En perspectiva histórica y volviendo a lo que dije sobre cuestiones filosóficas y metodológicas y de transformar la realidad concreta, tal y como es en su movimiento, desarrollo y avance, aplicando el materialismo y la dialéctica, vemos por qué Lenin habló de trabajar por hacer realidad nuestros sueños (algo que mencionamos en "Grandes objetivos y gran estrategia"*) y por qué Mao dijo que debemos "desear la grandeza" no para nosotros mismos ni por interés personal sino para nuestra clase y causa (también lo mencionamos en "Grandes objetivos y gran estrategia"). Vemos la base de nuestra confianza estratégica en nuestra clase y causa, y nuestro desdén estratégico por el enemigo y su sistema. La realidad social y su desarrollo histórico son sumamente complejos, y en perspectiva más amplia, la realidad y su movimiento y desarrollo también lo son, pero así y todo nuestra meta histórica del comunismo mundial no es solo "una buena idea". Ciertamente es una buena idea, pero es mucho más . Es el rumbo a que tiende la historia.
Hay que recalcar lo que dijimos en el libro "Democracia"**: el comunismo no es inevitable en un sentido metafísico, idealista o esencialmente religioso; no es cierto que toda la realidad y todo el desarrollo histórico de la humanidad nos hayan estado llevando ni nos tenían que llevar al comunismo en un sentido predeterminado o predestinado. Eso está ligado a algo que escribí (y que Ardea Skybreak citó al principio de Primeval Steps and Future Leaps [Pasos primitivos y futuros saltos]): ni el surgimiento de la especie humana ni el desarrollo de la sociedad humana fueron predeterminados; ni la realidad ni el desarrollo histórico siguen caminos predeterminados o predestinados.
Pero volviendo a algo que ya recalcamos, tampoco son puramente casuales.*** Todo eso no fue predeterminado ni predestinado en un sentido religioso, pero por otro lado, existe una dialéctica entre casualidad y necesidad, la cual se desenvuelve constantemente, y el hecho de que lo que en un contexto es casualidad en otro es necesidad (y viceversa); además, ciertas causas y fuerzas subyacentes recorren todo el proceso, aunque nada es predeterminado ni tenía que darse como se ha dado. Hay que descartar voluntaria y rotundamente (y con gusto) tales nociones esencialmente religiosas, e ir eliminando la mentalidad religiosa del movimiento comunista y, en última instancia, de la sociedad. Pero especialmente ahora tenemos que luchar contra esas tendencias en nuestras propias filas.
Dicho todo eso, también hay que decir que la historia humana con su gran diversidad y complejidad nos ha llevado al umbral del comunismo; ha sentado una sólida base material y social no solamente en este o aquel país sino en el mundo entero, pese al carácter heterogéneo y altamente contradictorio de la situación y condiciones mundiales. La humanidad necesita dar el salto al comunismo y, hablando históricamente, está a punto de hacerlo. Y como dije, la relación dialéctica entre casualidad y necesidad, entre contingencia y las fuerzas subyacentes causales, recorre todo el proceso y determina el marco general.
Parafraseando algo importante que dijo Marx: las masas hacen la historia, pero no conforme a sus deseos o imaginación; la hacen de acuerdo a las condiciones concretas, es decir, les hacen frente y las transforman. Eso es sumamente importante. Y, nuevamente [BA se ríe], es una unidad de contrarios: por un lado, las masas hacen la historia pero por el otro, no la hacen solamente por su voluntad o imaginación ni de acuerdo a sus deseos, es decir, no es cuestión de voluntarismo. Tienen que transformar la realidad material objetiva de acuerdo a la necesidad y las condiciones concretas en un momento dado. He aquí algo muy importante que vale la pena ir explorando a fondo con todas sus implicaciones de manera continua.
