La realidad ahora es que el sector fascista de la clase dominante, representado y concentrado en el Partido Republicano, está activa y agresivamente metida en maniobras “de dos puntas” para plasmar y consolidar un gobierno fascista. Estas “dos puntas” son: corromper y controlar el proceso electoral y las instituciones gubernamentales centrales; y la amenaza y el uso de la violencia, incluso mediante la movilización de turbas violentas. Estos fascistas se apoyan, por ahora, principalmente en la primera punta, pero con la segunda (la violencia) como “acompañamiento” a ésta — lo que podría convertirse en su principal medio, de resultarles necesario.

De Algo terrible, O algo verdaderamente emancipador: Crisis profunda, divisiones crecientes, la inminente posibilidad de una guerra civil — y la revolución que se necesita con urgencia, de Bob Avakian, diciembre de 2021

A una semana de las elecciones presidenciales, tanto los republicanos fascistas como los demócratas criminales de guerra están haciendo febriles campañas para conseguir votos. Pero los fascistas también están trabajando activamente para “ganar”, es decir, para tomar el poder, a como dé lugar.

El enfoque de los fascistas en estas elecciones se basa en mentiras gemelas propagadas por Trump. La primera es que las elecciones de 2020 fueron “robadas”. Aunque se ha demostrado en repetidas ocasiones que eso es falso, se ha convertido en un artículo de fe religiosa fanática en el movimiento MAGA. La segunda es la creencia de que Trump ganará las elecciones de 2024 a menos que “se vuelva a robárselas”. Como dijo Trump: “Nuestro enfoque principal no es conseguir que la gente vote, es asegurarnos de que ellos [los demócratas] no hagan trampa. Tenemos todos los votos que necesitaremos”. En otras palabras, si Trump no ganara, eso “demuestra” que las elecciones fueran “robadas”.

Estas mentiras gemelas son parte del pegamento que cohesiona a todo el movimiento fascista¹, y para los fascistas, “justifica” el uso de cualquier medio, legal o ilegal, pacífico o violento, para asegurarse de que en esta ocasión Trump tome el poder que le corresponde “legítimamente”.

Lo que Bob Avakian dice arriba explica las “dos puntas” de su enfoque. A continuación presentamos algunos ejemplos de la manera en que lo están haciendo con cada una de las “dos puntas”.

Primera “punta”: “Corromper y controlar el proceso electoral y las instituciones gubernamentales clave”:

• Hostigar y amenazar a los trabajadores y funcionarios electorales.

Un informe de mayo de 2024 del Centro Brennan para la Justicia “descubrió que el 38 por ciento de los funcionarios electorales locales sufrieron amenazas, hostigamiento o abusos por hacer su trabajo”. Los trabajadores electorales denuncian que algunas personas los han seguido y han acosado a sus hijos, y han sentido en la necesidad de armarse simplemente para estar seguros en el trabajo.

El 25 de octubre, el New York Times informó sobre “un torrente de amenazas”, especialmente en los cruciales estados en disputa, incluida una amenaza de “despellejar vivo” a un funcionario estatal de Pensilvania. El director de empadronamiento de votantes de Carolina del Sur informó que “grupos errantes” se han presentado en las urnas, amenazando al personal y a los voluntarios con “arrestos ciudadanos”. En Phoenix, Arizona, alguien prendió fuego a un buzón, dañando docenas de papeletas de voto por correo postal. Una persona también tiroteó a una oficina del Comité Nacional Demócrata en Phoenix. Según se informa, arrestaron a un hombre y encontraron 120 armas y 250.000 balas almacenadas en su casa.

Un resultado de todo esto es que más de uno de cada tres trabajadores o funcionarios electorales han renunciado desde 2020. A algunos los han reemplazado acérrimos MAGA negacionistas de las últimas elecciones. Cleta Mitchell (una aliada cercana de Trump) dijo en su podcast: “Vamos a retomar nuestro sistema electoral condado por condado por todo Estados Unidos”. [Énfasis añadido].

• Planes para retrasar el proceso de contar los votos a nivel local y su “certificación” a nivel estatal.

Los miembros de al menos 20 juntas de condado en ocho estados ya han intentado bloquear la certificación de las elecciones locales, a pesar de que los tribunales han dictaminado sistemáticamente que por ley no tienen el derecho de hacerlo. Muchos de estos funcionarios creen que es su “deber” patriótico o incluso ordenado por dios trastocar cualquier elección que no ponga a Trump en el poder.

Como señaló revcom.us en septiembre, retrasar la certificación más allá de la fecha límite del 6 de enero obligaría a que la Cámara de Representantes, probablemente supervisada por la Corte Suprema dominada por los fascistas, decidiera el resultado de las elecciones. Así que, aunque Trump pierda claramente las elecciones, es posible que estas otras partes del aparato gobernante controladas por los fascistas lo declaren “el ganador”.

Y si una “victoria” de Trump tuviera el sello de aprobación de estas instituciones, es muy posible que al menos algunos sectores de las fuerzas armadas estuvieran dispuestos a ejecutarla.

• Desplegar un ejército de “observadores electorales” para “monitorear” las elecciones.

Como informamos en septiembre, el Comité Nacional Republicano dice que ha reclutado a 157.000 “observadores electorales” —en su mayoría de suburbios predominantemente blancos— para “observar” cada voto emitido y todo el conteo de las papeletas. “Pero cuando dicen ‘observadores electorales’, piensen en cómo los fascistas ‘vigilaron las urnas’ en 2020. Recuerden Detroit, donde los trabajadores electorales principalmente negros ‘se resguardaron y siguieron trabajando mientras una turba de personas… golpeaba las puertas y gritaba a los trabajadores electorales mientras contaban las papeletas’”. Y hubo escenas similares en Atlanta, Phoenix y Las Vegas.

