I. Indicadores de la aceleración de la crisis, la devastación y la criminalidad de las grandes potencias
*2019 fue el segundo año más caluroso registrado. Desde los años 60, cada década ha sido más calurosa que la anterior, en cantidades significativas. Para 2016, cuando el Acuerdo de París sobre el Cambio Climático fue firmado por más de 190 países que se comprometieron a frenar las emisiones de gases de efecto invernadero, el planeta ya había superado el umbral precipitado de dióxido de carbono en la atmósfera: 400 partes por millón.
NOTA: La mitad de todas las emisiones mundiales de carbono desde la revolución industrial (que data de 1751) se produjeron entre 1988 y 2014, es decir, desde que el climatólogo James Hansen presentó sus conclusiones seminales sobre el calentamiento global, y desde la convocatoria a las cumbres de las Naciones Unidas sobre el cambio climático. Y en los casi cuatro años desde la firma del Acuerdo de París, ni un solo emisor importante de carbono está cerca de cumplir los objetivos establecidos. Mientras tanto, el país responsable de la mayor cantidad de emisiones cumulativas de dióxido de carbono en la atmósfera, Estados Unidos, está encabezado por un régimen fascista que niega por completo la realidad del calentamiento global, al tiempo que aumenta la producción de combustibles fósiles.
La refinería Montiva, Port Arthur, Texas, la mayor refinería de petróleo de América del Norte. La costa texana del Golfo tiene cuatro de las más grandes refinerías de petróleo y gas de Estados Unidos. (Foto: AP)
En la siguiente sección, me baso en el artículo de Bill McKibben “A Very Hot Year”1 y pongo las cosas en perspectiva para mostrar cómo se manifiestan las dinámicas subyacentes del capitalismo.
*McKibben observa que los modelos utilizados por los científicos hace 20 y 30 años para predecir el calentamiento han demostrado ser notablemente precisos — 1 grado centígrado, como promedio en todo el mundo, hasta ahora. PERO han subestimado mucho el impacto/efecto/severidad del calentamiento global. El planeta ha sufrido notablemente la pérdida de más de la mitad del hielo marino en el Ártico, y el comienzo del colapso de los arrecifes de coral. McKibben cita un estudio europeo de noviembre de 2019 en el que se identifican nueve puntos de inflexión importantes centrados en las capas de hielo de Groenlandia y la Antártida, los bosques boreales y el permafrost del norte, y las selvas tropicales del Amazonas y los corales de las latitudes tropicales. La conclusión es que el riesgo de “cambios abruptos e irreversibles” era mucho mayor que el proyectado por la investigación anterior.
En los últimos 150 años, se han disminuido los arrecifes de coral en un 50%. Si el cambio climático continúa, es posible que en las próximas décadas se pierdan todos menos un 1%. Tan sólo los arrecifes de coral del noroeste de las islas hawaianas mantienen a 7.000 especies de peces, invertebrados, plantas, tortugas marinas, aves y mamíferos marinos.
El deshielo en la isla Dinamarca de Groenlandia, 6 de agosto de 2018. (Foto: Matt Osman/Woods Hole Oceanographic Institution)
NOTA: No se ha disparado ninguna alarma de emergencia, ningún replanteamiento radical, ninguna acción audaz en los niveles más altos de gobierno.
* Estados Unidos es el mayor productor de petróleo y gas natural del mundo (para que conste, la administración “consciente del clima” de Obama presidió el mayor aumento de la producción de petróleo en la historia de Estados Unidos y bajo Obama, Estados Unidos se convirtió en el mayor productor de gas natural del mundo). También se espera que Estados Unidos produzca el 80 por ciento del nuevo suministro de petróleo y gas en los próximos cinco años.
