Continúa un tenso enfrentamiento entre Estados Unidos y sus aliados y Rusia sobre Ucrania. Es esencialmente una confrontación sobre cuál potencia imperialista, Estados Unidos o Rusia, dominará territorios y países claves en Europa del Este. Junto con las movilizaciones militares que podrían estallar en una guerra, las dos partes están luchando por resolver las cosas en el escenario de la diplomacia internacional, cada una de las cuales se califica a sí misma como los “buenos amantes de la paz” en el mundo.
En una reunión del 31 de enero del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, la embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Linda Thomas-Greenfield, declaró:
Un país no puede simplemente redibujar las fronteras de otro país a la fuerza, o hacer que la gente de otro país viva bajo un gobierno que no eligió.
Al informar sobre esto, el periódico de “referencia pública” y la voz del liberalismo convencional, el New York Times, guió a su lectorado a centrarse en cómo Estados Unidos estaba “defendiendo el principio de que las naciones no pueden redibujar las fronteras internacionales a la fuerza”. National Public Radio dirigió a su audiencia a canalizar su indignación contra “la historia de invasiones de Rusia, inclusive: 2014 en Crimea y 2008 en Georgia”.
Faltaban algunas cosas en éstas y otras notas similares en los medios informativos estadounidenses:
En tiempos recientes, no se ha dado ningún ejemplo más atroz de “redibujar las fronteras de otro país a la fuerza” que la expansión violenta del estado de Israel respaldada por Estados Unidos en tierras tomadas mediante la limpieza étnica terrorista de Palestina. Estados Unidos ha financiado, armado y defendido la constante expansión de Israel mediante guerras, la anexión ilegal de territorios tomados mediante guerras, la implacable limpieza étnica mediante el terror oficial y de los colonos al estilo del Ku Klux Klan, y la matanza en masa de miles de palestinos, en su inmensa mayoría civiles, muchos niños, en la región de la Gaza de Palestina en 2008, 2014 y 20211.
En 1848, Estados Unidos lanzó una guerra contra México y redibujó las fronteras de ese país a la fuerza para robarse la mitad de México y extender la esclavitud. (Vea Crimen Yanqui Caso #83: La guerra de Estados Unidos-México de 1846 a 1848.)
En 1950, Estados Unidos invadió a Corea con más de 300.000 soldados a fin de combatir a los movimientos revolucionarios en Asia. Estados Unidos mató al 20% de toda la población de Corea como víctimas directas de la guerra, o por inanición y exposición, redujo a cenizas la mitad norte del país con bombardeos de saturación e instauró un régimen fascista pro-estadounidense en Corea del Sur. (Vea Crimen Yanqui: Caso #93: Invasión yanqui de Corea, 1950.)
En 1953, la CIA orquestó un golpe de estado en Irán para reemplazar al gobierno nacionalista electo por un régimen torturador pro-estadounidense. (Vea Crimen Yanqui Caso #98: 1953, El golpe de estado en Irán de parte de la CIA: La tortura y la represión — Hecho en Estados Unidos.)
En 1965, la CIA orquestó la masacre de cientos de miles de comunistas, activistas, disidentes, mujeres, minorías y otros indonesios a fin de derrocar a un gobierno nacionalista e imponerle al pueblo indonesio un régimen pro-estadounidense. (Vea Crimen Yanqui Caso #100: La masacre en Indonesia, 1965.)
En 2003, Estados Unidos invadió a Irak con el pretexto de mentiras sobre “armas de destrucción masiva” e instauró un gobierno de su elección. La invasión y sus secuelas se saldaron con cientos de miles y hasta un millón de muertos y echaron gasolina al enfrentamiento entre la reaccionaria yihad islámica y las potencias imperialistas-capitalistas occidentales. (Vea Crimen Yanqui Caso #70: “Operación Libertad Iraquí” de 2003.)
La lista sigue y sigue. Y sigue. Investíguelo por su cuenta: lea y difunda la serie de revcom.us, Crimen Yanqui.
Cuando se trata de invadir a otros países y de redibujar sus fronteras, derrocar a los gobiernos de otros países, imponer tiranos brutales, masacrar personas en el proceso, y hacerlo al servicio de dominar un mundo de explotación y opresión, ninguna fuerza en la historia humana puede tocar las manos ensangrentadas de Estados Unidos.
Estados Unidos es un país que ha cometido estos crímenes fundado en invadir a otras tierras, en destrozar las fronteras de cada uno de los pueblos que habitan lo que hoy es Estados Unidos y en romper cientos de tratados que se suscribió con los pueblos indígenas.
Este historial de invasiones, crímenes de guerra y genocidio no es un defecto que es posible reformar en un sistema que intenta llevar la democracia al mundo. Es un síntoma y un componente esencial del capitalismo-imperialismo, un sistema impulsado por una lógica brutal, implacable y despiadada, de expandirse o ser aplastado. La realidad es lo que dice Bob Avakian en Lo BAsico 1:3:
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen.
Nosotros, los miles de millones de personas en este planeta, incluidos los que estamos dentro de las fronteras de Estados Unidos, no tenemos ningún interés en este sistema ni en combatir en sus guerras, y tenemos mucho interés en acoger las derrotas de ellos y en trabajar para derrocarlo.
1. En 1967, Israel invadió y ocupó a grandes partes de Jordania, Siria y Egipto. En lugar de denunciarlo y declarar que Israel “no simplemente puede redibujar las fronteras de otro país a la fuerza”, los pensadores estratégicos del gobierno de Estados Unidos tomaron las acciones de Israel como una indicación de lo valioso que sería Israel para Estados Unidos como el “líder del mundo libre” — es decir, el jefe del bloque de los imperialistas occidentales. Para obtener más información sobre la “relación especial” entre Estados Unidos e Israel, consulte el número especial de revcom.us sobre Israel. [volver]