Pongamos las cosas en claro sobre las revoluciones rusa y china
Notas de investigación sobre la hambruna de 1932-1933 en la Unión Soviética
La hambruna de 1933 en la Unión Soviética: lo que pasó en realidad, por qué NO fue una “hambruna intencional”
En 1933 se produjo una gran hambruna en la Unión Soviética. Cobró un saldo terrible en vidas humanas y exacerbó las dislocaciones que acompañaron a las grandes transformaciones de la economía y la sociedad del Primer Plan Quinquenal lanzado en 1928 y la colectivización socialista de 1929-1930. ¿Qué causó la hambruna?, ¿cuántas personas murieron y cómo respondió el liderazgo comunista? — todas estas han sido cuestiones muy controvertidas en el análisis político y la investigación académica.
Tal como se presenta en la mayoría de las historias tradicionales, los libros de texto estándar y los comentarios periodísticos, y tal como se analiza en el trabajo de académicos anticomunistas profesionales como Robert Conquest, la hambruna se erige como una imponente denuncia contra la brutalidad salvaje y la indiferencia calculada de Stalin. Conquest y los autores del Libro Negro sobre el Comunismo declaran que esta hambruna es uno de los “grandes crímenes” del comunismo.
Estas versiones generalmente hacen tres conjuntos de afirmaciones:
- La hambruna fue el resultado de niveles de cuotas de adquisiciones excesivamente altos impuestos por el estado soviético.
- La hambruna fue inducida deliberadamente para castigar la resistencia campesina a la colectivización en Ucrania y frustrar las aspiraciones nacionales ucranianas, y esto constituyó un genocidio.
- La hambruna causó millones de muertes innecesarias, algunas estimaciones alcanzan los 10 millones, y poco se hizo para aliviar este sufrimiento.
Importante trabajo académico de los últimos 20 años ha examinado intensamente la hambruna, haciendo uso de materiales de archivo que se han hecho disponibles hace poco y de la correspondencia de Stalin con funcionarios de alto rango que se hizo disponible a principios de los años 1990. Esta investigación permite obtener una imagen más completa y precisa de lo que realmente sucedió y por qué — considerando cuestiones de política y desempeño económicos, prácticas agrícolas, cuestiones ambientales y contradicciones sociales.
Al examinar y evaluar nuevas investigaciones, queda claro que la verdad es muy diferente a lo que transmite la narrativa anticomunista. La evidencia señala lo siguiente:
1. La hambruna de principios de la década de 1930 no se precipitó debido a adquisiciones excesivas sino a una escasez absoluta de cereales.
Las adquisiciones se refieren a la entrega obligatoria de una cantidad fija de cereales al estado socialista por parte de los colectivos socialistas recién formados. El estado fijaba los niveles de entrega, o cuotas, y a los agricultores colectivos se les pagaba por el grano a precios también fijados por el estado.
A) La colectivización en perspectiva
Hay una imagen simplista y distorsionada de la relación entre el estado soviético y el campesinado que tiñe el discurso convencional: la idea de que los campesinos simplemente querían cultivar y comer, el estado quería quedarse con su grano. Pero los campesinos en Ucrania, así como en otras zonas rurales de la Unión Soviética, formaban parte de un sistema económico y de suministro de alimentos integrado.
Los cereales (y las materias primas) entregados al estado se utilizaron para alimentar a la población urbana, abastecer al ejército y satisfacer las necesidades de la industrialización — y también se exportaron cereales para generar divisas con las que comprar tecnología avanzada para nuevas industrias, servicios públicos, ferrocarriles, etc. Parte de la producción bruta de los colectivos se utilizó para alimentar a sus propios miembros (y al ganado), para proporcionar semillas, etc. Al mismo tiempo, los colectivos recibían tractores y otra maquinaria y apoyo técnico. Se ampliaron los recursos educativos en el campo y se difundieron los conocimientos técnicos. Se promovió la cultura. Los campesinos estaban asumiendo responsabilidades administrativas y políticas. Se libró una lucha contra la subordinación de las mujeres.
