En su e-mensaje Revolución #113, el líder revolucionario Bob Avakian dice:

Este régimen está avanzando a una velocidad alocada para negar y eliminar los derechos básicos a todos aquellos que no están conformes con su régimen fascista, y para usar a la fuerza los poderes del gobierno contra cualquiera que consideren “enemigos” — aterrorizando-desapareciendo-torturando y silenciando a toda oposición.

Insisten en que están por encima de la ley y, al mismo tiempo, en que Trump es ley.

No reconocen ninguna autoridad más allá de su propio ejercicio del poder.

Esto es el fascismo. Y la gente necesita comprender esto — o, si no, muchos millones de personas no podrán actuar ni actuarán, tal como corresponda hacerlo para derrotar a este fascismo.

Un tsunami de ataques fascistas

Lo que estamos enfrentando ahora mismo es un tsunami de ataques que nos caen a diario.

Grandes bufetes de abogados: En el pasado, los grandes bufetes de abogados han brindado importante asistencia legal gratuita para oponerse a medidas fascistas como la prohibición a los musulmanes o presentar demandas para detener los intentos de Trump de robarse las elecciones de 2020. Uno a uno, Trump está persiguiendo a estos bufetes. Y muchos han claudicado, prometiendo 940 millones de dólares (y sigue contando) en servicios legales gratuitos a cualquier causa fascista que Trump les asigne. Y quizás de mayor importancia, todos los abogados y bufetes de abogados ahora temen “salirse del lado equivocado” de este régimen al defender a la “persona equivocada” o al decir “algo indebido”.

Los jueces son objetivo de cada vez más ataques: Trump y otros fascistas de MAGA los tachan de “lunáticos de izquierda radical”, “odiadores de Trump”, etc. Esto probablemente contribuyó a que las amenazas contra los jueces se duplicaran entre 2021 y 2024. Esther Salas, jueza federal cuyo hijo fue asesinado a tiros en su casa en 2020, informó hace poco que al menos otros cuatro jueces recibieron pizzas en "plan de broma" que supuestamente ¡provenían de su hijo fallecido! Salas explica el mensaje: “¿Usted quiere acabar como el hijo de la jueza Salas? ¿Usted quiere acabar como la jueza Salas?”. ¿Cómo es posible que esto no esté presente en la mente de todo juez que lleve un caso que involucre al régimen fascista de alguna manera?

Universidades: Están desfinanciando y silenciando a los centros de aprendizaje donde supuestamente se protege y alienta la libertad de expresión, el pensamiento crítico y la enseñanza de la verdadera historia de Estados Unidos. El gobierno federal ha recortado, o amenazado con recortar, cientos de millones de dólares en fondos para investigaciones y otros proyectos, con el requisito de que las universidades repriman enérgicamente a las protestas, despidan a los profesores pro Palestina y hasta sometan el plan de estudiante universitario de algunos departamentos a la “supervisión” del gobierno federal. Universidades de gran prestigio como Columbia, UPENN, Stanford, Cornell y Harvard han estado en la mira. Hasta ahora, la administración de Columbia ha capitulado, mientras que otras intentan sortear la situación con “concesiones”, pero sin rendirse completamente a Trump. No obstante, la mayoría, hasta ahora, no están desafiando a Trump abiertamente en las formas que se requieren.

Estudiantes de otros países: Esto ha ido acompañado de ataques verdaderamente impactantes contra los estudiantes de otros países que participaron, simpatizaban o de alguna forma se sospechaban de participar en las protestas contra el genocidio en Gaza. A estudiantes que se encuentran en Estados Unidos con todos sus papeles en regla los han secuestrado agentes del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) vestidos de civil, en la calle o en sus apartamentos, subidos a la fuerza en vehículos y luego en aviones, y por fin sepultados en prisiones del ICE en lugares como Luisiana y Texas, lejos de sus familias, comunidades y apoyo legal, y muy cerca de algunos de los tribunales más reaccionarios en Estados Unidos. Por encima de estos aterradores secuestros, el Departamento de Estado de Estados Unidos ha comenzado a cancelar las visas de estudiante para los estudiantes con buen historial académico en sus universidades, sobre la base de simpatías o ideas no especificadas que “van en contra de” los intereses de Estados Unidos... o, en ocasiones, por multas de tráfico u otros pequeños roces con la ley. Y lo hacen sin siquiera notificarles que han invalidado sus visas, lo que convierte su presencia en Estados Unidos automáticamente en “ilegal”. Hasta el momento han cancelado al menos 800 visas.

Leyes de los estados: Se ha propuesto una oleada de leyes cuyo propósito es castigar las formas legales de protesta: al menos 41 leyes de este tipo en 22 estados tan solo desde principios de 2025. Una ley impondría hasta veinte años de prisión por “desbaratar” el funcionamiento de un gasoducto. Y tan sólo el mes pasado, la organización ambientalista Greenpeace fue condenada a pagar 667 millones de dólares a la empresa constructora del oleoducto Standing Rock, al que se le opusieron feroz pero pacíficamente los pueblos indígenas en cuyas tierras se construyó, lo que desencadenó más de un año de protestas, las que apoyó Greenpeace.

