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¡Empeñarse en la revolución, promover la producción! Cuestiones de concepción y método, Algunos puntos sobre la nueva situación

Conquistar y ejercer el poder, la vanguardia y las masas

Nota de la redacción: Esta es la quinta entrega de pasajes de una importante charla de Bob Avakian,  grabada en la primera parte del 2002: "¡EMPEÑARSE EN LA REVOLUCIÓN, PROMOVER LA PRODUCCIÓN!, Cuestiones de concepción y método, Algunos puntos sobre la nueva situación". Hemos editado el texto e insertado las notas.

Ahora quisiera abordar la relación dialéctica entre dirección, concentrada en la vanguardia, y diversidad, crítica, disentimiento, etc. Tocamos el tema en el Borrador del Programa y también en "Grandes objetivos y gran estrategia"*, donde examinamos una cita de The Age of Extremes (La edad de extremos) de Eric Hobsbawm (p. 389) sobre lo que llama la "inamovibilidad" del partido de tipo bolchevique en las sociedades socialistas que han existido hasta la fecha (es decir, una vez que el partido llega al poder, adopta la posición de que debe seguir en el poder, pase lo que pase).

Hobsbawm dice que los comunistas parten de la suposición de que una vez conquistado el poder, no permitirán que la revolución dé marcha atrás y que por eso no pueden aflojar las riendas del poder. Y en "Grandes objetivos y gran estrategia" decimos que el problema más grueso es que, ¡en cierto sentido tiene razón! [BA se ríe] No se puede permitir que la revolución dé marcha atrás. Desde una perspectiva histórico-mundial reconocemos que habrá reveses y derrotas, incluso grandes derrotas; tenemos que aceptarlo porque ha ocurrido. Es parte de la realidad, nos guste o no. Y la ciencia, sobre todo nuestra ciencia, dicta que aceptemos la realidad tal y como es, aunque no nos guste. No la aceptamos pasivamente; al contrario, nos empeñamos en transformarla. Pero en ningún momento tiene caso negar la realidad. Por eso, tenemos que aceptar que nuestra clase ha sufrido grandes derrotas, pero en un momento dado , es decir, en una situación en que nuestra clase tenga el poder , no aceptamos que se dé marcha atrás la revolución. Más bien luchamos con todas nuestras fuerzas y capacidades por conquistar el poder y, una vez que lo tengamos, por no perderlo.

Consideremos todo el esfuerzo de hacer una revolución, cualquiera que sea el camino, ya sea una guerra popular prolongada en el tercer mundo, donde se rodean las ciudades desde el campo (lo cual ha tomado varias décadas en los países donde ha triunfado, aunque eso tampoco es una ley), o un país imperialista como Estados Unidos, donde se requiere un largo período de lucha y trabajo político antes del desenvolvimiento de una crisis que haga madurar las condiciones objetivas para la revolución, y entonces se pasa a la conquista del poder. Cualquiera que sea el camino, para hacer la revolución y conquistar el poder se requieren mucho esfuerzo y muchísimas cosas.

Y luego imaginemos todas las cosas que se pueden hacer una vez que se conquiste el poder y se emprenda el camino socialista, todos los problemas que "no tienen solución" bajo este sistema, ya sea el hambre, la pésima situación de la salud, la falta de educación y la educación muy inferior, las relaciones explotadoras, la opresión de la mujer, la opresión nacional. Con la conquista del poder se puede empezar a cambiar todo eso, lo cual no es poca cosa . Es sumamente importante para las masas en un sentido inmediato y también para poder arrancar todo eso de raíz. Por eso, solo un tonto diría: "Luchemos por conquistar el poder, pero una vez que lo tengamos, nos vale perderlo". Ni se diga, pues solo un tonto, un pendejo, o peor, diría eso.

No queremos que la revolución dé marcha atrás, pero el chiste es que para que no ocurra, se necesita una fuerza que se desempeñe como vanguardia y, en cierto sentido, como el núcleo del proceso revolucionario a lo largo del camino que hay que transitar hasta que triunfe el comunismo en todo el mundo. Eso es cierto pero, a su vez, encierra contradicciones muy agudas con el potencial de destruir todo el proyecto. Y los anarquistas, por ejemplo, no lo captan correctamente. Piensan... o se inclinan a adoptar la línea de que tenemos el partido de vanguardia y la dictadura del proletariado debido a la necedad de algunos que buscan una sociedad jerárquica en que ellos sean dueños. Ciertamente gente de esa laya se mete a las revoluciones; no tendría ningún caso negarlo. Pero no es lo fundamental, no es la profunda realidad con la cual nos toca lidiar. Si nada más fuera eso, sería mucho más fácil.