En resumen, el estado socialista estaba iniciando y forjando nuevas relaciones económicas y de intercambio mediante la colectivización en el campo y la elaboración del Primer Plan Quinquenal. Los cambios en el campo fueron parte de una revolución social más amplia y auténtica.
Pero el modelo soviético de planificación y desarrollo económico socialista, este primer intento de construir una sociedad libre de explotación y opresión, también tuvo graves deficiencias y problemas. El modelo de planificación enfatizaba la industria pesada y canalizaba recursos (mano de obra y materiales) del campo a las ciudades. Hubo una coacción considerable para llevar a cabo la colectivización; y si bien era necesario librar luchas contra los intereses capitalistas arraigados en el campo, muchos campesinos de nivel medio fueron tildados de enemigos de clase.
Mao Zedong criticaría al enfoque de Stalin hacia la colectivización: drenar un excedente demasiado grande del campo, las formas verticales en que se llevó a cabo, la comprensión insuficiente de la importancia del trabajo y lucha ideológica y el cambio de conciencia. Mao desarrolló y aplicó un enfoque mucho más liberador a la colectivización: apoyarse en el activismo de los campesino y desarrollar la conciencia socialista; prestar atención a los equilibrios entre producción y consumo, y entre industria pesada e industria ligera; incorporar al sistema de planificación una orientación encaminada a reducir y, en última instancia, superar las diferencias entre la ciudad y el campo; promover la iniciativa y la experimentación local; y tomar el desarrollo integral de la agricultura como base de la economía.
El Primer Plan Quinquenal de la Unión Soviética estaba imbuido de un gran sentido de urgencia: tanto la convicción de que las coordenadas materiales del socialismo podían crearse rápidamente como la preocupación de que el tiempo era escaso, de que un entorno económico y político internacional hostil pronto podría convertirse en un asalto militar a la primera y única sociedad socialista del mundo. Esto no era paranoia.
En 1931, Japón invadió a Manchuria, una región de China que hacía frontera con la Unión Soviética. El Ejército Rojo soviético se preparó para estar más en una posición de combatir. La crisis de Manchuria, como se le llamó, y otras amenazas militares influyeron mucho en las políticas económicas y de adquisición de cereales (había que alimentar y sostener al ejército). Aquí hay que señalar que muchos estudios sobre la hambruna pasan por alto o minimizan por completo cómo las preocupaciones reales de seguridad en el Lejano Oriente influyeron en la planificación y las prioridades presupuestarias.
B) Comprender el déficit de producción
La producción oficial de cereales en 1932 fue de unos 70 millones de toneladas. Pero según varios análisis recientes, la producción real fue considerablemente menor: no más de 50 millones de toneladas. ¿A qué se debe esa diferencia entre los niveles de producción oficiales y los reales?
Una parte de esta diferencia quizá esté relacionada con un representación errónea “triunfalista” del desempeño económico, lo que demuestra el éxito continuo de la nueva ofensiva socialista (una especie de “verdad política”, en la que la realidad se distorsiona para servir a fines políticos). Las autoridades y los organismos de planificación también interpretaron los resultados decepcionantes de las cosechas a través del filtro del incumplimiento por parte de los campesinos. En otras palabras, los campesinos en algunas de las colectividades exageraban las dificultades y subestimaban las cosechas para retener más cereales, por lo que las autoridades políticas y de planificación centrales daban por sentado que existía más grano del que se contabilizaba — y ajustaban los datos al alza. Además, como veremos, la dirigencia tenía una interpretación demasiado amplia de que la resistencia y la oposición en las zonas rurales eran la causa principal de las dificultades agrarias.
La fuerte caída de la producción debe analizarse más de cerca. Estuvieron en juego factores diferentes e interconectados.
