Al asumir la responsabilidad de ser la vanguardia debemos estar preparados para todo lo que esto implica, para lo que nos aviente el enemigo y lo que a veces viene del pueblo. Siempre debemos escuchar las críticas y aprender todo lo que podamos, incluso cuando se hacen con mala leche, pero eso sí, sin dejar que nos desvíen ni confundan nociones de otras clases sobre la dirección y otros asuntos. No debemos tener una actitud defensiva acerca de la vanguardia, la necesidad de la vanguardia ni el hecho de que nuestro partido es la vanguardia, entendido correctamente. Debemos fundamentarnos en los criterios y principios de la dirección comunista --que el liderazgo se basa en la línea y la capacidad probada de entenderla y aplicarla-- y en el hecho de que nuestro partido cumple esos criterios y normas, y es la vanguardia; y debemos popularizar eso.
Para hacer lo que hay que hacer, para asumir la responsabilidad de ser la vanguardia, tenemos que estar preparados para echarnos encima lo que nos toque a fin de perseverar en el camino revolucionario y no rajarnos ni rendirnos. Tenemos que estar preparados para lo que nos aviente el enemigo, pero a veces es más difícil lo que sueltan los amigos, digo, golpes bajos que vienen del pueblo, hablando ampliamente. Una de las cosas más difíciles es manejar las contradicciones en el seno del pueblo, por ejemplo, cuando las masas, o sectores de ellas, no captan todavía lo que hay que hacer o no están dispuestas a hacer lo que hay que hacer para lograr los cambios radicales y, en última instancia, para emanciparse a sí mismas. A veces puede parecer que nosotros estamos haciendo todo lo que podemos por los intereses fundamentales de las masas, y nos salen con un chorro de babosadas atrasadas. Bueno, la realidad es que vivimos en esta chingada sociedad y no somos "perfectos". Aunque bregamos por aplicar una ideología radicalmente diferente, no podemos eliminar del todo la influencia de esta sociedad, sus relaciones y modo de pensar, y naturalmente las masas tampoco lo pueden hacer espontáneamente. Y aparte hay otras tendencias en el movimiento que representan otros programas e ideologías.
Mao dijo que cuando la lucha se puso al rojo vivo con Lin Biao, quien fue un camarada de mucha confianza, fue muy doloroso sentir la flecha por la espalda, voltearse y ver la mueca burlona del amigo. Eso pasa a veces, incluso en el movimiento comunista, pero especialmente en el movimiento de masas y la sociedad en general. ¿Qué hacemos en tal caso? ¿Adoptamos una actitud subjetiva y lo tomamos como afrenta? ¿O lo manejamos correctamente? O sea, reconocemos, como señaló Mao, que hay que distinguir entre dos tipos de contradicciones: contradicciones en el seno del pueblo y contradicciones cualitativamente diferentes, entre el pueblo y el enemigo. ¿Cómo manejamos las contradicciones en el seno del pueblo, por agudas que sean? ¿Cómo las distinguimos de las contradicciones con el enemigo para manejarlas como corresponde?
A veces lo más difícil son las broncas en el seno del pueblo, porque duele cuando gente que proclama que quiere crear un mundo mejor (y en cierto sentido de veras tiene esa intención) cae tan bajo como el enemigo. ¿Qué hacemos entonces? ¿Cuál es nuestra orientación y método? ¿Cómo lo evaluamos y en qué contexto? Mao dijo que en el auge de la Revolución Cultural lo más difícil fue que los dos tipos de contradicciones se entretejieron, o sea, las contradicciones en el seno del pueblo se entretejieron muy agudamente con las contradicciones entre el pueblo y el enemigo, y fue muy difícil separarlas. Los relatos de las penas que fulano o zutano sufrió en la Revolución Cultural son una manifestación de ese problema, aunque suelen ser muy subjetivos y tergiversados.