Inmigrantes: Cientos de inmigrantes (principalmente venezolanos) han sido deportados a la fuerza a la escalofriante prisión salvadoreña CECOT, de la que, según presume el presidente salvadoreño, ¡nadie sale jamás! El CECOT es, en esencia, una cámara de tortura. Cien hombres están hacinados en una celda y permanecen ahí 23,5 horas al día sin privacidad, sin muebles, sin colchones, sin almohadas, sin material de lectura aparte de la Biblia, y sin posibilidad de recibir correo ni comunicarse con abogados o familiares.

Ahora, este infierno ha sido designado para inmigrantes en Estados Unidos. Hasta ahora, es para inmigrantes venezolanos y salvadoreños, aunque Trump también está tanteando públicamente la idea de enviar allá a ciudadanos estadounidenses. Con la cabeza rapada y semidesnudos, cientos de inmigrantes han recibido esta pena de muerte en vida por parte del régimen fascista de Trump el que no ha tenido que presentar pruebas, sin juicios penales y sin posibilidad de defensa.

¿Y para qué? Primero, el régimen dijo que eran miembros del Tren de Aragua, una pandilla callejera venezolana. Luego resultó que muchos, o la mayoría, habían sido identificados como pandilleros por cosas como —¡esto de veras es cierto!— tener una camiseta de Michael Jordan, un tatuaje de un club de fútbol o incluso un tatuaje de “concienciación sobre el autismo”. Así que el régimen afirmó que seguían siendo criminales peligrosos, pero investigaciones exhaustivas de varios medios de comunicación demostraron que alrededor del 90% no tenían antecedentes penales en Estados Unidos, y la mayoría no tenía antecedentes penales en ningún otro lugar. Un salvadoreño que huyó a Estados Unidos originalmente para escapar de la pandilla MS 13 en El Salvador, y que tenía una orden judicial vigente que impedía que Estados Unidos los regresara, ahora se encuentra entre los internos en el CECOT, cuya población sin duda incluye a muchos miembros de la MS 13. Estados Unidos admite haberlo enviado allí “de manera inadvertida” y, en desafío a importantes fallos judiciales, afirma que ¡no tiene forma de conseguir que el gobierno salvadoreño lo regresara.

La evisceración del debido proceso

Lo que hemos expuesto aquí presenta un panorama de un ataque fascista plurifacético al debido proceso y al estado de derecho.

El debido proceso significa simplemente que no se puede privar a nadie (ciudadano, portador de visa o individuos sin documentos) de su vida, libertad o propiedad sin tener la oportunidad de presentar su caso ante un tribunal. El estado de derecho significa que se permite castigar a una persona únicamente por violar una ley vigente, en oposición a la autoridad arbitraria, y que nadie está por encima de la ley.

Sin el debido proceso y sin el estado de derecho, cualquier policía, agente del ICE o funcionario del gobierno puede acusar a un individuo de algo y determinar un castigo. TAL es una sociedad en la que todos viven bajo temor, donde todos tienen que “cuidarse de lo que digan”, donde el régimen no es objeto de cuestionamientos por temor a que “usted sea el siguiente”.

ESO es lo que el régimen fascista de Trump y MAGA está poniendo en marcha, y rápidamente.

Lo que se necesita

Ha habido una resistencia inspiradora, creativa y valiente. Este es un comienzo importante y debe crecer rápidamente.

Más de un millón de personas salieron a las calles el 5 de abril para oponerse al régimen de Trump y MAGA. Además, se han producido otras protestas contra los ataques a la educación pública y la ciencia, la deportación de inmigrantes, los ataques a los trabajadores federales, etc. Cabe destacar que los rectores de las universidades de Princeton y Wesleyan se han pronunciado públicamente contra estos ataques fascistas y han dejado en claro que no claudicarán. Abogados jóvenes han renunciado públicamente a sus bufetes en protesta por la claudicación de los grandes bufetes para los que trabajaron. Egresados universitarios han roto sus diplomas en protesta por la complicidad del campus.

Pero no derrotaremos a este fascismo combatiéndolo ataque a ataque. Esto nos mantendrá librando batallas de retaguardia mientras el régimen avanza y abruma a la resistencia.

Lo que se necesita, lo que es posible, es algo más, algo diferente, algo que concretamente avance a partir de lo que se ha iniciado y que crezca para entrar en todos los rincones de la sociedad, que active a millones de personas que actúen en protestas sostenidas de masas para que Trump no pueda gobernar e implementar su programa fascista.

Aquí queremos concluir con las palabras de Bob Avakian, al final del e-mensaje Revolución #114:

Es necesario unir todas las diversas corrientes de protesta, y atraer rápidamente a muchísimas otras — de modo que se conviertan en una ola masiva de muchos millones de personas que exijan, insistan y estén decididas a hacer realidad esta demanda: ¡Que se vaya el régimen fascista de Trump!