Quizá ya no salga en primer plano la agobiante guerra horripilante en Ucrania, en la que el ejército ucraniano (con la financiación, el respaldo y, hasta un cierto punto, la dirección de Estados Unidos y sus aliados militares) se enfrenta al ejército ruso, tanto como salía hace dos años — pero está lejos de terminar. De hecho, esta guerra de sustitutos entre Rusia y Estados Unidos está en una etapa extremadamente peligrosa. Y al decir “peligrosa”, EFECTIVAMENTE, señalamos la posibilidad concreta de una guerra nuclear.
Escisiones agudas en la clase dominante estadounidense sobre Ucrania
En este año las fuerzas rusas han hecho avances significativos en Ucrania oriental, al apoderarse de nuevos territorios y al obligar la retirada de los ucranianos. En cierto punto Estados Unidos había definido explícitamente su objetivo como el de “debilitar a Rusia en un sentido estratégico”. Pero si las cosas siguieran en el rumbo actual, Rusia podría terminar apoderándose de grandes partes de Ucrania, anexándolas y asestándoles una derrota importante a Estados Unidos y sus aliados de la OTAN — ¡a expensas del pueblo ucraniano!
Hasta la fecha, Estados Unidos le ha proporcionado a Ucrania más de 75 miles de millones de dólares en asistencia militar y otra ayuda, así como inteligencia y consejos estratégicos. Pero ahora esta ayuda se está acabando — en gran parte porque un sector republi-fascista decisivo de la clase dominante estadounidense se ha vuelto cada vez más en contra de esta guerra.
Bob Avakian, en “Los procesos contra el fascista Donald Trump, y la naturaleza criminal del sistema entero”, puso al descubierto las razones detrás de la oposición republi-fascista a la política de Biden sobre Ucrania:
Los fascistas (o al menos algunos de ellos) creen que estar involucrados en muchas alianzas formales con otros países (menores) quizá restringa la libertad de actuar del imperialismo estadounidense —inclusive con violencia y destrucción irrestrictas— para hacer valer sus intereses, en cualquier lugar en el mundo. Y, más específicamente, al menos muchos de estos fascistas consideran firmemente que la guerra de sustitutos que Estados Unidos, bajo la batuta de Biden, está librando contra Rusia en Ucrania es una distracción del necesario enfoque de oponerse a China y utilizar todos los medios que sean necesarios para impedir que China supere a Estados Unidos como potencia imperialista dominante en el mundo, tanto en el ámbito militar como económico. Y estos fascistas consideran que la guerra en Ucrania fortalece los vínculos de Rusia con China, lo que hace más poderosa la oposición a la dominación estadounidense. Por otro lado, Biden —y sus aliados en la clase dominante— están librando una guerra de sustitutos con Rusia en Ucrania, y están aumentando continuamente la injerencia de Estados Unidos en dicha guerra (utilizando a los ucranianos como “carne de cañón” en esta guerra) porque esta parte de la clase dominante estadounidense está convencida de que derrotar y debilitar a Rusia, y su capacidad para desafiar al dominio estadounidense, es importante en sí y también abrirá una cuña entre Rusia y China.
No debería ser necesario decir que este tipo de consideraciones, en cualquiera de los bandos, no tiene ninguna relación con los intereses fundamentales de las masas de personas en Estados Unidos y en el mundo en su conjunto.
Desde que él escribió eso, la oposición se ha vuelto más intensa, hasta el punto actual en que los fascistas se niegan a aprobar las nuevas solicitudes que hace Biden para más asistencia militar para Ucrania.
No se descarta nada
Biden y algunos otros líderes de la OTAN han buscado las formas para continuar apuntalando a Ucrania y posibilitar la continuación de su combate. Por decirlo más derecho, el Genocida Joe trata de prolongar la carnicería en que los ucranianos combaten y mueren en beneficio de los intereses del capitalismo-imperialismo estadounidense con el fin de asestarle una derrota estratégica a Putin. Pero en lugar de eso, la oposición republi-fascista a los planes de Biden, en combinación con las mejoras en la efectividad militar rusa, podría resultar en una derrota estratégica para Estados Unidos y sus aliados imperialistas europeos agrupados en la OTAN.
Ese prospecto podría compeler a Estados Unidos o a algunos líderes de la OTAN a tratar de cambiar la situación radicalmente para impedir que se dé semejante desenlace en que Rusia conquistara y se apoderara de regiones estratégicas de Ucrania. Todas las formas en que ellos podrían hacer eso implican un peligro más grande para las masas de personas — por todo el mundo.