Siempre debemos escuchar y considerar a fondo las discrepancias que otros plantean, pero manteniéndonos firmes y ciñéndonos a los principios básicos. Claro, si las críticas son erróneas, francamente, no debemos aceptarlas. No debemos confundirnos ni ponernos a la defensiva ante algo que no corresponde a la realidad objetiva, que representa errores y prejuicios típicos del punto de vista burgués o pequeñoburgués. ¿Acaso debemos ponernos a la defensiva ante eso? Pero dejémoslo muy en claro, eso tampoco quiere decir que cada vez que se plantean discrepancias, contestemos: "¡Son puras pendejadas pequeñoburguesas!". ¡En absoluto! Tenemos que debatir la sustancia de todo, según el caso, en vez de etiquetar a la gente de esto o aquello, en el partido y con las masas, pues eso no sirve para nada.
Como dijo Mao, insultar e intimidar no sirven. No sirven para luchar contra el enemigo y hacen mucho daño al pueblo. Debemos tenerlo presente: la burguesía no va a dejar el poder porque la insultemos y, por otro lado, con el pueblo los insultos y la intimidación hacen mucho daño. También hace mucho daño etiquetar a la gente en vez de examinar a fondo lo que plantea. Debemos examinar concretamente la sustancia y hacer nuestro mejor esfuerzo por plantear con sencillez nuestra línea para que se entienda, y aprender de esa experiencia. No debemos ponernos a la defensiva ante cosas que objetivamente representan otros puntos de vista de clase y son erróneas. Debemos plantear firmemente que nuestro partido y su dirección se necesitan para dirigir la revolución, y que está dispuesto y preparado para jugar ese papel.
El criterio correcto para medir a los líderes
Debemos mantenernos en el plano elevado de los principios, sin caer en la arrogancia, ante acusaciones bajas o criterios equivocados. Hablando por un momento de lo que aparenta ser (pero en lo fundamental no es) un aspecto personal, soy objeto de muchos "golpes bajos"; dicen que el presidente del partido es un "gabacho", un blanco, y cosas peores. En primer lugar, no soy un presidente "blanco"; no represento a "los blancos", sino los intereses revolucionarios del proletariado y las masas de todas las nacionalidades, no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero. Y en segundo lugar, ese criterio no es correcto. No tiene nada que ver con lo que somos ni lo que tenemos que ser. Esos comentarios no deben hacernos mella. Debemos examinar francamente las cuestiones de fondo con los que hacen esos comentarios, hablar del problema y la solución, de lo que las masas realmente necesitan, sus intereses fundamentales, cómo hacer lo que hay que hacer, y los criterios, normas, principios y métodos que hay que aplicar para hacerlo. Debemos debatir esas cuestiones . No digo que no debamos escuchar ni que debamos restarle importancia a esas dudas, discrepancias o acusaciones. Pero debemos enfocarnos en lo esencial y no dejarnos confundir ni caer en pleitos ridículos.
Mao dijo que no debemos ser tan sensibles a la crítica, que debemos curtirnos un poco. Es necesario escuchar las críticas, aun cuando no se hagan en buen plan. Debemos analizarlas y ver si hay algo de verdad, aun cuando sean canallas, pero no debemos dejarnos confundir. Debemos ceñirnos a los principios y enfocarnos en lo esencial: en los criterios y normas que definen lo que somos y lo que tenemos que ser.
Como he señalado antes, es muy necesario seguir formando líderes, y cuadros en todos los niveles del partido, de las nacionalidades oprimidas y del proletariado en general, tanto mujeres como hombres. Es necesario atraer a la revolución y al comunismo, y capacitar y formar como líderes revolucionarios comunistas, a muchísimos más proletarios, y entre ellos muchos compañeras y compañeros de las nacionalidades oprimidas. Es un objetivo que debemos asumir con gran entusiasmo. Tenemos que integrar a muchos compañeros de la clase que tiene el interés más fundamental en la revolución proletaria. Tenemos que llevar el marxismo-leninismo-maoísmo (MLM) a su fuente, los proletarios, y movilizarlos, basándonos en eso. De igual modo, debemos atraer al MLM a intelectuales y otros individuos de tendencia revolucionaria de todas las capas de la sociedad y reclutarlos al partido. Pero es crucial captar que eso solo debe y puede hacerse correctamente si nos basamos en formarlos como comunistas, y no basándonos en otras tendencias, como el nacionalismo u otros puntos de vista que tienen un análisis limitado que no capta correctamente ni la realidad ni el problema ni la solución. Podemos y debemos hacerlo guiados por el MLM y el criterio y método MLM de dirección, y ningún otro. Porque si no, ¿para qué y para quiénes lo estamos haciendo?
