Si ha estado prestando atención a las turbas supremacistas blancas y a los anti-vacunas lunáticos que asaltan a las reuniones de juntas escolares, las crecientes amenazas de muerte contra los políticos demócratas, la creciente conversación sobre una guerra civil y un Partido Republicano que fomenta todo esto, puede palpar la siniestra nube de violencia fascista que se cierne sobre Estados Unidos. Todo esto ocurre en un momento en que los vigilantes justicieros fascistas están bajo proceso en Kenosha, Charlottesville, y el sur de Georgia, ¡donde los asesinos de Ahmaud Arbery de hecho están usando como defensa una ley de cazadores de esclavos de 1863, una ley que se usó durante 100 años para justificar los linchamientos! El que los casos judiciales que se están celebrando ahora terminen dando un visto bueno al vigilantismo supremacista blanco o no, no es difícil imaginar que crezca en el futuro cercano este frenesí de amenazas fascistas de creciente violencia. De hecho, un artículo reciente del New York Times comparó la actual “amenaza” de violencia de los republicanos con el período de violencia política de 1830-1860, cuando ocurrieron más de 70 reyertas, duelos y otros incidentes violentos en el Congreso y sus alrededores.
Hace poco comencé a ver el documental de PBS en tres partes Los abolicionistas. La Guerra Civil representó un choque entre dos modos de producción diferentes, un sistema esclavista en el Sur y un sistema capitalista de “trabajo libre” en el Norte, que en diversos sentidos estaban entrando en conflicto cada vez más. Este fue el escenario en el que se libró una feroz lucha política y moral, que con el tiempo estalló en una guerra total en la que triunfó el Norte y se abolió la esclavitud. La trayectoria y el resultado de ese conflicto no estuvieron predeterminados, pero más bien era algo por lo que era necesario luchar.
Los abolicionistas da vida a las historias de cinco apasionados activistas contra la esclavitud: Frederick Douglass, William Lloyd Garrison, Angelina Grimké, Harriet Beecher Stowe y John Brown. Solo he visto la primera parte, pero lo principal que se destaca hasta ahora es el papel muy dinámico que un puñado de abolicionistas comprometidos desempeñó para intensificar y agudizar las contradicciones en Estados Unidos, llevando las cosas al extremo, polarizando la sociedad, y luego para trabajar para repolarizarla hacia el objetivo de acabar con la esclavitud. La mera existencia de la agitación y la propaganda de los abolicionistas impulsó la ira de las fuerzas a favor de la esclavitud que se endurecieron cada vez más y desataron una brutal violencia de chusmas en contra de los abolicionistas, incluso en ciudades del Norte como Boston, Filadelfia y Nueva York. Al mismo tiempo, somos testigos de que los abolicionistas también se endurecen más, rompiendo con la perspectiva ingenua de que solo podían conectarse con la conciencia cristiana de los dueños de esclavos. El efecto dinámico de sus acciones fue mucho más allá de lo que podían planear o predecir. Por ejemplo, William Lloyd Garrison y su periódico contra la esclavitud The Liberator no eran muy conocidos, pero luego los dueños de esclavos del Sur le echaron la culpa por incitar a la rebelión de Nat Turner1, lanzándolo a la notoriedad. Garrison no rehuyó a esto, pero más bien lo aprovechó para intensificar su agitación.
El primer episodio aborda una serie de otros puntos interesantes e importantes que me llamaban la atención. Uno fue la interconexión entre la lucha contra la esclavitud y el naciente movimiento por la igualdad de la mujer. Otro fue el papel poderoso y el efecto estimulante de poner la realidad visceral de la esclavitud ante la gente. Por ejemplo, Grimké escribió todo un libro que se convirtió en el más vendido número uno en Estados Unidos, que detalla el horror de la esclavitud por medio del testimonio personal de los afectados por ella y las palabras de los propios dueños de esclavos.
Lo principal es, ¡ve a ver esta serie! Realmente me hizo pensar en el efecto desproporcionado que puede tener un pequeño número de personas, llenas de apasionada intensidad e impulsadas por una visión sin tregua en un momento crítico de la historia.
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