Responda a la siguiente pregunta de respuesta múltiple:
La semana pasada Raymond Lotta y un miembro del Club Revolución-Nueva York administraron el examen sorpresa sobre la guerra en Ucrania y el papel del imperialismo estadounidense a estudiantes de ciencias políticas de la Universidad de Columbia y:
a) nos conectamos con una profunda veta de pensamiento crítico, ya que los estudiantes no estaban tan dispuestos a tragarse las racionalizaciones estadounidenses;
b) el salón estaba dividido a partes iguales en cuanto a si Estados Unidos estaba actuando de forma muy beneficiosa o extremadamente peligrosa;
c) se desató todo un alboroto, ya que la mayoría de la clase y la profesora estaban ideológicamente comprometidos con la idea de que Estados Unidos era una fuerza para el bien en este conflicto;
d) se nos invitó a volver para explorar estas cuestiones.
Dejen sus lápices. La respuesta correcta —y perturbadora— es (c), es decir, estos estudiantes universitarios de clase alta y la profesora de esta universidad liberal eran estridentes partidarios de la injerencia militar de Estados Unidos.
Reconocer la realidad de una guerra de sustitutos... o cegarse por las ilusiones democráticas y la “gran falsedad tautológica”
La profesora me había preguntado al principio: “¿Cuál es su posición sobre la guerra?”.
Esbocé brevemente el carácter de esta guerra de sustitutos. Con el pretexto de “ayudar al pueblo ucraniano” —que está sufriendo los terribles efectos de la injusta y asesina invasión rusa—, Estados Unidos pretende debilitar a Rusia y derrocar a Putin. Está inyectado enormes cantidades de armamento en Ucrania y utilizando al pueblo de Ucrania como “carne de cañón” para promover sus objetivos estratégicos globales de asegurar y ampliar su dominio global y su posición de explotador número 1 en el mundo, y para evitar que sus rivales desafíen esa posición. Y esta guerra de sustitutos podría descontrolarse en una espiral rápidamente hacia una confrontación total entre el imperialismo estadounidense y el imperialismo ruso, en una guerra mundial y posiblemente en una guerra nuclear. Por lo tanto, tenemos una responsabilidad de oponernos a las maniobras bélicas de Estados Unidos.
Esta profesora había dicho inicialmente que me dejaría la clase a mí. Al oír esta introducción, declaró: “Tienes que estar de broma, ¡me quedo!”.
Repartimos el examen. Los estudiantes le echaron un vistazo rápidamente, y varios de ellos de inmediato se encabronaron. No estaban en desacuerdo con los hechos del examen, como que Estados Unidos es el único país del mundo que ha utilizado y lanzado armas atómicas sobre poblaciones civiles, o que Estados Unidos tiene un largo historial de golpes de estado ilegales y guerras injustas, como en Vietnam e Irak. No, fue un emotivo: “Esta situación es diferente... el pueblo de Ucrania está bajo asedio... Estados Unidos está respondiendo con justicia a su petición de ayuda. ¿Y qué se supone que tienes que hacer si atacan a su vecino de enfrente... quedarse de brazos cruzados?”. Esto lo repitieron, casi textualmente, dos de los opositores más vehementes al análisis de la realidad de una guerra de sustitutos entre Estados Unidos y Rusia.
Fue un debate de fuego graneado. Y una ventana hacia la forma en que se ha moldeado la manera de pensar de la gente tanto con las mentiras y la propaganda de los medios de comunicación populares como con el peso y la propagación de pietismos académicos liberales sobre “democracia frente a autocracia”. Los argumentos en defensa de la intervención estadounidense eran ejemplos de lo que Bob Avakian ha denominado la Gran Falsedad Tautológica.
Para explicarlo en pocas palabras: la Gran Falsedad Tautológica es la noción venenosa y chovinista de que Estados Unidos es una fuerza para el bien en el mundo y, por lo tanto, todo lo que hace es necesariamente bueno. Eso es falaz (falso) y es una tautología (la conclusión no se demuestra, sino que simplemente se repite de forma circular). En otras palabras, Estados Unidos es una fuerza para el bien porque... porque es una fuerza para el bien. Todo lo que hace Estados Unidos está motivado por buenas intenciones. E incluso cuando hace las mismas cosas por las que condena a otros —el terrorismo, la tortura, el bombardeo de poblaciones civiles—, pues eso no importa. ¿Por qué? Porque Estados Unidos es, después de todo, una fuerza para el bien. Vea el videoclip de Bob Avakian (texto en español; vídeo en inglés).