Para barrer la desigualdad se necesita una vanguardia

El problema es que, debido a las contradicciones subyacentes de la sociedad, se necesita una vanguardia para movilizar a las masas y hacer la revolución. Cualquiera que hable de hacer la revolución sin una vanguardia en realidad plantea "hacer la revolución sin las masas", aunque no lo reconozca, porque en la sociedad existen contradicciones objetivas muy profundas, tales como la contradicción entre el trabajo intelectual y manual; la contradicción entre los hombres y las mujeres; la contradicción entre la ciudad y el campo, especialmente en el tercer mundo (pero también en países "modernos" como Estados Unidos); y la contradicción entre las diversas nacionalidades. Todas ellas son muy importantes y la contradicción entre el trabajo intelectual y manual las interpenetra profundamente.

Imagínense que conquistamos el poder y al día siguiente les decimos a unos residentes de vivienda pública, por ejemplo: "Los que quieran ser astrofísicos, apúntense y estudien un curso de seis semanas". Sería una locura y las masas dirían: "¿Cómo se nos ocurrió seguir a estos pendejos? ¡Ni modo que me haga astrofísico en seis semanas, por muy chingón que sea el manual!".

Para ser astrofísico se requiere mucho trabajo. Esas esferas científicas requieren mucho trabajo, mucho estudio. Quizá es posible prepararse en menos tiempo de lo que se toma para estudiar una de esas carreras en el sistema burgués, que perpetúa una división de trabajo y relaciones de opresión, pero en todo caso requiere mucho trabajo y mucho esfuerzo. De igual modo con la medicina. Necesitamos médicos en la sociedad socialista. No puede haber servicios de salud para las masas sin médicos. Podemos hacer algo parecido a lo que hicieron en la China socialista, donde capacitaron a mucha gente "común", especialmente campesinos, como médicos descalzos que daban servicios de salud básicos a las masas, pero también se necesita gente que especialice en medicina. ¿De dónde van a salir? ¿Qué tal si les decimos a las masas: "Bueno, el que quiera ser médico, haga cola aquí y le surtimos su botiquín y órale"? A las masas les caería muy mal y preguntarían: "¿Dónde están los viejos gobernantes? Al menos teníamos algunos servicios médicos y, aunque nos jodían, no eran unos pinches imbéciles y matasanos como estos que no saben ni qué diablos están haciendo". Y podríamos dar una infinidad de ejemplos de una y otra esfera.

A lo que voy es que no porque tumbemos el sistema y conquistemos el poder, podemos barrer con un simple acto de voluntad todas las desigualdades que hemos "heredado" de la sociedad de clases y de toda la historia humana. Como dijo Lenin, no hacemos la revolución con las condiciones y gente que quisiéramos, sino precisamente como están en el momento de conquistar el poder, y nos toca transformarlas y también transformar la vanguardia.

Tales son las contradicciones subyacentes que crean la necesidad de una vanguardia. Como señalamos en el apéndice sobre el partido del Borrador del Programa (bueno, en los dos apéndices sobre el partido), la necesidad de la vanguardia radica en esas contradicciones; como consecuencia de la contradicción entre el trabajo intelectual y manual, de las divisiones opresivas de la sociedad y de la dominación del poder y la vida intelectual por una pequeña élite, las mayorías, y sobre todo los proletarios (a quienes hay que movilizar como espinazo y fuerza motriz del proceso revolucionario), son excluidos de las esferas intelectuales y no tienen la oportunidad de manejar ideas y teoría, y especialmente (como se menciona en la película "O, Brother Where Art Thou?") el "pensamiento abstracto". Ciertamente algunos proletarios manejan ideas y teoría, y no debemos pasarlo por alto; y algunos, debido a sus circunstancias y esfuerzos, tienen logros importantes en esas esferas, pero en la sociedad burguesa e incluso en las primeras etapas del socialismo (en que se nos plantean las grandes tareas de superar todas esas desigualdades) son la excepción y no la norma. No podemos barrer todo eso por un acto de voluntad, diciendo "que cada cual se esfuerce, pues todo mundo tiene las mismas capacidades y lo dejamos al laissez-faire " [sin regulación del gobierno]. Vuelvo a repetir, ese tipo de laissez-faire nos llevará de vuelta al capitalismo (o de plano jamás nos permitirá salir de él).

Cabe señalar algo importante: hay que reconocer que en cualquier momento dado habrá muchas cosas que la humanidad y específicamente las masas no captan. No captarán la importancia, o no conocerán aspectos importantes, de la realidad y cómo abordarla, pero no hay nada, no hay ninguna rama del conocimiento que no puedan abordar, que no puedan aprender (porque, como sabemos, no hay nada que por definición no se pueda conocer o captar). Este es otro importante principio, otra importante unidad de contrarios.

