En la historia del deporte se puede contar con los dedos de las manos el número de grandes atletas que también actuaron en beneficio de la humanidad — Tommie Smith, John Carlos, Colin Kaepernick, Martina Navratilova, Muhammad Alí, Kareem Abdul-Jabbar, Bruce Lee, Althea Gibson, Craig Hodges, Billie Jean King. Mahmoud Abdul-Rauf, Megan Rapinoe, Paul Robeson y Bill Walton son algunos. Bill Russell destaca como uno de ellos.

Las experiencias de Bill Russell al crecer y al jugar al baloncesto conformaron su lucha en  contra del racismo. Nació en Luisiana, donde su abuelo y su padre le contaron por primera vez el trato que recibían los negros — ambos se negaron a retroceder ante el racismo. En un artículo para el número de justicia social de la revista Slam, Russell escribió: “Lo que aprendí de estos sucesos y de muchos otros que vi o experimenté como éstos fueron dos cosas: En primer lugar, que hay que hacer que el precio de la injusticia sea demasiado alto como para poder pagarlo, y en segundo lugar, que esos sucesos no reflejan tu carácter, sino el del perpetrador”¹.

Su familia se mudó a Oakland, California, cuando él tenía nueve años. Vivían en los proyectos del oeste de Oakland. Era un vecindario segregado y duro, y Russell se vio envuelto en muchas peleas cuando crecía ahí. Como recordó más tarde, su madre le dijo “que no importaba si ganaba o perdía esas peleas, pero lo que importaba era que me defendiera”².

Asistió a la la escuela secundaria de McClymonds High School, cuyo alumnado era mayoritariamente negro. Sorprendentemente, no fue un gran jugador de baloncesto en ese instituto y sólo llegó al equipo titular en su último año. Sus experiencias de joven y de hombre joven le dieron forma a su determinación de luchar contra el racismo y de convertirse en un gran jugador de baloncesto, de luchar con determinación para despejar y superar algunas de las barreras que frenaban a los negros.

Enfrentarse y luchar contra el racismo en la universidad y en la NBA

El racismo al que se enfrentó Russell le siguió a la universidad y luego a la NBA [Liga Nacional del Baloncesto]. La universidad donde estudió Russell, la Universidad de San Francisco (USF), fue la primera universidad grande de Estados Unidos con tres jugadores negros titulares. En 1954, el equipo fue a Oklahoma City para disputar un torneo, y no se permitió que los jugadores entraran en el hotel del equipo debido a la presencia de jugadores negros³. A pesar de ser el mejor jugador de baloncesto de Estados Unidos en su último año en la universidad, no se le concedió el premio de Jugador del Año en el norte de California⁴. Ese premio fue para un jugador blanco.

La hija de Russell contó posteriormente que, cuando su padre jugaba en los Celtas de Boston en la NBA, “los aficionados le llamaban ‘chico de chocolate’, ‘mapache’, ‘nigger’, lo que fuera...”⁵.  Su casa en Boston había sido objeto de un robo. “Nuestra casa estaba hecha un desastre, y en las paredes habían pintarrajeado “NIGGA”. Los ladrones habían vertido cerveza en la mesa de billar y habían arrancado el fieltro. Habían entrado a fuerza en la vitrina de trofeos de mi padre y habían destrozado la mayoría de los trofeos”. Russell siempre afirmó que jugaba para “los Celtas, y punto. No jugué para Boston”, y se refirió a la ciudad como “un mercadillo de racismo”⁶

El encuentro de Russell con el racismo también se produjo a manos de la policía. Después de que George Floyd fuera asesinado por la policía, Russell escribió sobre sus experiencias:

De niño, aprendí a huir de la policía porque te arrestaban, te daban patadas o te mataban si eras negro... De adulto, la policía me seguía por Boston, Reading, Mercer Island, Los Ángeles... No hace falta que le diga que los policías racistas son un problema, y no hace falta que le diga que ese racismo es omnipresente no sólo en los departamentos de policía, sino en todas las instituciones estadounidenses, porque todas las instituciones estadounidenses se construyeron sobre el lomo de los negros y gente de color⁷.

Tras recibir la Medalla Presidencial de la Libertad, Russell tuiteó una foto suya con la medalla e hincado de rodilla, en emulación del jugador de la NFL Colin Kaepernick, que se hincó de rodilla durante el himno nacional de Estados Unidos en protesta por los asesinatos policiales de personas negras. Russell tuiteó: “Orgulloso de hincarme de rodilla y mantenerme firme contra la injusticia social”.

Como jugador de los Celtas, lideró un boicot contra un partido de exhibición sin precedentes en Lexington, Kentucky, cuando un restaurante no quiso admitir a Russell y a sus compañeros negros. Ayudó a dirigir un campamento de baloncesto integrado en Jackson, Misisipí, después de que Medgar Evers fuera asesinado ahí en 1963.

