Springfield es un pequeño pueblo industrial cuya población se había venido disminuyendo durante más de 50 años. En la última década, en colaboración con el gobierno federal, inició un programa de “Bienvenidos a los inmigrantes” para intentar revertir el declive. Al final, más de 10.000 haitianos se mudaron allí. Estos nuevos habitantes estimularon la economía, ocupando algunos puestos de trabajo mal pagados en la agricultura y otras industrias que los originarios no de Springfield no cubrían, y atrayendo algunas nuevas industrias a la zona.
Estos haitianos son principalmente refugiados de una crisis económica y política extrema en su tierra natal que ha hecho pedazos la sociedad y ha hecho imposible la vida diaria para muchos.
¿Qué ha causado esta crisis? En primer lugar, las despiadadas represalias de todas las potencias imperialistas contra el pueblo esclavizado de Haití por haberse liberado en una revolución hace 230 años. En segundo lugar, y de mayor importancia hoy, 110 años de dominación directa por parte del imperialismo estadounidense. (Véase el despecho de las redes sociales de Bob Avakian REVOLUCIÓN #20, “Haití — sufrimientos horribles, otros crímenes horrorosos a manos del imperialismo estadounidense” en @BobAvakianOfficial y “La historia de Haití y la revolución que con tanta urgencia necesita hoy — Primera parte: Con heroísmo, el pueblo haitiano tumbó al infierno de la esclavitud... sólo para salir atrapado y explotado por el imperialismo”.) SAu historia ha abarcado 110 años de operaciones militares directas, el apoyo a gobiernos corruptos y tiránicos, el saqueo económico y ambiental y la franca interferencia por parte de la CIA y de las fuerzas armadas cuando surja alguna figura que al parecer se opone a uno u otro aspecto de la política estadounidense. En este momento, la vida en Haití se ha vuelto extremadamente peligrosa, obligando a miles de personas a dejar atrás a sus amigos, familiares y su tierra natal para buscar un refugio seguro y una manera de enviar cierta ayuda a casa.
Esta afluencia de nuevas personas causó cierta tensión en el sistema social --escuelas, atención médica, tráfico, etc. Y surgieron algunos conflictos y tensiones entre los inmigrantes y los habitantes de vieja data, que salieron a la luz después de un trágico accidente en el que un hombre haitiano se estrelló contra un autobús escolar, y un niño resultó muerto y muchos otros lesionados. Fue declarado culpable de “homicidio involuntario”, pero J.D. Vance, que ya buscaba avivar las llamas del odio, tuiteó falsamente que “un migrante haitiano asesinó a un niño”, como si el accidente hubiera sido intencional.
A pesar de todo eso, según la mayoría de las versiones, la gente en general se llevaba bien y los haitianos consideraban que Springfield era un ambiente relativamente acogedor. Pero también había corrientes subyacentes de conflicto, malentendidos y franco racismo y xenofobia (odio a las personas de otros países) fenómenos que las fuerzas MAGA [Hacer que Estados Unidos vuelva a tener grandeza] y otras fuerzas fascistas organizadas estaban a la espera de aprovechar.
Donald Trump lanza un asalto fascista a la humanidad de los haitianos
Durante su debate del 10 de septiembre con Kamala Harris, el Infame P.U.E.R.C.O. (también conocido como Donald Trump) vomitó la siguiente calumnia racista sobre los inmigrantes haitianos: “En Springfield, ellos [los haitianos] se están comiendo los perros -- la gente esa que llegó, se están comiendo los gatos. Se están comiendo las mascotas de la gente que vive ahí y esto es lo que está pasando en nuestro país, y es una vergüenza”.
Esta mentira particular no era nueva: el compañero de fórmula de Trump, Vance, había estado haciendo sonar esta alarma durante meses, y la organización neo-nazi “Blood Tribe” [Tribú de Sangre] lo ha estado haciendo incluso desde antes“1. Pero lanzarla al por mayor ante el público del debate, compuesto por 67 millones de personas, fue una maniobra calculada por parte de estos fascistas para deshumanizar y desatar terror y violencia contra los haitianos en una plataforma nacional. Y a su vez, se trata de la intensificación y “justificación” de su programa más amplio de atacar a todos los inmigrantes no blancos, con planes de poner a millones en campamentos de “detención” y luego deportarlos, revivir la “prohibición a los musulmanes” y otras medidas xenófobas fascistas, todo como parte de “Hacer que Estados Unidos vuelva a ser abiertamente supremacista blanco”.