NOTA: Esta proyección citada por McKibben es anterior a la pandemia de la Covid-19 y a la fuerte contracción de la economía mundial. Pero, de manera reveladora, en las primeras etapas de la pandemia, Rusia y Arabia Saudita se enfrentaron en una guerra de precios para amarrar y expandir sus participaciones del mercado mundial del petróleo. ¿Cómo? Bombeando más petróleo, lo cual amenazaba a la posición de mercado global de la industria de combustibles fósiles de Estados Unidos. El régimen de Trump y Pence maniobró para reforzar los precios del petróleo de Estados Unidos. Pero a medida que la pandemia iba a mal en peor y el consumo de petróleo cayó bruscamente, los precios del petróleo se desplomaron.
*Para cumplir con el objetivo de la Cumbre Climática de París de limitar los aumentos de temperatura a 1.5 grados centígrados, el mundo tendría que reducir las emisiones en un 7.6 por ciento al año durante la próxima década. Eso requeriría una enorme reducción del consumo de combustibles fósiles. Como observa McKibben, ningún país individual (y ciertamente no la economía mundial en su conjunto) ha reducido las emisiones de carbono a ese ritmo en un solo año.
NOTA: La realidad es que un compromiso efectivo y coordinado para sostener tal nivel de reducción de carbono, continuamente durante toda una década, choca con los horizontes cortoplacistas del capital y los cimientos rentables de los combustibles fósiles de la economía imperialista mundial... y choca de frente con los límites de la toma de decisiones de particulares y estado-naciones en un mundo de capitales y estados nacional-imperialistas en competencia. De nuevo, piénselo: ningún firmante importante del acuerdo climático de París está en camino de cumplir sus objetivos. Vivimos en un mundo en el que las energías no renovables, incluidos el petróleo, el carbón y el gas natural, proporcionan el 80 por ciento de la energía mundial.
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II. Una contradicción integrada en las relaciones competitivas-privadas del capitalismo tal como ha evolucionado históricamente: La dependencia y la expansión de los combustibles fósiles...
Las barreras y limitaciones de la tecnología verde en el marco de este sistema
En su artículo del 12 de marzo de 2020, McKibben cita los cálculos del Financial Times de que para cumplir el objetivo de 1.5 grados centígrado de París, lo que está lejos de ser lo que se necesita, la industria de los combustibles fósiles tendría que dejar el 84 por ciento de sus reservas en el suelo, lo que en la práctica supone la cancelación de su valor. (Reservas se refiere a la cantidad estimada de petróleo crudo controlado por empresas privadas y estatales que es posible sacar a la superficie en las actuales condiciones técnicas y de precios).
Examinemos por qué mantener el 84 por ciento de las reservas de combustibles fósiles en el suelo es tan imponderable en el marco del capitalismo-imperialismo.
*Las empresas e inversionistas de petróleo y gas natural recurren a la financiación para realizar enormes desembolsos de capital fijo (equipo técnico, infraestructura, etc.): para explorar en busca de sus reservas de petróleo y desarrollarlas... y, en última instancia, para extraer petróleo y gas natural con un margen rentable. Hay “costos de inversión irrecuperables” en estas reservas. Se trata de los conocimientos sociales (ingeniería, etc.) que se despliegan de forma privada; la tecnología sísmica y de desarrollo de los yacimientos petrolíferos que se aplica, la infraestructura de transporte que se pone en marcha — los costos que no se pueden recuperar si la empresa que realiza esas inversiones abandona la industria. A fin de cuentas, estas inversiones son armas en la batalla capitalista por los mercados, la expansión y la supervivencia.
*Hay esta particularidad en el sector de la extracción de petróleo y gas natural: toma años para que los proyectos individuales de combustibles fósiles se vuelvan rentables... años para que las inversiones masivas intensivas en capital sean recuperadas por los dueños privados.
Eso sólo puede suceder mediante ciclos continuos de producción. Si esos circuitos de producción-realización-nueva producción no continúan — la recuperación más las ganancias no se materializarán. Hay una compulsión que enfrentan estas unidades individuales de capital para “hacer que rindan” estas inversiones, lo que significa desarrollar y perforar pozos de petróleo para sacar estas reservas, produciendo cada vez más — con todas las consecuencias adversas para el bienestar del planeta.
