Skip to main content

Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte

Un análisis fundamental de la sociedad humana — y cómo ésta cambia

Primera parte:
REVOLUCIÓN Y EL ESTADO

Nota de la redacción: A continuación se inicia la publicación, por partes, de una reciente charla de Bob Avakian. En preparación para su publicación, se ha revisado el texto y agregado las notas.

 

Los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos, pero la humanidad puede volar más allá del horizonte

 

En el Manifiesto de nuestro Partido El comunismo: El comienzo de una nueva etapa, se trazan paralelos entre el desarrollo y el cambio (la evolución) en el mundo natural y el cambio en la sociedad humana. Como dice el Manifiesto, el análisis materialista dialéctico de la sociedad humana y su desarrollo histórico:

da la respuesta básica para aquellos que preguntan: ¿qué derecho tienen ustedes los comunistas de decir cómo se pueda organizar la sociedad, qué derecho tienen los comunistas de dictar qué cambio sea posible y cómo deba darse? En esencia, estas preguntas están mal planteadas y representan una mala interpretación básica de la dinámica del desarrollo histórico —y de los posibles caminos del cambio— en la sociedad así como en el mundo material en general. Es como preguntar por qué los pájaros no pueden dar a luz cocodrilos —o por qué los seres humanos no pueden tener hijos capaces de volar alrededor de la tierra por sí mismos en un instante, saltar sobre edificios altos de un solo brinco y tener una vista de rayos X que traspasa objetos sólidos— y pedir que se conteste: ¿qué derecho tienen ustedes de dictar qué resulte de la reproducción, qué derecho tienen de decir que los vástagos humanos tengan ciertas características y no otras? No se trata de "qué derecho tienen" sino de qué es la realidad material, y qué posibilidades para el cambio residen en el carácter —contradictorio— de esa realidad material.1

Un análisis fundamental de la sociedad humana — y cómo ésta cambia

Con eso en mente, es importante repasar "en donde estamos" en relación a la manera en que se ha desarrollado concretamente la sociedad humana en la historia (en sus interrelaciones e interacciones con el resto de la naturaleza) y qué caminos existen concretamente para el cambio — y que se deben de aprovechar. Esto nos lleva al meollo del materialismo histórico: la relación entre la base económica de cualquier sociedad y la superestructura de la política, cultura e ideología, incluida la moral.

Más específicamente, es importante enfocarse en por qué, con las diversas dinámicas contradictorias en juego, fundamentalmente y en última instancia la base económica de la sociedad establece las condiciones para la superestructura de la política, ideología y cultura y por qué la superestructura a fin de cuentas tiene que concordarse con la base económica. Cabe hacer un "experimento de pensamiento" acerca de lo que pasa si en lo fundamental la base y la superestructura están fuera de alineación.

La materia no ha desaparecido — la realidad no es simplemente "virtual"

Como hemos señalado varias veces (en el Manifiesto de nuestro Partido y en otros lugares), en una sociedad como Estados Unidos —con el sello del parasitismo impreso sobre la sociedad entera, como dijo Lenin con agudeza—, para muchas capas sociales, en particular las amplias capas medias que en una importante medida están divorciadas del proceso básico de producir y distribuir las necesidades materiales para la vida, es muy fácil perder de vista el hecho que sin esa producción y distribución de las necesidades materiales para la vida, de hecho la vida social se paralizaría a chirridos y ya no serían posibles todas las cosas que ocurren en la sociedad que parecen tan divorciadas (y en algunos sentidos están muy divorciadas en la cotidianeidad) de la actividad económica fundamental que subyace a la sociedad.

Aquella película Un día sin mexicanos intenta mostrar lo que ocurriría —y esto tiene mucha relevancia en el contexto de la histeria anti-inmigrante que están fomentando— si todos los mexicanos no fueran a trabajar un día. Bueno, se podría ampliar eso y preguntar: ¿que ocurriría en el mundo si todas las masas del pueblo que trabajan en condiciones de explotación y a menudo la extrema explotación, incluso niños, se quedaran en casa por un día? De repente, todos los que piensan que "la materia ha desaparecido" descubrirían que necesitarían emprender una búsqueda desesperada de esa materia porque no pudieran hacer casi nada sin ella. Muy pronto —sobre todo si eso de "no ir a trabajar" durara un tiempo prolongado— no tendrían tarjetas madre para sus computadoras y las demás cosas que piensan que nada más existen en una especie de "realidad virtual" etérea totalmente divorciada de la realidad material.

