Los cargos en las órdenes de arresto de la Corte Penal Internacional en contra del primer ministro israelí Netanyahu (Netan-nazi) y su (ex) ministro de defensa Yoav Gallant son innegables. Israel ni siquiera está tratando seriamente de negarlos.
Hablando en nombre de Netan-nazi y de todo el gobierno israelí, Gallant emitió oficial y públicamente, justo después del 7 de octubre de 2023, estas órdenes al ejército israelí para que comience la destrucción de Gaza y su gente:
He ordenado un asedio completo a la Franja de Gaza. No habrá electricidad, ni comida, ni combustible, todo está cerrado.
Esas órdenes son, como se acusa, crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. Así es como despegó el genocidio intensificado de Israel. Y ha empeorado cada día desde entonces.
Pero si los gobernantes de Israel son criminales de guerra, ¿en qué se convierte esto a los gobernantes de Estados Unidos?
Si los gobernantes de Israel son criminales de guerra… ¿en qué se convierte eso a la clase dominante de Estados Unidos?
En su mensaje en las redes sociales @BobAvakianOfficial REVOLUCIÓN #99, “Mientras denuncian a los ‘terroristas’, los gobernantes de Estados Unidos apoyan abiertamente al terrorismo”, Bob Avakian señala lo siguiente:
El terrorismo implica el asesinato deliberado de personas inocentes, algo a lo que toda persona decente debería oponerse firmemente.
Bueno, según esta definición —según cualquier definición razonable—, Israel es un estado terrorista canalla, que se atribuye el derecho de desafiar el derecho internacional, incluso al extremo de cometer genocidio, tal como está haciendo en Palestina.
Y el hecho es que Israel no podría llevar a cabo tan fácilmente y de manera tan repetida masivos crímenes contra la humanidad y crímenes de guerra, si no fuera por el respaldo total de Estados Unidos.
Y luego sostiene, y deja en claro:
Biden —y básicamente el gobierno entero y la clase dominante entera de Estados Unidos, incluida definitivamente Kamala Harris— están apoyando a Israel en la ejecución de genocidio contra el pueblo palestino, ante todo el mundo, lo que no se debe al “poder del cabildo judío” — ni a que, según alguna noción ignorante, ridícula e indignante, “los judíos lo controlan todo”. Se debe al “papel especial” de Israel como un bastión fuertemente armado de apoyo para el imperialismo estadounidense en una región estratégicamente importante del mundo (el “Medio Oriente”). Además, Israel ha constituido una fuerza clave en la comisión de atrocidades que han contribuido al mantenimiento de la dominación opresiva del imperialismo estadounidense en muchas otras partes del mundo.
Si Israel es un estado terrorista canalla, ¿qué es Estados Unidos?
Todos los delitos imputados a los altos funcionarios del gobierno israelí han sido financiados, armados y habilitados por los gobernantes de Estados Unidos. Las bombas, los misiles, los tanques. Los vetos de la ONU que bloquean los ceses el fuego. La información de espionaje para poner en la mira a escuelas, hospitales y civiles. El hambre, las enfermedades, la tortura y la muerte. Los niños y los huérfanos masacrados.
¡Y más que eso! Estados Unidos no solo es cómplice de los crímenes de guerra y los crímenes contra la humanidad de Israel. En el sentido más amplio y definitorio, Estados Unidos es el instigador de estos crímenes.
Biden lo ha expresado de manera cruda, repetida y directa: “Si no existiera Israel, Estados Unidos tendría que inventarlo. Tendríamos que inventarlo porque [Israel] protege nuestros intereses”.
Estados Unidos no tiene que inventar un Israel. Pero “Estados Unidos” necesita financiar, armar, encubrir —hacer lo que sea necesario— para mantener a Israel como una sociedad de apartheid dotada de armas nucleares, lista para imponer la dominación estadounidense de un planeta de explotación y opresión. O, como lo expresan los gobernantes de Estados Unidos con la mierda más enfermiza patas arriba, ellos “defienden el derecho de Israel a defenderse”.
En resumen, si los gobernantes de Israel son culpables de crímenes históricos contra la humanidad —¡y lo son!—, los gobernantes de Estados Unidos son aún más culpables.