Como informamos la semana pasada: “Durante su debate del 10 de septiembre con Kamala Harris, el Infame P.U.E.R.C.O. (también conocido como Donald Trump) vomitó la siguiente calumnia racista sobre los inmigrantes haitianos: ‘En Springfield, ellos [los haitianos] se están comiendo los perros — la gente esa que llegó, se están comiendo los gatos. Se están comiendo las mascotas de la gente que vive ahí y esto es lo que está pasando en nuestro país, y es una vergüenza’”.
También durante el debate, Trump afirmó falsamente que inmigrantes venezolanos armados en Aurora, Colorado estaban “apoderándose de edificios. Están entrando violentamente”, pintando un retrato de una ciudad sitiada por fuerzas armadas.
Lejos de ser simplemente una más de las “locuras de Trump”, estos comentarios marcaron una nueva ola de ataques antiinmigrantes por parte de los líderes fascistas y su base. Apenas unos días después del debate, Trump hijo apareció en el programa de radio fascista de Charlie Kirk y dijo que los haitianos eran menos inteligentes que otras personas. Una ola de amenazas de bomba aterrorizó a la comunidad haitiana de Springfield, obligando al cierre temporal de escuelas, hospitales, clínicas y tiendas de comestibles. Algunos haitianos recibieron mensajes de texto amenazantes o encontraron viles volantes del KKK en sus parabrisas. Las casas de unos fueron vandalizadas1.
Y no terminó con eso. El 22 de septiembre, Trump dijo respecto a las “pandillas” venezolanas en Colorado: “Sacarlas será un asunto sangriento… no va a ser fácil, pero lo haremos”. El 24 de septiembre, Trump dio un discurso en la pequeña ciudad de Charleroi, Pensilvania, que ha visto recientemente una afluencia de unos 2.000 inmigrantes de muchos países. Trump les dijo que su “hermosa ciudad” estaba bajo invasión a manos de “pandillas ilícitas” de inmigrantes. “Hay que sacarlos de aquí de una maldita vez”, despotricó Trump. La multitud respondió gritando, “Mándenlos de regreso”. Se están desatando ataques similares contra inmigrantes, principalmente centroafricanos, en Eau Claire, Wisconsin.
En Charleroi, un liberiano informó que “las cosas han cambiado mucho. Todos los inmigrantes de la comunidad de Charleroi ahora viven con miedo”. Se difundieron rumores falsos sobre una ola de delincuencia, sobre una tienda de comestibles que supuestamente no permitía la entrada a personas blancas y sobre una inexistente ciudad de tiendas de campaña de refugiados en el aparcamiento de una farmacia. Según el administrador de la ciudad, aunque la mayoría de los residentes todavía daban la bienvenida a los inmigrantes, el discurso de Trump dio a los que eran hostiles “licencia” para actuar, difundiendo mentiras y miedo.
De hecho, los ataques y la satanización de los inmigrantes son un pilar de cada acto público de Trump o Vance y saturan los programas de “noticias” y redes sociales de derecha, azuzando a millones de personas a un frenesí antiinmigrante. Trump ya planteó que una vez en el poder usaría el ejército estadounidense para detener a 11 millones de inmigrantes y ponerlos en campos de concentración hasta que puedan ser deportados. Recientemente agregó a esa “promesa” otra promesa de deportar a más de un millón de inmigrantes legales, particularmente de Haití y Venezuela.
El día después del mitin de Trump en Charleroi, el representante Clay Higgins, congresista de Luisiana, llevó las cosas a otro nivel. En respuesta al intento de un grupo haitiano de presentar cargos contra Trump y Vance por incitar a la violencia contra ellos, Higgins publicó lo siguiente: “Estos haitianos son salvajes. Comer mascotas, el vudú, el país más desagradable del hemisferio occidental, las sectas, los gánsteres estilo bufón. Pero, maldita sea, se sienten muy sofisticados ahora, presentando cargos contra nuestro presidente y vicepresidente. Todos estos rufianes deberían poner su mente en orden y sacar su culo de nuestro país antes del 20 de enero”. (Énfasis añadido).
