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Mediados del verano de 2022:

Se intensifica el conflicto entre los republi-fascistas y los demócratas mientras que se habla cada vez más de una “guerra civil”

Nota de la redacción: Lo siguiente es un resumen de algunos acontecimientos importantes de la semana pasada. Queremos añadir dos puntos importantes a lo que sigue.

Primero, en Algo terrible, o algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, Una base necesaria, una hoja de ruta básica para esta revolución, Bob Avakian analiza la manera en que los intensos conflictos entre el Partido Republicano fascista y los sectores de la clase dominante empeñados conservar las viejas formas de gobernar —agrupados más o menos en torno a los demócratas— han llevado las cosas a una situación en la que las viejas formas de gobernar ya no pueden mantenerse. Hace la importante observación de que:

[A] medida que la “manera normal” en que se ha gobernado a la sociedad deje de mantener la articulación de las cosas —y la sociedad esté desgarrándose cada vez más—, es posible que esto haga flaquear la creencia de la gente en que “la manera en que siempre han sido las cosas” es la única manera en que las cosas pueden ser. Puede hacer que haya más receptividad en la población a cuestionar —en un sentido real puede obligar a la gente a cuestionar— la manera en que han sido las cosas, y si tienen que seguir siendo así. Y es mucho más probable que esto ocurra si las fuerzas revolucionarias están en la sociedad entre las personas arrojando una luz sobre la realidad más profunda de lo que está ocurriendo, y por qué, y explicando que SÍ QUE EXISTE una alternativa a vivir así.

Esta dinámica hace que la revolución sea mucho más posible que en “tiempos normales”. Pero este conflicto por sí solo no hace una revolución. BA agrega:

Por otro lado, “dejadas las cosas tal como están” —es decir, si el actual carácter y dinámicas de todo esto se mantienen en el mismo curso en el que se encuentran ahora—, esta situación, las divisiones que la caracterizan y el desenlace resultante de ella casi con certeza van a volverse aún más terriblemente negativos. Así que, es necesario cambiar todo eso radicalmente, en lo que es un lapso de tiempo relativamente corto y “comprimido” — no simplemente de semanas o meses, pero tampoco de décadas. Si las cosas aún no se hubieran hecho erupción por completo anteriormente, es muy probable que las elecciones presidenciales programadas para 2024 sean un punto focal crítico y un punto de viraje, por lo cual los republicanos fascistas intentarán ganar y consolidar a martillazos el poder sobre la sociedad, y poner fin a cualquier posibilidad de una futura “transferencia del poder” que se les saliera de las manos.

Lo que muestra este artículo es qué tan rápidamente que se están desarrollando los citados acontecimientos.

En segundo lugar, cabe señalar en algo de lo siguiente que la respuesta del Partido Demócrata, y de muchas personas influenciadas por ese partido y en torno a él, ha sido agruparse más estrechamente en torno a las instituciones represivas centrales del sistema capitalista-imperialista: las fuerzas armadas, el FBI y la CIA, etc. — instituciones que han impuesto una terrible violencia a lo largo de su historia y que imponen despiadadamente el orden existente que engendró estos fascistas y que “en su mejor forma” es un sistema de supremacía blanca, misoginia, odio antiinmigrante, destrucción ambiental, y de represión, explotación e inanición a nivel mundial.

Estos acontecimientos plantean esta aguda pregunta: El núcleo de la base social fascista está preparado, tiene ganas, de ser el ejército de la “nueva Confederación” en una nueva guerra civil. Pero, ¿dónde están ahora las personas del otro lado de la divisoria?

Graphic of Biden extending a hand to a grimacing Trump.

 

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El 4 de agosto, un grupo de destacados historiadores tradicionales se reunió en privado con Joe Biden. Según Business Insider, “describieron el momento actual como uno de los más peligrosos para la democracia en la historia moderna”, con comparaciones con el de 1860 (el año antes del inicio de la Guerra Civil estadounidense) y el de 1940 (en vísperas de la entrada de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial).

Aunque estos historiadores se caracterizan en gran medida por su ceguera, si no su apoyo entusiasta, ante los horrendos crímenes y opresión que ha cometido el actual “sistema democrático” en Estados Unidos (vea Crimen Yanqui en revcom.us), no se equivocan en cuanto al extremo peligro actual que supone una forma de gobierno capitalista aún más represiva y descaradamente supremacista, misógina y chovinista —el fascismo burgués—, que se está acelerando rápidamente.

Las últimas semanas han presenciado una marcha de los acontecimientos particularmente rápida en ese sentido.