Bob Avakian: “¡Libérense de la GFT! La Gran Falsedad Tautológica”
(texto en español; vídeo en inglés.).
Un ejemplo de la manera en que funciona la Gran Falsedad Tautológica está contenido en una de las preguntas del “examen sorpresa”. Hace referencia a las recientes audiencias del Congreso en las que se criticó duramente a Tik-Tok supuestamente por espiar a los estadounidenses (aunque no se aportaron pruebas). Sin embargo, la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos tenía una vasta operación de vigilancia en la que accedía a los datos privados de los usuarios de Google, Apple y otras plataformas. Ah, pero eso es distinto, ¡debido a que Estados Unidos tiene buenas intenciones!
En esta clase de Columbia, la Gran Falsedad Tautológica adoptó una forma más sutil pero no menos chovinista. Un estudiante dijo: “Sí, Estados Unidos hace cosas malas, pero también hace cosas buenas, y no se puede poner las cosas tanto en blanco y negro”. Los estudiantes y la profesora que discutían contra mí objetaban la caracterización de Estados Unidos como un imperio imperialista, que se trata de un sistema que funciona sobre la base de la explotación global, pero que lo reviste con un barniz democrático.
“Sí, pero en este caso es distinto”
Un rasgo venerable de “la gran falsedad tautológica” es la cláusula de escape, “esta ocasión es distinta”... en esta ocasión estamos haciendo algo bueno. Sí, “esta ocasión” (Afganistán, 2001) es distinta... “estamos invadiendo para liberar a las mujeres del malvado gobierno del Talibán y llevar la democracia al país”. Sobre la base de esta versión de la Gran Falsedad Tautológica, muchos liberales se dejaron envolver de modo que apoyaron a la invasión estadounidense de Afganistán. De hecho, Estados Unidos estaba actuando tanto para dar un escarmiento al Talibán por haber albergado a Osama bin Laden, que había organizado los atentados contra las Torres Gemelos en la ciudad de Nueva York (aunque el Talibán se había ofrecido repetidamente a entregar a bin Laden), como para reforzar su posición estratégica en Asia central y enviar un mensaje a sus adversarios y aliados de que Estados Unidos invadiría, bombardearía y devastaría a fin de mantener y ampliar sus intereses. El resultado final en Afganistán es un país dejado en escombros y ruinas.
Sí, “esta ocasión” (Irak, 2003) es distinta... una noble invasión de “conmoción y pavor” para “librar al mundo de un cruel dictador” quien supuestamente fue el autor intelectual del atentado del 11 de septiembre de 2001 y había desarrollado y almacenado armas de destrucción masiva. ¡Mentira total! Con más de 200.000 civiles iraquíes asesinados como consecuencia. Vayamos más a fondo a la verdadera razón por la que Estados Unidos invadió a Irak: a fin de llevar a cabo un “cambio de régimen” a fin de fortificar y ampliar su control en el Medio Oriente, con sus rutas comerciales vitales, sus reservas de petróleo y su ubicación estratégica.
Bob Avakian despeja los subterfugios ideológicos y las patrañas de forma sucinta y científica:
La esencia de lo que existe en Estados Unidos no es la democracia, sino el capitalismo-imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. Lo que Estados Unidos lleva al resto del mundo no es democracia, sino imperialismo y las estructuras políticas que lo imponen. (Lo BAsico 1:3)
El imperialismo obedece a una lógica interna de expansión... NO a algún llamamiento a hacer el bien
Como señala el título de este artículo, tenemos “un trabajo político e ideológico comprimido que hacer” sobre la naturaleza del imperialismo, y la necesidad de oponernos a nuestros gobernantes imperialistas y a todo imperialismo — mientras el mundo se tambalea hacia una guerra mundial y en un momento poco común en que la revolución se vuelve más posible en Estados Unidos.
Este es un sistema que cuenta con una cierta naturaleza y compulsión subyacente que impulsan lo que Estados Unidos hace en el mundo. Es mucho más fácil tragarse y regurgitar la reconfortante fábula de que Estados Unidos simplemente está ayudando a los ucranianos. Pero eso es totalmente erróneo, feamente chovinista y sumamente peligroso, a medida que se intensifican los movimientos hacia una guerra mundial.