Así que eso es algo requete-fundamental, que tiene que ver con la producción — la producción de las necesidades materiales básicas para la vida y de hecho la producción de todo lo que constituye la base para lo que hacen las personas en la sociedad. Pero como sabemos —éste es un análisis científico marxista básico—, la producción no ocurre en abstracto. Solamente se puede llevar a cabo mediante ciertas relaciones de producción que los individuos contraen; y como Marx también señaló con énfasis muy importante, estas relaciones de producción se han establecido y están en efecto en gran medida de manera independiente de la voluntad de los individuos. En otras palabras, las relaciones de producción no se determinan de modo arbitrario por la voluntad de los individuos, incluidos aquellos que conforman la clase dominante de la sociedad y que dominan la propiedad de los medios de producción — no pueden elegir arbitrariamente el tipo de relaciones de producción que contraerán. Básicamente, el desarrollo histórico previo —lo que incluye los cambios radicales que hayan ocurrido anteriormente sobre la base de la transformación de lo que existía previamente— "les lega" esas relaciones a ellos, al igual que a los demás en la sociedad — y no lo hacen ciertas personas que por su propia imaginación "hacen aparecer" cambios de una manera fundamentalmente independiente y divorciada de las condiciones materiales que confrontan. De nuevo, he aquí la analogía entre los cambios en la sociedad humana y los cambios —la evolución— en el mundo natural.

Eso es lo que señalaba Marx al recalcar que la historia humana tiene cierta "conexión" o coherencia. Hemos recalcado que el comunismo no tiene nada de inevitabilidad, la sociedad humana para nada tiene un rumbo inevitable. Pero sí existe una cierta coherencia. Por eso, todos, incluidos los miembros de la clase dominante de cualquier sociedad, tienen que tratar con lo que heredan en el ámbito de las fuerzas productivas —y las relaciones de producción— de las generaciones anteriores, aunque en ciertas coyunturas críticas se den saltos en la transformación de las relaciones de producción mediante una revolución en la superestructura — lo cual sabemos ocurrió con el surgimiento y el triunfo del capitalismo, por ejemplo, al derrocar y reemplazar al feudalismo.

Las personas entran y sólo pueden entrar en esta actividad humana más básica —la producción y la distribución de las necesidades materiales para la vida—mediante relaciones de producción definidas. Para repetir, por un lado, eso es el abecé del marxismo; pero desafortunadamente en la sociedad en general eso se entiende muy poco y francamente la mayoría de los marxistas tampoco lo entienden, al menos en algún sentido vivo. Con demasiada frecuencia, las personas tienden a separar los fenómenos políticos, ideológicos y culturales de la base económica subyacente; o por otro lado, especialmente en el caso de algunos marxistas muy pésimos, materialistas mecánicos, tienden a tratar la política y el resto de la superestructura (la cultura, la moral y la ideología en general) de una manera muy reduccionista en relación a la base económica, y no aplican un análisis materialista dialéctico de esta relación en la cual la base sí sienta los cimientos, pero existe mucha iniciativa y autonomía en la superestructura aunque en lo fundamental la superestructura no puede romper con los límites y los confines establecidos por la base económica, a menos que se dé una profunda revolución en la sociedad — o si no, en efecto, en los confines del sistema que existe, si la superestructura y la base estuvieran esencialmente fuera de alineación, la sociedad se desintegraría.

