Primero: Estados Unidos es y siempre ha sido un país racista; un país donde es común la supremacía blanca; donde las autoridades y sus cagatintas fomentan toda clase de ideas y teorías absurdas sobre "la inferioridad de la gente de color". Así ha sido a lo largo de toda su historia y así es hoy. Y así seguirá siendo mientras este sistema de imperialismo capitalista— este sistema explotador, opresor y saqueador del mundo—siga gobernando. Pero puede que eso no sea mucho tiempo. Al fin y al cabo, no puede sobrevivir para siempre y hay forma de ponerle fin y remplazarlo con algo mucho mejor.
Un elemento crucial de esto son los treinta y pico millones de negros que viven en Estados Unidos. Quien sea serio y honesto sabe que en gran medida lo que ha enriquecido y dado poder a la clase dominante de este país ha sido la esclavitud y explotación del pueblo negro: una riqueza y poder que esos canallas usan hoy para explotar y oprimir más a las masas de aquí y por todo el mundo. Y quien sea serio y honesto sabe que para que triunfe la revolución en este país—una revolución que acabe con toda esta opresión y explotación y transforme la sociedad fundamentalmente—el pueblo negro tiene que desempeñar un papel de gran importancia en ella.
Esa es la verdad y no se puede negar. Lo que nos proponemos ahora es explorarla más a fondo: echar por tierra mentiras y poner de relieve los hechos. Usamos el conocimiento del pasado para arrojar luz sobre el presente y señalar el camino al futuro: un futuro que nos pertenezca a todos, en el cual los "nada de hoy han de ser", si nos atrevemos a conquistarlo y si sabemos cómo. Comprender cómo y por qué el pueblo negro ha sido esclavizado, discriminado, oprimido y explotado a lo largo de la historia y actualmente en Estados Unidos, y cómo podemos ponerle fin a todo eso, es una parte esencial de ese saber y atreverse; es esencial para la emancipación de veras, y no soluciones a medias, no solo para el pueblo negro sino para todos los explotados y oprimidos, en Estados Unidos y en el mundo entero.
EL PROBLEMA
No importa cómo se mida, la verdad es que el pueblo negro sigue pasando las de Caín en Estados Unidos y no hay pizca de igualdad. Los ataques racistas están aumentando en las calles y las universidades, y la situación de las masas negras es cada día más insoportable.
El ingreso promedio de los negros es apenas un tris más de la mitad del de los blancos; el desempleo es el doble del de los blancos. Para los negros es más difícil obtener servicios de salud, y son de inferior calidad. La desnutrición y las enfermedades afectan más a los negros; incluso más negros sufren del SIDA.
La tasa de mortalidad en el primer año es el doble para los niños negros que para los blancos. De hecho, en ciertos ghettos es mayor que en algunos países del tercer mundo, como Costa Rica y Cuba. Y esto es solo una pequeña parte de la realidad. En comparación con los blancos, el doble de las madres negras recibirán asistencia médica tarde en el embarazo o no la recibirán en absoluto; el doble de los niños negros vivirán en viviendas humildes, no tendrán empleo de adolescentes, tendrán padres sin empleo, perderán un padre y vivirán en instituciones.
La probabilidad de que vivan en la pobreza; de que su madre muera al dar a luz; de que vivan en una casa de crianza; de que sean asesinados entre los 5 y 9 años es tres veces mayor.
La probabilidad de que los niños negros vivan sin ninguno de sus padres supervisados por una agencia del welfare y de que sean asesinados en el primer año de su adolescencia es cuatro veces mayor.
Los negros corren mucho mayor peligro de ser asesinados por la policía que los blancos y son encarcelados en una proporción muchísimo mayor. De hecho es la mayor del mundo: ¡en Estados Unidos encarcelan más a los negros que en Sudáfrica!
Si los afroamericanos vivieran en otro país, digamos en uno de los países del bloque soviético, y sufrieran como sufren aquí, ¿quién en Estados Unidos no diría que se trata de un pueblo oprimido por el sistema? Pero aquí mienten y tapan la verdadera situación de los negros y por qué; viven así. Por lo tanto lo que hay que contestar es: ¿cuál es el PROBLEMA—qué y quién es responsable—y qué se puede hacer? ¿Cuál es la SOLUCION?