La nueva película del galardonado cineasta Christopher Nolan, Oppenheimer, se estrenará en los cines el 21 de julio. La película es una dramatización de la vida de Robert Oppenheimer, un físico teórico que en 1942 fue el principal científico a cargo de desarrollar la bomba atómica como parte del Proyecto Manhattan del gobierno de Estados Unidos.
El Proyecto Manhattan desarrolló y produjo dos bombas nucleares, cuyos nombres en clave eran Little Boy y Fat Man [Muchacho Pequeño y Hombre Gordo]. Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, Japón el 6 de agosto de 1945, y la segunda sobre Nagasaki, Japón el 9 de agosto de 1945. Esto ocurrió al final de la Segunda Guerra Mundial cuando los imperialistas estadounidenses estaban a punto de derrotar a los imperialistas japoneses en la guerra en Asia y el Pacífico.
Las estimaciones del número de personas que murieron inmediatamente en estos bombardeos varían de 110.000 a 210.0001, y los efectos en muchas más durarían décadas: muchos de los sobrevivientes enfrentarían leucemia, cáncer u otros efectos secundarios terribles de la radiación. Constituyó un crimen sin precedentes contra la humanidad.
Crimen Yanqui - Caso #97: 6 y 9 de agosto de 1945 — La incineración nuclear de Hiroshima y Nagasaki
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Muchas personas verán esta película sobre Oppenheimer, y seguramente habrá mucha discusión y controversia. Revcom.us publicará más sobre la película y su impacto después de su estreno el 21 de julio. Esta película podría ser un fenómeno cultural, especialmente en un momento en que ha aumentado la posibilidad de una guerra nuclear, e instamos a nuestros lectores a verla cuando salga y entren activamente en el debate y la discusión sobre la película. Vean, Carta de los Revcom de Nueva York.
Dado el tema de la película, aquí hay algunos puntos básicos sobre el lanzamiento de las bombas por parte de Estados Unidos:
1. La incineración nuclear de Hiroshima y Nagasaki se entiende mejor no como el final de la Segunda Guerra Mundial en el Pacífico, sino la apertura de la Guerra Fría2 entre Estados Unidos y la Unión Soviética. Estados Unidos soltó las armas atómicas como una “declaración”, como advertencia y amenaza, dirigida a la entonces socialista Unión Soviética, un acto que el historiador Gar Alperovitz ha llamado “diplomacia atómica”3.
Además fue un mensaje para el resto del mundo. Estados Unidos había salido de la Segunda Guerra Mundial como el principal gánster imperialista, y Estados Unidos le estaba diciendo al mundo “no se metan con nosotros”, ya ven lo que les espera.
La evidencia muestra que los japoneses ya habían indicado a través de los canales diplomáticos su disposición a rendirse. Hubo poco valor militar directo en destruir Hiroshima y Nagasaki, dos objetivos en gran parte civiles; y los expertos militares de Estados Unidos estudiaron meticulosa, y obscenamente, los espantosos patrones y efectos de la destrucción inmediata para su aplicación en el futuro. Este es un crimen contra la humanidad a gran escala, indeciblemente cruel y de alta tecnología... para el cual ningún gobierno ni presidente de Estados Unidos, demócrata o republicano, se ha disculpado.
2. Parece que Oppenheimer no se había arrepentido de los bombardeos. Pero estaba particularmente preocupado por el desarrollo inminente de la bomba de hidrógeno aún más poderosa y destructiva y el amenazante peligro de un holocausto nuclear. Por esto, junto con sus simpatías progresistas y su “culpa por asociación” con aquellos que se llamaron a sí mismos comunistas, fue perseguido durante el periodo del macartismo4, especialmente cuando la administración Truman lanzó sus agresivas políticas y programas contrarrevolucionarios de “contención” dirigidos contra la Unión Soviética y las luchas radicales y revolucionarias.
3. Los científicos que trabajaron en el Proyecto Manhattan respaldaron en gran medida una causa de derrotar a Hitler y lo que vieron como una “amenaza nazi-fascista para la civilización humana”. Pero como señaló uno de los académicos entrevistados para el documental de MSNBC que acompaña a la película, terminaron desarrollando la tecnología y el arma que podrían destruir la civilización, y las pusieron en las manos del gobierno de Estados Unidos. Contra lo que podría describirse como sus “mejores intenciones”, eran herramientas de los imperativos y los objetivos estratégicos del imperialismo estadounidense y el avance del imperio estadounidense — en particular, el objetivo imperialista de Estados Unidos de forjar un “siglo estadounidense” hegemónico, en el que Estados Unidos sería una potencia mundial incomparable — política, militar y económicamente.
4. La línea dominante de los radicales y progresistas, incluida y especialmente la posición del Partido Comunista revisionista5 de Estados Unidos, era que la Segunda Guerra Mundial era, en su aspecto definitorio y principal, una guerra antifascista, confrontando la democracia y el fascismo. Y dirigieron a las personas bajo su influencia a respaldar incuestionablemente a los gobernantes estadounidenses.
Pero la característica definitoria y el aspecto principal de la Segunda Guerra Mundial era que era una guerra interimperialista entre dos bloques de grandes potencias imperialistas (Alemania, Japón, Italia, por un lado; Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, por el otro) que luchaban por la dominación global y por el control sobre colonias y neocolonias en África, Asia, Medio Oriente y América Latina. Durante la Segunda Guerra Mundial, la Unión Soviética, el primer y único estado socialista del mundo en ese momento, libraba una guerra justa por su defensa y supervivencia (aunque en gran parte como una guerra “patriótica”) contra el imperialismo alemán.
Bob Avakian ha analizado este período en varios escritos (ver, por ejemplo: Avanzar el movimiento revolucionario mundial: Cuestiones de orientación estratégica, 1984); y se analiza la naturaleza de la Segunda Guerra Mundial en el Capítulo 2 de America in Decline (1984) de Raymond Lotta.
5. En el laboratorio secreto en Los Alamos, Nuevo México (sitio del Proyecto Manhattan), el agrupamiento, cooperación y esprit de corps de los físicos, la provisión de financiamiento y tecnología masivos y el “liderazgo” de Oppenheimer y el teniente general Leslie Richard Groves, un oficial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de Estados Unidos que dirigió el Proyecto Manhattan — todo esto contribuyó al enorme y rápido desarrollo de esta arma monstruosa, un arma en el servicio del imperio estadounidense, un arma que llegaría a representar una amenaza existencial para la humanidad. Estos científicos se desconectaron de las implicaciones políticas y morales. Algunos de los involucrados expresaron grandes arrepentimientos después, algunos se involucraron en los esfuerzos de paz de la posguerra, y algunos de ellos padecieron el acoso del macartismo.
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Instamos a nuestros lectores no solo a ver Oppenheimer, sino que también escribirnos y compartir con nosotros sus discusiones y debates con las personas, incluso mientras salgan del teatro.