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Para solucionar la crisis climática, se requerirá una revolución

Y nada menos

Nota de la redacción: este artículo de Paul Street, historiador y autor, apareció originalmente el 9 de diciembre en The Paul Street Report y se reimprime aquí con autorización.

Ayer fue un hermoso día en Iowa City, al menos eso pensé hasta que reflexioné sobre el calor tan ridículo que hacía para un diciembre en los estados del Medio Oeste y miré hacia arriba para ver no una o dos, sino siete o más estelas blancas de los sobrevuelos de aviones diferentes.

Contrails in the sky

 

La reflexión y los avistamientos están relacionados. El planeta se está convirtiendo en una sobrecalentada cámara de gases de efecto invernadero debido a la temeraria extracción y quema masiva de combustibles fósiles, y los viajes aéreos son uno de los principales quemadores de carbono per cápita. “Alrededor del 2,4% de las emisiones mundiales de CO2 provienen de la aviación. Junto con otros gases y las estelas de vapor de agua producidas por los aviones”, informó la BBC el año pasado, “la industria es responsable de alrededor del 5% del calentamiento global”, a pesar de que menos de la mitad de las personas viajan por avión anualmente en los países ricos.

Las advertencias en relación al grave peligro existencial que supone el cambio climático “antropógeno” (realmente capitalógeno) naturalmente se vuelven más graves con cada informe climático que pasa. Anteriormente este año, la Organización Meteorológica Mundial (OMM) publicó un aterrador estudio con la advertencia de que es casi seguro que en los próximos cinco años se dará un “aumento” en la temperatura global promedio que nos llevará más allá del punto de inflexión de 1,5 grados C (2,7 grados Fahrenheit) que la ciencia desde hace mucho tiempo le ha dicho a la humanidad que no incumpla si quiere disfrutar de un futuro digno. Llegaremos a esta zona de peligro térmico extremo antes de lo previsto porque el sistema capitalista mundial continúa quemando de manera temeraria carbón, petróleo y gas a escala masiva.

F-16 military fighter jets over Baltic Sea, for Ukraine.

 

El vasto imperio militar de Estados Unidos es el principal emisor institucional de carbono del planeta. En la imagen, cazas de combate militares F-16 sobre el Mar Báltico, mayo de 2023.    Foto: AP

Ninguna nación ha hecho más para crear esta crisis, el problema más grande de nuestros tiempos o de cualquier época (no habrá justicia social, ni belleza, ni ciencia, ni poesía, ni deporte, ni el amor sobre un planeta muerto), que los Estados Unidos de América. Es el orden capitalista global entero el que está empujando a la humanidad al precipicio climático, sin duda, pero el papel estadounidense en la creación de esta pesadilla no tiene par. Estados Unidos es el número uno en lo que respecta a la contaminación histórica por carbono. Su vasto imperio militar es el principal emisor institucional de carbono del planeta. Tiene la tasa de emisión de carbono per cápita más alta del mundo. Y ahora, bajo la dirección del presidente estadounidense supuestamente amigable con el clima, el belicista imperialista “Genocida Joe” Biden, The New York Times informa:

“Los yacimientos petrolíferos estadounidenses están brotando nuevamente, lo que ayuda a reducir los precios del combustible, pero también amenaza con socavar los esfuerzos por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero… Sólo tres años después de que la producción de petróleo estadounidense colapsara durante la pandemia, las compañías energéticas están produciendo un récord de 13,2 millones de barriles por día, más que Rusia o Arabia Saudita. El flujo de petróleo ha aumentado aproximadamente 800.000 barriles por día desde principios de 2022, y los analistas esperan que la industria agregue otros 500.000 barriles por día el próximo año… Estados Unidos está produciendo niveles históricos de petróleo crudo…. ‘Estamos logrando la seguridad energética y reduciendo la inflación palanqueando la producción de petróleo con altas emisiones y alto contenido de carbono’, dijo Amy Myers Jaffe, directora del Laboratorio de Energía, Justicia Climática y Sustentabilidad de la Universidad de Nueva York. ‘Vamos a necesitar abordar ese conflicto’... Estados Unidos ahora exporta aproximadamente cuatro millones de barriles al día, más que cualquier otros miembro de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, excepto Arabia Saudita... La mayor parte de la nueva producción de petróleo de Estados Unidos proviene de la Cuenca Pérmica, que se extiende a ambos lados de Texas y Nuevo México. También hay algunos proyectos nuevos y ampliaciones en Alaska y en alta mar en el Golfo de México... La bonanza ha ayudado a los consumidores estadounidenses. Esta semana el precio promedio del galón de gasolina regular fue de $3.25 el galón, 25 centavos por debajo de lo que costaba un año antes y casi $1.80 por debajo del precio récord fijado en junio de 2022…”

Según el New York Times, “la producción de petróleo estadounidense está alcanzando niveles récord, generando beneficios económicos y de política exterior, pero ponen los objetivos medioambientales aún más fuera del alcance. Vaya: ¿“poner los objetivos medioambientales aún más fuera del alcance”? Por no decir “poner en peligro cada vez más grave la supervivencia humana”.