Esta es la desafiante verdad a la cual hay que hacer frente y comprender:
El capitalismo-imperialismo se rige por una cierta necesidad. Es un sistema formado por capitales privados y estatales que se compiten entre sí. Estos capitales individuales (por muy masivos y poderosos que sean) se enfrentan a la compulsión de vencerse unos a otros en la producción y competencia, y de explotar más eficientemente a los trabajadores asalariados, a fin de mantener y ampliar su participación de mercado frente a otros capitales y a expensas de otros capitales. No pueden quedarse en un mismo lugar, sino que están atrapados en una competencia mortal, de frente a la implacable coacción de ampliar la escala y el alcance de las operaciones y abaratar la producción.
GM compite con Ford, Toyota y otras empresas en los mercados nacionales y a escala mundial. Apple no está calculando la manera de producir un iPhone ambientalmente sustentable y duradero. Está calculando la manera de enfrentar y vencer a la competencia y mantenerse en la cima. Si eso significa subcontratar a fábricas en China donde las condiciones son tan atroces que los trabajadores, tal como lo hicieron a mediados de la década de 2010, realizan saltos suicidas de protesta desde los tejados... que así sea.
La regla primordial del juego es expandirse o morir: que los capitales individuales amplíen su dominio sobre los mercados, sobre las materias primas críticas, sobre las fuentes de mano de obra barata. Es imperativo aumentar la rentabilidad y debilitar a los competidores y rivales, negarles el acceso a los mercados y a los materiales. Pero los bloques individuales de capital dentro de un país determinado forman parte de un “capital nacional” más amplio que opera en un plano global pero que está arraigado en el mercado nacional (a la vez que la competencia implacable continúe). Los lineamientos políticos que forjan y aplican los diferentes gobiernos imperialistas —como Estados Unidos, Rusia, China, Francia, etc.— dan expresión a los intereses generales de “esos” capitales nacionales, todos los cuales necesitan expandirse. Y esta compulsión de expansión encuentra su expresión política en las guerras entre imperios y aspirantes a imperios en competencia.
Una vez más, esta situación se basa en la explotación y la superexplotación: maquiladoras y trabajo infantil, cadenas de suministro de miseria y saqueo del medio ambiente. Se trata de un sistema mundial en el que miles de millones de personas de este planeta están sometidas a la competencia entre capitales privados, que destruyen vidas y planetas, maximizan ganancias y minimizan costos.
Y, una vez más, esto no es una opción de política sino un requisito de supervivencia: para las corporaciones transnacionales, para los enormes bloques financieros de capital, para las potencias imperiales contendientes. A esa luz, consideremos algunas divisorias sísmicas actuales en la economía imperialista mundial.
Algunas divisorias sísmicas y contienda en el sistema imperialista mundial
Estados Unidos y China se están batallando entre sí por una mayor participación del mercado de alta tecnología (y los microchips y semiconductores requeridos por la alta tecnología). Están maniobrando el uno contra el otro por el control de las fuentes de litio en Sudamérica y de cobalto en El Congo (todos los que son esenciales para el mercado de vehículos eléctricos que cada país pretende dominar). Si uno de los bandos cede en la batalla competitiva, si uno cede terreno, en la batalla por nuevas fuentes de ganancias y más ganancias... pues los rivales se inmiscuyen, se adelantan... y uno de los bandos sale perjudicado y sale perdiendo.
Estados Unidos y Rusia se están batallando el uno contra el otro por los mercados mundiales de energía (Rusia es un gran productor de gas natural del que Europa ha dependido). Estados Unidos ha utilizado sanciones económicas punitivas para presionar a Rusia —pidiendo u obligando a otros países a dejar de hacer negocios con Rusia— con el fin de reforzar el dominio estadounidense en Europa. Rusia y China han estado tratando de debilitar el papel del dólar como moneda del comercio internacional de petróleo — con el fin de abrir nuevas vías de inversión y ventajas competitivas en los países oprimidos del Sur Global. Son reflejos de esa compulsión de “expandirse o morir” del capitalismo-imperialismo.
Y esta necesidad de expandirse globalmente adquiere dimensiones estratégico-militares: quién controlará las vías fluviales y terrestres vitales, quién ganará ventaja en las nuevas tecnologías militares y de vigilancia, quién ganará ventaja en la conversión del espacio exterior en escenario de conflicto armado. Fíjense en lo que está ocurriendo en los mares de la China Oriental y Meridional, en que las fuerzas navales chinas y estadounidenses cada quien por su lado están realizando ejercicios militares... juegos de guerra... y preparativos concretos para la guerra. Se presagia una guerra imperialista mundial para determinar quién dominará —y a quién no se le permitirá dominar— regiones clave, mercados, fuentes de materias primas... y establecer las reglas de la economía mundial y del orden mundial. Tal como hizo Estados Unidos al salir de la Segunda Guerra Mundial.