El endurecimiento del Partido Republicano como partido de Trump, la supresión de votantes y el “nacionalismo cristiano”

A lo largo de los últimos meses, los votantes republicanos en las elecciones primarias han elegido generalmente a los candidatos respaldados por Trump y/o a los candidatos que apoyan apasionadamente a Trump y apoyan al movimiento “Stop the Steal” (A Detener el Robo) que fue el pretexto para el atentado golpista del 6 de enero de 2021. Como dijo el New York Times, ahora esto se ha “transformado en una campaña generalizada para tratar de tomar el control de las palancas de la democracia antes de las próximas elecciones”, es decir, para asegurarse de que “ganen” las futuras elecciones a pesar de que la mayoría de la gente se les opone.

O, como dijo Doug Mastriano, el candidato republicano a gobernador de Pensilvania, de ser elegido, “puedo nombrar al secretario de Estado, en quien delego el poder de hacer las correcciones de las elecciones, los registros de votación y lo demás. Yo podría descertificar todas las máquinas [de votación] del estado de un plumazo”. Y personas similares se disputan la autoridad estatal en todos los “swing states” (los estados indecisos que pueden determinar el desenlace de las elecciones).

Otro aspecto es que el fascismo cristiano, la supremacía blanca y la supresión patriarcal de las mujeres y de las personas LGBTQ —cosas que antes estaban ocultas en cierta medida— ahora están saliendo totalmente del clóset. La congresista por Colorado Lauren Boebert declaró: “La iglesia debe dirigir al gobierno, el gobierno no debe dirigir a la iglesia. Estoy harta de esta basura de la separación entre la Iglesia y el Estado”. El “magistrado” de la Corte Suprema Clarence Thomas reaccionó a la anulación del derecho al aborto llamando de inmediato a revisar los derechos a la anticoncepción, al matrimonio entre personas gay y a las relaciones sexuales entre personas gay. Y la corte en su conjunto apoyó a un entrenador de fútbol americano de una escuela secundaria que insistió en dirigir una oración cristiana en masa en el centro del campo en cada partido.

Candidatos y funcionarios republi-fascistas y no sólo los fascistas “marginales” promocionan todo esto y otras cosas de manera amplia y abierta. Ahora se trata de su “marca”, el núcleo de su atractivo y su programa.

Washington, DC, January 6, Insurrection.

 

Washington, D.C., el 6 de enero, los amotinados leales a Trump llevan a cabo un atentado golpista.    Foto: AP

Trump y el núcleo fascista que lo rodea han sacado lección tras no lograr mantenerse en el poder, y están tomando medidas para asegurarse de que “la próxima vez” lo vayan a lograr

En julio, en un artículo en Axios, Jonathan Swan documenta con entrevistas que el núcleo fascista que rodea a Trump resumió que lo que llaman “el estado profundo” constantemente bloqueaba y subvertía su agenda. Con esto se refieren tanto a las instituciones represivas centrales (las fuerzas armadas, los tribunales, las agencias de inteligencia, etc.) como a la burocracia federal que gestiona y dota de personal a todas las agencias encargadas de ejecutar las leyes y políticas. La inmensa mayoría de este “estado profundo” son funcionarios de carrera de administración pública, y no son nombramientos políticos, y no se permite despedirlos por razones políticas. Una parte mucho más pequeña está formada por personas nombradas por motivos políticos que dependen de las contrataciones o despidos por parte del presidente.

Los fascistas con los que habló Swan identificaron dos problemas. En primer lugar, la burocracia de la administración pública a menudo se oponía a aspectos de la agenda de Trump. Por ejemplo, Swan informa que hubo una rebelión en masa en el Departamento de Estado contra la implementación de las políticas de línea dura de Trump contra los refugiados. En segundo lugar, hasta las personas que Trump nombró y que estaban de acuerdo en general con su agenda, por lo general no eran lo suficientemente despiadados a la hora de destripar las viejas normas e implementar el programa fascista.

A partir de este resumen, Swan informa que el propio núcleo fascista se endureció hasta reducirse a los verdaderos fanáticos, mientras que las personas “blandas” o se apartaron o fueron marginadas. De ahí, el núcleo duro desarrolló un plan y una maquinaria para despidos en masa si tomaran el poder en 2024 — a hasta 50.000 trabajadores de la administración pública que antes se consideraban apolíticos y, por lo tanto, protegidos.

Y el núcleo trumpista también ha establecido una organización que ahora mismo está juntando una enorme lista de futuros nombramientos políticos escogidos según (1) su lealtad a Trump; y (2) su apoyo al programa MAGA (las siglas en inglés de Hacer que Estados Unidos Vuelva a Tener Grandeza). Andrew Kloster, uno de los individuos clave en este proceso, dijo: “lo primero por lo que hay que contratar es la lealtad. Lo curioso es que es posible aprender política. No es posible aprender lealtad”. Swan también informa que Kloster “quería gente que albergaba angustia, que se sintió personalmente perjudicada por ‘el sistema’. Cuanto más rencorosos que sean, mejor... ya que eso ayudaría a impulsar su deseo de hacer desintegrar el sistema”.