Este cálculo capitalista de sacar ganancias y el rendimiento de las inversiones va en contra, de hecho anula, una recomendación racional de los científicos estudiosos del clima, y una demanda muy “sensata” de muchos activistas en pro del clima: “mantener el petróleo en el suelo”.
Este cálculo de sacar ganancias, lo que fluye de la compulsión de expansión o muerte del capital, es también parte de la razón por la cual la idea y predicción que muchas personas progresistas apoyan — de que una vez que el precio de la tecnología renovable limpia bajara, seguramente estaríamos en una trayectoria (positiva) diferente— ha demostrado ser totalmente falsa.
*Una importante observación sobre la tecnología verde por David Wallace-Wells en su libro de 2019 El planeta inhóspito: La vida después del calentamiento (una lectura recomendada):
“La tan anunciada ‘revolución’ de la energía verde... ni siquiera ha doblado la curva de las emisiones de carbono hacia abajo. Estamos atrás, en otras palabras, nos encontramos miles de millones de dólares y miles de dramáticos avances hacia atrás, precisamente hacia donde empezamos cuando los hippies estaban colocando paneles solares en sus cúpulas geodésicas. Esto se debe a que el mercado no ha respondido a estos avances retirando inconsútilmente las fuentes de energía sucias y sustituyéndolas por otras limpias. Ha respondido simplemente añadiendo la nueva capacidad al mismo sistema. En los últimos 25 años, el costo por unidad de energía renovable ha disminuido tanto que apenas se puede medir el precio hoy, utilizando las mismas escalas (tan sólo desde 2009, por ejemplo, los costos de la energía solar han disminuido en más del 80 por ciento). En los mismos 25 años, la proporción del uso de energía mundial derivada de las energías renovables no ha crecido ni un centímetro. La energía solar no está socavando el uso de combustibles fósiles, en otras palabras, ni siquiera lentamente; sólo lo está reforzando. Para el mercado esto es crecimiento; para la civilización humana, es casi un suicidio”. (énfasis añadido, pág. 178)
*Hay lo que se llama “la dependencia del camino”: Tanto capital está ocupado en los combustibles fósiles, porque los combustibles fósiles han sido baratos y han estado ampliamente disponibles; y porque la producción basada en combustibles fósiles ha sido fundacional para el funcionamiento rentable del sistema capitalista imperialista mundial, incluidas sus cadenas mundiales de suministro con su infraestructura “sucia” (basada en los combustibles fósiles). Al margen de la industria energética, la industria automotriz sigue fabricando vehículos con motores de combustión interna que funcionan con gasolina — y se han establecido gastos de investigación e infraestructura para el transporte y las máquinas que funcionan con gasolina. Este “camino” de la producción basada en los combustibles fósiles se refuerza a sí mismo, y se ha reforzado aún más con la expansión masiva de la fracturación hidráulica del petróleo y el gas natural (y los enormes desembolsos de capital fijo de este sector). Lo que se está describiendo es una importante barrera al “desbloqueo” de los sistemas de energía basados en los combustibles fósiles.
*El problema de la energía verde en el marco del capitalismo-imperialismo
La energía renovable, como la eólica y la solar, se ha expandido comercialmente. Pero estas energías renovables responden al objetivo de generar ganancias y también son objeto de competencia por participaciones del mercado. Así que existe la situación en la que tanto la administración de Obama como la de Trump impusieron aranceles (un impuesto) a los paneles solares fabricados en China. Y en la actual desaceleración de la economía mundial a causa de la pandemia, las empresas de las industrias solar y eólica están esforzándose por sobrevivir y compitiendo por préstamos bancarios y préstamos con el aval de los gobiernos.