Hasta hace poco, Estados Unidos y la OTAN han insistido repetidamente en que no iban a mandar sus propias tropas a Ucrania. Hacerlo pondría a las potencias imperialistas occidentales con armamento nuclear en una confrontación militar directa con Rusia con su propio armamento nuclear. Pero a fines de febrero, el presidente francés Emmanuel Macron respondió a una pregunta sobre la posibilidad de mandar tropas occidentales a Ucrania: “No se debe descartar nada… todo es posible en el caso de que sirva para lograr nuestro objetivo… [de que] Rusia no puede ganar esta guerra”. Macron advirtió que la “seguridad de Europa y de los franceses está en juego” y que si Rusia ganara, la credibilidad de Europa “se reduciría a cero”.
En seguida el político líder de Alemania, Olaf Scholz, repudió los comentarios de Macron, al decir: “Está claro: no habrá soldados terrestres de países europeos o de la OTAN”. El presidente lituano Gitanas Nauséda expresó su acuerdo con Macron. El primer ministro polaco Donald Tusk dijo que Ucrania necesita “menos palabras y más municiones”. Al cierre, se concluyó una reunión entre Macron, Scholz y Tusk para demostrar que están “unidos y determinados”. Al concluir la reunión, ninguno de los líderes respondió a preguntas sobre lo que habían discutido o decidido. Pero antes de comenzar la reunión, Macron había reiterado que en el caso de que Ucrania perdiera, varios otros países —entre ellos Polonia— “serían los siguientes”.
Mientras tanto, en parte como respuesta a esta amenaza francesa, el presidente ruso Vladimir Putin ha puesto en claro que Rusia está preparado para llevar este conflicto hasta donde le sea necesario para defender y promover sus intereses. En las últimas dos semanas, en dos ocasiones ha dicho que Rusia sí está “preparado para usar las armas nucleares en caso de una amenaza a su soberanía o su independencia”. Las “fuerzas nucleares estratégicas están en un estado de plena disponibilidad”, agregó.
O sea, si en realidad algunas fuerzas en la OTAN enviaran tropas terrestres a Ucrania en cualquier papel, y estallara un conflicto militar de cualquier tipo, esta situación podría escalar — ¡y fácil y rápidamente podría escalar hasta un intercambio nuclear total!
Son como dos jugadores de póker de apuestas altas que mueven todas sus fichas hacia el centro de la mesa. Gane quien gane, son las masas de personas las que pagarán — en Ucrania, Rusia y por todo el mundo.
Una carrera nuclear espacial, y el discurso Armagedón de Biden
Al mismo tiempo, a fines de febrero el New York Times reportó que Rusia está desarrollando la capacidad de emplazar armas nucleares en el espacio, y quizá trate de hacerlo en el año en curso. Un reporte de Reuters dijo que “Si Rusia en concreto desarrollara tal arma, pues Estados Unidos sería obligado a hacer algo similar y posiblemente China también — y por lo tanto se daría un riesgo de algún tipo de carrera nuclear espacial”.
El New York Times también reportó recientemente que en octubre de 2022, Joe Biden dio un discurso ante un grupo selecto de seguidores adinerados y poderosos — pero en esta ocasión reportó más detalles que lo que se había reportado originalmente. Biden dijo que Estados Unidos pensaba que Rusia estaba preparada para usar “armas nucleares tácticas” en Ucrania. En ese entonces la guerra en Ucrania no le iba bien a Rusia, y Biden le dijo a su público selecto que “tenemos una amenaza directa del uso de una arma nuclear en caso de que las cosas sigan de hecho por el rumbo en que han estado encaminadas”.
En este artículo y otros, el New York Times, la fuente de noticias más influyente en Estados Unidos, repetidamente ha planteado el espectro de una guerra nuclear a sus lectores. No está claro exactamente por qué lo hace. Pero sí indica la preocupación al interior de círculos influyente de la clase dominante de que las cosas podrían salirse de las manos — muy posiblemente con relación a la situación políticamente explosiva en Ucrania.
Lo que Bob Avakian ha dicho en respuesta a esta situación resuena con aún más inmediatez y urgencia que nunca:
“Nosotros, la gente del mundo, ya no podemos darnos el lujo de dejar que estos imperialistas sigan dominando al mundo y determinando el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes. Y es un hecho científico que no tenemos que vivir así”.