Pregunta 1: ¿Qué tipo de sistema es éste en que un partido que gobierna sobre ustedes aprueba una ley que literalmente desata a plagas de cazadores de recompensas y soplones que pueden cerrar clínicas del aborto con recompensa en efectivo — mientras el otro partido les dice a las mujeres: acepta que tus derechos se hayan ido, que quizá tu vida se haya acabado, pero supéralo — requerirá décadas para cambiar la situación por medios electorales?
Respuesta: Un sistema que representa una amenaza mortal a toda mujer de edad fértil. Y un sistema en el cual ni tú —ni nadie— debe tener que vivir.
El 3 de septiembre, el día después de que la Corte Suprema permitió que quedara en vigor una ley fascista en Texas que en efecto prohíbe el aborto, la redacción del New York Times —en un editorial sobre esta ley y sobre la probabilidad de que la Corte Suprema triture aún más y quizá repudie por completa la decisión Roe contra Wade que estipula que el derecho al aborto se garantiza por la Constitución— aconseja a las personas para que, en efecto, pierdan las esperanzas de conservar el derecho al aborto.
Aquí va lo que dice el Times:
Cualquier logro a largo plazo significará luchar de la misma manera en que han luchado los activistas antiaborto durante décadas — en la esfera política, ganando elecciones a nivel estatal y federal y cambiando leyes como resultado… Es un camino largo y difícil, pero es el único el cual tienen que tomar todas las reformas duraderas en una Democracia. [hemos agregado el énfasis]
Pregunta: ¿A cuántas mujeres está dispuesto a sacrificar el New York Times durante las décadas que se requieren para obtener la supuesta reforma duradera?
¿Cuántas morirán en el intento, tirándose por las escaleras, cayendo en manos de “médicos” charlatanes, o recurriéndose a abortistas clandestinos o estafas en línea? ¿Qué les pasará a la mayoría de las mujeres que necesitan un aborto pero no tienen para viajar a otro estado? ¿Cuántas adolescentes encontrarán que su primera experiencia romántica se convierte en un embarazo no planeado y postergarán por toda la vida sus sueños? ¿Cuántas mujeres víctimas de violación o incesto serán obligadas a ser madres contra su voluntad, lo mismo que la violación fue contra su voluntad? ¿Cuántos niños serán pasados de un lado para otro en un sistema disfuncional y brutal de acogida temporal, gracias a un movimiento teocrático cristiano que nunca se trataba de “bebés” — y siempre se trataba de controlar a las mujeres?
Respuesta: Las vidas que se contarán en décadas — pero ni siquiera eso cubre la mitad del daño si un crimen contra la mitad de la humanidad se legitimara como la forma en que funciona la democracia.
Última pregunta: ¿Qué tipo de sistema tan siquiera sometería a votación el derecho de la mujer de controlar su propia reproducción — su propia autonomía corporal?
Y la respuesta final: Un sistema al cual hay que derrocar y remplazar por otro radicalmente diferente en que un nuevo poder estatal da respaldo y fuerza a la lucha hasta el final para la emancipación total de las mujeres como algo elemental para la emancipación de toda la humanidad. Con una Constitución que garantizaría este derecho desde el comienzo — tal como consagra la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, donde se pronuncia claramente que:
[L]a Nueva República Socialista en América del Norte estima que es de máxima prioridad no sólo establecer y concretar en la práctica la plena igualdad legal para la mujer —y los derechos y libertades básicos que son esenciales para le emancipación de la mujer, tales como la libertad reproductiva, incluyendo el derecho al aborto así como el control de la natalidad—, sino también aumentar cada vez más su participación con cada vez menos trabas, en pie de igualdad con el hombre, en toda esfera de la sociedad y propagar y popularizar la necesidad y la importancia de arrancar de raíz y superar todas las expresiones y manifestaciones del patriarcado y la supremacía masculina que quedan en las relaciones económicas y sociales y en los ámbitos de la política, la ideología y la cultura y promover el objetivo de emancipar plenamente a la mujer y el papel fundamental de la lucha por esa emancipación en la transformación general de esta sociedad y del mundo en conjunto. (p. 79)
No es posible reformar un sistema capitalista que tiene el patriarcado como una parte integral y que depende de ello para su funcionamiento básico. SI QUIERES QUE POR FIN LAS MUJERES SEAN LIBRES, HACE FALTA UN NUEVO PODER ESTATAL.