En agosto, un artículo de The New Yorker detallaba conflictos similares pero aún más serios entre Trump y “sus generales”. Aunque muchos de estos altos generales y funcionarios del Departamento de Defensa habían sido seleccionados a dedo y aclamados por Trump debido a su brutal reputación, o al menos a la expectativa de que iban a seguir sus órdenes, acabaron oponiéndose a Trump en varios momentos clave. En particular, durante los levantamientos contra la brutalidad policial tras el asesinato de George Floyd, Trump quiso invocar la Ley de Insurrección y desplegar tropas federales para aplastar las protestas, pero tanto el jefe del Estado Mayor Conjunto, Mark Milley, como el secretario de Defensa, Mark Esper, se le opusieron a Trump y efectivamente bloquearon a Trump de modo que no lo hiciera.

Trump le declaró a The New Yorker que “Eran personas muy poco talentosas y, una vez que me di cuenta, no me apoyé en ellas, sino que me apoyé en los verdaderos generales y almirantes dentro del sistema”. No está claro a quiénes él se refiere exactamente, pero aparentemente no eran las personas que tenían la autoridad general en las fuerzas armadas y en el Departamento de Defensa. The New Yorker (así como otras fuentes) informó que Milley y Esper emprendieron medidas para impedir que Trump declarara ley marcial y/o iniciara una guerra con el fin de mantenerse en el poder después de perder las elecciones. Y Milley y Esper también hablaban regularmente con sus propios subordinados, así como con fascistas como el procurador general Bill Barr, que aparentemente estaban vacilando en seguir a Trump en todo lo que éste quería.

El 9 de noviembre, cuando resultó claro que Trump había perdido las elecciones, éste despidió a Esper y lo reemplazó con un tipo dócil (Christopher Miller) como secretario de Defensa, y nombró a varios fanáticos tipo MAGA como altos ayudantes de Miller. Milley dice que lo vio como preparativos para un golpe de estado. Milley dijo que sostuvo una reunión con dos de estas personas tipo MAGA que según se informa se desenvolvió así:

“Cualesquiera que sean las maquinaciones que ustedes estuvieran tramando... ‘la vida se ve muy mal desde detrás de las rejas. Y, el que ustedes quieran reconocerlo o no, va a haber un presidente a exactamente las 1200 horas el día 20 y su nombre es Joe Biden. Y, si ustedes hacen algo que es ilegal, no me importa que ustedes vayan a dar a la prisión’”.

Según The New Yorker, “Trump y sus hombres no lograron ejecutar el complot, en parte porque no entendían que Milley y los demás nunca habían sido los generales de Trump y nunca lo serían”. Pero lo que también está claro es que los fascistas también han resumido que necesitan a gente muy dura al control del estado a varios niveles, especialmente en las fuerzas armadas y otras instituciones gubernamentales de represión.

Spanish Something Terrible or Something Truly Emancipating - Square, wo "NEW"

 

El Departamento de Justicia ejecuta un allanamiento legal; los fascistas gritan “guerra civil”

Mientras todo esto se fermentaba, el Comité de la Cámara de Representantes sobre el 6 de Enero celebraba audiencias públicas y revelaba pruebas condenatorias de la participación de Trump en el complot golpista. (Vea Bob Avakian, Las audiencias sobre el 6 de enero — y la violencia de este sistema). Esto, a su vez, estaba generando llamados a que el Departamento de Justicia (DOJ) iniciara una investigación criminal sobre el papel de Trump. El procurador general Merrick Garland, así como Biden, parecían muy reacios a hacerlo.

Luego, el 8 de marzo, el FBI ejecutó una orden de allanamiento contra la residencia de Trump en Mar-a-Lago, Florida. El FBI dice que se llevó a cabo de acuerdo con todos los debidos procedimientos legales que dicta este sistema. Un juez federal revisó la solicitud del Departamento de Justicia y decidió que existía causa probable para creer que había evidencia de un delito en Mar-a-Lago y que Trump no se había mostrado dispuesto a presentar esa evidencia en respuesta a una citación anterior. Notificaron poco antes al abogado de Trump y a su séquito del Servicio Secreto. Le presentaron la orden judicial y le entregaron al abogado de Trump un inventario del material sospechoso confiscado.

En segundo lugar, aparentemente el objeto del registro no estaba directamente relacionado con la participación de Trump en el atentado golpista del 6 de enero. Más bien, se ejecutó porque Trump se había apoderado ilegalmente de propiedad del gobierno —en concreto, documentos clasificados— y después de afirmar que lo había devuelto todo, según se informa surgió evidencia de que él seguía en posesión ilegal de propiedad del gobierno, incluidos documentos clasificados.