En ese sentido viene muy al caso la entrevista que me hizo Carl Dix, particularmente la parte de "El criterio correcto (y erróneo) para medir a los líderes"1
Carl Dix: "¿Por qué no pasamos a la otra cuestión que esas personas plantean? Dicen que debemos medir las organizaciones revolucionarias con esta vara: ¿los líderes son de las nacionalidades oprimidas? Porque si no, no podrán perseverar por el camino revolucionario y terminarán haciendo las paces con el sistema y la supremacía blanca".
Bob Avakian: "Bueno, para plantearlo desde otro ángulo y de manera polémica: cualquiera puede venderse. O sea, no importa quién sea, si quiere venderse, el sistema lo comprará rápidamente. Así que el hecho de que uno sea de cierta nacionalidad no es ninguna garantía. Los atractivos y presiones de optar por el camino fácil (y de claudicar) influyen a todo mundo y también a los líderes, independientemente de su nacionalidad, género, etc.
"Eso por un lado, pero... también es cierto que un principio general, como hemos venido señalando, es que la revolución tiene que movilizar como espinazo y fuerza principal a la clase y los grupos más estrechamente aliados a quienes más beneficia la revolución y que están en la posición estratégica para hacerla. En Estados Unidos, naturalmente, eso implica movilizar a muchos proletarios y otras capas de las nacionalidades oprimidas, que con el tiempo se integrarán al partido de vanguardia y a su dirección. Esa es una verdad elemental. Pero así y todo, lo fundamental, repito, es la línea del partido y su análisis de la realidad objetiva. Y sigo empleando esa frase que, por cierto, dicen, en muchos ambientes lo identifica a uno luego luego con el partido, porque nosotros sí estamos convencidos de que existe la realidad objetiva y de que hay que basarse en ella, no en un sentido estático sino como fenómeno que cambia, en movimiento y desarrollo. Si no partimos de la realidad objetiva, seguro nos vamos a desviar.
"Si nuestro punto de vista no se desprende de un análisis correcto de lo que pasa en el mundo, del verdadero problema y solución, es inevitable que nos desviemos, independientemente de nuestro género o nacionalidad, etc., y no podremos ser una auténtica vanguardia ni dirigir a las masas por el camino correcto. Así que lo más importante es la línea, o sea, tener una concepción del mundo y una metodología que nos permita comprender el mundo, y aplicarla para sacar un análisis y un programa que lleve a la solución, a hacer la revolución. Y para eso se necesitan revolucionarios, ya sean intelectuales o proletarios, que adopten la concepción del mundo, la metodología y la línea del proletariado y la apliquen concretamente para hacer la revolución como parte de la revolución mundial, porque somos parte de la revolución mundial en que participan gente, naciones y países del mundo entero.
"Se necesitan revolucionarios, se necesitan todos los revolucionarios (de cualquier nacionalidad, como estamos hablando de nacionalidad) que adopten la concepción del mundo y metodología proletaria y la apliquen para desarrollar la línea política que corresponda a esa revolución y la dirija. Así que la cuestión decisiva es si el liderazgo tiene una línea correcta. Claro, no en un sentido metafísico de elaborar la línea y punto, y nos libramos de la necesidad de seguir aprendiendo. Naturalmente, no es así porque la vida cambia y adquirimos mayores conocimientos; siempre existe la contradicción entre ignorancia y conocimiento, entre lo que conocemos y lo que falta por conocer. La situación cambia, pero en un sentido fundamental, en un sentido básico, la cuestión viene siendo: ¿tenemos una línea correcta y hemos logrado integrar revolucionarios a una fuerza de vanguardia sobre esa base? Porque eso permite movilizar a más y más proletarios y nacionalidades oprimidas, y eso es lo que nuestro partido se propone y lo que estamos haciendo".
