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UNA REFLEXIÓN SOBRE EL MOVIMIENTO "OCUPAR": UN COMIENZO INSPIRADOR… Y LA NECESIDAD DE IR MÁS ALLÁ

El aspecto principal —y hasta este momento cuando menos, abrumador— de estas protestas "Ocupar" ha sido su carácter muy positivo: de movilizar a la gente a ponerse en pie contra la injusticia y la desigualdad y la dominación de la vida política, social y económica y las relaciones internacionales de parte de una clase elite super-rica cuyos intereses se oponen a aquellos de la gran mayoría del pueblo; y de contribuir de maneras importantes a un ambiente en que la gente está planteando y bregando con grandes interrogantes acerca del estado de la sociedad y del mundo y si es posible crear algo mucho mejor y cómo. Si estas protestas siguen extendiéndose y evolucionando más, con su carácter básico y este impacto positivo, eso será algo muy bueno. Además, estas protestas "Ocupar" pueden constituir un importante factor positivo para contribuir a la revolución que se necesita — SIEMPRE Y CUANDO aquellos que tienen el necesario entendimiento comunista científico lo aborden de acuerdo a dicho entendimiento y la orientación y enfoque estratégico que se derivan del mismo.

A la vez y de la mano con este entendimiento, también es muy importante, de hecho es crucial, plantear de manera convincente el argumento, ante un amplio y creciente número de personas (tanto aquellos que están participando en las protestas como la gente en general), de que la idea (o el ideal), la que en este momento tiene mucha aceptación entre muchos participantes en las protestas o la gente que las apoya —de que un movimiento "horizontal" (a diferencia de un movimiento "jerárquico") en sí puede servir de vehículo para mucho cambio social y quizá hasta un modelo de una sociedad diferente— que esta idea (o ideal) no está a la altura ni puede estar a la altura de la realidad de lo que se necesita concretamente para arrancar de raíz y transformar en lo fundamental una sociedad, y de hecho un mundo, que se caracterizan por profundas desigualdades y relaciones de opresión y explotación dentro de cada país y están basados en la dominación de unas pocas potencias imperiales poderosas sobre la gran mayoría de los países del mundo y sobre la gran masa de la humanidad. Para arrancar de raíz y transformar todo eso, se necesita nada menos que una revolución sin precedentes: un volteamiento radical de las fuerzas gobernantes y potencias imperiales atrincheradas y violentamente represoras que hoy dominan la existencia social humana y las profundamente arraigadas relaciones políticas, sociales y económicas de explotación y opresión de las cuales aquellas son su encarnación y ejecutores. Para llevar a cabo tal volteamiento y transformación radical, se necesita un enfoque científico hacia la orientación estratégica, programa y organización que en realidad se requieren para la revolución que en realidad se necesita.

Se necesita esta revolución no solamente para lidiar con la relación antagónica y básica en que una clase explotadora constituye una pequeña parte de la sociedad que gobierna sobre las masas populares, sino también para transformar las relaciones entre diferentes sectores del pueblo mismo —lo que incluye la transformación de la contradicción entre aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo manual y aquellos que se dedican (principalmente) al trabajo intelectual (la contradicción mental/manual)— de modo que esas relaciones ya no son opresivas y ya no tienen las semillas del antagonismo. Sin tal revolución, en lo fundamental se toparán con sus límites incluso los sucesos muy positivos, tal como lo que representa el principal carácter y contenido de las protestas "Ocupar". No se puede extender tal movimiento de manera lineal, y en su forma actual, hacia el cambio radical que en lo fundamental se necesita. Al igual que con los movimientos muy positivos del pasado (entre ellos los movimientos muy radicales y muy amplios de los años 60), si se deja que estos movimientos sigan su propio rumbo espontáneo (o sea, sin el necesario proceso en que los comunistas se unen con estas luchas y hacen trabajo para hacerlas avanzar pero que a la vez hacen trabajo para dar una dirección que desvíe las cosas hacia un camino más plena y conscientemente revolucionario), aun cuando cuenten con la participación de una cantidad muy grande de personas y tengan un impacto muy positivo, con el tiempo resultarán reprimidos y/o disipados, y/o llegarán a estar bajo la dominación de la clase dominante, de una u otra forma — a menos que se gane a las masas de personas partícipes, que éstas lleguen a estar firmemente convencidas de la necesidad de desarrollar la lucha, hacia un movimiento para la revolución, con el necesario entendimiento y organización —sí, con la necesaria estructura y dirección— que se requiere para eliminar este sistema por fin y crear un sistema radicalmente nuevo con el objetivo de abolir finalmente toda explotación y opresión.