Por qué no existe ningún "derecho básico de comer" en el capitalismo

Un ejemplo que he citado anteriormente —y cabe repetirlo porque señala muy agudamente este punto y la naturaleza del capitalismo y la limitación histórica del capitalismo con todas las declaraciones de que es universal y es el punto final y más alto del desarrollo humano— es la cuestión del "derecho de comer". O sea, por qué en realidad, en este sistema, no existe ningún "derecho de comer". Bueno, la gente puede proclamar el "derecho de comer", pero no existe tal derecho dentro del funcionamiento de este sistema. En realidad no se puede ejercer eso como un derecho, dada la dinámica del capitalismo y la manera en la cual crea desempleo, como últimamente se nos ha demostrado de manera muy dramática. Crea y mantiene empobrecimiento en masa. (En cierta medida, si bien en los países imperialistas existe un nivel importante de pobreza, en cierta medida el nivel de parasitismo ahí lo ha contrarrestado y disfrazado; el imperialismo "se ceba de" la extrema explotación de la gente del tercer mundo en particular, y una parte del "botín" de eso "se filtra" de formas importantes a las capas medias en especial. Pero viendo el mundo en su conjunto, el capitalismo crea y mantiene muchísima pobreza).

Muchísimas personas no pueden encontrar lo suficiente para comer ni pueden comer de una manera que les permite estar sanas — y en general no pueden mantener las condiciones que les permiten estar sanas. Así que hasta en el caso de algo tan básico como "el derecho de comer", la gente no tiene ese derecho bajo el capitalismo. Si se declarara que fuera un derecho y la gente empezara a ejercerlo yendo a los lugares donde se vende comida como mercancía y diciendo "tenemos un derecho más fundamental que su derecho de distribuir las cosas como mercancías y acumular capital —tenemos un derecho fundamental de comer"— y si la gente empezara a llevarse la comida, pues sabemos lo que ocurriría y lo que ha ocurrido cuando la gente lo haga: "saqueadores, mátenlos en la calle".

Si eso llegara a ser un fenómeno generalizado —que la gente se llevara algo tan básico como la comida, de la cual tiene una necesidad básica pero para la cual mucha gente no tiene medios para comprar en este sistema—, el sistema se deshilacharía completamente. Por eso —aunque según la ley no es ilegal despedir a la gente de su trabajo y dejar a gente en el desempleo, porque eso de hecho es crucial para la dinámica de la acumulación capitalista—, según la ley es ilegal ejercer el derecho de comer sin pagar por lo que se come. Si las personas sí declaran que tienen el derecho de comer, independientemente de la posibilidad de darles empleo de modo que genere ganancias para algún capitalista, las denunciarán al menos algunos representantes y voceros de sectores de la clase dominante por "flojos" y "no merecer nada". Hemos escuchado eso en el debate general acerca del seguro de desempleo en Estados Unidos — en que algunos políticos dicen: "No podemos prorrogar los pagos por desempleo porque en tal caso la gente no saldría a buscar un trabajo con ahínco, simplemente estaría viviendo del trabajo de otros". Por ejemplo, está esa reaccionaria calcomanía del parachoques que dice: "Trabaje duro. En algún lugar hay alguien que recibe ayuda pública (welfare) que depende de usted". Ese tipo de mentalidad fascista. Bueno, invocarían eso: "Usted no puede hacer eso, de plano no puede llevarse la comida porque tiene hambre, tiene que salir a buscar trabajo y 'trabajar como los demás' para tener el derecho de comer". Eso refleja, en la esfera de las ideas, cómo funciona el sistema en los hechos. Su operación concreta dicta que usted tenga que salir a buscar trabajo, de ser posible — usted tiene que generar más capital para quien le dé un trabajo, para que así le remuneren en la forma de dinero, el que usted podrá usar para comprar mercancías que puede consumir en la forma de comida y otras necesidades básicas de la vida.

Así que si en la esfera legal —o en la esfera política o en la esfera de la cultura e ideología— de promover y llevar a cabo una rebelión básica contra todo ese sistema, el funcionamiento económico de la sociedad se paralizaría a chirridos y la situación se volvería un caos. Usted puede enumerar y pensar acerca de otras necesidades básicas aparte de la comida y otras esferas en que, si la superestructura está fuera de alineación con la base económica capitalista, de hecho la sociedad se vendría a pedazos — no será posible mantenerla ni podrá funcionar con la dinámica que requiere esa base económica.