La energía/tecnología verde tal y como se ha desarrollado refleja la estructura y el funcionamiento del sistema. La fabricación actual de paneles solares implica la extracción y fundición de cuarzo y carbón, y depende de las cadenas de suministro mundiales con importantes insumos de combustible fósil. Las baterías que potencian los vehículos eléctricos de GM y Tesla no funcionarían sin el cobalto que se extrae en horrorosas condiciones de superexplotación, incluido el trabajo infantil, en la República Democrática del Congo. Europa está estableciendo parques eólicos en el norte de África, en lo que equivale a una especie de “colonialismo de energía verde”. Los paneles solares ayudan a proveer electricidad a la prisión y el campo de tortura de la base naval de Estados Unidos en Guantánamo, Cuba. Todo esto quiere decir que amarrar una infraestructura basada menos en combustibles fósiles a la economía imperialista existente de Estados Unidos con sus niveles insostenibles de consumo y su saqueo del planeta, NO es algo bueno para la humanidad y para la Tierra.
*Un breve aparte sobre la innovación y la “toma de riesgos”. Los ideólogos del capitalismo aclaman sus cualidades de “toma de riesgos”: “empresarios inteligentes” que hacen “apuestas audaces” y “capitalistas de riesgo” que van donde otros no se atreven. Pero el único “riesgo” que no se toma, que nunca se tomará... es el que no siga la lógica de las ganancias y del imperio, la misma lógica que está destruyendo el planeta.
*El petróleo es una mercancía estratégica. El petróleo es más grande que ExxonMobil, más grande que el donante y operador político petrolero de derecha Charles Koch y más grande que los grandes bancos que han financiado frenéticamente la ola de expansión de capital de los combustibles fósiles de la última década. El petróleo es una mercancía estratégica. El control sobre los suministros y los mercados del petróleo trae consigo un apalancamiento sobre la economía mundial. El petróleo es fundamental para las capacidades militares y de guerra del imperialismo estadounidense. Es un arma estratégica de rivalidad e intimidación. Por ejemplo, los imperialistas estadounidenses, empezando con la administración de Obama, impulsaron la producción de petróleo y gas natural para aumentar el margen de maniobra contra la Rusia imperialista, y para intimidar a países como Irán y Venezuela —los que dependen de las ventas de petróleo como su salvavidas económico— para que se sometan.
Cazas de combate F-16 Falcon de Estados Unidos en una misión de patrulla sobre Afganistán, 29 de noviembre de 2019. (Foto: USAF/SMJenkins)
Por todas las razones expuestas —la rentabilidad de la producción basada en el petróleo, el capital fijo amarrado en ella y la “dependencia del camino”, el papel del petróleo como una mercancía estratégica— junto con otros factores, los mercados capitalistas y el estado capitalista NO han efectuado un rápido viraje hacia la “tecnología verde”.
PERO SOBRE LA BASE DE HACER UNA REVOLUCIÓN QUE DERROQUE ESTE SISTEMA... la que establezca un nuevo poder estatal socialista y una nueva economía socialista que ya no se base en la propiedad privada y en la explotación —y que ponga fin al imperio estadounidense, con su red de maquiladoras y bases militares—, seremos capaces de alejarnos decisivamente de los combustibles fósiles. Podemos hacerlo como una parte crítica (subrayo que esto todavía es tan sólo una parte) de una reorganización radical y omnímoda de la sociedad y de una reestructuración de la economía hacia la sustentabilidad socialista.
Una verdadera economía socialista asignaría y reasignaría recursos al nivel de toda la sociedad. Tendría la capacidad de reorientar y subvencionar la inversión y de efectuar la desinversión — y de regular conscientemente el crecimiento. Puede hacerlo porque en el marco de la propiedad estatal-pública, es posible socializar y centralizar el excedente de la sociedad y guiar y coordinar conscientemente el desarrollo económico mediante la planificación integral e integrada, guiada por los tres objetivos/criterios establecidos en la Constitución para la Nueva República Socialista en América del Norte, de la autoría de Bob Avakian, y los relacionados Algunos principios claves del desarrollo socialista sustentable.
III. Los “bienes públicos” en un mundo capitalista privado
La humanidad es parte de la naturaleza. Evolucionamos con el medio ambiente físico y su interacción con otros seres vivos y dependemos de él. Los ecosistemas que funcionan bien nos proporcionan oxígeno, alimentos y combustible, materiales esenciales para la supervivencia y el bienestar, protección contra las tormentas, las enfermedades y la radiación solar, y la regulación del agua y el clima. Sin mencionar el asombro estético y la inspiración para el arte.