Se dieron continuas dislocaciones, económicas y sociales, causadas por la colectivización. Había cuestiones de organización y gestión de los colectivos. Hubo descontento y resistencia entre sectores de campesinos, lo que afectó negativamente a la calidad de los cultivos. Estaban las presiones impuestas a la agricultura por las demandas de la rápida industrialización. La pérdida de parte de la mano de obra campesina hacia las ciudades fue otro factor importante. Tan sólo en 1931, dos millones y medio de campesinos, en su mayoría varones, emigraron permanentemente a las ciudades desde el campo. En términos de prácticas agrícolas, la planificación económica dio prioridad a los rápidos aumentos de la producción de cereales para aumentar la producción de alimentos, pero hubo consecuencias no intencionadas, como trastornos de las prácticas normales de rotación de cultivos lo que provocó el agotamiento del suelo.
Luego hay una concatenación particular de factores naturales y ambientales en 1932. El historiador Mark Tauger ha escrito extensamente sobre la hambruna. Reúne documentación sobre fenómenos meteorológicos con extremos de lluvia y humedad que provocaron infestaciones y enfermedades generalizadas en las plantas, especialmente roya (y los fitopatólogos soviéticos de la época habían proyectado una fuerte reducción en la cosecha potencial). Tauger sostiene que el tiempo excepcionalmente adverso causó graves disminuciones en la producción de cultivos, independientemente de otros factores, lo que fue la razón principal por la pequeña cosecha de 1932. Las pruebas aducidas son poderosas, aunque el curso y el efecto reales de la hambruna estuvieron influenciados por factores socio-económicos.
Más allá de la disminución real de la producción en 1932, acechaba el problema de las reservas de cereales peligrosamente disminuidas. Durante los tres años que precedieron a la hambruna, las reservas del año anterior se redujeron y utilizaron para satisfacer la mayor demanda urbana de alimentos, lo que significó que había menos amortiguador o reservas en el campo contra déficits inesperados.
Este problema de la disminución de las reservas de cereales en el campo se agravó debido a la introducción del sistema de pasaportes internos en diciembre de 1932. Se requería que todos los habitantes se inscribieran formalmente como condición para permanecer en las ciudades. El sistema de pasaportes tenía como objetivo frenar el flujo de campesinos hacia las ciudades — un proceso que se fomentó por el impulso de una rápida industrialización, y los planificadores lo veían con buenos ojos, pero que estaba ejerciendo presiones cada vez mayores sobre las ciudades. Muchos campesinos que se habían trasladado a las ciudades ahora fueron compelidos a regresar a las zonas rurales... exactamente en un momento en que las reservas de cereales en el campo eran extremadamente bajas, si no inexistentes.
De modo que una compleja combinación de factores contribuyó e influyó en el curso de la hambruna. La cuestión crítica es la siguiente: se dio un déficit absoluto y grave en la producción. El historiador Lewis Siegelbaum llega a una conclusión que parece correcta. La política agrícola-industrial se basó en la extracción máxima sostenible de un excedente de cereales. También se caracterizó por un sesgo a favor de las ciudades. Si bien las altas tasas de adquisición de cereales no causaron directamente la hambruna, sí, en sus palabras, tuvieron el efecto de “desplazar la hambruna de la ciudad a la aldea” (vea Lewis Siegelbaum, “Building Stalinism, 1929-1941” [capítulo 11], en Gregory L. Freeze, comp., Russia: A History, Second Edition [Oxford: Oxford Univ. Press, 2002]).
2. La magnitud de la hambruna, cuestiones de nacionalidad y la respuesta del estado
Siegelbaum, en el ensayo antes mencionado, produce una estimación de 4,2 millones de muertes por hambruna, de las cuales 2,9 millones, una mayoría sustancial, fueron en Ucrania. R.W. Davies y Stephen Wheatcroft cifran el número de muertes entre 4 y 6 millones.