Pero lo que se perfila en Ucrania, o en Asia Oriental, no es, como ha subrayado Bob Avakian, una repetición de la Segunda Guerra Mundial, sino más bien una tercera guerra mundial, en la que las armas nucleares podrían destruir gran parte de la humanidad y del planeta.
La guerra en torno a Ucrania: Veamos las cosas desde una perspectiva más amplia
Volvamos a la guerra en torno a Ucrania. Los rusos lanzaron su invasión asesina de Ucrania en el invierno de 2022. Pero ese no es realmente el comienzo de esta guerra. Esta brutal invasión es un punto de viraje de una lucha más amplia por el poder, la influencia y el control entre el imperialismo estadounidense y el imperialismo ruso. Tras el colapso de la antigua Unión Soviética en 1990-1991, Estados Unidos prometió a Rusia que no iba a ampliar la OTAN. Pero Estados Unidos incumplió su promesa y la OTAN se ha ampliado a más países limítrofes o cercanos a Rusia.
En 2014, Estados Unidos aprovechó las protestas en Ucrania para respaldar a un golpe de estado que llevó al poder a un gobierno prooccidental. Rusia tomó rápidamente el control de una región de Ucrania (Crimea) y avivó el conflicto en el territorio oriental de Ucrania. Estados Unidos surtió armas y ayuda económica al gobierno ucraniano.
El imperialismo ruso bajo Putin se está proponiendo establecer un polo de poder rival contra Estados Unidos en Europa, Asia Central y el Medio Oriente. Estados Unidos se propone impedir eso y hacer caer a Putin. Se trata de imperios chocantes, en un escalamiento de lo que ahora es un conflicto indirecto en formas y rumbos que podría conducir a un embate directo y abierto, a una guerra más amplia... a una guerra mundial.
Desmenuzar más algunos de las ilusiones y engaños... y ¿Cuál es el mejor apoyo para el pueblo de Ucrania?
* La falsa analogía de que Ucrania es el vecino agredido. Esta es una narrativa seductora, y juega a favor de la propaganda de guerra de Estados Unidos. Pero es muy errónea. Como ya se ha dicho, los imperialistas occidentales han rodeado a Rusia. El sector dominante de la clase dominante ucraniana, representado por Volodymyr Zelenski, dio señas de su determinación de unirse a la OTAN (la alianza militar antirrusa encabezada por Estados Unidos). Los imperialistas rusos están intentando zafarse de ese cerco y ampliar su influencia regional y mundial. Rusia está proyectando su poderío militar, aunque el número de su bases militares fuera de Rusia (10) palidece en comparación con las 750 bases de Estados Unidos en 80 países.
* Desviar la vista del creciente peligro de una guerra mundial y una guerra nuclear. La falsa analogía de acudir en ayuda del “vecino de enfrente” pasa por alto estas dinámicas. Los imperialistas occidentales maniobran para debilitar al imperialismo ruso... los imperialistas rusos lanzan una invasión asesina e injusta de Ucrania... las potencias occidentales suministran artillería, tanques y armamento avanzado, junto con inteligencia vital y apoyo logístico para el ejército ucraniano... los rusos responden... Estados Unidos y la OTAN responden — es una lógica entre gánsteres de escalamientos y contra-escalamientos que podría conducir a una guerra nuclear.
Putin ha hablado de la utilidad de las armas nucleares tácticas. Y una de las preguntas del examen sorpresa pone a prueba agudamente el conocimiento de los estudiantes sobre el hecho de que Estados Unidos se ha negado a renunciar al uso o incluso al “uso ofensivo” de las armas nucleares. Un “incidente” en tierra o en el aire —planeado o por accidente— podría ser el detonante de una confrontación tan horrenda. Esta es la realidad de la situación. Pero estos estudiantes de ciencias políticas no iban por ahí... al vivir en la burbuja de lo que parece ser un Estados Unidos tranquilo que se presenta como esa “fuerza para el bien” en el mundo.