La base y la superestructura —economía, política, el estado e ideología— y por qué no se puede reformar este sistema

Se puede ver esto desde el ángulo de la política y el estado: si no existieran no sólo las leyes sino un aparato estatal de represión con fuerzas armadas, la policía, tribunales, cárceles, burocracias y la función administrativa — si no existiera todo eso, ¿cómo se mantendrían las relaciones económicas básicas de explotación y las relaciones sociales básicas que acompañan eso? ¿Cómo se mantendría la dominación del hombre sobre la mujer, la de ciertas nacionalidades o "razas" sobre otras, si no existiera una superestructura para imponer todo eso, o si esa superestructura —la política, la ideología y la cultura que se promueven, la moral que se promueve entre las personas— estuviera fuera de alineación con esas relaciones sociales y, en lo fundamental, esas relaciones económicas? Para repetir, no se podría mantener el orden, estabilidad y funcionamiento del sistema.

Por eso, en lo fundamental, no se puede reformar un sistema de este tipo. Esto retoma el punto de la charla Revolución2 sobre los sistemas y cómo tienen cierta dinámica y "reglas". En un juego de naipes, uno no puede jugar la carta que le dé la gana o en un juego de dominó, uno no puede zampar la ficha en el momento o lugar que le pegue la gana, pues todo el juego se vendría abajo. Además, como fenómeno importante, no es posible tener relaciones económicas cooperativas en un sistema que opera según la dinámica de la producción e intercambio de mercancías en que la propia mano de obra, la capacidad de trabajar, es una mercancía.

Muchos social-demócratas reformistas dicen lo siguiente: "Tengamos democracia real en la superestructura" (en general no usan expresiones como "superestructura", pero eso es la esencia de lo que quieren decir), "y luego —dicen— sobre esa base, 'democraticemos' la economía". ¿Qué consecuencias tendría el ejercicio de esa "democratización" de la base económica? Esa base económica aún estaría operando de acuerdo a la anarquía de la producción e intercambio de mercancías y se regiría por dicha anarquía en que, una vez más, la mano de obra también es una mercancía —de hecho, es la mercancía más básica de las relaciones capitalistas y de la sociedad capitalista— y pronto la "democratización" de la economía se vendría abajo completamente, porque la dinámica de la producción e intercambio de mercancías traería consecuencias mucho mejores para algunos, y dejaría fuera a otros — además de que todo eso estaría ocurriendo en la esfera internacional.

El comunismo y la democracia jeffersoniana3 trata muchos puntos pertinentes al respecto, hablando del ideal agrario de Jefferson: Si hubiera una sociedad basada en un montón de pequeños agricultores independientes, tal como promovió Jefferson, muy pronto se volvería a dar la polarización. No se podría sostener esa sociedad a menos que se pretendiera usar la superestructura para mantenerla — y si eso se hiciera, una vez más toda la situación se vendría abajo e irrumpirían guerras y conflictos violentos de diversos tipos. No se podría sostener tal sociedad como sistema estable y viable mientras operara la dinámica de la producción e intercambio de mercancías.

Eso es lo que la gente entiende tan poquito por todas sus diversas ideas utópicas y reformistas. Si no se transforma la base económica en algo radicalmente diferente, siempre se acabará en el mismo sistema, las mismas relaciones económicas fundamentales y la misma superestructura — con alguna versión particular en un marco básico. Por otro lado, si no se hace una revolución en la superestructura y no se crea un poder estatal radicalmente diferente —no simplemente con otro nombre o con otros individuos en ciertas posiciones sino una superestructura radicalmente diferente y de una manera concentrada un poder político que se ejerza de modo radicalmente diferente que concuerda con la base económica que se está creando—, no se podrá crear esa base económica o no será posible mantenerla.

Piense no más acerca de todas las fuerzas espontáneas así como conscientes del capitalismo que obrarán para socavar toda iniciativa de establecer una base económica diferente si no se utiliza y no se puede utilizar la superestructura para reforzar y mantener la base económica y facilitar su mayor desarrollo. Eso, desde luego, se manifiesta agudamente en la transformación radical, la transformación que hace época, en que el socialismo reemplaza al capitalismo y con el tiempo avanza al comunismo — el que es un mundo completa y radicalmente diferente a lo que la humanidad haya experimentado hasta ahora.

