Kamal Adwan, el último hospital en funcionamiento en el norte de Gaza, ha estado asediado por el ejército israelí, rodeado por tanques y atacado repetidamente durante casi tres meses.

La semana pasada, Israel llevó este asedio a niveles aún más bárbaros.

“Nos están matando y masacrando a diario”, dijo el Dr. Hussam Abu Safiyah, director del hospital Kamal Adwan. El jueves 26 de diciembre, un ataque aéreo israelí contra un edificio cercano al hospital mató a unas 50 personas, entre ellas cinco trabajadores médicos.

Al día siguiente, el 27 de diciembre, las tropas israelíes irrumpieron en el hospital, incendiaron gran parte del mismo y obligaron a punta de pistola a evacuar del hospital a unos 350 miembros del personal, pacientes y familiares. “Los departamentos de operaciones, de cirugía y de mantenimiento, el laboratorio y las unidades de emergencia han sido completamente quemados, y el fuego se está extendiendo ahora a los edificios”, informó el Ministerio de Salud de Gaza.

Israel detuvo a decenas de miembros del personal de Kamal Adwan, incluido el director Abu Safia, para interrogarlos, como si quienes intentaban salvar vidas fueran los criminales, no el ejército israelí, que estaba acabando con ellas de forma violenta. Los vídeos muestran una escena que recuerda a los crímenes cometidos por los nazis en la Segunda Guerra Mundial: detenidos palestinos despojados de gran parte de su ropa y obligados a marchar en fila india frente a tanques israelíes, entre montones de escombros. Al momento de escribir este artículo, Israel acusa al director del hospital Abu Safia de ser un “agente de Hamás”, y su familia y colegas dicen que se desconoce su paradero.

Algunos de los 75 pacientes del hospital apenas sobrevivían: “Hay pacientes que corren peligro de muerte en cualquier momento debido a las duras condiciones”, afirmó el Ministerio de Salud. Israel envió ambulancias para trasladar por la fuerza a 25 pacientes al hospital Indonesio, que estaba totalmente fuera de servicio (como los tres hospitales del norte de Gaza) después de que Israel había destruido su infraestructura¹.

“Política concertada para destruir el sistema de salud de Gaza” = genocidio

Desde el ataque del 7 de octubre de 2023 por parte de Hamás², en la que murieron más de 1.110 israelíes, muchos de ellos civiles, Israel ha masacrado al menos a 45.436 palestinos en Gaza, incluidos casi 18.000 niños, y ha herido a 108.038³. El ataque total de Israel ha desplazado a más de 2 millones de personas (casi toda la población de Gaza) y las ha privado de comida, agua y refugio.

ENCIMA, Israel ha destruido el único medio que tenían los palestinos para intentar salvar a los heridos o tratar a los devastados por las enfermedades y el hambre: los hospitales y el sistema de salud de Gaza.

En octubre, una comisión de las Naciones Unidas emitió un informe que decía que Israel estaba llevando a cabo una “política concertada para destruir el sistema de salud de Gaza como parte de un ataque más amplio contra Gaza, cometiendo crímenes de guerra y el crimen contra la humanidad de exterminio con ataques implacables y deliberados contra el personal y las instalaciones médicas”.

La Organización Mundial de la Salud dijo que el “desmantelamiento sistemático” del sistema de salud de Gaza por parte de Israel es una “sentencia de muerte para decenas de miles de palestinos”.

Así es como se ve el genocidio deliberado y sistemático.

Doble discurso de la Casa Blanca y el New York Times

Cuando se le preguntó al portavoz de Biden, John Kirby, sobre el ataque de Israel al hospital Kamal Adwan, declaró que “los hospitales no deberían ser escenarios activos de combate y conflicto. Las personas deberían poder… sentirse seguras al ir a un hospital y recibir la atención médica que necesitan desesperadamente”.

Pero no pronunció ni una sola palabra de crítica a Israel, y mucho menos condenó su ataque asesino al hospital Kamal Adwan. En cambio, sin ofrecer ninguna prueba, repitió las afirmaciones israelíes que culpaban a Hamás (ahora en gran medida destrozado) por usar “infraestructura civil”. Luego, se negó a hablar “sobre este ataque en particular” y les remitió a los medios de comunicación a las fuerzas armadas de Israel para obtener una explicación.

Ahora considera cómo el New York Times enmarcó uno de sus artículos sobre el ataque de Israel: “El hospital Kamal Adwan ha quedado atrapado en medio de la ofensiva israelí, que ha durado meses, contra los militantes de Hamás en el norte de Gaza”.

“¿Atrapado en el medio”? Como si Israel estuviera de un lado y Hamás del otro, y fuera un desafortunado “accidente” (o culpa de Hamás) que el hospital Kamal Adwan fuera destruido en el proceso. Descaradas mentiras: Kamal Adwan, su personal médico y los pacientes no quedaron “atrapados en el medio”. ¡El hospital y quienes se encuentran en él fueron el objetivo consciente y directo de Israel como parte de su campaña genocida!

¡Alto al genocidio de Israel apoyado y facilitado por Estados Unidos!

Los comentarios de Kirby y la cobertura del New York Times son sólo dos ejemplos de las muchas formas en que Estados Unidos respalda —y facilita— el horrendo genocidio israelí en Gaza. Estados Unidos ha armado a Israel (más de 22.000 millones de dólares en los últimos 14 meses) Ha proporcionado otro tipo de apoyo militar e inteligencia. Ha actuado políticamente a favor de Israel, ya sea vetando resoluciones de alto el fuego en la ONU… reprimiendo agresivamente las protestas pro palestinas en los campus universitarios estadounidenses… o encubriendo y mintiendo sistemáticamente sobre el hecho de que Israel está llevando a cabo nada menos que una embestida total y completamente unilateral de genocidio en Gaza y que es uno de los crímenes más enormes cometidos por cualquier potencia en la memoria reciente.

La realidad es que Israel no podría llevar a cabo esta campaña para exterminar literalmente al pueblo palestino como pueblo, sin el enorme flujo de financiación y asistencia militares, así como de apoyo diplomático, de Estados Unidos.

Quienes vivimos en este país tenemos la responsabilidad de aprender toda la verdad sobre esta realidad y enfrentarla directamente, especialmente el papel de Estados Unidos, de construir de manera vocal y visible una oposición masiva y de contrarrestar los intentos de este sistema del capitalismo-imperialismo de vilipendiar y aplastar esta justa resistencia.

Para el pueblo palestino y el pueblo del mundo, ya es muy tarde.