¡Y hasta ahora está funcionando! De inmediato, otros fascistas poderosos como Elon Musk y el senador por Texas Ted Cruz siguieron el ejemplo de Trump-Vance y comenzaron a postear memes antihaitianos para sus millones de seguidores en línea. Los fascistas “Muchachos Orgullosos” marcharon por las calles de Springfield, se ha estado circulando volantes antiinmigrantes del Ku Klux Klan y el propio Trump dice que piensa ir a Springfield “pronto”.
En las dos semanas posteriores al debate, ha habido al menos 35 amenazas de bomba, muchas dirigidas contra lugares de trabajo en Springfield que emplean a haitianos, escuelas y universidades en las que estudian haitianos, etc. ¡Dos tiendas Walgreens tuvieron que evacuarse! La ciudad se sintió obligada a cancelar su festival anual CultureFest, una celebración de la diversidad cultural. Y el alcalde ha asumido “poderes de emergencia” para lidiar con “problemas de seguridad”.
Los haitianos dicen sentirse aterrorizados. Un estudiante de enfermería, que ahora tiene que asistir a cursos por Zoom debido a las amenazas de bomba en el campus, señaló que en su comunidad la gente solía estar en las aceras, caminando y saludándose. Ahora tienen miedo de salir de sus casas. Un pastor haitiano se preguntó “qué le ha hecho Haití al mundo para que nos odien tanto”. Imaginen responder a esa pregunta de parte de una niña de seis años de edad que no puede asistir a la escuela porque alguien podría hacer estallar una bomba y matarla a ella y a sus amigos. Imaginen el trauma de por vida para los niños pequeños obligados a enfrentar a este tipo de terror racista a una edad en la que todavía creen en la magia.
Los demócratas balbucean mientras se niegan a hacer frente al terrorismo nazi abierto contra los inmigrantes
Mientras tanto, los demócratas se niegan a hacer frente a estos ataques al estilo nazi contra la vida y la humanidad de los haitianos. Cuando Trump vomitaba este veneno racista en el debate, Harris lució su sonrisa de “qué bicho raro”, como si Trump hubiera caído en la trampa de los demócratas. Dijo que sus comentarios eran “extremos” y que él estaba utilizando “este tipo de retórica, mientras no se están abordando los problemas que afectan al pueblo estadounidense”. En otras palabras, ella trató la deshumanización y las amenazas de Trump contra todo un pueblo como palabras vacías y “una distracción”.
¡NO! Si aterrorizar, deshumanizar y expulsar a decenas de millones de inmigrantes, como Trump se ha comprometido hacer, no es “un problema que afecta al pueblo estadounidense”, ¿qué diablos lo es? No obstante, Harris no defendió ni una sola vez la humanidad de los haitianos. No afirmó la humanidad de ellos, no dijo: “estos son nuestros hermanos y hermanas y es intolerable que alguien hable de ellos de esta manera”.
Desde el debate, Harris y la administración Biden han expresado más indignación por los “tropos racistas” y las “amenazas serias” contra “la comunidad”. Harris dijo que era “una vergüenza” las manera en que el tumulto y la violencia están agobiando a “esta comunidad” y se quejó de que “se está dividiendo a los estadounidenses”.
Pero no es “la comunidad” ni “los estadounidenses” quienes están en la mira de estos fascistas, es la comunidad y el pueblo haitianos, y los inmigrantes más ampliamente. Se enfrentan a un peligro muy serio y continuo. Por eso llama mucho la atención que incluso dos semanas después, Harris rara vez, o nunca, se refiera al pueblo y la comunidad haitianos.
Piénsenlo: sería como si alguien que se opone a Hitler hablara de “ataques a la comunidad” en lugar de decir abiertamente que Hitler estaba persiguiendo a los judíos y que su retórica estaba allanando el camino para políticas literalmente genocidas. Todo esto evidencia aún más lo que Bob Avakian ha enfatizado una y otra vez: ¡estos demócratas no lucharán contra los fascistas de la manera en que hay que luchar contra ellos!
