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Sobre la democracia proletaria y la dictadura del proletariado: Un punto de vista radicalmente diferente sobre cómo dirigir la sociedad

Parte 1: ¿Para qué sirve la dictadura del proletariado?

Pasemos a otra cuestión que podemos formular así: ¿Para qué sirve la dictadura del proletariado, y para qué no sirve? Hoy está de moda atacar el socialismo y sobre todo la dictadura del proletariado. Dicen que no sirve para esto ni lo otro; en fin, no sirve para nada: no es buena para el pueblo, no es buena para la humanidad, es contraria a la naturaleza humana, etc., etc., etc. Por eso, es muy importante dejar en claro para qué sirve y para qué no sirve.

Entonces, ¿ para qué sirve ? Sirve para atender las necesidades de las masas y beneficiar sus intereses más elevados, o sea, fundamentalmente, para realizar la transición al comunismo como parte de la revolución proletaria mundial. Para eliminar la base de la explotación y opresión, la división de la sociedad en clases, y para eliminar las diferencias de clase y toda forma de relaciones opresivas, especialmente la opresión de la mujer, la opresión nacional y otras grandes desigualdades y antagonismos sociales. Sirve para transformar la base material y la superestructura de la sociedad, y el modo de pensar.

Para todo eso sirve, pero no sirve para fortalecer un sistema de explotación y opresión ni las divisiones de clase. No sirve para crear una situación en que un puñado prospere a expensas de las grandes mayorías, y monopolice y controle la riqueza y los medios de crearla, la superestructura de la sociedad, la vida intelectual, la ideología y la cultura. La dictadura del proletariado no sirve para nada de eso. Y por lo mismo, a la burguesía no le gusta y, de hecho, la aborrece, porque no sirve en absoluto para esas cosas y, en cambio, es muy útil, y en realidad indispensable, para eliminarlas .

De plano, desde el punto de vista de la burguesía, la dictadura del proletariado no sirve para nada. No beneficia en nada los intereses de una camarilla de explotadores ni les ayuda a hacerse ricos explotando al pueblo ni a salir adelante sobre las espaldas de las grandes mayorías. No les ayuda a monopolizar la vida económica y política, a tener un monopolio del poder político concentrado en la fuerza militar, ni a monopolizar la ideología y la vida intelectual y cultural.

A grandes rasgos, para eso sirve (y no sirve) la dictadura del proletariado desde la óptica de la burguesía y del proletariado.

¿Qué es la dictadura?

Entonces: ¿qué es la dictadura? A diferencia de los conceptos anticientíficos que la burguesía y sus loros de todo tipo repiten hasta el cansancio (que la dictadura es un gobierno autocrático o la tiranía de un puñado o un solo individuo), la dictadura es, esencialmente, el monopolio del poder. Es el monopolio del poder político por una clase u otra, que se concentra en el monopolio de la fuerza armada.

Quiero mencionar brevemente una discrepancia con Lenin que planteé en el libro Democracia: ¿Es lo mejor que podemos lograr?y otros escritos en cuanto a la definición de dictadura, y no solo la dictadura del proletariado sino en general. Lenin dice que la dictadura es un "Poder no sujeto a ley alguna". (Vea, por ejemplo, "La revolución proletaria y el renegado Kautsky", Obras completas, Tomo 29, p. 422, citado en Democracy,p. 234, pie de página 21). Y, hablando del nuevo poder del estado revolucionario en otro escrito, dice:

"Los órganos de poder [en la nueva república soviética] que acabamos de mencionar fueron una dictadura en embrión, pues este poder no reconocía ningún otro poder, ninguna ley, ninguna norma, viniera de quien viniese. Un poder ilimitado, al margen de toda ley, que se basa en la fuerza, en el sentido más estricto de la palabra, es precisamente dictadura". ("Para la historia del problema de la dictadura", Lenin, OC, Tomo 34, p. 49)

Ciertamente hay que analizar esto en su contexto histórico, sobre todo si vamos a criticarlo o señalar sus limitaciones. Lenin lo escribió en los primeros años muy difíciles de la república soviética, cuando el proletariado, dirigido por los bolcheviques, apenas estaba en el proceso de consolidar el poder. Sitiados, hasta cierto punto, por la guerra civil y la intervención imperialista, recurrieron a un tipo de gobierno que en general no se ejerció a través de leyes y otros medios institucionalizados, sino más o menos directamente a través de las medidas del partido y la movilización de las masas. Pero como definición general, la formulación de Lenin no es correcta (que la dictadura es esencialmente el poder no sujeto a ninguna restricción ni ninguna ley, una autoridad que se basa plenamente en la fuerza). Y, repito, es importante examinar estas afirmaciones de Lenin en el contexto histórico; cuando dice: "Los órganos de poder que acabamos de mencionar fueron una dictadura en embrión, pues este poder no reconocía ningún otro poder, ninguna ley, ninguna norma, viniera de quien viniese", quiere decir que ese poder no tenía precedente histórico ni lo implantó una ley. Se ejerció, repito, a través de la línea y la dirección del partido y la movilización de las masas, y no por medio de estructuras ni medios institucionalizados ni (en particular) leyes.