Es un lugar común en las historias y el periodismo tradicionales hablar de la hambruna como un acto de genocidio, como un “holocausto soviético” — y varios gobiernos han adoptado resoluciones en que piden que la hambruna sea tratada como genocidio.
A) Particularidad de Ucrania
Ucrania produjo entre un cuarto y un tercio de la cosecha de cereales de la Unión Soviética, y fue en Ucrania (y en varias otras regiones productoras de cereales no rusas) donde la resistencia a la colectivización fue especialmente intensa — tanto oposición y sabotaje por parte de antiguas fuerzas kulak (los agricultores prósperos que habían explotado la fuerza laboral, se habían dedicado a la especulación y que en general dominaban la economía del campo), como la renuencia y la negativa de sectores de los campesinos medios. La resistencia a la colectivización alcanzó su punto máximo en el invierno de 1930, y a Ucrania, con menos del 20 por ciento de la población total de la Unión Soviética, correspondió un 30 por ciento de todos los “disturbios de masas” en 1930. Por otra parte, había campesinos más pobres en Ucrania y otras regiones agrícolas que se unieron a la colectivización. Para mediados de 1932, un 70 por ciento de los campesinos de Ucrania ya estaban en colectivos y el estado reclamaba un 40 por ciento de la producción de cereales.
A pesar de la pésima cosecha de 1932, el centro inicialmente insistió en que se cumplieran las cuotas — y estas cuotas se hicieron cumplir brutalmente con el acompañamiento de represión. La represión fue en parte una respuesta al bandidaje y al robo de cultivos y suministros de los colectivos agrícolas, actos llevados a cabo por personas dentro y fuera de los colectivos. En 1932, una ley draconiana estipulaba que los culpables de robar grano de los graneros, espigas de los campos y ganado podían ser condenados a muerte por fusilamiento. Para mediados de diciembre de 1932, 16.000 líderes colectivos locales y comunistas locales en Ucrania ya habían sido arrestados y más de cien recibieron la pena de muerte.
La cuestión nacional se manifiesta de manera compleja. Cabe desenredar esta cuestión un poco, y el trabajo de Terry Martin, Affirmative Action Empire [Imperio de la acción afirmativa], proporciona antecedentes útiles y un análisis informativo.
Al tratar de superar la desigualdad de nacionalidades, la Unión Soviética, bajo el liderazgo de Stalin, promovió la korenizatsiia, que se traduce aproximadamente como “indigenización”. Esta fue la política de formar a nuevos líderes y administradores de entre las nacionalidades anteriormente oprimidas — como un medio concreto de romper con el chovinismo gran ruso y dar poder a las poblaciones de las regiones no rusas.
Pero en la segunda mitad de 1932, la dirección central estaba cada vez más preocupada de que los comunistas locales ucranianos estuvieran aprovechando el ambicioso proyecto de indigenización de la revolución para plasmar ambiciones nacionalistas, incluidos los intentos de anexar territorios poblados por ucranianos en la Unión de Repúblicas Socialistas Federadas de Rusia. También hubo una historia de movimientos separatistas en Ucrania, con una fuerte base entre los campesinos: el organizador rural anarco-campesino Makhno había liderado un movimiento secesionista prolongado durante y después de la Guerra Civil de 1918-1921; y las fuerzas reaccionarias, anticomunistas y antisemitas, seguían activas.
Stalin y otros elementos de la dirigencia estaban llegando a la conclusión, basándose en parte en informes e investigaciones desde el campo, de que la “implementación no bolchevique” de políticas para la igualdad nacional estaba sirviendo de cobertura a elementos contrarrevolucionarios. (Los materiales de archivo revelan que Stalin estaba intentando muchísimo analizar lo que estaba sucediendo “sobre el terreno” y que las decisiones sobre política y los ajustes estaban muy influenciados por los informes que se recibían “desde el campo”.)
