Tan pronto como se secó la tinta del obscenamente vacío acuerdo climático de la cumbre climática de Glasgow, la administración de Biden mostró su verdadera naturaleza. En Glasgow, Biden afirmó que Estados Unidos, el país más responsable de la crisis climática, “predicaría con el ejemplo” en la prevención de una mayor catástrofe del calentamiento global. Pero el miércoles 17 de noviembre, la administración de Biden anunció que iba a sacar a subasta las concesiones de más de 32 millones de hectáreas para la explotación de petróleo y gas en el Golfo de México, una borrascosa zona de huracanes. En medio de una crisis climática existencial —una que literalmente podría hacer que la Tierra esté inhabitable para las generaciones de seres humanos del futuro, y que se impulsa directamente por la quema de petróleo, gas y carbón— esta venta será la mayor venta de concesiones marinas hasta ahora.
En su primer año en el cargo, Biden ha administrado permisos de excavación a un ritmo más rápido que Trump, quien negó abiertamente el cambio climático1. Si se extrajera y quemara todo el petróleo y gas en los campos marinos, se emitiría a la atmósfera más de 516 millones de toneladas métricas de gases de efecto invernadero, lo que equivale aproximadamente a las emisiones anuales de 112 millones de automóviles2.
El gobierno de Biden afirma que no tiene otra opción, que está obligado a seguir un fallo judicial de un juez federal fascista nombrado por Trump que apoyaba a la industria de petróleo y gas. Sin embargo, eso es pura mentira por varias razones. El fallo judicial en cuestión no sólo es ilegítimo desde la perspectiva de lo que se necesita para evitar que se desencadenen numerosos puntos de inflexión peligrosos a raíz de la continua quema de combustibles fósiles, pero el fallo en sí mismo muy bien quizá sea ilegal3; la administración de Biden se demoró meses antes de apelar el fallo; y la Ley de Tierras de la Plataforma Continental Exterior ya otorga al presidente la autoridad legal para detener este tipo de explotación de petróleo y gas en alta mar4 — excavación muy peligrosa que casi se puede garantizar que resultará en más derrames horribles de petróleo con efectos catastróficos para la vida marina y costera, la que incluye a la gente de la costa del Golfo.
Pero la lección más importante —y más esencial— es la siguiente: los gobernantes de este sistema NO PUEDEN DEJAR de extraer y quemar combustibles fósiles. Estos combustibles son demasiado rentables, están demasiado integrados en los sectores del transporte, la infraestructura, las cadenas mundiales de mercancías, la agricultura y la industria. O sea, son demasiado importantes para el funcionamiento mismo de este sistema del capitalismo-imperialismo como para permitir el tipo de transición rápida y masiva que se necesita desde los combustibles fósiles hacia las fuentes de energía renovables. Para hacer frente al cambio climático, NECESITAMOS UN CAMBIO DE SISTEMA. (Ver aquí (video en inglés), aquí, and aquí.)
Y eso requiere una revolución REAL, para derrocar este sistema y reemplazarlo con un sistema socialista radicalmente diferente en el camino hacia el comunismo. Mientras el reloj ambiental corre y los demócratas supuestamente “pro-clima” literalmente prenden fuego al mundo con sus falsas promesas y palabras melifluas, debemos dejar de intentar reformar este sistema a la espera de que los gobernantes “entren en razón”, y en lugar de ello ¡organizarnos AHORA para esta revolución!