Y cómo podrían hacerlo, debido a que el programa del Partido Demócrata sobre la inmigración también es esencialmente antiinmigrante, con el propósito de cerrar la frontera, negar a la gente el derecho al asilo, etc. No obran con mano dura o medidas tan francas al respecto como los fascistas, pero tampoco van a defender el derecho de todos los seres humanos a buscar seguridad, refugio y un medio para vivir.
Mentiras descaradas y epistemología fascista
Todos los ataques de Vance y Trump se basan en mentiras descaradas. Incluso antes del debate, los funcionarios municipales de Springfield le dijeron al personal de Vance que “esas afirmaciones no tenían fundamento”. Y desde ese entonces se ha triturado cada indicio de supuesta “prueba” de esta fantasía racista. El gato desaparecido que fue la “víctima” original de estos rumores apareció sano y salvo en el sótano de su dueña dos días después.
Cuando la presentadora de la CNN Dana Bash le desafió a Vance con el hecho de que él estaba difundiendo falsedades comprobadas, éste no intentó presentar evidencia -- no, recurrió a afirmar que unos “constituyentes” anónimos le habían “dicho” que ocurrieron estas cosas. Luego Vance proclamó que “si tengo que inventarme incidentes para que los medios de comunicación estadounidenses realmente presten atención al sufrimiento del pueblo estadounidense, pues eso es lo que voy a hacer”.
Se trata de una epistemología fascista (la epistemología es la ciencia de distinguir las ideas ciertas de las falsas): si algún fascista dice algo, si “inventa un incidente”, pues, eso hace que sea “cierto”, al diablo con los hechos. Esta es una señal de advertencia extremadamente peligrosa en general, y especialmente en relación con el azuzamiento de la violencia racista, que puede llegar hasta el genocidio. Cuando una base social de millones de personas, como la gente MAGA, ha sido entrenada a creer que cualquier locura que pronuncien sus “líderes” es la “verdad de dios”, la persecución, las amenazas y cosas peores VENDRÁN EN SEGUIDA.
¿Qué hay que hacer?
Las personas deberían ponerse de pie contra estos ataques las que se está lanzando contra los haitianos, contra los venezolanos y contra los inmigrantes en general.
Pero eso no basta, para nada basta. Tenemos que ir a la raíz del problema para entenderlo y hacerle frente. Tenemos que ir a la raíz de la forma en que este sistema del capitalismo-imperialismo estadounidense ha saqueado, invadido y oprimido no sólo a la gente en Haití, sino a la gente por toda América Latina, Asia y África, durante cientos de años. Tenemos que ir a la raíz de la forma en que este mismo sistema ha arruinado los medio ambientes y las sociedades de estos países al extremo de que la gente está obligada a huir desesperadamente, arriesgándose a todo por una oportunidad de vivir. Tenemos que ir a la raíz de la forma en que tanto los fascistas MAGA como los demócratas no tienen ninguna respuesta salvo muros y represión -- que cada bando se burla del otro por no ser “lo suficientemente duro” con la gente que su sistema ha obligado a huir de sus tierras natales arruinadas.
Esto significa ahora mismo entrarle y difundir el despecho mediático mensaje de Bob Avakian que lo explica todo: “Haití — sufrimientos horribles, otros crímenes horrorosos a manos del imperialismo estadounidense”. Y significa, sobre todo, entrarle y difundir todos estos despachos de @BobAvakianOfficial, que en conjunto exponen las razones POR LAS QUE este sistema capitalista-imperialista tiene que marcharse; cómo se podría hacer una revolución en estos momentos, y no en un tiempo lejano para deshacerse de él; y de qué se trata esta revolución.
En el país caribeño de Haití, la gente está sufriendo horriblemente una vez más: el gobierno corrupto se ha colapsado, las pandillas se desmandan en la capital, Puerto Príncipe, robando, violando y asesinando; las masas de personas carecen de alimentos y de agua potable, los niños se mueren. Esto es lo que está pasando en lo que ya es uno de los países más pobres del mundo.
Pero, ¿cómo llegó a estar en esta situación?
