Mahmoud Khalil Foto: ACLU
Rümeysa Öztürk Crédito: Mahsa Khanbabai
En un fallo contundente de 161 páginas el 30 de septiembre, el juez federal William G. Young criticó tajantemente el plan del régimen fascista de Trump de deportar a estudiantes como Mahmud Jalil y Rümeysa Öztürk por sus acciones y expresiones políticas contra el genocidio israelí de palestinos avalado por Estados Unidos. Young, que fue nombrado a la magistratura en la década de 1980 por el entonces presidente Ronald Reagan, critica al régimen, en particular al secretario del Estado Marco Rubio y la secretaria de la Seguridad de la Patria Kristi Noem y sus secuaces que “so pretexto de una definición inconstitucionalmente amplia del antisemitismo… actuaron de manera concertada para abusar de los amplios poderes de sus cargos respectivos con el fin de perseguir a los no ciudadanos pro Palestina para su deportación principalmente por su expresión política protegida por la Primera Enmienda… Lo hicieron para aterrorizar a los individuos pro Palestina no ciudadanos en situaciones semejantes, así frenando de manera proactiva (y efectiva) la expresión pro Palestina legal y negándoles con intención a semejantes individuos (incluidos los demandantes presentes) la libertad de expresión que es su derecho”.
Calificó este caso de “quizá el más importante que haya tocado a la jurisdicción de este tribunal distrital” y que “presenta de frente la cuestión de si los no ciudadanos legalmente presentes en Estados Unidos tienen concretamente los mismos derechos de libertad de expresión que los demás de nosotros”. Young declaró: “En cambio, la intención de los secretarios [Rubio y Noem] era más odiosa… de poner en la mira a unos pocos por expresarse y de ahí usar todo el rigor de la Ley de Inmigración y Nacionalidad (en formas en que nunca se habían usado) para deportarlos públicamente”, con la meta de reprimir a las “protestas estudiantiles pro Palestina y aterrorizar y silenciar a individuos pro Palestina no ciudadanos (y otros) en situaciones semejantes porque sus puntos de vista no eran bienvenidos”.
Denunció al régimen de Trump por su estrategia de deportar a académicos pro Palestina la que “continúa coartando la libertad de expresión de manera inconstitucional hasta la fecha”. Más tarde en su fallo, comentó, “La palpable incomprensión de parte del Presidente de que el gobierno no puede simplemente buscar retribución por la expresión de ideas a las que desdeña representa un gran peligro para la libertad de expresión de los estadounidenses…”
Y plantea una pregunta, a toda persona de conciencia: “Mi temor es que el Presidente Trump cree que los estadounidenses estén tan divididos que hoy día no se pondrán de pie, ni defenderán ni lucharán por nuestros valores constitucionales más preciados mientras los adormezcan con la idea de que no se afectarán sus intereses personales propios. ¿Él tiene razón?