Ahora quiero hablar de la relación entre la necesidad de hacer la revolución y la necesidad de tener un partido de vanguardia, algo que también abordamos en el Borrador del Programa del partido, especialmente en el primer apéndice, "El partido y las masas". Ahí planteamos por qué necesitamos un partido de vanguardia; señalamos las contradicciones de la sociedad que lo hacen necesario y que las condiciones en que viven las masas no permiten que de repente capten por sí solas la necesidad de hacer la revolución ni que la hagan espontáneamente. En síntesis, señalamos que el tipo de organización que se necesita depende de la meta. Si uno se propone luchar por reformas, si no busca barrer completamente el sistema ni hacer la revolución ni transformar la sociedad y el mundo, no se necesita ni un partido de vanguardia ni la ideología revolucionaria del marxismo- leninismo-maoísmo (MLM). Pero una vez que se capta la realidad y la necesidad tal y como es, queda claro que necesitamos tal vanguardia: un partido altamente organizado y, sobre todo, unido por la ideología más avanzada, el MLM, y su metodología científica. Dicha ideología es algo vivo que sigue desenvolviéndose y, captada y aplicada correctamente, es todo lo contrario de un dogma muerto y estéril; nos permite captar la realidad correcta y completamente con todas sus contradicciones, y el potencial y la tendencia hacia el cambio revolucionario.
Si uno capta lo que nos proponemos --si ve que salvo el poder todo es ilusión, pero con el poder podemos hacer un chingo de cosas que no se pueden hacer en este sistema-- también captará la necesidad de tal partido de vanguardia. Y una vez que lo captemos, no hay por qué tener una actitud defensiva. ¡Ni maíz! ¿Acaso nos debe dar pena hablar de aspectos tan básicos de la realidad? ¡Por favor! ¿Cómo vamos a tener una actitud defensiva por el simple hecho de que captamos aspectos clave de la realidad? ¡Para nada! No tiene caso.
Claro, debido a la ofensiva propagandística de la burguesía sobre "la muerte del comunismo" y a las tendencias espontáneas de las capas medias, se oye mucho que el concepto del partido de vanguardia no vale y naturalmente algunos compañeros tienen una actitud defensiva al respecto. Pero si partimos de la realidad y de los intereses y necesidades fundamentales de las masas, de la gran mayoría de la humanidad, si luchamos por tener presente nuestra causa, sus metas elevadas y el gran beneficio que estas implican para toda la humanidad, captaremos con toda claridad que no tiene caso ponernos a la defensiva; al contrario, debemos plantear con osadía la necesidad de un partido de vanguardia.
Para nosotros esto no tiene nada que ver con la competencia mezquina entre grupos políticos ni nada por el estilo, sino con la realidad, en el sentido amplio: la realidad social, la realidad de la historia mundial, la realidad de la situación mundial y su avance y desarrollo. ¿Cuál es la meta y cómo la alcanzamos? ¿Cuáles son las fuerzas y tendencias contrarias? Y, ¿cómo lidiamos con esas contradicciones? Por todas esas razones, necesitamos una vanguardia, o sea, para lidiar con todo eso. Y una vez que lo captemos, debemos plantear con osadía la necesidad de un partido de vanguardia y también el papel de nuestro partido, que es tal vanguardia.
El Partido Pantera Negra decía: "¡Ponte en la onda de la vanguardia!". Hay que dividir esa frase en dos porque también tiene su lado negativo, o sea, en ciertas situaciones sería sectario o dogmático plantearlo tal cual, pero por el lado positivo, necesitamos un poco más de esa audacia, más de ese espíritu de decir: "Sí, hombre, se necesita una vanguardia, y eso somos nosotros, estamos jugando ese papel". Como dije en la entrevista que me hizo Carl Dix1, es cuestión de estar dispuestos y de tener la capacidad de asumir esa responsabilidad. No se trata de decir que somos los mejores ni que todo mundo debe seguirnos, ¡ni mucho menos ciegamente!, lo cual sería absurdo y totalmente erróneo. Es cuestión de decir: "Sí, estamos dispuestos a asumir esa responsabilidad. Captamos la necesidad y las tendencias históricas, y actuamos en consecuencia. Tenemos la intención de aprender lo más que podamos de todo mundo; por un lado, aceptamos la posibilidad de que podemos equivocarnos, pero tenemos que defender firmemente la verdad, como la entendemos en un momento dado, y llevarla a la práctica. Vamos a desenvolvernos así a través de un proceso de unidad-lucha-unidad con mucha gente, como parte del proceso fundamental de hacer la revolución y transformar el mundo".