Así que, para repetir, eso es un punto requete-fundamental. Tarde o temprano —y a menudo temprano— la base económica "se vengará", por decirlo así, de los esfuerzos de operar cambios en la superestructura que en lo fundamental entren en conflicto con la base; en última instancia esta base "ejercerá su dominio", para usar cierta frase una vez más.

Así que existe una unidad dialéctica en que, sin transformar la base económica, no se podrá mantener una superestructura diferente y, por otra parte, sin transformar la superestructura de una manera cualitativa y radical, no se podrá crear y luego no se podrá mantener y desarrollar una base económica radicalmente diferente. Las dos cosas obran juntas, de uno u otro modo, en uno u otro sistema. Lo que se señala aquí sobre el papel fundamentalmente determinante de la base con relación a la superestructura, por una parte, y, por otra, la relación dialéctica viva entre ambas —y no un análisis materialista mecánico de esa relación— se aplica no solamente a cómo la política y la ley sino también a cómo la ideología, cultura y moral en tanto parte de la superestructura están relacionadas con la base económica subyacente.

En esto viene al caso el mismísimo punto básico que trataré repetidamente en esta charla — la idea general de que la "naturaleza humana" no se puede cambiar y que por eso es imposible tener un sistema radicalmente diferente. Pero, ¿por qué es esa la moral que constantemente propagan y promueven de mil formas en esta sociedad — por qué es esa lo que es, y por qué no es una moral diferente? ¿Por qué no promueven los valores de cooperar y actuar por el bien común —salvo de una manera perversa, por ejemplo en las fuerzas armadas burguesas-imperialistas —, que de hecho se estructuran y administran de una manera muy jerárquica, como un instrumento para imponer la explotación y opresión más brutal? ¿Por qué no se promueve como el valor más excelso la idea de una asociación cooperativa de seres humanos, libres de la competencia y los conflictos que caracterizan esta sociedad? ¿Por qué se dice constantemente que la sociedad no puede operar de ningún otro modo, salvo mediante el mercado y las relaciones de mercado, mediante la producción e intercambio de mercancías? ¿Por qué es así — aparte del hecho de que eso corresponde a la manera concreta en que opera y tiene que operar el sistema bajo el cual vivimos?

Imagínese que todos los programas de televisión que uno ve y todas las películas y todas las canciones promovieran los valores de cooperación y no la competencia, y que de la mano con eso, promovieran la eliminación de miles de años de cadenas de la tradición y la opresión de la mujer por el hombre y de un pueblo por otro en un país específico y en todo el mundo. Bueno, muy pronto los políticos y otros representantes de la clase dominante montarían una enorme contraofensiva para hacerle recordar a usted que puede que todo eso suene bien pero solamente llevará a horrores, a la desintegración de la sociedad, y dado que lleva a esa desintegración y la sociedad no puede funcionar así, eso conducirá a la tiranía — porque en tal caso algunos individuos entrarán en escena y, para aplicar estas ideas utópicas de apariencia excelsa, impondrán esa tiranía con una fuerza brutal y una mano violenta.

De hecho, en cierto sentido eso es parecido a la teoría muy burdamente expresada de Trotsky y los trotskistas acerca de lo que resultó mal en la Unión Soviética: la revolución se confinó a la Rusia atrasada, no conquistó a lo suficiente de Europa, la revolución socialista fue derrotada en Europa Occidental (aquí sólo hago una leve vulgarización, si es posible vulgarizar al trotskismo): dado que no obtuvieron las fuerzas productivas avanzadas de Europa Occidental, dado que Rusia era atrasada, tuvieron escasez; dado que había escasez, tuvieron que tener racionamiento; dado que tuvieron racionamiento, tuvieron que tener burocracias; dado que tuvieron racionamiento y burocracias, tuvieron que tener la policía para mantener a la gente bajo control — y por lo tanto llegó el "estalinismo". Bueno, eso es solamente una versión levemente vulgarizada de la crítica trotskista, si es que siquiera se haya vulgarizado. Pero de todos modos, si se pretendiera promover valores comunistas en una sociedad capitalista, un coro de ese tipo es lo que saldría de la boca de la clase dominante de los capitalistas, y otros, incluyendo alguna gente que se dice socialista.