B) La comprensión del centro sobre las dificultades agrícolas y la respuesta a la hambruna
Sí parece que en el centro se afianzó la opinión de que las altas tasas de incumplimiento de las cuotas de adquisiciones en Ucrania y el Cáucaso Norte estaban relacionadas con tres factores: en primer lugar, el sabotaje por parte de los kulaks (y hay pruebas de que los kulaks se habían infiltrado en la estructuras colectivas); en segundo lugar, comunistas de voluntad indecisa que no estaban ejerciendo una vigilancia; y, en tercer lugar, la influencia del nacionalismo ucraniano, alimentado por los vínculos transfronterizos con los ucranianos en Polonia.
El centro consideraba que había un fuerte vínculo entre la crisis de los cereales, que, en algunos documentos internos, se sostenía que era el resultado de una “desaceleración del trabajo” y un “paro” funcionales por parte de algunos campesinos, fuerzas contrarrevolucionarias e influencias nacionalistas y la infiltración nacionalista del partido local (la rama occidental del partido ucraniano en realidad había abrazado y pasado al nacionalismo abierto).
En el mismo momento en que el hambre se extendía en Ucrania, el centro hacía pronunciamientos sobre los peligros del nacionalismo, y se hacían llamados para ajustar varios aspectos de la política de indigenización. Esto apoya superficialmente la tesis de que Stalin estaba empeñado en castigar a los ucranianos. Pero también se estaban aplicando ajustes en la política de indigenización a otros territorios no rusos.
Sin embargo, en virtud de la ubicación estratégica de Ucrania y su posición como centro productor de granos, y la creciente influencia de las fuerzas separatistas, Ucrania fue un foco particular de preocupación... y de lucha y represión tanto contra los campesinos en resistencia como contra los comunistas locales. Para marzo de 1933, se estimaba que ya había 90.000 personas en prisiones y campos de trabajo ucranianos, y se estaba deportando a presuntos kulaks y campesinos recalcitrantes. Pero la represión no tuvo motivaciones étnicas (los campesinos de otras regiones estaban sometidos a medidas similares). Lo que sí parece ser el caso es el siguiente: los dirigentes vieron en el sabotaje y el incumplimiento de los campesinos una fuente de reducción del suministro de cereales y respondieron con medidas punitivas — como una forma provisional de remediar la crisis de los cereales.
Los campesinos en Ucrania tenían que cumplir con altas cuotas de entrega, pero también lo tuvieron que hacer los campesinos en otros territorios no rusos (y también en territorio ruso). Los campesinos ucraniano soportaron penurias terribles... pero también lo hicieron los campesinos en una vasta franja que se extendía desde Kazajstán, pasando por el norte del Cáucaso, hasta Ucrania. Esto subraya nuevamente que fue la población rural la que sufrió desproporcionadamente esta hambruna (aunque las zonas urbanas también experimentaron tasas de mortalidad mucho más altas).
Cuando la realidad de la hambruna se hizo evidente, el estado y el partido tomaron medidas para hacerle frente y limitar el sufrimiento. Las cuotas de entrega de cereales se redujeron en Ucrania en la primavera y el verano de 1932 (en parte en respuesta a la presión y los informes de los comités regionales del partido). El racionamiento se extendió a entre 40 y 50 millones de personas en toda la Unión Soviética. Se envió ayuda alimentaria, de ninguna manera adecuada, a Ucrania y otras zonas. Se redujeron las exportaciones de cereales.
Si el objetivo de Stalin era tomar represalias contra los ucranianos con una hambruna “artificial” y “genocida”, pues es difícil explicar estas medidas. Y, repito, no se trataba de una hambruna exclusivamente ucraniana —hubo una crisis alimentaria generalizada en todo el país que afectó a los trabajadores urbanos y a los soldados, así como a los campesinos—, aunque Ucrania fue el epicentro. Una verdadera crisis de la producción de cereales, que no puede divorciarse de la forma en que se llevó a cabo y se hizo cumplir la colectivización, interactuó con luchas y preocupaciones políticas sobre cuestiones de nacionalidad.
