años. La legislación ha sido aclamada por sus patrocinadores demócratas y sus impulsores en el movimiento ambientalista tradicional como “transformadora” e “histórica”. El mensaje oficial es que, por fin, Estados Unidos está iniciando una trayectoria de cumplimiento de sus obligaciones para reducir la producción de combustibles fósiles (petróleo, gas natural y carbón) y reducir los gases de efecto invernadero (carbono y metano que atrapan el calor en la atmósfera terrestre) y establecer un ejemplo para otros países. Los Estados Unidos ahora dice que está en una transición real hacia una economía verde. Eso no es cierto....

USS Abraham Lincoln aircraft carrier in Straight of Hormuz, Iran

 

Las fuerzas armadas de los Estados Unidos son el mayor consumidor institucional de petróleo del mundo. Cada año, las fuerzas armadas de Estados Unidos consumen más de 100 millones de barriles de petróleo para propulsar barcos, vehículos, aeronaves y operaciones terrestres. Arriba: Portaaviones Abraham Lincoln en el Canal de Suez, 2019.    Foto: AP

Cuando el proyecto de ley climático de Biden se analiza y mide contra 1) la enormidad del problema del calentamiento global causado por el uso de combustibles fósiles; 2) el papel descomunal que los Estados Unidos históricamente ha jugado, y sigue jugando, en calentar el planeta; 3) la escala y la velocidad de las medidas necesarias para hacer frente realmente a esta crisis acelerada; y 4) lo que no solo es necesario sino realmente posible sobre la base de una revolución, y un poder estatal socialista y un modo de producción radicalmente nuevos, como se concreta en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, queda claro que esta legislación se queda corta y obscenamente por debajo de lo que se necesita. Lo que es peor aún, este proyecto de ley climático en realidad prolonga la dependencia de la economía de los Estados Unidos de los combustibles fósiles. En pocas palabras, este proyecto de ley es parte del problema del calentamiento global, no la solución. El hecho de que esto suceda en un momento en que el viejo orden que provocó esta locura está profundamente dividido, incluso con los gobernantes “en guerra entre sí”, y esta revolución es mucho más posible que en tiempos “normales”, lo hace aún más criminal.

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Puntos clave de análisis en este artículo

* No hay ninguna explícita encomienda o plan de acción integral en este proyecto de ley para avanzar rápidamente para eliminar los combustibles fósiles como la base energética de la economía estadounidense. No hay nada en este proyecto de ley que cuestione o desafíe a los Estados Unidos como el mayor productor mundial de petróleo y gas natural. En ninguna parte este proyecto de ley sobre el clima ordena (establece objetivos ejecutables para) recortes de emisiones de combustibles fósiles: ya sea en la extracción de combustibles fósiles, el uso industrial de combustibles fósiles, la generación de electricidad a escala de servicios públicos o del transporte y la agricultura.

Pero el proyecto de ley contiene varias disposiciones clave que posibilitan y facilitan la expansión de la producción de combustibles fósiles, exactamente lo contrario de lo que se necesita.

* Las disposiciones del proyecto de ley para la energía renovable son una gota en el océano en relación con lo que realmente se requiere para la transición a una economía verde. El proyecto de ley proporciona 369 mil millones de dólares en créditos fiscales y subsidios del gobierno federal que se asignan en gran parte a las corporaciones, incluidas las compañías de combustibles fósiles, como incentivos para adoptar tecnologías solares y eólicas. Pero para “descarbonizar” profundamente a la red eléctrica de los Estados Unidos, para producir, entregar y almacenar energía renovable, se requiere una reestructuración radical y una inmensa inyección de fondos de inversión de millones de millones de dólares, mucho más allá del financiamiento estipulado en este proyecto de ley.

* Esta legislación climática intenta impulsar la expansión de un componente más grande de energías renovables en la mezcla energética de los Estados Unidos, sobre la base del núcleo estratégico de combustibles fósiles de la economía y el imperio de los Estados Unidos.

* La crisis climática es una crisis planetaria que no conoce fronteras nacionales, y para resolver esta crisis, se requiere una cooperación y coordinación global sin precedentes. Pero el proyecto de ley climático de Biden se basa en las necesidades de los Estados Unidos como el Estado-nación imperialista aún dominante en el mundo. Este proyecto de ley climático/plan energético está condicionado por los intereses competitivos y geoestratégicos del imperialismo estadounidense, especialmente su rivalidad con China, y le sirve. Mantener y expandir el imperio estadounidense tiene prioridad sobre salvar el planeta... y esto seguirá siendo así a menos y hasta que este sistema sea derrocado por medio de una revolución.

* Una verdad que hay que decir. La hipérbole que rodea el proyecto de ley climático de Biden está adormeciendo a demasiadas personas que deberían tener mejor criterio, quiénes deberían despertar y a quienes es necesario despertar a sacudidas, para conocer y contribuir a la revolución para derrocar este sistema del capitalismo-imperialismo y reemplazarlo con una economía socialista sustentable y una sociedad que pone al mundo entero ante todo... que nos da la única oportunidad real de salvar el planeta.

Visite este sitio para ver el artículo completo, que se publicará pronto: una refutación exhaustiva y un descuartizamiento contundente del proyecto de ley climático de Biden.

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