Como jugador de baloncesto, Russell cambió el juego, especialmente la forma de jugar en defensa. La NCAA (National Collegiate Athletic Association) modificó las reglas a partir de la forma de jugar de Russell.

La conferencia universitaria en la que jugaba Russell también adoptó la “Regla Russell”, que “requiere que cada institución miembro incluya a un miembro de una comunidad tradicionalmente subrepresentada en el grupo de candidatos finales para cada puesto de director deportivo, administrador principal, entrenador jefe y entrenador asistente a tiempo completo en el departamento de atletismo”⁸.

Pero es su determinación de luchar contra el racismo lo que hace de Bill Russell una persona muy especial.

El máximo anotador de la NBA de todos los tiempos, Kareem Abdul-Jabbar, conoció a Bill Russell durante mucho tiempo. Juntos formaron parte de la Cumbre de Cleveland, donde un pequeño grupo de destacados deportistas se reunió para apoyar la decisión de Muhammad Alí de no ir a combatir en Vietnam. En su reciente artículo en la revista Atlantic, The Bill Russell I Knew for 60 Years, Kareem escribe: “El Bill Russell de la Cumbre de Cleveland era quien yo quería ser de mayor. De hecho, el Bill Russell de la Cumbre de Cleveland me hizo crecer en ese mismo momento. Como le había emulado en la cancha, elegí emularle también fuera de ella”.

Russell le dijo a su hija: “Sabía que te ibas a encontrar con el racismo y el sexismo, y quizá, en ciertos sentidos, eso sea algo bueno. Si estuvieras demasiado protegida, me temo que serías demasiado ingenua. Si estuvieras demasiado protegida, tal vez no estuvieras motivada para ayudar a otros que no tienen tus ventajas”⁹.

“Él representaba la humanidad, el activismo y la igualdad”

El ex jugador de la NBA Etan Thomas se entrevistó con tres atletas activistas en un artículo publicado en Basketball News en línea: “Dr. John Carlos, Mahmoud Abdul-Rauf, Craig Hodges recuerdan a Bill Russell”. Carlos, que dio el saludo del Poder Negro en la tribuna de la victoria durante el himno nacional de Estados Unidos en los Juegos Olímpicos de México 1968, dijo: “...Bill Russell fue el modelo del atleta moderno. Representaba la humanidad, el activismo y la igualdad. Pero no se limitó a hablar de ello, sino que lo hizo durante la mayor parte de su vida: .... Recuerdo que mi amigo Blaine Robinson me presentó a Bill Russell y lo primero que dijo fue... [Russell] me miró y sonrió y dijo: ‘Carlos, tengo algo a que reprocharte’, y yo dije: ‘¿Qué es eso, Bill?’ y él dijo: ‘Tú pensaste en hacer lo que hiciste en México antes que yo’”.

Abdul-Rauf, que jugó en los Pepitas de Denver en la NBA y se negó a ponerse de pie cuando se tocó el himno nacional de Estados Unidos, dijo: “[Russell] prestó su apoyo a otros, y eso se extendió más allá de las etiquetas que la sociedad les puso a sus ciudadanos en un esfuerzo por trazar las líneas en la arena, por así decirlo. Por ejemplo, su apoyo a Muhammad Alí; [Bill] no era musulmán, pero vio que era una injusticia y le prestó su apoyo, y eso es lo que lo hizo especial. Bill Russell era un pensador libre. Definitivamente se le va a echar de menos, y se ha creado un vacío. Cada vez que se pierde a una figura así en el mundo, con ese tipo de impacto, se ha creado un vacío, y es difícil de llenar”.

Hodges, que jugó en los Toros de Chicago en la NBA y trató de organizar un boicot a las finales de la NBA tras la paliza a Rodney King, dijo: “Cuando pienso en qué posición ocupo en cuanto al activismo social, para mí es como un caleidoscopio cuando miras hacia atrás en la historia de los atletas que usan sus voces. Es como un caleidoscopio cuando pienso en la experiencia olímpica del 68, en Muhammad Alí y sus combates, y en Bill Russell y lo que hacía en Boston. Todo estaba conectado, y esa es la belleza de lo que era”.

En un artículo para el Boston Globe, Bill Russell escribió: “[Hay] un tipo de extrañeza que significa peculiar, perversa, incómoda y desagradable. Ese es el tipo de extraño que he conocido toda mi vida. Es el tipo de extrañeza al que se refería Billie Holiday cuando cantaba: “Los árboles del sur dan frutos extraños. Sangre en las hojas y sangre en la raíz”, en referencia, por supuesto, a la práctica entonces común del linchamiento de los negros”¹⁰.

El legado de Russell es mucho más que lo que hizo en la cancha. Su legado es poner fin a todos los “extraños” a los que se enfrentan los negros: la brutalidad policial, el encarcelamiento en masa, todas las formas de discriminación y la supremacía blanca.