Quisiera profundizar sobre la "muerte del comunismo". Este tema influye mucho actualmente en el terreno político e ideológico, y nos toca lidiar con los aspectos negativos muy concretos que encierra y también transformarlos. Por otro lado, existe algo que contrarresta las ventajas tácticas que la clase dominante y los reaccionarios han sacado a raíz de la supuesta "muerte" del comunismo (y que han buscado magnificar con su gran campaña propagandística y con toda su tecnología, medios de comunicación, etc.): ahora la realidad del capitalismo abierto y desenfrenado se ha asentado en lo que fue el imperio soviético y las masas han empezado a rebelarse contra eso de distintas formas.
Es innegable en lugares como Polonia, por ejemplo. Miren, francamente a mí no me importa un comino el tipo que está al frente del gobierno de Polonia ahorita. Es un politiquero burgués, de plano, y su triunfo en los comicios no beneficiará para nada a las masas. Sin embargo, ¿a poco no fue gracioso ver cómo le dieron la patada a ese sinvergüenza Lech Walesa? Fue muy bonito, medio poético--¿por qué no decirlo?--aunque es cierto que no implicó ningún cambio fundamental en la sociedad, pues solo fue el cambio de un representante burgués por otro. Sin embargo, los resultados de la elección demostraron el descontento de las masas con los gobiernos abiertamente capitalistas que han reemplazado a los viejos gobiernos del falso comunismo. Ese fenómeno se da hoy día en la ex Unión Soviética y en los países, como Polonia, que pertenecían a su bloque.
En las elecciones presidenciales en Rusia, Estados Unidos le dio un gran apoyo a Yeltsin para que derrotara a su contrincante principal, el dirigente del supuesto Partido Comunista; así y todo, Yeltsin a duras penas ganó. Le hicieron mucha propaganda, dijeron que fue una victoria contundente, pero en realidad obtuvo el 60% de los votos mientras el otro recibió alrededor del 40%, y eso que Yeltsin tenía a su favor todos los recursos de las burguesías rusa y estadounidense. Esto demuestra que el brillo del capitalismo abierto y desenfrenado (el poco brillo que ha tenido en Rusia) se ha empañado muy rápidamente ante los ojos de las masas y también de algunas capas sociales medias. A fin de cuentas, han vivido en el sistema capitalista desde la época de Jruschov (el falso socialismo o capitalismo de estado revisionista), pero ahora chocan con la realidad material y social de vivir en el capitalismo abierto.
El verdadero carácter del capitalismo
Recuerdo una parte de la declaración del Movimiento Revolucionario Internacionalista a las masas de los países de Europa Oriental que me gustó mucho. (La declaración se publicó cuando empezó a derrumbarse el imperio soviético hace unos años y, según entiendo, se difundió por varios medios en esos países, llegó a mucha gente y recibió una respuesta favorable.) Más que nada me gustó la parte de la declaración que decía algo así: si ustedes piensan que van a ver maravillas con el capitalismo abierto, pronto se desengañarán y no será muy agradable. Después decía: si quieren saber lo que va a pasar ahora, pueden buscar la forma de preguntárselo a los residentes de las viviendas públicas de Chicago o un lugar semejante de Londres. Menciona algunos ejemplos más y después viene mi frase favorita: ¡"O simplemente esperad a verlo con vuestros propios ojos"! Eso me gustó muchísimo porque tenía gracia y tenía un buen contenido; era muy contundente.1.
Eso es precisamente lo que pasa ahora: la gente se está dando cuenta del verdadero carácter de este capitalismo más abierto y desenfrenado, el infierno y los horrores que implica, lo que no tardó mucho tiempo en ponerse de manifiesto. Desde luego el revisionismo no fue nada mejor para el pueblo, pero este capitalismo abierto y desenfrenado ha traído mucha crisis y caos económicos, además de ataques muy directos a las medidas de "bienestar social", ciertas concesiones que dieron a la clase obrera de la Unión Soviética. Es muy semejante a lo que se ve hoy día en Estados Unidos: la clase dominante está destruyendo el contrato social y los programas sociales de Roosevelt conocidos como el Nuevo Trato, así como el contrato social conocido como la "guerra contra la pobreza", y busca forjar un nuevo "contrato social", diferente, para mantener la estabilidad y el mando.