De hecho, por positivas que sean cosas como las protestas "Ocupar" y pese a las intenciones y esfuerzos sinceros de muchísimos participantes en las mismas, en lo fundamental no pueden ofrecer los medios para que las personas de diferentes partes de la sociedad "participen en pie de igualdad", puesto que la propia naturaleza y funcionamiento del sistema capitalista imperialista —en su desarrollo histórico en Estados Unidos hasta la actualidad y en sus relaciones internacionales de explotación, opresión, saqueo y depredación— engendra una situación en que, en la propia sociedad estadounidense (y de una manera aún más pronunciada a un nivel internacional), existen profundas y muy arraigadas desigualdades entre diferentes sectores del pueblo las que no es posible superar en el marco y los confines de este sistema y sus relaciones y dinámicas fundamentales. De la mano con las opresivas divisiones basadas en la raza (o nacionalidad), género y orientación sexual, en esta sociedad existen importantes diferencias de posición social y económica. Algunos estratos de personas son parte de lo que se llama en términos generales "la clase media" y quienes por lo común ocupan una posición más privilegiada, en materia de su acceso a la educación (y el ámbito del trabajo con las ideas en general), empleos de mejor paga y los beneficios acompañantes, y una vida relativamente libre de la represión constante y fuerte, siempre y cuando no "se pasen de la raya", y no obstante están subordinadas y, sí, bajo el dominio de la clase dominante de este país y, sobre todo en estos tiempos, experimentan mucha disminución y degradación de la calidad de su vida y las perspectivas para el futuro y muchos se sienten mayor y agudamente indignadas y asqueadas por las desigualdades, injusticias y ultrajes básicos que de hecho son una parte integral del propio tejido y naturaleza de este sistema. Al mismo tiempo, decenas de millones de personas, sobre todo aquellos que viven en los barrios y ghettos de las ciudades y los inmigrantes, sufren una profunda discriminación y sienten el fuerte peso de vivir bajo este sistema, el que los somete a la más profunda y dura explotación, opresión y represión, atándolas en cadenas las que, en términos fundamentales y profundos, solamente se pueden romper haciendo añicos el control de este sistema y desmantelando completamente su aparato de represión violenta. Tal como se demuestra en el movimiento "Ocupar", existe una base para una amplia unidad entre estos distintos sectores del pueblo —en oposición a muchas manifestaciones de la naturaleza opresora y muy mortífera de este sistema y en una búsqueda básica de una forma mejor en que los seres humanos podrían relacionarse entre sí—, pero esa unidad no puede eliminar ni anular la realidad y los efectos de las profundas desigualdades que están tan profundamente arraigadas en este sistema y las que seguirán teniendo fuerza y efecto siempre y cuando este sistema permanezca en el poder y sus relaciones y dinámicas determinen los términos fundamentales y profundos de la situación. Ello es otra expresión más del hecho de que nada menos que la revolución, con una dirección basada en un análisis y orientación comunista, puede penetrar plenamente en las profundidades de las relaciones que oprimen y dividen a las masas populares, ni hablar de arrancar de raíz dichas relaciones.

Al unirse a la orientación muy positiva y básica de las protestas "Ocupar"; al seguir trabajando para ampliarlas y profundizarlas; y al aprender lo que se pueda de la ya rica experiencia de estas protestas y la iniciativa y creatividad, así como la resolución, exhibidas por muchos participantes, es crucial influenciar y convencer a más y más personas a que estudien en serio el análisis y orientación comunista científica — sobre todo en su encarnación en el punto de vista y enfoque estratégico de nuestro partido, el PCR, y de forma concentrada en la nueva síntesis del comunismo que he desarrollado durante las últimas décadas y en la que sigo trabajando y desarrollando. Porque, repito, como recalca el primer suplemento de Lo BAsico1, no se trata de "lo nuestro", en un sentido sectario y limitado — sino lo que se requiere, en conformidad con la realidad más profunda, para poner fin a los ultrajes e injusticias perpetrados constantemente por este sistema y el horrendo sufrimiento que éste ejerce constantemente sobre la gran mayoría de la humanidad, y crear una sociedad y mundo radicalmente nuevo y mejor.

Repitiendo, este entendimiento es crucial no solamente en un sentido básico y general sino también más específicamente en relación con la idea de una "revolución sin líderes" y conceptos relacionados —y en oposición a dicha idea y conceptos— que no corresponden a la realidad que hay que reconocer y transformar, a fin de alcanzar en realidad la clase de mundo que muchas personas del movimiento "Ocupar" están buscando y por la que están luchando.