* Los modelos económicos y el sistema de precios del capitalismo no pueden capturar la verdadera medida de estos elementos de la naturaleza. Sistemáticamente “infravaloran” la naturaleza porque, históricamente, estos beneficios de los ecosistemas se proporcionan “gratuitamente” como “bienes públicos” — y han sido sistemáticamente sobreexplotados a medida que el imperialismo implacable y masivamente mercantiliza una proporción cada vez más grande de la naturaleza. La producción orientada a la exportación en los países pobres ricos en recursos naturales se basa en la explotación y procesamiento de “bienes públicos”, tales como los bosques de manglares convertidos en criaderos comerciales de camarones. Pero los precios de exportación no tienen en cuenta los “costos ambientales”: sus repercusiones a corto y largo plazo a nivel local y mundial. El problema se agrava por el hecho de que los países ricos utilizan de manera desproporcionada los llamados “sumideros ambientales” —como la atmósfera y las selvas tropicales— para absorber sus altos niveles de emisiones de carbono.
En resumen, el capital que maximiza las ganancias tiene efectos negativos masivos “externos” a sus límites privados de propiedad, operaciones, costos y ganancias. Se trata de externalidades ambientales no remuneradas.
La destrucción del planeta por el capitalismo-imperialismo, de Bob Avakian, un corto de vídeo (en inglés). Léalo aquí en español.
IV. La división entre los países ricos y los países pobres y el cambio climático
* A Estados Unidos y Europa Occidental han correspondido directamente el 52 por ciento de todas las emisiones de dióxido de carbono desde la Revolución Industrial. Tan sólo Estados Unidos ha representado el 25 por ciento y es, en palabras del climatólogo James Hansen, “con mucho, más responsable que cualquier otra nación” por el calentamiento global. A la mitad más pobre de la población mundial —3.500 millones de personas— le corresponde tan sólo el 10 por ciento de las emisiones de carbono cumulativas2.
* Para el año 2050, el calentamiento global podría crear hasta mil millón de refugiados climáticos, en su mayoría de las naciones pobres del mundo — según proyecciones de la Organización Internacional para las Migraciones de la ONU.
* En los años 1961-2000, a los países de los grupos de ingresos bajos, medios y altos les correspondían el 13%, 45% y 42% de las emisiones de gases de efecto invernadero, respectivamente. Se estima que los “daños climáticos” resultantes se distribuyeron en un 29%, 45% y 25%, respectivamente3.
*Durante los últimos 50 años, alrededor del 69% de las muertes por acontecimientos extremos relacionados con el clima —tales como sequías, incendios forestales, inundaciones, deslizamientos de tierra, olas de calor y grandes tormentas— han tenido lugar en los países más pobres. Desde el año 2000, esta tasa de mortalidad en los países pobres ha sido siete veces mayor que en los países más ricos4.
* Y un factor poco conocido pero importante que contribuye a esta situación es que las grandes empresas transnacionales de Estados Unidos como Walmart, GM y Apple subcontratan la contaminación a China, Bangla Desh, los países de América Central y otros lugares. El total de las emisiones de carbono de Estados Unidos en todo el mundo es de hecho 14 por ciento más alto de lo que revelan las cifras nacionales, cuando se tienen en cuenta los gases de efecto invernadero emitidos por la fabricación de automóviles, ropa y otros productos en el extranjero pero los que se consumen en Estados Unidos5.
*Un estudio realizado en 2019 por científicos de la Universidad de Stanford estima que la brecha entre la producción económica de los países más ricos y los países más pobres del mundo es hoy un 25 por ciento más grande de lo que habría sido sin el calentamiento global; y de 1961 a 2010, el calentamiento global redujo la riqueza por persona en los países más pobres del mundo en un 17 a 30 por ciento6.