Esos acontecimientos en la ex Unión Soviética y su bloque han empañado el triunfalismo de "la victoria del capitalismo", el "fin de la historia", etc., etc., hasta el cansancio. Desde luego, los imperialistas y los reaccionarios seguirán con su propaganda, pero ha perdido brillo inclusive para mucha gente que inicialmente la recibió muy bien.
Miras estrechas
De todas formas, hablando del corto plazo, el derrumbe del imperio soviético--que presentan como la muerte y el fracaso del comunismo suscitado por sus propios defectos y debilidades inherentes--ha tenido el efecto muy concreto, tanto material como ideológico, de circunscribir las miras, política e ideológicamente. Ha tenido ese efecto incluso en gente avanzada y también en distintas capas sociales, expresándose de diferentes maneras. Hay que tomarlo en cuenta porque forma parte del terreno político y, en un sentido global, parte de las condiciones objetivas que afrontamos.
Está ligado al hecho de que al derrumbarse el bloque soviético, el rechazo del revisionismo no se plasmó como un reclamo de auténtico socialismo; al contrario, se expresó como una atracción hacia la democracia burguesa y al capitalismo abierto y desenfrenado, sobre todo por parte de los intelectuales y otras capas privilegiadas, pero también de las masas básicas.
Hemos visto el desenlace de ese fenómeno; es decir, baja las miras y lleva a contemplar que el capitalismo es la salida, por lo menos inicialmente. Así que cuando la gente del antiguo bloque soviético ve la "muerte del comunismo" y, por otro lado, ve que "el triunfo del capitalismo" pierde su brillo y siente los efectos de la crisis económica, no se dice de repente (ni espontáneamente): "Queremos una revolución para tumbar este sistema y restaurar el socialismo, el auténtico socialismo". Espontáneamente, reacciona de distintas formas; se da el fenómeno importante de gente que se identifica con la derecha o simplemente se vuelve más pasiva, se paraliza política e ideológicamente. Queda con una visión más estrecha de lo que considera posible y, por ende, deseable. Eso no se limita a la ex Unión Soviética y su bloque; de hecho, ocurre en todo el mundo. Ha habido mucha propaganda al respecto, mucha diseminación de conclusiones no científicas de lo que pasó en la Unión Soviética, de que es la "muerte o el fracaso del comunismo".
Como resultado, mucha gente ahora tiene las miras más estrechas: su visión de lo que es posible y deseable se ha limitado, pues estos dos aspectos forman una unidad de contrarios: si uno considera que algo es imposible, suele pensar que tampoco es deseable en ciertos aspectos. Si se tiene una visión estrecha, las ideas que hubieran parecido buenas en lo abstracto o en otro contexto, ya no parecen buenas precisamente porque uno piensa que es imposible realizarlas; así que no tiene caso desgastarse; es más, sería malo hacerlo. Se establece esa dialéctica negativa. Desde luego, no es la respuesta universal, no todo el mundo responde así; además los que así reaccionan, en muchos casos, no toman esa actitud para siempre.
Se podría decir que es irónico que después de unos cuantos años de capitalismo más abierto y desenfrenado en los países que pertenecían al bloque soviético, las masas están asqueadas y lo expresan de distintas formas. Sin embargo, un aspecto importante del "terreno social" actual que tenemos que afrontar en nuestro trabajo es ese fenómeno de una baja de miras política e ideológica.
Eso afecta el trabajo que nos toca hacer para elevar las miras de las masas a una visión cualitativamente diferente. Desde luego no podemos atenernos a la espontaneidad. Es preciso ofrecerles un análisis correcto de la supuesta "muerte del comunismo". Debemos explicar lo que realmente pasó: la derrota, no el fracaso, de los primeros pasos para crear y desarrollar la sociedad socialista, primero en la Unión Soviética (donde el capitalismo se restauró hace unos 40 años) y después en China (donde se restauró hace 20 años). Hay que sacar verdaderas y profundas lecciones históricas de esas experiencias, en oposición a las mentiras y tergiversaciones que los imperialistas y reaccionarios pregonan constantemente y con tanta bulla. Es preciso brindar a las masas la perspectiva histórica correcta, es decir, el punto de vista de la clase proletaria.