Jugadores de primera
Esto sienta la base para pasar a otra cuestión de orientación. Seguramente han oído la frase "jugadores de primera" (no de segunda); esa metáfora es del mundo de los deportes, obviamente, pero viene muy al caso.
Como dije antes, necesitamos la orientación del Partido Pantera Negra, que instaba a todos a "ponerse en la onda de la vanguardia2, aunque, claro, tenemos que guardarnos del sectarismo, o sea, debemos captar esa orientación y aplicarla en el sentido de ser la vanguardia, entendida correctamente: asumir la responsabilidad de todo lo que se necesita para que las masas libren y ganen la lucha por su emancipación. Debemos aplicar con osadía los aspectos positivos de esa orientación. Debemos ser jugadores de primera, lo cual no es cuestión de presumir ni ser gandallas, ni nada por el estilo. Tiene que ver, repito, con la realidad objetiva, con el hecho de que objetivamente somos el partido de vanguardia de la revolución proletaria en Estados Unidos. No somos ni vamos a ser menos porque eso es lo que se necesita y es la responsabilidad que asumimos.
Ciertamente, la consigna del Partido Pantera Negra --"¡Ponte en la onda de la vanguardia!"-- también tenía un aspecto negativo. En la práctica a veces quería decir esencialmente: "Somos los meros meros y nuestra palabra es `la ley'". Tenemos que aprender de eso para no caer en eso, por todas las razones que vengo señalando. Sin embargo, tenemos que captar y plantear correctamente, sobre todo a las masas avanzadas pero también en general, que somos la vanguardia, y tenemos la dirección, el programa y la línea. Claro, hay muchas cosas que no sabemos, cosas muy importantes acerca de cómo hacer la revolución y, por eso, nos toca trabajar mucho y aprender mucho de mucha gente y muchas experiencias. Pero objetivamente somos la vanguardia y debemos asumir la responsabilidad que esto implica en el sentido cabal. Eso es ser jugadores de primera.
Necesitamos el aspecto correcto de la orientación del Partido Pantera Negra y su espíritu contagioso. Es necesario que especialmente los compañeros avanzados de inclinaciones revolucionarias "se pongan en la onda de la vanguardia", y debemos luchar correctamente por activarlos, llevarlos a ser partidarios del partido e incorporarlos a las filas. Si no, entonces, ¿qué estamos haciendo? ¿Y para qué hacemos nuestro trabajo? Claro, no podemos dejar de lado todas las luchas y tareas apremiantes y concentrarnos exclusivamente en la construcción del partido. Pero si no prestamos atención a este aspecto, si no lo integramos correctamente a todo nuestro trabajo, hemos olvidado nuestros objetivos fundamentales y hasta nuestra razón de ser. Debemos ser audaces, presentar el partido como la vanguardia y construirlo, porque eso es lo que se necesita y corresponde a las necesidades e intereses fundamentales de las masas.
En respuesta, algunos dirán que nuestro partido es chico y no tiene mucha influencia ni muchos seguidores. Eso también lo abordamos en la entrevista que me hizo Carl Dix, donde hablamos del criterio correcto para evaluar si un partido es de veras la vanguardia. Señalamos que lo que significa influenciar y dirigir a las "masas" varía de acuerdo a la situación. Cuando no hay una situación revolucionaria quizá quiere decir influenciar y dirigir a miles, pero en una situación revolucionaria querrá decir millones o docenas de millones.3 Aplicando ese criterio, debemos luchar en cada momento por rebasar los límites de la situación, ensanchar las filas del partido y desarrollar la lucha en un sentido global guiados fundamentalmente por nuestros objetivos revolucionarios estratégicos.