Haití es un país en que, hace más de 200 años, una rebelión del pueblo esclavizado logró derrocar el dominio de los colonizadores franceses. Pero, por justa que fuera esa rebelión de esclavos —y aunque condujo a la independencia haitiana— no desembocó en la liberación fundamental para las masas de personas ahí. Francia, cuando ya no controlaba a Haití de forma colonial directa, se dedicó a estrangularlo económicamente — ¡incluso obligó a Haití a pagarle “reparaciones”! Pero, durante los últimos dos siglos y pico, es Estados Unidos el que cada vez más ha saqueado a Haití y a su gente.
Estados Unidos, por temer especialmente que el ejemplo y el espíritu de la revolución en Haití se propagaran entre los esclavos en Estados Unidos y que los esclavos asumieran dicho ejemplo y espíritu, adoptó una posición activamente hostil hacia Haití —a partir de la presidencia de Tomás Jefferson a principios del siglo 1800— y trabajó para aislarlo en los ámbitos económico y diplomático. Estados Unidos no reconoció la independencia haitiana hasta los años 1860, durante la Guerra Civil en Estados Unidos, guerra la que por fin puso fin a la esclavitud ahí. E incluso después de reconocer formalmente a Haití como un país independiente, Estados Unidos —especialmente durante los últimos 100 años y más— ha invadido a Haití repetidamente con fuerzas armadas, ha impuesto gobiernos brutalmente opresores y ha respaldado a dictadores asesinos aterrorizadores de la gente en Haití, y ha destrozado la economía de ese país y arruinado la vida de las masas de personas ahí.
Esto es parte de un patrón más amplio en que, junto con sus crímenes horrorosos en otras regiones del mundo, en el período de 1846 a la actualidad Estados Unidos ha intervenido en países en el Caribe, Centroamérica y Sudamérica en al menos 100 ocasiones —de forma militar, por medio de golpes de estado de la CIA u otras formas— a costa de literalmente cientos de miles de muertes y del sufrimiento interminable de las poblaciones de aquellos países.
Y no debe sorprender a nadie que durante toda esa historia, el papel de Estados Unidos en Haití haya venido acompañado del tipo de racismo crudo hacia los haitianos con el cual ya está tan familiarizada cualquier persona que sepa algo sobre la verdadera historia de Estados Unidos.
Cuando un masivo terremoto azotó a Haití en 2010, los daños eran mucho más terribles debido a la manera en que el imperialismo estadounidense ya había saqueado al país y a su población. En palabras de Bill Quigley, director jurídico del Centro de Derechos Constitucionales, respecto al papel de Estados Unidos en todo esto: “No creamos el terremoto, pero sí creamos algunas de las circunstancias que hicieron que el terremoto fuera tan devastadora”.
Ahora, Estados Unidos de nuevo trata de imponer una “solución” al caos en Haití juntando aún más lacayos del imperialismo estadounidense para formar algún tipo de gobierno que se impondrá al pueblo de Haití. Pero el imperialismo estadounidense no es una “solución” a la situación terrible en Haití. El imperialismo estadounidense es el problema — es la causa fundamental de esta terrible situación.
Se ofrece otra información sobre la situación en Haití, y la respectiva solución, en El Show RNL (¡Revolución, y Nada Menos!) #188 en YouTube, y los artículos en revcom.us abordan más completa y profundamente toda la historia de los crímenes estadounidenses contra Haití y su pueblo. Lo que es crucial de entender es que lo que Estados Unidos le ha hecho a Haití es parte de todo un patrón de crímenes monstruosos cometidos por este sistema y por la clase dominante estadounidense, desde la mera fundación de Estados Unidos al día de hoy, dentro del país y por todo el mundo. Y el hecho más fundamental es que todos estos horrores se derivan de la propia naturaleza de un sistema que se basa en la explotación despiadada, la opresión asesina y la destrucción masiva de personas y del medio ambiente — un sistema el cual no es posible reformar sino que es necesario derrocar a la mayor brevedad posible y reemplazar por un sistema radicalmente diferente y mucho mejor.
Una vez más, los acontecimientos actuales en Haití —por encima de toda la historia de lo que los imperialistas le han hecho a ese país y a su pueblo— recalcan esta lección urgente: Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas sigan dominando el mundo y determinando el destino de la humanidad. Y es un hecho científico que la humanidad no tiene que vivir así.