La creciente tensión en Asia Oriental entre Estados Unidos y China, y la continua guerra en Ucrania entre Estados Unidos-la OTAN (que utiliza al pueblo y las tropas ucranianas como carne de cañón) y Rusia, pone de relieve el hecho de que toda la vida en este planeta está en peligro. Las principales potencias imperialistas —Estados Unidos, dominante a nivel mundial, China, cada vez más asertiva, y Rusia, fuertemente nuclearizada— se enfrentan en todo el mundo como grandes gángsteres.
Todas estas potencias imperialistas están impulsadas por la compulsión básica del capitalismo-imperialismo — de expandirse o morir. Estados Unidos está en la cima de la alineación de poder mundial existente. Está luchando por mantener su dominio de un imperio global, un imperio construido sobre las espaldas de la explotación de miles de millones de personas en todo el mundo. China es una potencia en ascenso y expansión, impulsada por la misma compulsión básica y que aspira a una parte mayor de esa explotación. Rusia aspira a impedir una mayor expansión y consolidación de Estados Unidos en los países limítrofes o cercanos a Rusia, y a ampliar su propio poder e influencia en el reparto del mundo por potencias imperialistas. Cada bando puede establecer su propia supremacía sólo a expensas de sus oponentes y sometiendo y derrotando en última instancia a dichos oponentes.
Nada es seguro en esta situación tan volátil.
En el trascurso de la semana pasada, tres acontecimientos indican cómo toda esta situación se está volviendo aún más peligrosa para la humanidad. Hay una trayectoria peligrosa y una dinámica de ojo por ojo en la que ninguna de las partes puede ceder ante la otra, la escalada es continua y el peligro de que esto “se vuelva nuclear” —aunque no sea intencionado— aumenta.
Bob Avakian sobre Biden, Putin y Xi Jinping: Gánsteres imperialistas y ¡la necesidad de una revolución!
Un corto de las Entrevistas con Bob Avakian en El Show RNL — ¡Revolución, y Nada Menos! (vídeo en inglés)
Uno: El máximo dirigente chino Xi Jinping viaja a Moscú
La semana pasada, el presidente de China, Xi Jinping, viajó a Moscú y se reunió con Vladimir Putin, presidente de Rusia, durante varios días. Ambos declararon y renovaron su amistad “sin límites” el uno por el otro y por sus países. China había publicado un plan de 12 puntos para poner fin a la guerra en Ucrania antes de la visita de Xi. Tanto Xi como Putin pidieron conversaciones de paz entre Rusia y Ucrania.
Cualesquiera que fuesen las intenciones de Xi y Putin, el plan de 12 puntos de Xi estaba letra muerta — Estados Unidos y el bloque imperialista que encabeza desestimaron los llamamientos en cuanto se anunciaron, alegando que son un endeble intento de “distraer” de la supuesta (y no demostrada) intención de China de vender “armas letales” a Rusia. Antony Blinken, secretario de Estado estadounidense, había advertido previamente a China de que ni siquiera “considerara” suministrar armas a Rusia. (Mientras tanto, Estados Unidos y sus aliados han enviado a Ucrania decenas de miles de millones de dólares en armamento moderno). Blinken dijo que “el mundo no debe dejarse engañar por un posible plan de paz chino-ruso para Ucrania”. Los medios de comunicación estadounidenses que “cubren” Ucrania se limitaron a hacerse eco de la desestimación de la propuesta china y ni siquiera la examinaron seriamente. El hecho es que en este momento la alianza Estados Unidos-la OTAN está comprometida a infligir un duro revés a Rusia y no está dispuesta a considerar ningún plan de paz, “legítimo” o no.
Xi y Putin no establecieron una alianza militar formal entre China y Rusia, como tiene Estados Unidos con sus socios de la OTAN, y Xi no dijo nada que indicara un apoyo directo de China a la guerra de Rusia en Ucrania. Pero firmaron una serie de acuerdos y documentos para seguir desarrollando y ampliando la “cooperación estratégica” entre ambos países. Diez de ellos son acuerdos económicos por valor de decenas de miles de millones de dólares que estrecharán los lazos entre los dos países hasta al menos 2030.