En tercer lugar, la orden de registro mencionaba potenciales violaciones de la Ley de Espionaje que, si la evidencia las confirmara y esto resultara en cargos, sería extremadamente serio, tanto en términos de posibles sanciones penales como por las implicaciones políticas de acusar a un ex presidente de “espionaje”. Aunque fuera realizado de acuerdo con el estado de derecho, como sostiene el Departamento de Justicia, también podría interpretarse como un paso importante contra los esfuerzos de Trump por volver al poder, y sean cuales fueren los hechos del asunto, la situación es claramente extraordinaria.

Las fuerzas fascistas reaccionaron de inmediato. En cosa de horas, Steven Crowder declaró a sus 1.9 millones de seguidores en Twitter: “Mañana es guerra. Que se duerman bien”. Charlie Kirk, líder del grupo estudiantil fascista Turning Point (Punto de Viraje), tuiteó: “Aquellos no se detendrán hasta que teman un costo por sus abusos. Así funciona la cosa”. Un partidario de Trump se jactó: “Ya he comprado mi municiones”. Otro declaró: “¡Guerra civil! Empuñen las armas, mis compas”. En la plataforma Truth Social de Trump, alguien posteó: “Al fin y al cabo, se necesita que los responsables de estas acciones tiránicas sean ahorcados”.

Ben Collins, que se reportea sobre “desinformación, extremismo e internet” para el Noticiero NBC, escribió el lunes 8 de agosto: “Los mensajes en estos foros pro-Trump esta noche son tan violentos que los que he visto desde antes del 6 de enero. Tal vez aún más”.

El martes 9 de agosto, se habían posteado en línea los particulares del juez federal que firmó la orden, y fue necesario retirar su página oficial del sitio web del tribunal. El jueves 11 de agosto, un hombre que, según se informa, estaba armado con un rifle AR-15 y una pistola de clavos atacó a una oficina del FBI en Cincinnati y posteriormente fue abatido por la policía.

Pero no fueron tan sólo los agitadores fascistas más extremos o los lunáticos de la base — el Partido Republicano en su inmensa mayoría se unió en torno a Trump, tal como lo hizo el Noticiero FOX.

Nadie puede decir con certeza lo que pasará a continuación, pero el peligro de la violencia fascista y de una toma de poder fascista es más vívido que nunca.

Tal vez los acontecimientos de las últimas dos semanas no se desenvuelvan en una línea recta, pero el arco general es de intensificación. A la luz de esto, cabe no sólo reflexionar sobre el siguiente comentario de Bob Avakian, sino que ponerse a trabajar con urgencia para hacerlo realidad:

Hace falta cambiar radicalmente esta situación, al grado en que haya masas de personas preparadas para derrotar a estos fascistas y a hacerlo como parte de deshacerse de este sistema entero, que ha engendrado a estos fascistas, junto con todos los demás horrores que perpetra continuamente. (De “Este es un momento poco común en que la revolución se vuelve posible — por qué es así, y cómo aprovechar esta oportunidad poco común”)

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Del genocidio en Gaza, a la creciente amenaza de una guerra mundial entre potencias nucleares, a la creciente devastación ambiental…, el sistema capitalista-imperialista que nos gobierna es un horror para miles de millones de personas por todo el mundo y está desgarrando el tejido de la vida sobre la Tierra. Ahora, la batalla total al interior de la clase dominante estadounidense, entre republicanos fascistas y demócratas criminales de guerra, está llegando a un desenlace —probablemente durante, o antes de, las venideras elecciones—, desgarrando a la sociedad como nunca antes había ocurrido desde la Guerra Civil.

Bob Avakian (BA), líder revolucionario y autor del nuevo comunismo, ha desarrollado una estrategia para hacer los preparativos para la revolución y para hacerla. Ha analizado científicamente que el presente es un momento poco común en el que una revolución real se ha vuelto más posible, y ha expuesto la visión panorámica, la base sólida y el plano concreto para “lo que sigue” en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.

El sitio web revcom.us sigue y aplica esa dirección y es esencial para todo esto. Posteamos nuevos materiales de BA y seleccionamos el conjunto de su obra. Aplicamos la ciencia que él ha desarrollado para analizar y poner al descubierto cada acontecimiento clave en la sociedad, cada semana. Revcom.us postea la dirección oportuna de BA para los revcom (comunistas revolucionarios), incluidos sus despachos en las redes sociales que desglosan esto para la gente cada semana y a veces con más frecuencia. Actuamos como un eje que guía y conecta para el creciente movimiento revcom a nivel nacional: no sólo muestra lo que se está haciendo, sino aborda lo que está bien y lo que está mal y aprende rápidamente — y recluta gente nueva para lo que tiene que ser una fuerza en rápido crecimiento.

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