Todo este post constituye agitación flagrante por la violencia de la turba. Y esa última frase hace eco de los tipos de “advertencias” que los sheriffs del Sur daban a los negros en el Sur durante el periodo de Jim Crow: “Vete de la ciudad antes del anochecer si no quieres ser linchado”.
Tras el post de Higgins, el líder demócrata de la Cámara de Representantes, Hakeem Jeffries, emitió una declaración en la que lo calificaba de “repugnante… vil, racista” y dice que Higgins es una “vergüenza para la Cámara del Pueblo…” Pero ni mencionó a los haitianos que fueron atacados, ¡ni defendió a los inmigrantes en general2!
Así que, frente a esta creciente ola de propaganda, amenazas y violencia rabiosamente racistas contra los haitianos y los inmigrantes que claramente se dirige hacia una dirección muy peligrosa, ¿qué han hecho los demócratas? Han “devuelto el fuego” con sus propios planes para “tomar duras medidas” contra los inmigrantes en la frontera.
Bob Avakian señala en su despacho mediático REVOLUCIÓN #89 @BobAvakianOfficial:
…si bien Harris (y los demócratas) no ocupan el lenguaje racista crudo de Trump (y los republicanos) contra los inmigrantes, el verdadero historial de Harris y los demócratas también es terrible en términos de la despiadada represión contra los inmigrantes, incluidos los solicitantes al asilo. De hecho, la administración Biden-Harris ha deportado a más inmigrantes que los que deportó Trump cuando era Presidente; y Biden ha emitido una prohibición al asilo, para servir al aumento de las deportaciones.
Tres días después del post de Higgins, Kamala Harris visitó la frontera, donde se tomó algunas fotografías con los puercos de la Patrulla Fronteriza frente a un trozo del muro fronterizo erigido por la administración Obama.
Luego pronunció un discurso importante sobre inmigración y nunca mencionó el post de Higgins ni los ataques a inmigrantes en Springfield y Charleroi. En cambio, pasó los primeros 20 minutos hablando de tomar duras medidas contra el contrabando de fentanilo a través de la frontera mexicana, que en realidad lo llevan a cabo grandes cárteles en camiones, no familias inmigrantes desesperadas con niños.
El efecto de esto es asociar fuertemente la inmigración con la criminalidad grave, y esta “criminalización” de la inmigración recorrió todo su discurso. Mientras tanto, no dijo nada sobre los millones de personas comunes, a menudo con niños pequeños, que arriesgan sus vidas para escapar de una situación desesperada de violencia, represión y hambre en sus países. (¡Y ciertamente no habló del hecho de que estos países han sido devastados principalmente por décadas o siglos de saqueo, invasiones y golpes de estado imperialistas de parte de Estados Unidos!)
Aunque Harris hizo algunas promesas vagas de una política “humana” y “un camino legal hacia la ciudadanía”, enfatizó principalmente que actuará aún más dura que Biden al azotar la puerta extendiendo y endureciendo la prohibición de Biden a la mayoría de los solicitantes de asilo, y más dura que Trump, quien, según ella, es demasiado inestable y errático para llevar a cabo el tipo de represión en la frontera que ella puede y va a implementar.
¡BASTA YA! Como dijimos la semana pasada:
Las personas deberían ponerse de pie contra estos ataques las que se está lanzando contra los haitianos, contra los venezolanos y contra los inmigrantes en general.
Pero eso no basta, para nada basta. Tenemos que ir a la raíz del problema para entenderlo y hacerle frente. Tenemos que ir a la raíz de la forma en que este sistema del capitalismo-imperialismo estadounidense ha saqueado, invadido y oprimido no sólo a la gente en Haití, sino a la gente por toda América Latina, Asia y África, durante cientos de años. Tenemos que ir a la raíz de la forma en que este mismo sistema ha arruinado los medio ambientes y las sociedades de estos países al extremo de que la gente está obligada a huir desesperadamente, arriesgándose a todo por una oportunidad de vivir. …
Esto significa entrarle hoy mismo y difundir los mensajes de Bob Avakian en las redes sociales (@BobAvakianOfficial), que en conjunto exponen las razones POR LAS QUE este sistema capitalista-imperialista tiene que marcharse; cómo se podría hacer una revolución en estos momentos, y no en un tiempo lejano para deshacerse de él; y de qué se trata esta revolución.