*En el mundo actual, casi 70 millones de refugiados han sido forzados a abandonar sus hogares: 23 millones de ellos, aproximadamente un tercio del total, y casi todos de los países del tercer mundo, fueron desplazados por acontecimientos climáticos extremos que se están volviendo más comunes y destructivos debido al calentamiento global. El número de migrantes centroamericanos que han sido forzados a huir de sus países, debido en una medida importante al cambio climático, se ha quintuplicado entre 2010 y 2015. Fueron años inusualmente secos, que dejaron a muchas personas sin alimentos suficientes7.
V. El comercio mundial imperialista, la agroindustria y la destrucción de especies
En mayo de 2019, la Plataforma Intergubernamental Científico-Normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas de la ONU publicó un informe preliminar. Su hallazgo crucial fue que un millón de especies se enfrentan a la extinción en las próximas pocas décadas a menos que se tomen medidas para reducir la intensidad de los impulsores de la pérdida de biodiversidad. En el informe se identifican cinco factores que impulsan la extinción y la pérdida de la biodiversidad: los cambios en el uso de la tierra y el mar; la utilización excesiva insostenible; el cambio climático; la contaminación; y la invasión de especies no autóctonas. ¿Y cuáles son algunos de los principales impulsores de estos impulsores? Esto se resume en el artículo de revcom.us “El capitalismo-imperialismo está estrangulando la vida en el planeta”8.
*El comercio global. El informe de la ONU señala que el comercio global se ha multiplicado diez veces en los últimos 50 años. Este es un producto de la globalización imperialista impulsada por las ganancias y la consolidación de una economía de manufacturas y maquiladoras con mano de obra barata que está integrada a nivel global y la extracción de materias primas. Las mercancías producidas en los países oprimidos del sur global se transportan por todo el mundo en enormes buques portacontenedores que consumen cantidades masivas de combustóleo, lo que contribuye a la contaminación y al calentamiento global. Estos sistemas de cadena de suministros y transporte requieren infraestructura, como carreteras y oleoductos, lo que divide los ecosistemas (lo que tiene efectos como impedir la capacidad de los animales para viajar con los cambios de las estaciones). El comercio global también aumenta la propagación de las especies invasoras (las que no son autóctonas de una región). Estas especies invasoras han aumentado en un 70 por ciento tan sólo desde 1980, lo que trastorna y a menudo causa grandes daños a los ecosistemas. Un patógeno invasor propagado en parte por el comercio global es responsable de la extinción de al menos 200 especies de ranas en todo el mundo.
*La destrucción de humedales impulsada por el comercio, los que a menudo albergan altas concentraciones de animales. Muchos de estos humedales han sido drenados para dejar espacio a la agricultura industrial que utiliza fertilizantes y pesticidas tóxicos que envenenan el suelo y el agua. El desenfrenado desarrollo residencial y urbano-industrial que produce contaminación y dióxido de carbono que acelera el cambio climático han comprometido los humedales.
*El cambio climático impulsado por los combustibles fósiles. El informe enfatiza que el cambio climático está “exacerbando cada vez más el impacto de otros impulsores... que muchas especies son incapaces de hacer frente localmente al rápido ritmo del cambio climático, por medio de procesos evolutivos o conductuales, y que su supervivencia también dependerá de la medida en que sean capaces de dispersarse, de seguir las condiciones climáticas adecuadas y de conservar su capacidad de evolución”.
VI. Un planeta interconectado e integrado por la globalización capitalista-imperialista es un planeta de eco-catástrofe intensificada y acelerada... un planeta en llamas.
*¿Por qué? Porque el capitalismo-imperialismo, en su despiadado y anárquico afán de ganancias y ventajas competitivas, no sólo ha devastado el medio ambiente sino que está impulsado a seguir haciéndolo, liberando cada vez más dióxido de carbono en la atmósfera en el incesante afán de los bloques de capital que compiten por ganancias y más ganancias. Este es un sistema en el que los combustibles fósiles son “eficaces en función de los costos”.