¿Por qué no hemos de plantear eso con osadía y tomar la ofensiva, en el buen sentido de la palabra? También tenemos que dividir esa palabra en dos porque tiene varios significados: por una parte quiere decir plantear las cosas con osadía y muy concretamente y luchar con los demás, a las buenas, para que capten lo que nosotros captamos, lo cual es totalmente distinto que ser ofensivo en el sentido de ser sectario, motivarse por intereses mezquinos o de pequeño grupo y ponerse a pelear por cosas que no tienen importancia y todas las chingaderas que, lamentablemente, hacen muchos grupos y corrientes políticas hoy.
No queremos ser ofensivos en el sentido negativo. Queremos defender nuestros planteamientos con osadía, claro está, no como los fundamentalistas cristianos, esos zombis que andan en una cruzada de "llevar la verdad a la gente", cuando en realidad no representan ninguna verdad. No, nosotros planteamos el concepto de la vanguardia científicamente, con un estilo de trabajo correcto, que no es cuestión de tener mucho tacto, sino de metodología e ideología; lo llevamos a las masas de todas las capas sociales de tal forma que les permita captarlo. O sea, queremos divulgar ese concepto, extender su influencia, y estimular el debate y elevar la conciencia, especialmente de gente avanzada de inclinaciones revolucionarias, para que se una más estrechamente al partido e ingrese a sus filas. De plano, debemos ver esto como una misión, en el buen sentido de la palabra.
Las contradicciones del partido de vanguardia
Pasemos a otra cuestión que podemos plantear de la siguiente manera, tal y como la planteamos en el segundo apéndice sobre el partido del Borrador del Programa , "El partido en el socialismo y la transición al comunismo", que destaca estas contradicciones: mientras existan las clases y la lucha de clases, la dirección del partido es esencial, pero también existe el potencial de que se transforme en su contrario, que se vuelva una institución que desvíe la lucha de las masas e incluso acabe por oprimirlas en vez de dirigirlas hacia su liberación. Obviamente, eso puede ocurrir aun cuando no tenemos el poder; muchos partidos se han vuelto revisionistas, han hecho las paces con el sistema y se han puesto a pregonar que las masas hagan lo mismo, y a reforzar el sistema y su influencia sobre el pueblo. Pero para la vanguardia del proletariado que está en el poder, el potencial de transformarse en su contrario es mucho mayor porque en las primeras etapas de la nueva sociedad socialista el partido (y más aún la dirección) ocupa posiciones estratégicas de poder e influencia. Y esa es una contradicción potencialmente muy aguda. Tenemos que bregar con muchas contradicciones muy agudas para hacer lo que nos proponemos, pero esa es una de las más agudas.
¿Qué debemos hacer? Como he señalado, la burguesía plantea que nuestro proyecto ha "fracasado", que tiene una falla fundamental, y en particular, que el concepto leninista del partido de vanguardia es erróneo y ha llevado al fracaso. En fin... los que plantean eso, obviamente, están repitiendo propaganda y "análisis" (por llamarlo así) burgués, pero eso también refuerza la espontaneidad del individualismo pequeñoburgués, un fenómeno que tiene considerable peso en la sociedad estadounidense, y que se manifiesta en todas las capas sociales, hasta en las capas proletarias más oprimidas. Además, espontáneamente se ha sacado cierto balance de lo que ocurrió, digo, la apariencia superficial, de la historia de nuestro movimiento, los países socialistas, el ejercicio del poder proletario y los partidos de vanguardia. Ciertamente, hace falta conocer todo eso más a fondo y sacar un balance más exhaustivo. O sea, Mao trazó magistralmente el camino, pero como él mismo reconoció, solo llegó hasta cierto punto; hace falta mucho más trabajo para ir más a fondo, tanto en la teoría como en la práctica, y en la relación dialéctica entre ambas, a fin de aprender cómo manejar correctamente esas contradicciones, que son muy complejas y a menudo muy agudas. Claro, no podemos resolver ahora los problemas que se presentarán más adelante (cuando tengamos el poder) pero, ¿acaso no existe una relación entre lo que hacemos ahora y cómo abordaremos dichas contradicciones cuando llegue el momento?
Y llegará en (lo que ahora es) Estados Unidos y otros países... si los imperialistas no destruyen el planeta con bombas u otros medios (y también nos toca luchar contra eso). Hay una base para hacer la revolución en el mundo entero, e incluso aquí en las entrañas de la bestia imperialista más poderosa. Hay factores y tendencias subyacentes que empujan el mundo hacia la revolución a través de un proceso sumamente contradictorio. Así que la base material existe y vamos a hacer el máximo esfuerzo por lograrlo. Y lo que hacemos ahora -- nuestros métodos, nuestro nivel ideológico, la forma de trabajar con las masas, de dar dirección y a la vez aprender de ellas, el apoyo y los partidarios que ganamos para el partido y su dirección, el espíritu crítico y creativo que fomentamos, que es fundamental para nuestra ideología y método-- todo eso tiene mucho que ver con el manejo de esas contradicciones más adelante, bajo la dictadura del proletariado, cuando seamos la vanguardia de las masas que gobiernan y transforman la sociedad. ¿Vamos a caer en métodos burocráticos? ¿Vamos a ser como los oportunistas de doble cara que sacrifican los principios para llevarse bien con todo mundo? Los métodos que empleamos ahora deben ayudarnos a prepararnos y preparar a las masas, y a nuevas olas de gente avanzada, a manejar esas contradicciones en el futuro.