Jamás debemos dormirnos sobre nuestros laureles. Primero, no tenemos muchas razones para hacerlo: tenemos grandes retos y grandes obstáculos que superar; tenemos mucho trabajo que hacer y una lucha muy dura para hacer posible lo "imposible": hacer la revolución en las entrañas de la potencia imperialista más grande y asesina. Y aun si tuviéramos más razones, no deberíamos hacerlo. Mao dijo que aunque China objetivamente llegara a ser una gran potencia, no debería caer en el chovinismo de las grandes potencias. Por grandes que sean los logros, y especialmente en el futuro cuando el movimiento revolucionario haya logrado grandes avances y la toma del poder está a la orden del día, ¡ni modo que se nos ocurra dormirnos sobre nuestros laureles! Jamás debemos adoptar métodos burgueses ni el punto de vista burgués de convertir todo (hasta los logros de la lucha revolucionaria) en capital.
Nuestra orientación debe ser aportar lo máximo a la emancipación de las masas, no solo en Estados Unidos sino en el mundo entero. Como dijo Mao: "Tantas tareas por delante, todas tan urgentes". No cabe duda alguna de que eso es muy cierto hoy, especialmente en cuanto a construir el partido y extender su influencia y sus lazos organizados con las masas de muchas capas. Pero, repito, lo que buscamos en todo esto es fortalecer continuamente nuestra capacidad de cumplir nuestras responsabilidades como la vanguardia y dirigir a las masas a liberarse a través de una lucha revolucionaria más y más consciente.
También es muy importante valorar la gran lucha que nos ha tocado librar para que el partido sea una fuerza viva, que persevere en el camino revolucionario y mantenga la orientación estratégica de movilizar al proletariado como la columna vertebral de la revolución y construir el frente único bajo su dirección. Es fácil "olvidarlo" porque las tareas apremian y bregamos por superar muchas deficiencias. Pero tomemos unos momentos para valorarlo objetivamente. Es sumamente importante que nuestro partido exista en Estados Unidos en este momento, y no solo que exista, sino que haya perseverado en el camino revolucionario. Hubo muchas fuerzas marxista-leninista-maoístas (o más o menos de esa tendencia) que surgieron en los años 60, pero solo nuestro partido perseveró en el camino revolucionario y siguió avanzando a pesar de las vueltas y revueltas e incluso reveses. ¿Acaso no tiene importancia? No debemos subvalorar la importancia de eso y el esfuerzo que ha requerido. No es un logro de poca importancia para nuestra clase y nuestra causa. Claro, si no hacemos algo con eso, no significa nada, pero no debemos restarle importancia al hecho de tener este partido con esta orientación: un partido que ha acumulado experiencia muy valiosa y resumido lecciones cruciales, un partido guiado por esa línea y orientación que trabaja con el proletariado y los oprimidos y con otros sectores del pueblo.
Es muy bueno para los pueblos del mundo que nuestro partido exista y que trabaje de esta manera, con esta orientación y objetivos revolucionarios en las entrañas de la bestia, "la única superpotencia del mundo". Y, repito, no es cuestión de dormirnos sobre nuestros laureles ni convertir eso en capital ni nada por el estilo; es parte de la realidad objetiva y debemos reconocerlo correctamente, con una orientación y objetivos correctos. De otro modo no podremos hacer los avances ni dar los saltos que urgen. Debemos captar el potencial de crecimiento del movimiento revolucionario, sobre todo el potencial de crecer a pasos agigantados en coyunturas críticas, y de que el partido movilice a muchísima más gente, dé saltos cualitativos y crezca exponencialmente con la intensificación y los saltos cualitativos de la situación objetiva, combinados con nuestro trabajo para aumentar al máximo los avances y arrebatar la mayor libertad posible para el pueblo a partir de esta situación tumultuosa. Todo eso se destaca mucho más, evidentemente, con la gran ofensiva imperialista de guerra y represión que afrontamos.