Oponernos a la moral de "Todo se vende"
Un punto que potencialmente tiene mucha importancia es que a la gente le da asco este abierto y desenfrenado afán de convertirlo todo en mercancía--la cultura, otros aspectos de la superestructura, etc.,--aunque a veces no lo entienda científicamente. Eso es algo positivo para nosotros y debemos ver cómo potenciarlo.
Es decir, todo es una mercancía hoy día, en una forma abierta, descarada y cualitativamente mayor que antes. Todo tiene su precio y no hay nada de vergüenza en eso. Sencillamente, parece que todo y todos están a la venta. Es el "carácter", el espíritu, de nuestro tiempo; lo fomenta muy agresivamente la clase dominante y muchas veces logra que la gente lo adopte. Sin embargo, los efectos no son nada positivos para la gran mayoría; al contrario, produce muchas consecuencias negativas que afectan a diferentes capas de distintas maneras.
Creo que a mucha gente--particular pero no exclusivamente de las capas medias--le atrae la "moral tradicional" y la derecha cristiana porque en apariencia plantean valores y moral, en oposición al "materialismo" gacho, es decir, al consumismo y comercialismo de todo y todos a la venta. Leyendo un artículo acerca de la atracción de la ideología derechista, me llamó la atención que los entrevistados decían que querían algo más que el consumismo y todo eso.
Sin embargo, particularmente en el caso de las capas medias, dicen que quieren algo más que el consumismo, pero tampoco están muy dispuestas a renunciar a él. Desde el punto de vista de la burguesía, ahí está el chiste de la ideología fascista y la "moral tradicional": no exige que la gente renuncie al consumismo ni al egoísmo y por eso resulta mucho más fácil adoptarla; tiene el poder de la espontaneidad a su favor. Así que uno de los atractivos de los fascistas cristianos es que en apariencia plantean (y ellos mismos así lo afirman) valores fundamentales y trascendentales en oposición a la locura que están desatando ciertos cambios en la base material de la sociedad y los fenómenos correspondientes de la superestructura que la burguesía fomenta. (Por ejemplo, la burguesía tiene distintas formas de estimular la actividad criminal en que las masas se ven involucradas y, a la vez, usarla como justificante para imponer medidas represivas más duras, especialmente en los ghettos y barrios pobres.)
Nuestra ideología y nuestros motivos son totalmente opuestos a la ideología fascista y la ideología burguesa en general: no somos individualistas ni egoístas; no vivimos por el "número uno" y a la chingada los demás; no nos interesan las rivalidades personales ni dar puñaladas traperas. Tenemos integridad, la cual corresponde a nuestros objetivos estratégicos; es decir, somos honrados y decimos la verdad; no nos vendemos, no nos pueden comprar. Con eso no quiero decir que jamás se quebrará ni se venderá ningún individuo; pero hablando de la colectividad, nos podrán torturar y apalear pero no vamos a rajarnos, valga la redundancia, hablando de la colectividad que es el Partido. Esto es un hecho muy poderoso y muy alentador para las masas que conocen al Partido y lo ven en la práctica; se siente el fuerte contraste entre nuestra moral y la descarada "moral de todo se vende", con su mugre y corrupción.
Todo eso es potencialmente un "polo de atracción" muy poderoso para las masas porque ven los resultados y manifestaciones de los cambios en la economía y lo que la clase dominante fomenta en la superestructura, y luego ven un fuerte contraste: nosotros no nos vendemos; seguimos principios primordiales que corresponden objetivamente a los intereses fundamentales de las masas y al avance de la sociedad.
Pero no se trata solo del simple hecho de que tenemos buenas ideas y somos gente de principios; eso es cierto, pero va mucho más allá porque objetivamente estamos luchando por la única resolución de las grandes contradicciones de la sociedad que corresponde a los intereses fundamentales de las masas y, en última instancia, de la humanidad entera. Eso tiene el potencial de "atraer y jalar" a la gente con muchísima fuerza, precisamente porque tiene sed de algo que explique lo que pasa y toda esta locura que vemos.