3. Sociedad socialista y discusión abierta de las dificultades
Al investigar la verdad sobre la hambruna en Ucrania (y la hambruna durante el Gran Salto Adelante en China), surge una cuestión crítica: los medios de comunicación estatales, durante algún tiempo, no reconocieron la existencia de la hambruna ni informaron sobre ella, y no hubo una amplia discusión de lo que estaba pasando.
Es evidente que la gente fuera de las zonas afectadas se estaba enterando de la hambruna — por ejemplo, los campesinos que llegaban a las ciudades difundían noticias sobre el hambre en el campo. Las masas básicas escribieron cartas a la dirección, que fueron discutidas y circuladas. El novelista Mikhail Sholokhov tiene fama por haber escrito a Stalin en protesta por las medidas coercitivas adoptadas contra los campesinos hambrientos en su Kubán natal, que hace frontera con Ucrania. Se anunciaron y discutieron ajustes de políticas. No obstante, escasearon discusión y debate públicos — y, en la medida en que esta crisis si encontró expresión pública, el centro tendió a plantear las cosas en términos de revolución versus contrarrevolución.
Aquí se plantean contradicciones reales, grandes preguntas: sobre el desempeño económico y la seguridad nacional... la necesidad de unos medios de comunicación robustos — estatales, del partido, independientes y autogenerados; ser capaz de atraer a las masas al debate político, por un lado, y tener la capacidad de hacer frente decisivamente a situaciones de emergencia por el otro; mantener la moral frente a los asaltos ideológicos reaccionarios pero sin recurrir a la “verdad política”; y otras cuestiones similares.
La nueva síntesis del comunismo desarrollada por Bob Avakian proporciona un marco para examinar críticamente la experiencia de la primera etapa de la revolución comunista, para identificar las contradicciones del mundo real a que se enfrentan al transformar la sociedad y el mundo, y actuar en torno a ellas e incidir en ellas de manera que podamos ir más allá y hacerlo mejor en una nueva etapa de la revolución comunista.
Algunas lecturas
— La hambruna de 1932-1933 como intencional y punitiva: Robert Conquest, The Harvest of Sorrow: Soviet Collectivization and the Terror Famine [La cosecha del dolor: la colectivización soviética y la hambruna del terror] (Nueva York: Oxford University Press, 1986).
— Resumen de la política de colectivización, la producción de cereales y las razones de la hambruna: R.W. Davies y Stephen Wheatcroft en The Years of Hunger: Soviet Agriculture, 1931–33 [Los años del hambre: la agricultura soviética, 1931-1933] (Nueva York: Palgrave Macmillan, 2004). Refuta la tesis “intencionalista”, pero concibe erróneamente la colectivización como una forma de servidumbre.
— Un déficit real en la producción de cereales y factores naturales: Mark B. Tauger, “Natural Disaster and Human Actions in the Soviet Famine of 1931–33” [Desastre natural y acciones humanas en la hambruna soviética de 1931-1933], Carl Beck Papers in Russian & East European Studies, número 1506 (Pittsburgh: Centro de Estudios de Rusia y de Europa del Este, Universidad de Pittsburgh, 2001). Tauger ha producido una gran cantidad de obras, cuestionando enérgicamente las afirmaciones anticomunistas estándar sobre la “hambruna intencional”, lo que aporta datos empíricos nuevos y exhaustivos.
— Respuestas campesinas a la colectivización: Sheila Fitzpatrick, Stalin’s Peasants [Los campesinos de Stalin] (Nueva York: Oxford University Press, 1994). Una visión unilateral (negativa) de la colectivización, pero que explora las formas de “resistencia campesina” a la política estatal y hace una interesante observación de que muchos de aquellos que hubieran sido el núcleo sólido de la colectivización habrían migrado a las ciudades y a la industria.