Si nuestro partido no es tan grande como debe ser ni nuestra influencia y lazos organizados son tan extensos como deben ser (lo cual es cierto), la solución es trabajar duro para construirlo, como parte fundamental de nuestro trabajo de fomentar la lucha en muchos frentes guiados por nuestros objetivos revolucionarios estratégicos. Porque si no, nuevamente, ¿para qué hacemos todo esto? ¿Qué nos motiva? ¿Qué nos guía? Tenemos que proponernos metas elevadas en este aspecto crucial también. Para usar una frase de Mao que he mencionado más de una vez, debemos desear la grandeza, no para nosotros mismos ni para el partido en un sentido estrecho y sectario, desde luego, sino para el partido de vanguardia de la lucha revolucionaria en Estados Unidos y para la revolución mundial. Debemos buscar esa grandeza de una manera sistemática y audaz, paso a paso, y también a pasos agigantados y saltos, sobre todo en los momentos en que las contradicciones se concentran y un mayor número de personas despierta y se integra a la vida política, cuando muchos cuestionan y sienten la necesidad de oponerse al rumbo general de las cosas. Nuestro trabajo en muchos frentes (uno de los cuales es plantear sistemática y osadamente el programa revolucionario del partido y construir el partido) puede "nadar en el creciente mar" de las masas y también ayuda a que el mar crezca y tenga una turbulencia positiva, por decirlo así.
Aspirar a metas elevadas
Es crucial captar firmemente todo eso y reconocer y asumir los retos y responsabilidades que implica. Uno de ellos es el reto de no ser simplemente un activista (o incluso un líder de las masas), por importante que eso sea, ni tampoco simplemente un militante entregado, por importante que sea también, sino aportar lo máximo a la esfera de la teoría, así como la práctica, y desenvolverse como líder del partido. Esto tiene importancia para todos los camaradas, pero especialmente para los revolucionarios de las nuevas generaciones... y requiere osadía. Volviendo a lo que dije antes acerca de la capacidad de dirigir, y de asumir el reto de dar dirección general a la vanguardia, de ser líderes del partido, nada de eso es innato, ni mucho menos es heredado. Unos no están más capacitados por su constitución o genes; esas nociones expresan la concepción del mundo burguesa. Todo mundo debe tener la orientación de aportar lo máximo que pueda, y luchar siempre por elevar la capacidad de aportar más y desenvolverse como líderes comunistas de las masas y del partido.
Cada líder tiene sus propias experiencias personales, que se dan en cierto contexto social; los líderes no tienen los mismos puntos fuertes y débiles ni sería bueno si fuera así, porque entonces seríamos como nos pintan: una bola de robots del mismo molde, todos igualitos. Hace poco leí en un informe que a un camarada le dijeron: "Todos ustedes dicen lo mismo". Bueno, por un lado es cierto: tenemos una línea unificada y en ese sentido "decimos lo mismo". Pero, ¡ojalá que no sea verdad textualmente! No debemos ser idénticos, o sea, no que si tú hablas con un militante sobre un tema te diga exactamente lo mismo que otro. Eso sería un gran problema, pero desde luego sería muy difícil y prácticamente imposible que sucediera; y si fuera posible, no sería nada bueno. No queremos tendencias de ese tipo, pues queremos militantes de carne y hueso que apliquen la línea unificada del partido en un sentido fundamental y global, pero que también tomen mucha iniciativa y convivan con las masas, les enseñen y aprendan de ellas, concretamente y de acuerdo a las dinámicas propias de cada proceso, con los aportes de muchos individuos en muchos niveles y de muchas maneras. Todos, con las cualidades y puntos fuertes y débiles que tenemos como individuos, tenemos que luchar por avanzar, pues necesitamos seguir avanzando y aprendiendo unos de otros, y de las masas, y luchando correctamente en el partido y con los demás compañeros de lucha.