*Y el calentamiento global está teniendo efectos de retroalimentación en cascada: las malas cosechas y la escasez de agua provocadas por el clima; las enfermedades y las plagas agravadas por el calentamiento mundial — como los mosquitos que pueden migrar a regiones tropicales en expansión; los virus en mutación; el aumento del nivel del mar que pone en peligro a franjas de la humanidad densamente pobladas en las ciudades costeras; el aire irrespirable; la acidificación y el calentamiento de los mares que agotan las pesquerías y contribuyen a que los fenómenos y siniestros meteorológicos sean más frecuentes e intensos; la potencial pérdida de un millón de especies; los refugios climáticos y los conflictos por la escasez de recursos.
*La interconexión mundial sin cooperación mundial. Citando de nuevo al libro El planeta inhóspito: “Si se tuviera que inventar una amenaza lo suficientemente grande, y lo suficientemente global, como para conjurar plausiblemente un sistema de verdadera cooperación internacional, lo sería el cambio climático — la amenaza en todas partes, y abrumadora, y total”. (Esto fue antes de la Covid-19, ¡pero éste es el mundo en el que estamos viviendo!) Y lo que vemos es todo lo contrario de la “verdadera cooperación internacional”. Esta incapacidad de coordinación y cooperación es una función del capitalismo-imperialismo, del capital globalizado anclado en los mercados nacionales y salvaguardado por los estados nacional-imperialistas, un sistema mundial dividido en países opresores y oprimidos y desgarrado por divisiones antagónicas sociales y de clases. Un sistema en el que la propiedad privada y la apropiación privada están en conflicto con la producción global socializada e interconectada.*No tiene por qué ser así. Únicamente una revolución para derrocar este sistema y establecer un nuevo poder estatal socialista y una nueva economía socialista, para crear una sociedad socialista como transición al comunismo global —una revolución guiada por el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian— le da a la humanidad una verdadera posibilidad de salvar el planeta. Únicamente al hacer esta revolución, podemos capacitarnos para ser los guardianes del planeta para las generaciones de hoy y del futuro, y crear una verdadera comunidad mundial de la humanidad.
¿Cómo es que la revolución lidiará con la crisis climática?
Preguntas y respuestas con Raymond Lotta
Vídeo en inglés, de una conversación con la Gira Nacional “Organícense para una Revolución REAL” en la Ciudad de Nueva York, 26 de septiembre de 2019.
1. New York Review of Books, 12 de marzo de 2020. [volver]
2. James Hansen, Climate Change in a Nutshell: The Gathering Storm, 18 de diciembre de 2018, p. 15; “World’s richest 10% produce half of carbon emissions while poorest 3.5 billion account for just a tenth”, Oxfam, 2 de diciembre de 2015. [volver]
3. Datos de U.T. Srinivasan, et al., “The debt of nations and the distribution of ecological impacts from human activities”, Proceedings of the National Academy of the Sciences of the United States, 5 de febrero de 2008. [volver]
4. “Time to redress the globally unjust cost of climate change”, International Institute for Environment and Development, septiembre de 2019. [volver]
5. Brad Plumer, “You’ve Heard of Outsourced Jobs, but Outsourced Pollution? It’s Real, and Tough to Tally Up”, New York Times, 4 de septiembre de 2018. [volver]
6. “Global warming has increased global economic inequality”, Noah S. Diffenbaugh y Marshall Burke, Proceedings of the National Academy of Sciences of the Unites States, 14 de mayo de 2019. [volver]
7. The climate crisis, migration, and refugees, Brookings Institution, 25 de Julio de 2019; Groundswell: Preparing for Internal Climate Migration, Banco Mundial, agosto de 2018; “Central American Farmers Head to the U.S., Fleeing Climate Change”, New York Times, 13 de abril de 2019; “Climate Change Threatens the World’s Food Supply, United Nations Warns”, New York Times, 8 de agosto de 2019. [volver]
8. “El capitalismo-imperialismo está estrangulando la vida en el planeta”, revcom.us, 27 de mayo de 2019. [volver]