Volar sin una red de seguridad
Una canción de Bob Dylan decía: "Si no tienes nada, no tienes nada que perder". Y lo contrario, ¿qué es? Bueno si tienes algo, entonces sí tienes algo que perder. ¡Y, ciertamente, el poder del estado es algo muy grande! Es terrible perderlo. E incluso el partido... cuando tenemos un partido, tenemos algo que perder.
El otro día me puse a pensar en hace varias décadas, antes de fundarse el partido, cuando con algunos compañeros nos propusimos cambiar radicalmente al mundo. Nos parecíamos, como dijo Lenin, a campesinos que iban a la guerra con cualquier arma que encuentran a la mano (en sentido figurado). Digo, ideológica y políticamente, captábamos algunas cosas, pero en otro plano, ¡no teníamos la menor idea! Teníamos una mezcla de ideologías, un poco de esto y lo otro. No sabíamos exactamente cómo determinar cuál de esas ideologías de veras correspondía a la realidad y representaba la solución para los problemas ni incluso cómo determinar los problemas fundamentales. Había muchas tendencias políticas, muchos matices revisionistas y oportunistas, y nos tocó sortear todo eso. Pero, en cierto sentido, estábamos libres de preocupaciones porque no teníamos nada que perder. No teníamos un partido. Si metíamos la pata, no corríamos el riesgo de dañar al partido. Quizá íbamos a causar algunos problemas o causar más confusión, pero no íbamos a echar a perder el partido. Las consecuencias de nuestros errores no iban a ser tan graves ni para nosotros ni para el movimiento internacional. Desde luego, siempre procuramos evitar los errores, aunque jamás podamos evitarlos del todo. Pero a lo que voy es que en aquel entonces no había tanto en juego.
Ahora tenemos un partido templado. Hace falta que crezca mucho más y que extienda su influencia mucho más (algo que debemos y podemos cambiar), pero tiene cierto peso. Tiene mucha importancia para las masas de Estados Unidos y para el movimiento internacional ahora y para el futuro que este partido exista, que tenga influencia y que esté forjando lazos organizados en el proletariado, las masas oprimidas y otras capas sociales. Como dije, "si no tienes nada, no tienes nada que perder", pero por el otro lado, si tienes algo, tienes algo que perder. Si cometemos errores ahora, pueden impactar mucho al partido y su capacidad de asumir los retos que se nos presentan y, como sabemos, estos son mucho más grandes con la nueva situación y la ofensiva de guerra y represión que los imperialistas yanquis han desatado. ¡Chale! Entonces, ¡está cabrón! ¿Cómo tomamos la iniciativa en esta situación? ¿Cómo nos atrevemos a correr riesgos? ¿Cómo damos rienda suelta a la iniciativa de los compañeros y las masas, incluso los que no son muy experimentados, sabiendo que lógicamente van a cometer errores? Es muy importante bregar con esto.
Como acabo de mencionar, antes de fundar el partido aprendimos mucho, en parte por cometer errores. No por eso quiero decir que para aprender uno a fuerzas tiene que cometer errores. Pero lo que pasa es que siempre cometemos errores; así es, y si somos buenos para aprender de ellos, podemos crecer y aprender mucho. A lo que voy es: ¿cómo estimulamos ese proceso?; ¿cómo damos rienda suelta a la iniciativa de los compañeros para que aprendan, avancen y eleven su capacidad de dirigir? No podemos hacerlo si no estamos dispuestos a permitir que cometan errores, incluso errores graves. Pero, fíjense que la situación actual está gruesa y lo que representamos no le cae muy bien que digamos a la clase dominante. Y así debe ser, pero eso plantea retos muy grandes, y no solo para nosotros, evidentemente, sino para cualquiera que vea la necesidad de oponerse a la ofensiva imperialista, aunque para nosotros los retos son mucho más grandes y concentrados, dados nuestra perspectiva y programa revolucionarios.