Desde luego, como vamos captando más profunda y completamente, dar el salto histórico-mundial al comunismo será un proceso complejo, difícil y violento, un camino con muchas vueltas y revueltas y, como hemos señalado, pasará por grandes avances e inevitablemente grandes derrotas y reveses, seguidos nuevamente por mayores avances. Todo eso se debe al hecho de que el desarrollo de la sociedad humana con toda su diversidad y complejidad a lo largo de miles de años en todo el mundo ha llevado al surgimiento del sistema capitalista y la época burguesa y al mayor desarrollo de ese sistema, particularmente en su fase última y superior del imperialismo, como un sistema mundial (aunque como he venido recalcando y como señalamos en America in Decline [La decadencia de Estados Unidos] y "Apuntes sobre economía política",**** no es un sistema uniforme en todo el mundo; al contrario, encierra profundas divisiones, sobre todo la gran división entre los estados imperialistas y las naciones y países oprimidos, así como las divisiones y conflictos entre los mismos estados imperialistas).
Siguen imponiéndose la contradicción fundamental del sistema capitalista entre la producción socialista y la apropiación privada, y las grandes contradicciones que suscita e intensifica constantemente a través de un desarrollo en espiral a escala mundial. Todo eso sigue imponiéndose y suscitando su contrario: resistencia, lucha, revolución y, como núcleo y fuerza motriz, el sepulturero de este sistema, el proletariado. Esta gran verdad sigue vigente, más profundamente que en el tiempo de Marx, pese a las burlas de la burguesía y sus afirmaciones de que ya no existe el proletariado, ni mucho menos la perspectiva de una revolución proletaria. ¡Vaya!¡Ustedes verán, señores!, porque la necesidad de la revolución proletaria seguirá imponiéndose en medio de los reveses y los avances de nuestra lucha histórico-mundial. En última instancia no hay otra resolución de la contradicción fundamental del capitalismo y la época burguesa, no hay otra resolución que represente el futuro de la humanidad ni los intereses fundamentales de las vastas mayorías del mundo y de toda la humanidad.
Pero nuevamente, tenemos que hacer frente a la realidad, gústenos o no: ¿es posible otro desenlace del movimiento y conflicto de la contradicción fundamental, o sea, que el desenlace no sea el triunfo de la revolución proletaria mundial y el futuro del comunismo? ¿Es posible que las erupciones volcánicas y contiendas antagónicas que suscita lleven a un desenlace horroroso, incluso a la destrucción de la humanidad? Bueno, sí, como hemos señalado, es posible y tenemos que aceptar que no hay ninguna garantía del triunfo de la revolución proletaria mundial en un sentido netamente religioso.
Vuelvo a repetir: hay que rechazar todas y cada una de esas nociones, y hacerlo voluntariamente y con gusto. Y aunque no podemos descartar la posibilidad de un desenlace profundamente negativo, no es de ninguna manera inevitable. Más bien el hecho de que el desenlace no es predeterminado ni predestinado significa que lo determinará precisamente la lucha de las masas y fundamentalmente de las clases sociales y sus representantes y líderes. Por eso se destaca el gran campo de acción de la iniciativa de las fuerzas de vanguardia proletarias y la gran importancia de lo que hacemos. No debemos caer en el fatalismo ni el pesimismo. Todo lo contrario. Captar todo esto nos debe ayudar a elevar nuestra comprensión del papel sumamente importante de nuestra iniciativa consciente y la iniciativa consciente de las masas que debemos ir desencadenando más y más. En esta lucha histórico-mundial tendremos que superar y derrotar grandes dificultades y fuerzas pujantes, pero también contamos con fuerzas materiales y sociales muy fuertes y estratégicamente favorables a nosotros y nuestra causa.
Cantar derecho sobre "la historia del siglo 20"
Es preciso aplicar esos principios a lo que se dice de "la historia del siglo 20" y los supuestos horrores de la revolución comunista, o sea, de las sociedades socialistas de la Unión Soviética y China. Vi una grabación de Boots, del grupo musical el Coup, en el programa de televisión "Politically Incorrect" (Políticamente incorrecto) en que se aventó a decir: "Bueno, soy comunista". Tras un silencio incómodo el presentador Bill Maher respondió: "¿Acaso no conoces la historia del siglo 20?", con lo cual quería decir: "Chico, ¡más te vale agarrar la onda de la versión oficial!". Para nosotros, es muy importante hacer frente a esa versión y refutarla.