Como señalan los apéndices sobre el partido del Borrador del Programa (especialmente el primero, "El partido y las masas"): debido a las divisiones opresivas -- especialmente la división entre el trabajo intelectual y manual, y el hecho de que en la sociedad burguesa solo una minoría tiene la oportunidad de adentrarse en la esfera de la teoría-- mientras vivamos en este tipo de sistema, generalmente esa minoría son los primeros en captar la teoría revolucionaria y, en gran medida, elaborarla y desarrollarla. Pero se plantea la siguiente contradicción: si son de amplia perspectiva y captan el proceso en su totalidad (como lo hizo Marx), comprenderán dos verdades fundamentales: primero, una cosa es el proceso en general y otra es pasar concretamente por ese proceso (o sea, llevarlo a cabo con todas sus particularidades) y, segundo, existe otra contradicción muy profunda: bien pueden captar el proceso teóricamente, pero no pueden llevarlo a cabo por sí solos.

Como dije de entrada, ese proceso no lo llevan a cabo unos cuantos. Y entonces se plantea el reto, la contradicción, de movilizar a las masas (a asumirlo cada vez más conscientemente) y de aprender de ellas y a la vez dirigirlas (la cuestión de la línea de masas, a la cual volveré un poco más adelante). Son contradicciones muy concretas. No es que se quiera perpetuar jerarquías o reestablecerlas con nuevos matices; más bien, existen profundas contradicciones y, por eso, si no se capta la necesidad de una vanguardia o si uno se aferra a la idea de que no debe de haber una, en realidad se terminará excluyendo a las masas del proceso , aunque no sea la intención y aunque se tengan las mejores intenciones.

Sin embargo, también es cierto que la contradicción entre el trabajo intelectual y manual, hablando ampliamente (y en particular su manifestación en la relación entre la vanguardia y las masas) encierra el potencial de volverse antagónica y de transformarse en una relación de explotación o manipulación, o como se quiera decir. Eso es cierto aun antes de la conquista del poder, pero obviamente ese aspecto se concentra una vez que se conquiste el poder, cuando el papel del partido cambia profundamente (como señala el segundo apéndice sobre el partido del Borrador del Programa, "El partido en el socialismo y la transición al comunismo"): entonces el partido es el núcleo del proletariado en el poder y existe el potencial de que se transforme en su contrario. Es decir, el partido, y especialmente la alta dirección ( y fundamentalmente las contradicciones que hacen que el partido sea necesario) encierran el potencial de que una sección del partido se transforme en una nueva burguesía. Eso lo captamos teóricamente y, lamentablemente, lo hemos visto con todas sus consecuencias en la práctica, en la realidad.

No podemos barrer todas esas contradicciones por un acto de voluntad; no podemos emparejar todo de golpe, como plantean los imbéciles de PL.**  Es puro idealismo. ¿Cómo no? Como piensan que todo ocurre únicamente en el mundo de las ideas y que ganar a la gente al comunismo es solamente una cuestión de que acepte ciertas ideas, ¿por qué no brincar el socialismo y pasar de una vez al comunismo? ¿Para qué pasar por una etapa intermedia? Pero la realidad es otra cosa, porque resulta que hay que transformar concretamente la realidad material, y la teoría tiene que abarcar ese proceso y esa lucha, en toda su complejidad. Eso es otra cosa muy distinta. Entonces hay que captar que esta contradicción (la necesidad de una vanguardia, su papel esencial y el potencial de transformarse en una fuerza opresora) es producto del mundo que "heredamos", del mundo que tenemos como consecuencia del desarrollo histórico humano y en particular su manifestación en la sociedad burguesa con sus divisiones de clase y otras divisiones opresivas. Hay que ir resolviendo estas contradicciones. No podemos pasarlas por alto ni barrerlas por un acto de voluntad ni tumbar toda esta realidad objetiva de un solo golpe.

Nos va a tocar lidiar con esta contradicción a lo largo de todo el proceso. Desde luego, Mao hizo contribuciones cruciales e histórico-mundiales en ese sentido, pero nos toca seguir bregando con ella en la esfera de la teoría sobre la base que nos dejó. Tenemos que hacerlo incluso antes de que se dé una situación en que nuevamente haya estados socialistas y la dictadura del proletariado dirigidos por una vanguardia. Lamentablemente, no existe esa situación actualmente, pero jamás aprenderemos a manejarla correctamente (y será mucho más difícil alcanzarla, y mucho más difícil aprender de la experiencia y manejar todo esto mejor en las futuras sociedades socialistas) si no lidiamos con el problema ahora en la esfera teórica, antes de llegar el momento cuando se nos presente de inmediato como problema práctico.

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Notas:

* "Grandes objetivos y gran estrategia" es una obra inédita del presidente Avakian de la cual se publicaron partes del 18 de noviembre de 2001 al 10 de marzo de 2002 en los números 1127 a 1142 del revcom.us , y están en la Internet en revcom.us. [Regrese al artículo]

** Partido del Trabajo Progresista [Regrese al artículo]