— Asuntos de seguridad, política agrícola e invasión japonesa de Manchuria: David R. Stone, Hammer and Rifle: The Militarization of the Soviet Union, 1926–1933 [Martillo y rifle: la militarización de la Unión Soviética] (Lawrence: University Press of Kansas, 2000).
— La cuestión nacional: Terry Martin, The Affirmative Action Empire [El imperio de la acción afirmativa (Ithaca, Nueva York: Cornell University Press, 2001). Hace argumentos contra el genocidio intencional, pero enfatiza lo que llama la “interpretación nacional de la hambruna de 1933” por parte del centro.
Siga: @BobAvakianOfficial
Siga: @TheRevcoms
Lea: www.revcom.us
Vea: youtube.com/TheRevComs
DONATIVOS para revcom.us.
DONATIVOS para la revolución.
Del genocidio en Gaza, a la creciente amenaza de una guerra mundial entre potencias nucleares, a la creciente devastación ambiental…, el sistema capitalista-imperialista que nos gobierna es un horror para miles de millones de personas por todo el mundo y está desgarrando el tejido de la vida sobre la Tierra. Ahora, la batalla total al interior de la clase dominante estadounidense, entre republicanos fascistas y demócratas criminales de guerra, está llegando a un desenlace —probablemente durante, o antes de, las venideras elecciones—, desgarrando a la sociedad como nunca antes había ocurrido desde la Guerra Civil.
Bob Avakian (BA), líder revolucionario y autor del nuevo comunismo, ha desarrollado una estrategia para hacer los preparativos para la revolución y para hacerla. Ha analizado científicamente que el presente es un momento poco común en el que una revolución real se ha vuelto más posible, y ha expuesto la visión panorámica, la base sólida y el plano concreto para “lo que sigue” en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte.
El sitio web revcom.us sigue y aplica esa dirección y es esencial para todo esto. Posteamos nuevos materiales de BA y seleccionamos el conjunto de su obra. Aplicamos la ciencia que él ha desarrollado para analizar y poner al descubierto cada acontecimiento clave en la sociedad, cada semana. Revcom.us postea la dirección oportuna de BA para los revcom (comunistas revolucionarios), incluidos sus mensajes en las redes sociales que desglosan esto para la gente cada semana y a veces con más frecuencia. Actuamos como un eje que guía y conecta para el creciente movimiento revcom a nivel nacional: no sólo muestra lo que se está haciendo, sino aborda lo que está bien y lo que está mal y aprende rápidamente — y recluta gente nueva para lo que tiene que ser una fuerza en rápido crecimiento.
Digámoslo así: ¡no habrá revolución a menos que este sitio web no sólo “siga en marcha” sino que pase a alturas completamente nuevas!
Así que, ¿qué deberíamos dar para que 2024 sea nuestro año — un año de revolución?
¡Todo lo que puedas!
¡HAZ DONATIVOS AHORA a revcom.us y conéctate con BA y los revcom!
Tus donativos contribuyen a:
- Promover a BA en las redes sociales y Las Entrevistas con Bob Avakian en El Show RNL — ¡Revolución, Nada Menos!
- Fortalecer revcom.us como un sitio web accesible, seguro y robusto, capaz de ponerse a las alturas de las demandas extraordinarias de navegar en las tormentas y prepararse para la revolución en este año crucial sin precedentes.
- Costear el trabajo para que los revolucionarios viajen a “puntos candentes” nacionales, donde contradicciones extremas están desgarrando el tejido de este país y creando la posibilidad de arrancar una revolución real a esta situación que se intensifica.
- Ampliar el alcance y la cobertura de revcom.us
- Imprimir y distribuir materiales clave de Revcom, incluida la Declaración “Necesitamos y exigimos: Una forma completamente nueva de vivir, un sistema fundamentalmente diferente” y la Proclama “Somos los revcom (comunistas revolucionarios)”.