La historia del siglo 20 no es la historia de la debacle de la revolución proletaria, un desastre precipitado por un monstruo que se impuso a la voluntad popular, arrastrándose contra la corriente de la realidad, o como quieran decir. Sin duda es una historia contradictoria, pero al captarla tal y como es, se destacan los grandes logros de nuestra clase, sobre todo donde conquistó y se afianzó en el poder e hizo transformaciones en toda esfera de la sociedad. Y podemos decir sin titubeos ni reservaciones, y sin temor a que lo refuten, que aplicando cualquier criterio, la experiencia de las masas de la Unión Soviética cuando era un país socialista (a pesar de las grandes dificultades y todos los errores, incluso errores muy graves, de la dirección de esa revolución, particularmente Stalin) y la experiencia de las masas de la China socialista demuestran contundentemente que en toda esfera de la sociedad estaban cualitativamente mejor, estaban infinitamente mejor que antes de la revolución y de lo que están ahora. Y debemos captar eso y plantearlo firmemente y luchar contra "la versión oficial" de "la historia del siglo 20".
A principios de los 70, enviábamos a la China socialista delegaciones de militantes del partido, y también de estudiantes, obreros, etc. Recuerdo que una vez invitamos a varios compañeros proletarios con los cuales hacíamos trabajo político a una cena con uno de los delegados obreros que recién regresó de China. Le preguntaron: "¿Cómo te fue?; ¿Qué tal la China socialista?", y respondió: "Fue como subirme a una máquina de tiempo". Y un compañero obrero (por cierto no particularmente atrasado, pero con la influencia de lo que siempre se decía sobre el tremendo atraso en China) dijo: "Un poco como volver al pasado, ¿no?". Y el delegado respondió: "¡No, hombre! ¡Como viajar al futuro!". Y no era nada como la célebre (o tristemente célebre) aldea Potemkin en la Rusia zarista, que era una fachada con apariencia avanzada e "ideal". Todo lo contrario, el delegado hablaba de la neta, de la realidad que conoció en la China socialista.
Tenemos que captar eso firme y profundamente y defenderlo con osadía; tenemos que divulgarlo y luchar por resumir correctamente la historia del siglo 20 y la verdadera debacle y los horrores del sistema imperialista, por un lado, y por el otro, los grandes logros de nuestra clase y los estados socialistas que luchamos por crear. Aunque esos primeros esfuerzos dieran marcha atrás, hay que resumir muchísimo más profundamente esa experiencia, y a la vez que luchamos por reconocer los aspectos negativos y aprender de los errores, debemos plantear la verdad con franqueza y osadía. No es algo que quisiéramos que fuera cierto; es la verdad contundente de los grandes logros de nuestra clase y los estados socialistas hasta la fecha, y de hecho son solo los primeros pasos que han de sentar las bases para futuros grandes avances y saltos.
Reflexionar y bregar con todo esto a lo mejor nos ayuda a captar más a fondo la profunda conclusión de Mao que, tomando en cuenta la complejidad y, sí, las grandes dificultades, concentra lo esencial de este proceso y lucha histórico-mundial: el futuro es brillante, el camino es tortuoso.
NOTAS
* "Grandes objetivos y gran estrategia" es una obra inédita de Bob Avakian. El OR sacó pasajes (Nos. 1128, 1129, 1131-1141), que están disponibles en la Internet: revcom.us. [Regrese al artículo]
** Esto se aborda en el libro de Bob Avakian Democracy: Can't We Do Better Than That?, Banner Press, 1986. (Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?, pasajes disponibles en español). [Regrese al artículo]
*** La relación entre casualidad y necesidad, o contingencia y causalidad, se aborda en el primer pasaje de esta serie, "La nueva situación", en el revcom.us No. 1175. [Regrese al artículo]
**** America in Decline (La decadencia de Estados Unidos), de Raymond Lotta con Frank Shannon (Chicago: Banner Press, 1984); y "Apuntes sobre economía política", del Partido Comunista Revolucionario,EU (Chicago: RCP Publications, 2000). [Regrese al artículo]