Discrepamos con esa definición, o reconocemos sus limitaciones como definición general de dictadura, y vemos que estaba condicionada por la situación de aquel entonces, la situación sumamente difícil de los primeros años de la república soviética, que atravesaba una guerra civil e intervención imperialista. Además, ilustra el hecho de que la teoría se desenvuelve en relación con la práctica, no en un sentido directo, estrecho ni pragmático, sino en un sentido global. Si tomamos en cuenta el panorama amplio, francamente, Lenin estaba pensando en voz alta, tanteando el terreno teórico del mismo modo que el proletariado en el poder andaba a tientas en la práctica, abriendo camino en medio de circunstancias muy arduas y tumultuosas, de vida o muerte. En fin, la perspectiva histórica y experiencia posterior de dictadura del proletariado nos permiten ver que la definición de Lenin de la dictadura (citada arriba) es muy limitada y esencialmente no define correctamente ni la dictadura del proletariado ni la dictadura en general.

A diferencia de los anarquistas (o en respuesta a ellos) tenemos que destacar la necesidad de la dictadura, o sea, la base material de ese monopolio de poder por una clase u otra. Mejor dicho, ¿por qué en cierta etapa de la historia es inevitable que domine una clase u otra, que haya una forma u otra de dictadura? ¿Por qué una vez que la sociedad humana rebasa las antiguas formas comunales de organización es inevitable que surja una u otra forma de dictadura? ¿Y por qué sigue vigente por cierto período histórico? Y, específicamente, ¿por qué se necesita una forma de dictadura, la dictadura del proletariado, después de que se haya tumbado a la burguesía y a lo largo de toda la transición socialista hasta alcanzar el comunismo en todo el mundo?

Hemos abordado estas cuestiones de muchas maneras, pero tenemos que volver a tocarlas continuamente, sobre todo tomando en cuenta que la nueva generación desconoce muchos puntos básicos, argumentos y polémicas contra diversas corrientes políticas que rechazan la necesidad de la dictadura, y en realidad solo conoce la propaganda burguesa con sus tergiversaciones y definiciones distorsionadas de dictadura en general y la dictadura del proletariado en particular.

Como recalqué en los artículos sobre el anarquismo (comunismo versus anarquismo) que salieron en el OR en 1997, aunque el estado proletario (la dictadura del proletariado) es una forma de gobierno de clase, de dictadura de clase, hay que subrayar que es y debe ser un tipo de estado cualitativa y radicalmente diferente. Así lo señala Marx, y Lenin lo subraya nuevamente en "El estado y la revolución" y otros escritos. La meta final de los comunistas no es fortalecer ni perpetuar la dictadura del proletariado sino abolir toda forma de dictadura, estado y estructura "jerárquica".

Un estado radicalmente diferente

Hay que señalar un principio muy importante que mencionamos en "Further Thoughts" ("Más sobre...", una charla inédita): "En cada etapa de la transición [socialista al comunismo], cuanto más se fortalece el estado [la dictadura del proletariado], tanto más debe concretarse como un estado radicalmente diferente que la dictadura de la burguesía y de todos los estados anteriores", lo cual se relaciona directamente al hecho muy profundo de que la meta final de la dictadura del proletariado es en realidad su propia abolición y la abolición de toda dictadura, estado y jerarquía.

Eso nos lleva a la cuestión de la "extinción del estado" en la transición al comunismo por medio del ejercicio de la dictadura del proletariado y la continuación de la revolución bajo la dictadura del proletariado que, a su vez, está muy ligada a la relación entre "las dos cuestas"* o entre "ganar y ganar"; es decir, la cuestión de cómo ganamos --mejor dicho, cómo se conquista el poder, quiénes lo conquistan y para qué fines -- y sus implicaciones para revolucionar la sociedad (y el mundo entero), o sea, para la meta histórica de vencer la cuesta final y alcanzar el comunismo mundial. A final de cuentas, el rasgo esencial del comunismo es que es una sociedad sin clases en que no hay ni la necesidad ni la base de estados ni jerarquías.