Así que se nos plantea la cuestión de incorporar a nuevas fuerzas a las filas del partido, integrar a nuevas fuerzas a más altos niveles de la dirección del partido, y particularmente de ayudar a las nuevas generaciones a asumir esas responsabilidades y seguir avanzando y desenvolviéndose. Y, como vengo señalando, esto encierra ciertos riesgos. Si no lo manejamos correctamente, si no encontramos la manera de crear oportunidades en esta situación y transformar la necesidad, digo, si no encontramos la manera de estimular la iniciativa de los compañeros y permitir que cometan errores, no podremos asumir los grandes retos. Y, en cierto sentido, los compañeros que asumen nuevas responsabilidades y toman mayor iniciativa, tendrán que "volar sin red de seguridad" (en sentido figurado, nuevamente). O sea, tenemos que ayudar a los compañeros que asumen nuevas tareas o que apenas entran al movimiento revolucionario o al partido a tomar iniciativa, permitir que cometan errores, pero buscar los medios para que no sean tantos y para contrarrestar las consecuencias negativas, procurando que todo esto contribuya, en un sentido global, a nuevos avances. Repito, obviamente esta es una contradicción muy aguda y es muy importante que le prestemos mucha atención.
Y este proceso, y estas contradicciones, se manifiestan en varios planos. No es simplemente una cuestión relacionada con la dirección del partido ni la relación entre la dirección y los cuadros. La misma contradicción se presenta en cualquier lucha o movimiento de masas. Siempre hay la tendencia de tomar las cosas en nuestras propias manos, de hacer las tareas nosotros mismos porque "sabemos cómo hacerlas", pero... eso no sirve mejor porque no logra lo que queremos lograr. Al contrario, nos lleva a caer en métodos burocráticos y mecánicos, digo, métodos burgueses de pensar que lo más importante es cumplir ciertas tareas. Además, no siempre sabemos mejor cómo hacer las cosas, aunque a final de cuentas, nuestra metodología y concepción del mundo nos permite conocer, captar y transformar la realidad de la manera más sistemática y cabal (lo cual está relacionado con el principio de que "el marxismo solo puede abarcar pero no reemplazar" las distintas ramas de pensamiento y actividad humanos, algo que Mao recalcó y que abordé hace poco en la charla "¡Empeñarse en la revolución, promover la producción!"2).
Pero también es cierto que hay que hacer ciertas cosas . Si no tuviera importancia si se hicieran ni cuándo, todo sería mucho más fácil... pero entonces no tendrían impacto ni llevarían a avances. O sea, se nos presenta la contradicción de cumplir. Por ejemplo, No en Nuestro Nombre convoca manifestaciones en todo el país el 6 de octubre: ¿acaso da lo mismo si asisten solamente unos cuantos o si son docenas de miles? Y en general, ¿da lo mismo si se moviliza o no resistencia de muchos tipos y con la participación de muy diversas fuerzas contra la ofensiva imperialista de guerra y represión? ¿Importa o no? Sí, ¡importa un chingo! Por eso tenemos una gran necesidad de hacerlo. No es que tengamos la libertad de simplemente hacer lo que nos dé la gana. Bueno, ¿y cómo sacamos la síntesis correcta de todo eso?
Esa es una cuestión muy importante que se plantea con relación a dirigir al partido, y especialmente con relación a correr ciertos riesgos a fin de movilizar a nuevas fuerzas y ayudarlas a tomar mayor iniciativa. Hace muchos años (en los 70 poco después del golpe de estado en China), señalé en "Los comunistas son rebeldes"3 que si tememos perder lo que tenemos, seguramente terminaremos perdiéndolo de todos modos. Ese fue el argumento central, pero hay otro aspecto de la contradicción: importa mucho si perdemos o avanzamos. No decimos: "Como no debemos tener miedo de correr riesgos, vamos a jugárnoslo todo porque sí". La cuestión clave es: ¿cuál es la síntesis correcta? Y es clave aun antes de que tengamos el poder y tiene implicaciones (incluso ahora) para cuando lo tengamos.
Como vengo señalando, hay una relación dialéctica entre lo que hacemos ahora y lo que hacemos cuando mucho más esté en juego, antes de la conquista de poder y aún más cuando lo tengamos. Esa relación tiene que ver con los métodos que aprendemos y aplicamos y, muy concretamente, con la forma de dirigir las masas. En otras palabras, ¿para qué nos estamos preparando a nosotros mismos y a las masas, y cómo lo estamos haciendo? Tenemos que hacerlo muy conscientemente porque, como destacó Mao, siempre estamos aplicando una línea u otra, seamos conscientes de ella o no; y si no lo hacemos conscientemente, en última instancia, vamos a caer en métodos incorrectos, pues incluso cuando hacemos las cosas conscientemente, tenemos que luchar por emplear los métodos correctos y no desviarnos. Pero si reina la espontaneidad, es inevitable que nos desviemos y caigamos en métodos incorrectos. Por eso, tenemos que bregar conscientemente con este problema a lo largo de la lucha, hasta el final.