Al iniciarse la Copa Mundial¹ en Catar, las horribles atrocidades en contra de los inmigrantes que construyeron toda la infraestructura para este evento, han vuelto a aparecer en los medios de comunicación.

Desde que la FIFA (Fédération Internationale de Football Association), el organismo internacional que gobierna el fútbol, concedió la Copa Mundial a Catar, la prensa y los medios de comunicación han informado del trato asesino que reciben los inmigrantes que lo construyeron todo.

A principios de 2021, un artículo de The Guardian reveló que 6.500 trabajadores migrantes procedentes de India, Pakistán, Nepal, Bangla Desh y Sri Lanka habían muerto en Catar desde que el evento se adjudicó a ese país en 2010². No se sabe cuántas muertes correspondían a migrantes que trabajaban en los estadios de la Copa Mundial y otros proyectos relacionados. Según el gobierno de Catar, empleó a 30.000 trabajadores extranjeros para construir los estadios de la Copa. The Guardian obtuvo estos datos de los países de los trabajadores migrantes. Según Human Rights Watch, el número total de muertos es significativamente mayor, ya que estas cifras no incluyen las muertes de varios países que envían un gran número de trabajadores a Catar, como Indonesia, Kenia, Nigeria, Filipinas, Sudán y Uganda, entre otros. Las muertes que ocurrieron en los últimos meses de 2020 tampoco se incluyeron en los datos que publicó The Guardian³.

Con las temperaturas veraniegas de más de 49ºC en Catar, los trabajadores migrantes fueron obligados a trabajar en condiciones horrendas. Muchos de ellos murieron por razones no especificadas, con certificados de defunción que dan razones vagas para su muerte, como “insuficiencia cardíaca aguda por causas naturales”, “insuficiencia cardíaca no especificada” e “insuficiencia respiratoria aguda por causas naturales”⁴.

El Dr. Prakash Raj Regmi, cardiólogo de Nepal, se pregunta: ¿Cómo es posible que una persona de 20 años muera de forma natural? Responde diciendo que con “esta condición atmosférica extrema en la que los trabajadores trabajan todo el día. Provoca deshidratación. Puede provocar insolación. Puede provocar deshidratación masiva, desequilibrio electrolítico. Y esto puede llevar a la muerte. La sudoración es un mecanismo de defensa. Refresca el cuerpo. Pero cuando la persona se expone a un clima extremadamente caluroso durante mucho tiempo, falla este mecanismo, el mecanismo del cuerpo. La sudoración no puede enfriar el cuerpo. Por lo tanto, la temperatura del cuerpo se eleva y esto conduce a varias complicaciones que más tarde pueden causar la muerte. La muerte puede ocurrir inmediatamente en el acto. O puede ocurrir varias horas o días después”⁵.

Los trabajadores migrantes fueron sometidos a lo que equivale a “trabajo esclavo”, como se informó en el show E:60 de la ESPN, Qatar’s World Cup [La Copa Mundial de Catar], que se transmitió el domingo 6 de noviembre a las 20:30 horas ET en la ESPN y que ya está disponible para su transmisión por cable de paga en la ESPN+. Jeremy Schapp, presentador del programa, informó de que los trabajadores extranjeros en Doha, capital de Catar, trabajaron dos turnos al día, de 12 horas cada uno. Uno de los trabajadores dijo que fue obligado a ir a Catar porque podía ganar más dinero que en la agricultura en su propio país, Nepal. Schapp informó de que cientos de trabajadores han denunciado que no les pagan. Según Schapp, estos trabajadores migrantes tenían que tener un controlador catarí para poder trabajar en Catar⁶.

Gaziur Rahman, de Bangla Desh, llegó a Catar en 2018. Tuvo que pedir un préstamo de 4.000 dólares para entrar en el país. Dijo que el “trabajo es muy caliente rompiendo piedras”. Durante los dos años que trabajó en Catar, solo envió a casa 880 dólares. La empresa para la que trabajaba no le permitía trasladarse y le retenía la paga. En un momento dado, le retiraron el permiso de trabajo, al igual que a decenas de sus compañeros. Lo detuvieron por faltar dos días al trabajo y no tenía su pasaporte, ya que los pasaportes de los trabajadores migrantes de la Copa se confiscan una vez que entran en Catar. Todavía debe más de seis meses de salario para pagar las deudas que contrajo para llegar a Catar.

En un programa anterior de E:60 en 2014, Trapped in Qatar [Atrapado en Catar], se informó de que los trabajadores migrantes vivían a 30 km de la capital en “condiciones espantosas”: 12 hombres vivían en una habitación con pésimos servicios sanitarios. Lo que Jeremy Schapp encontró en Catar hace ocho años lo llevó a preguntarse: “¿Cuántas personas van a morir?”. Ahora conocemos la respuesta.