El New York Times señala correctamente que Biden —llamémoslo el “Ecocidio Joe”— ha traicionado sus promesas de campaña respetuosas con el clima al “intimidar a las compañías petroleras para que aumenten la producción en un esfuerzo por hacer caer los precios para los consumidores”, al “aprobar un gran proyecto de excavación en Alaska a pesar de las objeciones de los ambientalistas y una pequeña cantidad de permisos de petróleo y gas en alta mar”.

Bueno. Cierto. Pero el New York Times deja dos cosas fuera de la escena. En primer lugar, quién es Joe Biden. Es un imperialista corporativo engañoso e insincero con un historial deprimentemente largo de mentirle al pueblo estadounidense. (Consulte un repaso de su feo historial de fabricaciones y mentiras durante el verano de 2019 en mi ensayo: “No Joe: On Character, Quality, and Authenticity”, CounterPunch, 20 de septiembre de 2019).

En segundo lugar, como sostiene correctamente el Grupo de Trabajo en Temas Ambientales del Partido Comunista Revolucionario (PCR), Estados Unidos, en realidad no se trata de quién es el presidente de Estados Unidos, sino del capitalismo:

Lo que falta en este informe es la aleccionadora e incómoda verdad de que es IMPOSIBLE que este sistema interactúe de manera sustentable con el medio ambiente. Los combustibles fósiles forman parte de los cimientos del capitalismo-imperialismo, y para reducir y abolir su uso con la urgencia, la escala y el alcance necesarios, se requeriría nada menos que una revolución para derrocar este sistema y reemplazarlo con un sistema económico-social socialista radicalmente diferente, liberador y ecológicamente sustentable”.

En efecto. La catástrofe climática NO se evitará bajo el sistema de ganancias.

Permítanme repetirlo: la catástrofe climática NO se evitará bajo el capitalismo.

Esto se debe a al menos seis razones:

* El capitalismo se basa en una competencia constante de expandirse o morir, entre empresas y estados capitalistas, competencia que les impide dejar lo que queda de los combustibles fósiles del mundo a empresas, gobiernos y fuerzas armadas rivales.

* El capitalismo está demasiado fuerte y tienen inversiones tan grandes en la extracción, la refinación y la quema de combustibles fósiles como para desinvertir a tiempo para evitar una catástrofe.

* El propio capitalismo debe expandirse incesantemente, mercantilizando y contaminando una porción cada vez mayor del planeta a fin de mantener una tasa promedio de ganancias mínimamente decente.

* Todavía quedan combustibles fósiles más que suficientes en el planeta para que el capitalismo los extraiga y los queme hasta el extremo en que el calentamiento galopante se vuelva irreversible.

* El capitalismo no tiene ningún interés serio en el bien común a largo plazo: es un sistema socio patológico dedicado a ningún poder más alto que el resultado final a corto plazo, la acumulación privada y las ganancias.

* El sistema capitalista mundial está dividido en más de 200 estados soberanos, algo que obra en contra de la acción coordinada, a nivel de toda las especies y planetaria (y más ampliamente ambiental) que se requiere para evitar el desastre.

El gran intelectual de izquierda Noam Chomsky dice que no podemos esperar a que se dé una transformación socialista a fin de solucionar la crisis climática la que avanza rápidamente. Tendrá que resolverse bajo el capitalismo, afirma, proponiendo un Nuevo Acuerdo Verde.

Pero la noción de solucionar la crisis climática bajo el capitalismo es tan realista como la noción de que yo, de 60 años y pico, de un metro setenta y tantos, me convierta en un ala-pivote titular de la Asociación Nacional de Baloncesto. Y lea este importante ensayo del Grupo de Trabajo en Temas Ambientales del PCR “Por estas 5 razones ‘El Nuevo Acuerdo Verde’ es engañoso, peligroso y parte del problema”.

Una máxima intelectual común de la izquierda dice que “la gente hoy puede imaginar más fácilmente el fin de la vida misma que el fin del capitalismo”. Si eso es así, pues será mejor que la “gente” reconfigure su imaginación rápidamente. El capitalismo es el fin de la vida misma y está llevando a la humanidad al precipicio a un ritmo cada vez más acelerado.

Si le gustó este ensayo, es posible que también desee leer Paul Street, “Too Bourgeois: A Review of Atlantic Council and Guggenheim Fellow and Nice Guy Jeff Goodell’s ‘The Heat Will Kill You First’”, The Paul Street Report, 14 de septiembre de 2023.