Los titulares del jueves 20 de enero le atribuyeron al filibusterismo el mérito de haber permitido que los republicanos en el Senado impidieran la aprobación de dos proyectos de ley sobre el derecho al voto apoyados por los demócratas. Esos proyectos de ley tenían el objetivo de contrarrestar los ataques a los derechos de los votantes negros por parte de los fascistas republicanos en muchos estados. Como señaló un artículo de revcom.us, estas maniobras en contra de los votantes negros y otras maniobras para controlar y subvertir las elecciones son “una parte vital de la consolidación de un gobierno fascista total”1.
En este escrito, quiero señalar brevemente cómo, durante casi un siglo, el filibusterismo del Senado se utilizó casi exclusivamente como un arma de la supremacía blanca para proteger la inhumanidad masiva del Jim Crow del Sur hacia los negros contra todo intento de impugnarlo vía las leyes federales.
¿Qué es el filibusterismo?
El filibusterismo es una forma para que el partido minoritario en el Senado retrase o detenga la aprobación de un proyecto de ley. El partido minoritario (o incluso tan sólo un senador o un grupo de senadores) simplemente insiste en que el “debate” sobre el proyecto de ley continúe indefinidamente hablando en el pleno del Senado continuamente, hasta que el proyecto se retire.
A diferencia de la Cámara de Representantes, donde la discusión y el debate siempre podían terminarse con un voto de la mayoría simple o “cloture” [ponerle fin], no hubo ningún procedimiento para detener un filibusterismo en el Senado hasta 1917. Ese año se añadió una disposición, llamada Regla 22, para poner fin al filibusterismo mediante una votación de “cloture”, pero que se requería el voto de 67 (2/3) de los senadores. Esto se cambió a 60 (3/5) senadores en 1975, que sigue siendo una “supermayoría” casi imposible. Y desde ese entonces, se han operado más cambios de modo que ahora hay un "filibusterismo silencioso": ahora los oponentes de un proyecto de ley ni siquiera tienen que presentarse en el salón y hablar, pero los defensores todavía tienen que juntar los 60 votos para "poner fin" a la "discusión" que ni siquiera se está realizando2.
Limitación del uso a la protección de la supremacía blanca
Históricamente, el filibusterismo se utilizaba únicamente en ocasiones poco comunes — y casi siempre de parte del partido que representaba los intereses de los defensores de la supremacía blanca descarada y despiadada, con el fin de impedir la aprobación de leyes que afectaran a la supremacía blanca abierta, despiadada y legal del Jim Crow en el Sur. Durante medio siglo, bloquearon la aprobación de leyes que convertirían los linchamientos en un delito federal, pondrían fin a la segregación por ley, eliminarían obstáculos como el impuesto electoral y las pruebas de alfabetización utilizadas para impedir el voto de los negros, y otros esfuerzos.
La primera prueba importante se dio en 1922, cuando el proyecto de ley Dyer contra el linchamiento fue aprobado en la Cámara y pasó al Senado. Esto ocurrió en un momento en el que, como señaló Bob Avakian, “todos los hombres negros que crecieron en el Sur durante el Jim Crow tenían un temor razonable de ser linchados”3. Un bloque de demócratas del Sur sostuvo un filibusterismo e impidió la aprobación del proyecto de ley. Se convirtió en noticia nacional. Un líder de la NAACP calificó el uso del filibusterismo para detener el proyecto de ley contra el linchamiento como una “licencia para que las turbas linchen sin que se les molesten”. De hecho, en tan sólo los ocho días siguientes, los justicieros racistas lincharon a otros cuatro hombres negros. Durante décadas, los siguientes proyectos de ley contra el linchamiento fueron igualmente archivados, el más reciente en 20204. ¡Al día de hoy, no existe ninguna ley federal contra el linchamiento!
El senador supremacista blanco Strom Thurmond batió el récord cuando se puso de pie en el Senado durante 24 horas para bloquear la aprobación de la Ley de Derechos Civiles de 1957. La versión de la ley que finalmente se aprobó fue calificada como diluida, sin disposiciones para su aplicación. En 1948, cuando Thurmond era gobernador de Carolina del Sur, hizo una declaración que arroja luz sobre por qué el filibusterismo quedó en manos del Sur de la supremacía blanca y el Jim Crow: “El ejército no cuenta con suficientes soldados como para obligar a la gente en el Sur a desintegrar la segregación y admitir a la raza nigger en nuestros cines, en nuestras piscinas, en nuestros hogares y en nuestras iglesias”.
Deténgase un minuto y deje que se asimile la fealdad de esa cita — y los siglos de opresión que concentra.
Así que la excepción del filibusterismo al dominio de la mayoría en el Senado fue el resultado de un acuerdo tácito entre los que representan los intereses de la clase dominante de Estados Unidos, dandoles a aquellos como Thurmond el poder de veto en asuntos de supremacía blanca, a un costo inimaginable para las generaciones de negros en este país.
Ah, ¿y quién es Strom Thurmond? Es el racista con el que Biden no puede dejar de presumir de haber podido trabajar, tan recientemente como la derrota de la semana pasada de su tibio intento de aprobar el proyecto de ley sobre el derecho al voto.