Imagínate que eres una mujer que da a luz en Gaza hoy bajo el asedio de las bombas y tanques israelíes. En un día cualquiera, más de 180 mujeres en Gaza enfrentan ese peligro de muerte. Has pasado meses de embarazo sin acceso a suficiente comida, agua, atención médica o refugio para estar en condiciones de dar a luz un bebé sano y de sobrevivir por tu cuenta. Quizás logres evadir las bombas y los francotiradores israelíes para ingresar a un hospital. Tal vez no. Tal vez necesites un parto por cesárea; si sí, es muy probable que hayas tenido que hacerlo sin anestesia ni siquiera electricidad. Tal vez tuvieras la “suerte” de dar a luz en un hospital, sólo para que te dieran de alta dentro de un promedio de tres horas después del parto, para dejar espacio para los heridos¹.

En una entrevista en The New Yorker titulada The Trauma of Giving Birth in Gaza [El trauma de dar a luz en Gaza], Deborah Harrington, una obstetra británica que hace poco pasó dos semanas en el Hospital Al Aqsa en Gaza, describe cómo estuvo.

Antes de la guerra actual, alrededor del quince por ciento de las mujeres embarazadas en Gaza sufrían complicaciones en el parto, algunas de ellas potencialmente mortales. Pero ahora se estima que el cuarenta por ciento de ellas tienen embarazos de alto riesgo, porque la población al iniciarse en un parto no es saludable. Ya están psicológicamente traumatizadas y es posible que estén agotadas en materia de nutrición. Han ido en aumento las complicaciones habituales que podrían haber ocurrido. Por todas esas razones, están iniciando el parto en una condición médica muy precaria. Y luego, si das a luz en un refugio improvisado cubierto de plástico, no hay privacidad. Si sangras (lo cual es más probable que ocurra si das a luz un niño prematuro, lo cual es más probable que ocurra en estas circunstancias, y el espacio está sucio y no hay servicios sanitarios ni analgésicos), tienes mucho más probabilidades de tener complicaciones importantes o más probabilidades de morir.

Estrangulamiento del agua, alimentos y medicamentos = abortos espontáneos forzados, matar bebés

Aún antes de las represalias genocidas de Israel contra toda la población de Gaza debido a los ataques de Hamas contra Israel el 7 de octubre, el prolongado bloqueo de Gaza por parte de Israel ha causado que casi la mitad de todas las mujeres embarazadas en Gaza estuvieran anémicas, privadas de hierro y con una necesidad desesperada de suplementos de hierro, si van a sobrevivir al parto y dar a luz un niño sano.

Ahora la situación está muchísimo peor. La Dra. Harrington le dijo a The New Yorker que durante su estancia en Gaza,

Todas las mujeres que vi cuando les hice un conteo sanguíneo completo estaban gravemente anémicas. Y eso quiere decir que tienen más probabilidades de dar a luz prematuramente, de tener bebés pequeños para la edad gestacional y de morir durante el parto porque, si sufren una hemorragia (es decir, sangran demasiado), no tendrán reservas.

La Dra. Harrington explica que no hay atención primaria en toda Gaza y que las mujeres no reciben ningún tipo de atención prenatal. El resultado es que, debido a tantas mujeres traumatizadas y hambrientas, los abortos espontáneos en Gaza han aumentado en un 300% bajo los bombardeos israelíes. Imagínate la angustia, el trauma, la furia por que una mujer tiene que pasar por eso. La Dra. Harrington dice:

Creo que no hace falta mucha imaginación para pensar que toda la población probablemente esté psicológicamente traumatizada en este momento. Pero, para las mujeres, ¿qué implica eso? Ciertamente habrá un enorme aumento en depresiones, ansiedades, traumas psicológicos y trastornos de estrés postraumático, lo que afectará su capacidad de ser madre. Afectará su capacidad de vincularse con su hijo y de cuidar al resto de sus hijos. Si hay una madre psicológicamente traumatizada, eso afectará a toda la familia durante años y años.

La Dra. Harrington cuenta que conoció a muchas madres que trabajaban en el hospital las que llevaban a sus hijos consigo al trabajo, en lugar de arriesgarse a que las bombas israelíes mataran tanto a la madre como al niño mientras estaban separados. Una mujer le dijo a la Dra. Harrington: “Preferiría que todos muriéramos juntos que pensar que yo moriría y luego mis hijos quedarían solos”.

Esto es intencional. Esto es genocidio.

El genocidio se refiere a exterminar de manera total o parcial a un pueblo. En la definición oficial de la Convención sobre Genocidio, esto incluye imponer medidas con la intención de impedir nacimientos en ese grupo de personas.

Incluso en este mundo de desigualdades salvajes y opresión brutal, los organismos de ayuda tienen los recursos para reducir inmediata y dramáticamente la tasa de abortos espontáneos y mejorar la tasa de supervivencia de los bebés en Gaza. Pero Israel ha atacado sistemáticamente a todos estos recursos. Israel bombardea, ataca y destruye el sistema sanitario de Gaza. Israel estrangula el suministro de alimentos, agua, combustible y medicinas. Israel mata a los médicos mientras practican cirugías y mata a los pacientes en los hospitales. Bombardea a los convoyes de ayuda.

¿Crees que no hicieron todo esto a propósito? Escuchemos al ministro de Energía de Israel poco después del 7 de octubre. Escribió en las redes sociales que “no se encenderá ningún interruptor eléctrico, no se abrirá ninguna boca de agua y no entrará ningún camión de combustible” mientras Hamas retenga a los rehenes. Escuchemos al ministro de “Defensa” de Israel, Yoav Gallant, quien declaró: “He ordenado un asedio total a la franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo estará clausurado... Estamos combatiendo contra animales humanos y estamos actuando en consecuencia”. Estos monstruos genocidas saben lo que eso implica para las mujeres embarazadas.

Y mientras Biden murmura tonterías hipócritas acerca de que Israel “se ha pasado de la raya”, él y el resto de los gobernantes de Estados Unidos están cien por ciento a favor de enviar bombas y misiles y de brindar “inteligencia” para facilitar estos crímenes contra la humanidad, con un impacto particularmente cruel para las mujeres.

El “genocidio” no es un insulto. Es un claro crimen contra la humanidad. No es algo que sea un crimen histórico cuando se comete contra un pueblo, pero es excusable si se comete contra otra persona porque sirve a lo que uno considera sus propios intereses. Poner al descubierto y exigir el fin a las acciones genocidas de cualquier país es responsabilidad de cualquiera que no sea cómplice activo o callado de un horrible crimen contra la humanidad.

Así que, y tú, ¿de qué lado estás?