En la madrugada del domingo 25 de agosto, más de 100 aviones de guerra israelíes llevaron a cabo bombardeos en decenas de lugares del Líbano. Israel declaró que los ataques estaban dirigidos en contra del grupo Hezbolá que está respaldado por Irán. Por su parte, la milicia fundamentalista islámica Hezbolá disparó una andanada de misiles y drones hacia el norte de Israel. Tanto Israel como Hezbolá dijeron que estas últimas operaciones militares habían terminado por ahora. Pero Netanyahu de Israel dijo que “lo que sucedió hoy no es la última palabra”. Y el intenso intercambio de bombardeos y ataques con misiles acercó aún más al mundo al borde de una guerra regional más amplia que estalle en Oriente Medio. Y eso podría desencadenar una guerra global aún mayor que involucra a los partidarios imperialistas de Israel (Estados Unidos y la OTAN) por un lado y a los aliados imperialistas de Irán (Rusia y China) por el otro. ¡Y nótese bien: no solo Estados Unidos, Rusia y China están armados hasta los dientes con armas nucleares que, si se usan, podrían acabar con la vida humana tal como la conocemos en la Tierra, sino que también lo está Israel!
Esta peligrosa escalada a través de la frontera entre Israel y el Líbano se está produciendo mientras Estados Unidos ha estado enviando a todo correr aún más armas de destrucción masiva a Oriente Medio, las que incluyen un grupo de ataque encabezado por un portaaviones, un submarino con misiles guiados y un escuadrón adicional de aviones de combate. Todo esto además de las enormes fuerzas militares que Estados Unidos ya tiene en la zona y los miles de millones de dólares de armamento de alta potencia que Biden y Harris ya han enviado (y siguen enviando) a Israel, el perro de ataque regional de Estados Unidos.
La administración Biden-Harris dice que está aumentando la potencia de fuego estadounidense en la región para evitar que Irán ataque a Israel y desencadene una guerra regional más amplia. Pero, de hecho, es Israel el que ha estado tomando acciones descaradamente provocadoras: asesinó a un alto dirigente de Hezbolá en Beirut, la capital del Líbano, y a un alto dirigente de Hamás mientras visitaba Teherán, la capital de Irán. ¿La respuesta de Estados Unidos? Lejos de “preservar la paz”, Biden-Harris ha estado aumentando el poder militar estadounidense en la región para intimidar a Irán y dejar en claro que Estados Unidos actuaría si Israel fuera objeto de un ataque serio. Y todo esto encima del genocidio demoledor y horrendo que Israel lleva a cabo —y que Estados Unidos respalda— contra el pueblo palestino día tras día tras día.
Al momento de publicar esto, no está claro a qué conducirá este último intercambio militar entre Israel y Hezbolá. Pero dos cosas están claras:
Uno: Estos acontecimientos subrayan el peligro real y urgente de una guerra más grande y devastadora, una guerra que podría extenderse por toda la región y que podría escalar sin control, incluida la posibilidad de una guerra nuclear.
Dos: Como dijimos anteriormente: Si estalla algún tipo de guerra mayor, Estados Unidos (y en particular el Genocidio Joe Biden y la Kamala Harris de sangre fría) tiene la responsabilidad directa. Pueden hablar de alto el fuego todo lo que quieran, y Harris en particular puede derramar sus falsas lágrimas de cocodrilo por el pueblo palestino, pero han respaldado a Israel durante todo este ataque genocida. Sus acciones hablan más fuertes que sus palabras. Y los republi-fascistas están con ellos, Trump instando a Israel a “terminar de hacer el trabajo” y el Congreso —tanto republi-fascista como demócrata— invitando al Netan-nazi de la mandíbula ensangrentada a bramar un discurso ante el Congreso”.