Incendio forestal cerca de Monroe, Utah, el 16 de julio de 2025. Foto: Hurricane Valley Fire District vía AP
Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así.
—líder revolucionario, Bob Avakian
Esta cita resonó con fuerza la semana pasada. El régimen de Trump pisó el acelerador en una trayectoria que “ayudará” a enviar a la humanidad —y a innumerables especies más— por el precipicio hacia la extinción.
Mapa que muestra las temperaturas globales de 1880 a 2023. Las temperaturas globales en 2023 se situaron en torno a 1,1 grados Celsius (2 grados Fahrenheit) por encima de la media del periodo de referencia de la NASA (1951-1980).
La semana pasada, Lee Zeldin, director de la Agencia de Protección Ambiental (EPA por las siglas en inglés) bajo el mandato de Trump, anunció la revocación del dictamen científico que establece que los gases de efecto invernadero (gases provenientes de la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el carbón para automóviles, centrales eléctricas, etc.) ponen en peligro el medio ambiente. Esta constatación de un hecho, emitida en 2009, sentó las bases legales para las regulaciones nacionales que limitan las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero de las empresas.
Estos gases retienen el calor en la atmósfera terrestre y son las principales causas del cambio climático global, como aumentos de la temperatura. Estos aumentos, a su vez, contribuyen a provocar incendios forestales y olas de calor devastadoras en muchas partes del mundo, tormentas intensas cada vez más frecuentes y otras fluctuaciones climáticas violentas.
Esta medida que niega la ciencia tendrá grandes consecuencias terribles. La decisión jurídica de que los gases de efecto invernadero representan una amenaza para la salud humana se dictó en 2009 con base en amplia evidencia científica1 y otorgó a la EPA la autoridad para establecer normas que limiten las emisiones de dichos gases.
Al declarar ahora nulo e inválido ese hallazgo científico, los fascistas de Trump y MAGA intentan negar descaradamente la realidad del cambio climático. El gobierno ya no impondrá límites al dióxido de carbono, el metano y otros contaminantes emitidos por automóviles, centrales eléctricas, fábricas, pozos de petróleo y gas, entre otros. Pero la realidad es la realidad: las temperaturas subirán aún más rápido ahora y se está desperdiciando el tiempo precioso.
Los efectos devastadores para los ocho mil millones de personas de la Tierra
Estados Unidos ya ha causado un daño terrible a la naturaleza. Es el país líder en la emisión de más gases de efecto invernadero a la atmósfera que cualquier otro en la historia. Estados Unidos es el líder en la producción de petróleo y gas. Y el ejército estadounidense es el mayor consumidor institucional de combustibles fósiles del mundo. Por lo tanto, esta nueva medida del régimen de Trump empeorará mucho la situación, no solo en este país, sino en todo el mundo.
La EPA de Zeldin justificó el cambio de normativa haciendo referencia a un nuevo informe del Departamento de Energía. Este nuevo informe contradice el consenso de la mayoría de los científicos a nivel mundial sobre la realidad y el peligro del cambio climático. Por ello, Trump contrató a científicos conocidos por ser “escépticos del cambio climático” y despidió a cientos de científicos que trabajaban en la Evaluación Nacional del Clima, el principal informe estadounidense sobre la situación del cambio climático.
La evidencia científica de los peligros existenciales que plantea el cambio climático se ha vuelto cada vez más clara y extensa desde que se determinó su peligro. 2024 fue el año más caluroso registrado en nuestro planeta. Los glaciares se están derritiendo, el nivel del mar está subiendo, los incendios forestales y las tormentas destructivas de todo tipo se están intensificando. El cambio climático es real. Y el calentamiento global es impulsado por el sistema que domina el planeta, el capitalismo-imperialismo. (Para profundizar en esto, véase la Página especial de recursos de revcom.us: “El capitalismo-imperialismo está destruyendo el planeta… Únicamente la revolución le ofrece a la humanidad una verdadera oportunidad para salvarlo”.
El desmantelamiento de la EPA forma parte del ataque generalizado contra el medio ambiente que Trump inició desde el primer día de su régimen. Es urgente luchar contra esta aceleración fascista del cambio climático y los ataques a la ciencia climática y a los científicos climáticos, dentro de las instituciones donde se lleva a cabo2 y en las calles y en todo rincón de la sociedad. Y urge que esta lucha se vincule mucho más fuertemente y formar parte de una movilización masiva de personas que exijan que se largue el régimen fascista de Trump ¡YA!