Y ¿qué de "la desintegración de la familia"? ¿Cómo puede haber una situación, en esta sociedad, en que el papel de la mujer no es en esencia el de ser esposa y madre? Sí, en la actualidad muchas mujeres pueden salir a trabajar de profesionales, etc., pero no obstante tienen que gastar 50 mil dólares por la boda y aún tienen que jugar el papel tradicional de esposa y madre ante todo. ¿Por qué? Porque, nos dicen constantemente, "la familia es la unidad básica de la sociedad — así han sido las cosas desde Adán y Eva". ¿Por qué promueven todo eso? Efectivamente, eso es burdo cuando se manifiesta de esa forma y podemos burlarnos de eso, pero por otro lado es necesario para el funcionamiento de este sistema, quizá no siempre ni en todos los sectores del pueblo sea necesario promoverla de esa forma tan burda, pero sí es necesario promover esa idea básica. ¿Y qué tal si otras ideas radicalmente diferentes predominaran? ¿Qué pasaría si en una sociedad basada en la producción e intercambio de mercancías, la familia nuclear básica que conocemos fuera socavada en lo fundamental? La situación se deshilacharía. La "familia nuclear tradicional" es una unidad integral y en un sentido real, indispensable de tal sociedad basada en la dinámica de la producción e intercambio de mercancías y es la expresión específica de eso en el capitalismo.

Por eso hay tantas canciones —sea la música country u otro género musical (cada uno tiene sus propias particularidades)— que tratan "la batalla de los sexos". En parte canciones de amor sentimentales y ñoñas. Otras aspiran a cosas mejores o las desean. Algunas de plano tratan las relaciones despiadadas en bruto del intercambio de mercancías. Algunas otras exaltan la dominación masculina franca, incluso brutal, mientras una parte de ellas (parafraseando la observación de Engels de El origen de la familia, la propiedad privada y el estado) es una expresión del sentimentalismo filisteo. Pero todas reflejan y afirman las relaciones tradicionales —que en lo fundamental son las relaciones de patriarcado y supremacía masculina—, porque si se promoviera otra cosa como la cultura, valores y moral dominantes, eso socavaría seriamente las relaciones sociales y de producción de esta sociedad.

Lo mismo es cierto respecto a la agitación social. Diferentes sistemas sociales y diferentes clases dominantes responden de maneras distintas a la agitación social, según sea el carácter de esa agitación social, qué fuerzas sociales estén en movimiento y cuáles sean sus objetivos o en qué dirección pretendan llevar las cosas, con el grado de conciencia que exista en un momento dado. También se recalca eso en El comunismo y la democracia jeffersoniana.

Por ejemplo, la clase dominante estadounidense (y los países con ella aliados en general) idealizan y distorsionan lo que pasó en la rebelión de Tiananmen a fines de los años 80 en China. Presentaron a esa rebelión bajo una óptica muy positiva y condenaron rotundamente la represión violenta por parte del gobierno chino. Todo eso manifestó mucha hipocresía de parte de ellas: ante una rebelión similar ni una de esas clases dominantes habría ejercido menos represión que lo que hizo de hecho la clase dominante china.

Ahora bien, no estoy defendiendo a los revisionistas en el poder en China. Simplemente estoy recalcando que las clases dominantes responden a la agitación social según la manera en que perciben sus intereses fundamentales. La clase dominante estadounidense, por no decir más, no ve con buenos ojos algo como la rebelión de Los Ángeles de 1992 ni otras rebeliones similares. Pero los imperialistas estadounidenses vieron con buenos ojos la rebelión de Tiananmen porque ésta podía servir a sus intereses en la rivalidad con China y la aprovecharon para fomentar el anticomunismo tergiversando los sucesos concretos y, además, las fuerzas de clase concretas en movimiento y lo que representaban diferentes fuerzas, incluida la clase dominante china — confundiendo el hecho de que en realidad ésta era una nueva clase dominante capitalista y no una "dictadura comunista", en realidad no era el dominio del proletariado en el amplio sentido en que hay que entender eso.