Un fuerte contraste
No debemos pensar que lo anterior nos va a resolver todos los problemas, pero tampoco debemos subestimar la importancia de ese factor positivo. Mejor dicho, nuestra posición contrasta dramáticamente con la podrida ideología y la sucia mentalidad de "te chingo o me chingas", producto de la realidad de explotación que impone la clase dominante; es decir, se basa en esa mugre y la fomenta.
Hoy día esos valores burgueses se expresan en formas sumamente asquerosas y la clase dominante lo hace muy conscientemente con el fin de degradar y desmoralizar a las masas; es innegable que eso tiene su efecto.
A veces tengo la oportunidad de ver grabaciones de esos programas amarillistas, esos dramones personales de la televisión de Estados Unidos donde se sacan los trapos al sol. Se ve mucha basura, es cierto, y es muy claro que hay un plan consciente de divulgar esa mugre para desorientar y desmoralizar, para que la gente piense que los problemas provienen de "fallas de la naturaleza humana" y que todo el mundo anda muy mal, y eso con el fin de fortalecer la influencia de la moral tradicional y las relaciones sociales tradicionales que esa moral defiende. Esa mentalidad se contrapone totalmente a crear conciencia y entender que fundamentalmente los problemas de la sociedad y de la gente provienen de las relaciones sociales y de producción subyacentes, y de la ideología de la clase dominante que defiende esas relaciones de explotación y opresión.
En fin, nuestra posición contrasta marcadamente con eso, y uno de los objetivos principales de los ensayos sobre la moral2 es abordar dicha contradicción: por un lado desenmascarar la vil realidad y el carácter fundamental de la "moral tradicional" y de las relaciones subyacentes que defiende; y por el otro, poner nuestra ideología y moral como un faro que atraiga a la gente hacia algo más elevado, basado en hechos materiales estratégicamente más poderosos que lo que el capitalismo ofrece. De hecho, nuestra moral comunista y nuestra ideología en conjunto representan la resolución que requieren esas contradicciones subyacentes, conforme a los intereses fundamentales de las amplias masas, no solo de Estados Unidos sino del mundo entero.
Es preciso que analicemos todo esto más a fondo y que lo platiquemos directamente con las masas; me refiero especialmente a los problemas histórico-mundiales de la revolución proletaria. Debemos plantearlos francamente e involucrar a las masas en el proceso de discusión y lucha para llegar a entender esas contradicciones, basándonos en nuestro desdén estratégico del enemigo, y en nuestra confianza estratégica en las masas y nuestra causa.
Para hacerlo es preciso desenvolver un proceso de discusión y lucha con el fin de alcanzar una mayor comprensión de esas cuestiones. Sin embargo, hay que tener presente que es un proceso dialéctico; es decir, no debemos aislarnos para perfeccionar nuestra comprensión y solo después platicar con las masas; el resultado sería hacer mucho esfuerzo para echar para atrás. Repito, se requiere un proceso dialéctico para elevar nuestra comprensión y una parte vital del mismo es platicar con las masas acerca de los problemas histórico-mundiales que el proletariado internacional ha enfrentado hasta la fecha en la lucha por avanzar de la época burguesa a la época del comunismo mundial, es decir, por hacer la revolución proletaria mundial. Es preciso hablar con las masas acerca de esas cuestiones y no esquivarlas. ¡Bienvenidas sean esas cuestiones! El hecho de que esas contradicciones se plantean en forma aguda es muy favorable estratégicamente.
Los reveses transitorios de la revolución proletaria mundial efectivamente nos plantean problemas muy concretos. Es evidente, por ejemplo, que todavía se sienten los efectos de la pérdida de China en muchos sentidos, pero eso es parte de la realidad objetiva que debemos afrontar y transformar por medio de la lucha revolucionaria. Sí, nos plantean problemas, pero no debemos esquivarlos. Debemos decir: ¡bienvenidos sean todos los interrogantes y desafíos que surjan! Es preciso platicar con las masas, brindarles nuestro análisis, y aprender de los interrogantes que plantean para elevar nuestra comprensión y también la suya.