Segunda “punta”: “La amenaza y el uso de la violencia, incluido mediante la movilización de turbas violentas”.

• Azuzar a la base MAGA mediante la satanización de los inmigrantes al estilo nazi.

Este rasgo de larga data del movimiento MAGA ha dado un salto gigantesco en los últimos dos meses. Trump ha inventado y difundido cuentos de pandillas callejeras venezolanas que están apoderándose de una pequeña ciudad de Colorado, y de inmigrantes haitianos que se están robando y comiendo las mascotas de la gente. Ha descrito que los inmigrantes “están envenenando” la sangre de Estados Unidos y que son “basura” que está destruyendo a Estados Unidos.

Esto forma parte de apuntalar al movimiento fascista en general. Pero específicamente en relación con las elecciones, le está diciendo a la base que si Trump no tomara el poder pronto, “todo se acabaría” para los “auténticos” estadounidenses. Está creando una sensación de pánico que podría llevar a las calles a grandes cantidades de fascistas armados para, de una manera u otra, derribar a golpes cualquier obstáculo a un triunfo de Trump.

Como señalamos en septiembre, “también hay una serie de milicias paramilitares — algunas que tienen estrechos vínculos con la policía, los alguaciles y organizaciones locales del Partido Republicano—, que ven las elecciones como una cuestión de ‘hacerlo o morir’ y podrían entrar en el ambiente para ayudar a imponer violentamente un régimen fascista”. Algunos dicen que tienen vínculos con los veteranos del Cuerpo de la Marina y de las Fuerzas Especiales. Un video que se circula en estos círculos habla de la inminente ‘guerra civil’, y aconseja a las milicias que “primero tendrán que asegurar su municipio más pequeño y su órgano de gobierno, lo que significa que se tendrá que conquistar a los municipios o las ciudades inmediatamente a la fuerza” y que “hagan lo que hagan, tiene que ser muy violento y muy feo”.

• Trump ha proclamado a su base fascista que “yo soy su retribución”.

Con ese “espíritu”, Trump está amenazando con utilizar a los militares, así como al muy poderoso Departamento de Justicia, para perseguir a sus oponentes. Entre aquellos a quienes ha amenazado específicamente se encuentran altos líderes del Partido Demócrata y funcionarios electos, importantes medios de comunicación de la clase dominante como la CBS News y el New York Times, y cualquiera que proteste contra su ascenso al poder. La semana pasada, unos altos generales imperialistas retirados (Mark Milley, ex Jefe del Estado Mayor Conjunto, y John Kelly, ex Jefe del Estado Mayor de Trump) han confirmado que Trump es “fascista hasta la médula” y que admira a Adolf Hitler, el líder imperialista alemán que dirigió el mayor genocidio en la historia mundial contra el pueblo judío y otras minorías.

Hay que tomar muy en serio estas amenazas, y no sólo son un problema para el futuro. Una parte de lo que está haciendo Trump es advertir a otras fuerzas en la clase dominante que pagarán un precio muy alto si se le oponen a su toma del poder. Y parece que está teniendo un verdadero impacto. Un ejemplo notable: el Washington Post —uno de los dos principales periódicos de Estados Unidos, que se suponía ampliamente que apoyara a Harris/Walz— anunció de repente que no iba a apoyar a ningún candidato, sin dar ninguna explicación real.

Conclusión

Lo anterior ilustra que Estados Unidos ya está a reventarse debido a los profundos conflictos que dividen tanto a la clase dominante como a las masas de personas. Ya se cunde una situación de muchísimo revuelo y ni hablemos del día de las elecciones.

En un artículo muy importante y más oportuno que nunca, publicado por primera vez en enero de 2024, Bob Avakian esbozó algunos de los posibles escenarios para las venideras elecciones. Ninguno era que “millones de personas votan pacíficamente; todos los bandos esperan tranquilamente el recuento de los votos; y el bando perdedor acepta tranquilamente el resultado”.

Muy por el contrario, comoquiera que se desenvuelvan los acontecimientos, es probable que una inmensa agitación social sobre el rumbo, la naturaleza y el futuro de Estados Unidos convulsione a la sociedad, abriendo al menos el potencial para un cambio radicalmente positivo: una revolución real. El artículo de BA aborda los retos que esta situación impondrá a todos aquellos que quieran ver un mundo decente, digno de los seres humanos. (Vea “Los escenarios de 2024 (un bosquejo), y los retos”).

En las circunstancias de una crisis total, cuando se esté poniendo en tela de juicio todo el rumbo de la sociedad, habría diferentes tendencias y fuerzas organizadas que trabajaran para llevar las cosas por diferentes caminos…

Será necesario dirigir a las personas a las que sea posible ganarse, en cantidades cada vez mayores, hacia la revolución real que se necesita con urgencia, a tener una comprensión clara de la necesidad, y a estar en una posición, de librar una lucha poderosa para determinar el rumbo general de las cosas en medio de semejante crisis aguda, a fin de hacer avanzar las cosas hacia la única solución positiva real: una revolución verdaderamente emancipadora.

TODO LO QUE SE HAGA, DE AQUÍ EN ADELANTE, TIENE QUE ORIENTARSE A CREAR LAS BASES PARA ESTO.

Esta es la orientación del líder de la revolución con la que no sólo hay que bregar, sino que hay que ponerla en práctica, de ahora en adelante.