* Los intereses de los gobiernos no son los mismos que los intereses de la gente. Varios estudiantes de la clase de ciencias políticas afirmaron que Zelenski representa al pueblo ucraniano. Pero esto es un ejemplo de pensamiento acrítico. En realidad, Zelenski actúa como representante de un sector de la clase dominante ucraniana que ha ligado su suerte al imperialismo occidental, y Zelenski se ha convertido en un instrumento de los intereses imperialistas occidentales. Eso es difícil de reconocer al analizar las cosas por el prisma de “su vecino está bajo ataque”. Un estudiante también dijo que cuando hace poco Finlandia entró a la OTAN, se trataba de un ejercicio de soberanía nacional. No. Esas son las acciones y políticas de los representantes de clases dominantes capitalistas.
Los verdaderos intereses de la inmensa mayoría de la gente están con los oprimidos y los explotados de todo el planeta.
Así que, ¿cuál es el mejor apoyo que podemos darle al pueblo de Ucrania en sus terribles circunstancias?
¿Es ponernos del lado de nuestra clase dominante imperialista y enviar más armas, entrenar a más tropas ucranianas, elevar el nivel de la confrontación con Rusia, a fin de “ayudar a un vecino bajo ataque”, como se expresó emocionalmente en la clase?
No. Como se aborda en un artículo reciente en revcom.us, hace falta que ayudemos al pueblo de Ucrania de una manera que también corresponda a los intereses de la gente del mundo en su conjunto.
Eso requiere que nos opongamos a lo que nuestro gobierno, a lo que los imperialistas estadounidenses, están haciendo en esta guerra — a la vez que nos oponemos al imperialismo ruso y a todo imperialismo. Con el escalamiento de esta guerra, es nuestra responsabilidad inmediata obligar a nuestros propios imperialistas, junto con los imperialistas rusos, a retroceder, a retirarse — en resumen, ¡a detener esta horrible guerra! Y que lo hagamos con la orientación y el objetivo fundamentales de acelerar las condiciones para hacer una revolución que derroque a nuestros propios imperialistas y contribuya a vencer a todo imperialismo — al sistema que ha causado tanta miseria en este planeta, que está destruyendo los ecosistemas de este planeta y que ahora amenaza con la extinción nuclear.
* En cuanto a lo que corresponde a los intereses de la población de Ucrania, la que ahora está bajo asedio y que quiere un mundo mejor... ¿qué le corresponde hacer? Eso requiere la aplicación creativa de la ciencia de la revolución, que es el nuevo comunismo desarrollado por Bob Avakian (BA). No existe ninguna receta simple o una estrategia a la espera de sacarla del estante. BA ha desarrollado el método y enfoque científico para conocer y transformar el mundo — para hacer la revolución en el mundo actual. Ha desarrollado un análisis de la situación mundial. Ha forjado principios para hacer una revolución que movilice y desencadene a las personas al servicio del objetivo de una sociedad y un mundo sin explotación. BA ha desarrollado una visión de cómo sería y cómo funcionaría una nueva sociedad socialista liberadora.
Ucrania es un punto de concentración de muchas contradicciones intensas. Es una zona de conflicto entre potencias imperialistas. Es una fuente de cereales comestibles vitales para una buena parte de la humanidad empobrecida. Es un país con severos problemas ambientales. Es un país donde los movimientos fascistas tienen mucho agarre.
Aplicar el método y enfoque del nuevo comunismo es la tarea que tienen ante sí los auténticos revolucionarios en Ucrania, y los auténticos revolucionarios por todo el mundo. Las personas que anhelan la verdadera liberación necesitan conocer y adoptar el nuevo comunismo.
Ir hacia adelante en Columbia, con vista hacia el Primero de Mayo
Esta experiencia con el “examen sorpresa” sobre la guerra en Ucrania reveló el gran peso ideológico de “la gran falsedad tautológica”. Reveló una notable falta de pensamiento crítico en una institución que ostensiblemente lo promueve y valora. Ahora en el campus nos encontramos con una inquietud real en torno al racismo, en torno a lo que le está ocurriendo al medio ambiente, y algunos estudiantes quieren oír hablar de la revolución — pero el chovinismo pro estadounidense cunde muy hondo.
Estamos llevando el mensaje del Primero de Mayo internacionalista al campus de Columbia. Tenemos previsto publicar un artículo de opinión en el Columbia Spectator con algunos puntos de esta experiencia y con un llamamiento a los estudiantes a que “despierten” y sean parte de “sacudir” a la sociedad — y a que se unan en poner la revolución real en el mapa el Primero de Mayo. Es una parte esencial de la batalla comprimida para repolarizar las cosas para la revolución — en un momento en que la revolución es más necesaria y más posible “en las entrañas de la bestia”.