La pregunta que hay que responder es ¿por qué? En pocas palabras, se trata del funcionamiento del capitalismo-imperialismo. Bob Avakian escribe que “la forma en que se ha desarrollado la sociedad humana bajo la dominación de este sistema del capitalismo-imperialismo ha creado un mundo altamente ‘desequilibrado’, donde miles de millones de personas en el mundo viven en condiciones horrorosas de opresión y miseria, en que millones de niños en el tercer mundo mueren cada año de inanición y enfermedades prevenibles”⁷.

Desmenuza más a fondo esta cuestión:

El imperialismo quiere decir enormes monopolios e instituciones financieras que controlan las economías y sistemas políticos —y la vida de la gente— no solamente en un país sino en todo el mundo. Imperialismo quiere decir explotadores parasíticos que oprimen a centenares de millones de personas, condenándolas a incalculable miseria; financistas parasíticos capaces de hacer pasar hambre a millones simplemente presionando una tecla de una computadora y trasladando de esa manera grandes cantidades de riqueza de un lugar a otro⁸….

Eso es lo que ha ocurrido con los trabajadores migrantes de los países empobrecidos del sur de Asia y de África, al obligarlos a ir a Catar, un país rico en petróleo, para encontrar trabajo. Piense en la siguiente estadística. Catar tiene una población de ciudadanos cataríes de 300.000 personas y una población migrante de unos dos millones: el 85% de aquellos que viven en Catar son migrantes, los que sirven al 15% restante. Los tres grupos de migrantes más numerosos en Catar proceden de India (698.100), Bangla Desh (263.100) y Nepal (254.300), y los de Nepal se consideran los más empobrecidos⁹. El salario medio de un migrante en Catar oscila entre los 250 y los 700 dólares al mes, mientras que los ingresos medios de los ciudadanos cataríes superan los 20.000 dólares mensuales¹⁰.

Catar no es un país imperialista, pero ha amasado una enorme riqueza con el gas y el petróleo. Tiene las terceras reservas más grandes de gas natural y petróleo del mundo, y es uno de los exportadores más grandes de gas natural. Estados Unidos, el país imperialista más grande y más dominante del mundo, está profundamente metido en la economía de Catar. En 2019, Estados Unidos invirtió 14.200 millones de dólares en Catar y envió a Catar mercancías por el valor de 6.500 millones de dólares¹¹. Desde 2015, Catar ha invertido 30.000 millones de dólares en Estados Unidos y tiene previsto invertir otros 10.000 millones de dólares en puertos estadounidenses¹². Además, Estados Unidos tiene una base militar, la Base Aérea de Al Udeid, que aloja el cuartel general del Mando Central de Estados Unidos (USCC) y el Mando Central de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAFCC). Estados Unidos también tiene 3.500 soldados apostados en Catar. Catar es un país importante para Estados Unidos en su deseo de dominar al Medio Oriente, en los ámbitos económico y militar.

Un reportaje de la PBS analiza los detalles de lo ocurrido a un trabajador migrante, Anish Adhikari, que fue a Catar desde Nepal en busca de unos ingresos superiores a los que podía obtener en su país. Para ser aceptado en Catar, Anish pidió un préstamo de 200.000 rupias nepalíes, algo más de 1.500 dólares, más que el salario de un año en Nepal. Sobre las condiciones en Catar, dijo: “A veces, la empresa nos daba comida podrida. El pescado olía muy mal. Nos daba diarrea... Se alcanzaban los 52ºC. No recibíamos el agua que necesitábamos. El agua que nos dieron era casi un 90% de hielo. Preguntamos por qué lo hacían y les dijimos que era imposible beber agua así. Dijeron que la congelaban porque, si proporcionaban agua normal, los trabajadores beberían más”¹³.

Abandonar el trabajo no era una opción para Anish y los demás, ya que estaban atrapados en su situación por los intereses del 36% de su préstamo para la contratación y los salarios impagos.

A pesar de que Catar se comprometió a reformar las condiciones laborales de los trabajadores migrantes, Mustafa Qadri, director ejecutivo de Equidem¹⁴, explicó que, en realidad, los trabajadores migrantes todavía estaban sometidos a abusos sistemáticos por parte de las empresas y los funcionarios de Catar. “Entrevistamos a casi 1.000 trabajadores durante un periodo de 18 meses”, declaró. “Surge una imagen muy clara. Los trabajadores que han construido estos estadios para la Copa han estado sometidos a prácticas de trabajo forzado, y algunas de las mayores empresas de esos proyectos ocultaron activamente a esos trabajadores del proceso de monitoreo... Está realmente claro que este es un torneo construido a lomos del trabajo forzado... Narayan (que también fue entrevistado en este informe) y Anish no están solos. Hay otros miles de trabajadores como ellos, a los que se les deben miles de dólares. Calculamos que, en total, se trata de medio mil millón de dólares”¹⁵.

Esta Copa Mundial, que está empapada de la sangre de los migrantes, muestra que el capitalismo-imperialismo desde hace tiempo se ha caducado y que hay que acabar con él. Hay que barrerlo de la faz del mundo¹⁶.