Es muy importante destacar todo eso porque cuando hablamos de la dictadura del proletariado, de por qué es necesaria y para qué sirve (y no sirve), también hay que destacar la meta y, por consiguiente, por qué es radicalmente diferente de todos los estados anteriores.

Al resumir la experiencia de la Gran Revolución Cultural Proletaria de China, y de la revolución y la sociedad china en conjunto, y al bregar por captar los avances y rupturas que hay que hacer en la lucha por alcanzar el comunismo mundial, es preciso destacar las contradicciones que se dan en la sociedad socialista (tales como las contradicciones entre el trabajo intelectual y el trabajo manual, y otros aspectos del "derecho burgués", ampliamente hablando) y la relación entre el país socialista y la situación y lucha mundial (es decir, las dos contradicciones interrelacionadas que abordamos en "Cuestiones estratégicas"**: por un lado, las contradicciones que quedan de la vieja sociedad y, por el otro, su interrelación con el desarrollo desigual de la revolución proletaria mundial y el hecho de que los estados socialistas surgen uno por uno, o unos cuantos a la vez, y existen por cierto período en una situación de cerco imperialista). Estas cuestiones se abordan también en los artículos que mencioné sobre el comunismo versus el anarquismo, donde analizamos paso por paso las contradicciones concretas, su interconexión y la lucha por superarlas, y demostramos que el programa anarquista no lleva a superar las desigualdades y divisiones sociales que persisten en la sociedad socialista y contienen semillas de explotación, ni a potenciar cabalmente el internacionalismo proletario. Más bien, especialmente en los países que fueron imperialistas como Estados Unidos, lleva a caer en el chovinismo imperialista y a "comunizar" (como dijimos en esos artículos) los frutos del saqueo imperialista, y acaba dando pie al resurgimiento de relaciones imperialistas en el plano internacional, y al resurgimiento de relaciones burguesas y la dictadura de la burguesía en el propio país.

En los artículos sobre el anarquismo (especialmente el primero) señalamos el lado positivo de esas dos contradicciones, es decir, la interrelación entre el internacionalismo y continuar la revolución en la sociedad socialista. Hay una dialéctica positiva que debemos aprovechar de subordinar la lucha en el país socialista a la revolución proletaria mundial de conjunto (además de reconocer el aspecto negativo: que la dinámica entre las contradicciones que persisten en la sociedad socialista y la situación mundial tiende a oponerse a la continuación de la revolución socialista y a fortalecer la base para la restauración capitalista).

De igual modo, señalamos algo muy importante en la polémica contra K. Venu, que salió en la revista Un Mundo Que Ganar ("Democracia: ¡Más que nunca, podemos y debemos lograr algo mejor!"): K. Venu y los que apoyan su línea consideran que para avanzar al comunismo una vez que se establece la dictadura del proletariado, lo esencial es extender la democracia por toda la sociedad; en cambio, nosotros recalcamos que es preciso continuar la lucha de clases. De hecho, es decisivo si queremos seguir por el camino socialista hacia la meta del comunismo, una vez que se ha conquistado y consolidado el poder, y se han socializado los medios de producción. Lo recalcamos porque es una distinción y un principio muy importante. Pero por otro lado, también es cierto que en la lucha de clases, la lucha por avanzar al comunismo, es clave potenciar plenamente a cada paso el principio básico de que la dictadura del proletariado tiene que ser cualitativamente diferente de todos los estados anteriores, y cuanto más se fortalece, tanto más debe avanzar hacia la meta de "extinguirse" y tanto más debe concretarse la diferencia radical entre dicho estado y todos los estados anteriores. Volveré a esta cuestión desde varios ángulos en esta charla.
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NOTAS:

* Varios pasajes de "Cuestiones estratégicas", una charla de Bob Avakian, salieron en el OR Nos. 881, 884-893 y están disponibles en la Internet en rwor.org en los escritos de Bob Avakian en la sección "Unir a todos los que se pueda unir".

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** Vea "Dos cuestas de la revolución mundial, vencerlas y voltearle la tortilla al enemigo", Bob Avakian, OR No. 940, 18 de enero de 1998: "El problema de `vencer la cuesta' tiene dos aspectos. El primero: tomar el poder nacional, sea por el camino de la guerra popular prolongada o de la insurrección armada seguida por guerra civil. El segundo: vencer el cerco imperialista a nivel mundial, cambiar la configuración estratégica del mundo; es decir, dar el salto a una situación en que los estados socialistas y el proletariado internacional tenemos la ventaja estratégica, tomamos la ofensiva y acorralamos al enemigo".

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