Cuando se opuso a algo como la rebelión de Los Ángeles de 1992 así como la reprimió con la fuerza, la clase dominante imperialista estadounidense actuaba de manera consciente a favor de sus intereses, porque algo como la rebelión de Los Ángeles u otras fuertes agitaciones sociales amenazan al orden de su sistema en sentidos muy agudos y en ciertas formas fundamentales. Si la lógica y el impulso de esas rebeliones y levantamientos continuaran y ejercieran mayor influencia —aunque con diversos grados de conciencia entre los participantes—, de hecho se socavaría de manera cualitativa el funcionamiento de su sistema. Lo importante no es simplemente que esas cosas trastornen el orden de la sociedad en el sentido inmediato (lo que es cierto), sino que lo importante es el contenido de esas rebeliones — en términos básicos para qué está luchando la gente, aunque con diversos grados de conciencia, y contra qué está luchando. Lo importante es la lógica y el impulso de esas rebeliones, aunque muchos participantes no entiendan eso con plena conciencia. Lo importante son las preguntas que eso suscite y qué fuerzas sociales estén en movimiento y en qué sentido.

Así que, por eso, desde el punto de vista de la clase dominante, es necesario poner en marcha brutalmente los organismos de represión del estado. Son necesarias cosas como lo que pasó en la rebelión de Detroit en los años 60 en el incidente del motel Algiers —en que llevaron a personas a ese motel y las ejecutaron en masa— y otras formas de aterrorizar a las masas para que vuelvan a "su lugar" en la dinámica del sistema.

Eso no puede cambiarse de manera fundamental en los confines y dinámica de este sistema. Eso no es así porque nosotros lo digamos ni porque algún dogma escrito en alguna parte así lo diga, pero eso es así debido a lo que he venido recalcando sobre la dinámica concreta de la manera de funcionar de la sociedad y la relación concreta —la relación dialéctica— entre la base económica y la superestructura, en que fundamentalmente la base es el factor determinante y tarde o temprano, y a menudo temprano, "se vengará" de las iniciativas de actuar en la superestructura (en la esfera de la política pero también la ideología, la cultura y la moral) de una manera que en lo fundamental esté en conflicto con las necesidades y la dinámica de esa base económica subyacente.

Ahora bien, repitiendo, todo eso se opone fundamentalmente —y en un sentido muy básico refuta directamente— a los puntos de vista que hoy tienen tanta difusión en esta sociedad, porque éstos corresponden en última instancia al punto de vista y los intereses de la burguesía (la clase dominante capitalista) en general y específicamente respecto a la tan cacareada "naturaleza humana". En realidad, como señaló Marx: Toda la historia no es sino una transformación continua de la naturaleza humana. Las cosas que en general se dan por sentado como parte de la manera en que "así son" la sociedad y la gente, por ejemplo, o las cosas que los teóricos de la revolución burguesa y de la democracia burguesa plantean e insisten que son el pináculo del desarrollo humano —lo que incluye las relaciones entre las personas en un sistema de producción e intercambio de mercancías y la forma en que eso se expresa en la superestructura— reflejan la dinámica subyacente de un sistema específico, a saber, el capitalismo.

Continuará

1. El comunismo: El comienzo de una nueva etapa. Un manifiesto del Partido Comunista Revolucionario, Estados Unidos. (RCP Publications, 2009). También está en línea en revcom.us. [regresa]

2. Revolución: por qué es necesaria, por qué es posible, qué es, una charla filmada de Bob Avakian, 2003, distribuido por RCP Publications y en línea en revolutiontalk.net; hay cortos selectos en YouTube.com/revolutiontalk. [regresa]

3. Bob Avakian, Communism and Jeffersonian Democracy (en inglés) (RCP Publications, 2008). Está en línea en inglés en revcom.us. [regresa]

Anterior

Índice

Siguiente