Viene al caso nuevamente lo que dijo Marx: cuando cometemos errores, debemos levantarnos y sacudirnos el polvo. Debemos aprender de los errores y seguir avanzando, tras derrotas devastadoras como la derrota de la revolución china y la restauración del capitalismo en ese país, así como reveses menores, sin olvidar jamás nuestros puntos fuertes y logros, que son una base para avanzar.
No debemos ser tan sensibles a la crítica, porque a final de cuentas no es algo personal. Cuando nos critican, incluso cuando nos atacan con furia, cuando atacan al partido o a los líderes del partido, no es un asunto personal. Fundamentalmente, no nos atacan por nuestras cualidades personales (o por la carencia de ciertas cualidades) sino por cuestiones políticas e ideológicas; las críticas manifiestan una línea política e ideológica diferente y, en algunos casos, fundamentalmente opuesta a la concepción del mundo y la revolución comunista. Al manejar todo eso, debemos bregar constantemente por mantener un criterio amplio y una profunda comprensión de las necesidades e intereses de las masas del mundo entero y la causa revolucionaria.
También debemos enseñarles a las masas a aspirar a metas elevadas. El actual "sensacionalismo" de la "cultura popular" y los medios masivos tiene el propósito de hundir a las masas en el lodo. No es coincidencia que los medios más sensacionalistas sean también los más descaradamente reaccionarios. Lo que hacen y su forma de hacerlo es, por lo general, abiertamente reaccionario, lo cual está bien porque nos muestra la conexión.
Todo eso como que arrastra a las masas, las cubre de lodo y les hace sentir menos, o quizá que son tantito mejor que el otro, y entonces las insta a criticarlo y atacarlo con la mentalidad de una turba de linchamiento. El propósito de todo eso es degradar a las masas de muchas maneras. Nosotros tenemos que ayudarlas a elevarse por encima de todo eso, a superarlo, y a la vez analizarlo todo desde un plano elevado, no ser tan sensibles a la crítica y escuchar no solo las críticas que se hagan en buen plan sino cualquier babosada que nos digan. Tenemos que analizar todo, por desagradable que sea, y buscar entre el lodo las cosas que valgan la pena. Tenemos que hacerlo para cumplir con nuestras responsabilidades como vanguardia. Estratégicamente, tenemos que elevarnos por encima del lodo y ayudar a las masas a superar todo eso y no dejarse arrastrar al lodazal en el cual la clase dominante las quiere hundir. Eso es necesario para que el proletariado se prepare para gobernar y la vanguardia se adecúe para sus responsabilidades, para tener la mira puesta en el premio, aspirar a metas elevadas y ayudar a los demás a aspirar a una visión radicalmente diferente, un mundo mejor y a librar la lucha revolucionaria para hacerlo realidad.
Para concluir y recalcar lo básico, lo que significa para las masas tener o no tener un partido de vanguardia, y la importancia de que el partido cumpla sus responsabilidades revolucionarias, quiero mencionar el siguiente principio que subrayé en la entrevista que me hizo Carl Dix:
"Así que existen divisiones que el desarrollo histórico de la sociedad ha suscitado y el capitalismo refuerza, espontáneamente y a través de la clase dominante y las instituciones de poder. Y la única forma de superarlas es que las fuerzas avanzadas que captan la naturaleza fundamental del problema y la solución se unan en una vanguardia y movilicen a las masas en torno a esa línea y programa. A falta de eso, puede haber otros que elaboren teorías pero no habrá revolución, y cualquier cambio que se logre dejará de un lado a las masas. Se puede hablar `en nombre de las masas' y todo el rollo, y maldecir el liderazgo en su nombre o por otros principios, pero en realidad, si no reconocemos que el liderazgo es necesario precisamente debido a las contradicciones de la sociedad que buscamos tumbar y transformar, no vamos a movilizar a las masas y no habrá una revolución que lleve a la emancipación de las amplias masas".