Al término de su visita a Moscú, Xi afirmó que China y Rusia están profundizando su “asociación estratégica y ... entrando en una nueva era”. Putin afirmó que esta “nueva era” daría forma a “un orden mundial multipolar más justo, basado en el derecho internacional y no en ciertas ‘reglas’ al servicio de las necesidades de los ‘mil millones dorados’” (es decir, las personas que viven en Estados Unidos, Japón y Europa Occidental). Al igual que Estados Unidos trata de presentar su juego de poder descarado como “defensa de la democracia frente a la autocracia”, Putin tiene su propia tapadera, parte de la cual consta de buscar el apoyo del Sur global basándose en las injusticias históricas y actuales cometidas por Estados Unidos y Europa/Japón, y en su posición privilegiada en el mundo.
Poco antes de que Xi llegara a Moscú, la Corte Penal Internacional (CPI), una institución dominada por las potencias imperialistas occidentales, emitió una orden de arresto contra Putin. Cuando Xi se preparaba para abandonar Moscú, mostró al mundo su desprecio por la CPI, Estados Unidos y el imperialismo occidental. Invitó a Putin a China, en una muestra simbólica de apoyo al que llama su “querido amigo”.
Dos: Ucrania — Ofensivas primaverales, reposición y actualización de las herramientas de guerra
Durante varios meses, las fuerzas rusas y ucranianas se han enzarzado en brutales combates en el este y el sur del país, sin que ninguna de las partes haya logrado avances significativos. Ambas partes están preparando febrilmente ofensivas primaverales que creen que deben ganar, algo recalcado por los recientes y muy publicitados viajes a los campos de batalla tanto de Putin como de Volodymyr Zelensky, presidente de Ucrania.
Ambos bandos están consumiendo enormes cantidades de municiones y otros pertrechos militares, y el saldo humano ha sido terrible. Los esfuerzos por salir del punto muerto están ejerciendo enormes presiones sobre ambas partes para que aumenten su armamento. El ex ministro de Defensa ucraniano declaró recientemente que “si la producción se mantiene al mismo nivel o ligeramente superior, nos quedaremos sin proyectiles este año”. Estados Unidos ha estado presionando a los países europeos de la OTAN para que aumenten su producción. Recientemente Estonia, país de la OTAN fronterizo con Rusia, hizo una propuesta a los demás miembros de la OTAN para multiplicar por siete la producción de proyectiles de artillería, hasta alcanzar los 2.1 millones de proyectiles al año.
Estados Unidos también está aumentando no sólo la cantidad, sino también la calidad —es decir, la letalidad, el alcance y la eficacia en el campo de batalla— de las armas que envía a Ucrania. Mientras Xi y Putin se reunían, el Pentágono anunció que está acelerando el envío de tanques de combate M-1 Abrams de última generación a Ucrania. No se esperaba que se desplegaran en Ucrania hasta dentro de uno o dos años. Pero ante el actual estancamiento en el campo de batalla, las graves pérdidas de personal y material en ambos bandos, y la necesidad de ganar esta batalla, Estados Unidos ha puesto en marcha agresivos preparativos para una ofensiva primaveral de sus apoderados ucranianos.
Estados Unidos también ha empezado a evaluar a pilotos ucranianos para entrenarlos en cazas F-16 altamente avanzados. Durante meses, Zelensky ha estado presionando para que Estados Unidos proporcione F-16 a Ucrania, pero todavía en enero, Biden respondió que “no”. Pero estos recientes movimientos abren posiblemente la puerta al uso de estos cazas por parte de los pilotos ucranianos en contra de los aviones de guerra rusos en las venideras ofensivas.
En cualquier caso, la dinámica del campo de batalla en los últimos 13 meses se ha intensificado constantemente con más armas (y armas más mortíferas) y más tropas. A medida que cada bando “pone más fichas en el asador”, aumenta la probabilidad de que se produzca una “dinámica del campo de batalla” en la que uno u otro bando se sienta obligado a “volverse nuclear”, especialmente si se enfrenta a un revés catastrófico en los combates.
Tres: Guerras comerciales y fiebre de guerra patriótica
Durante años, Estados Unidos ha estado implementando medidas militares, económicas y diplomáticas para apretar a China1. Los dos países han estado en una “guerra comercial” cada vez más intensa y de altas apuestas desde 2018, cuando Trump era presidente. En realidad, Biden ha tomado las medidas económicas de Trump para restringir y contener a China y las ha escalado hasta convertirlas en los actos más duros hasta la fecha. En particular, Estados Unidos ha estado tratando de restringir o eliminar por completo el acceso de China a microchips avanzados y tecnología de producción de microchips, que son esenciales para prácticamente “todo, desde teléfonos inteligentes hasta armas de guerra”2.
Mientras tanto, los líderes gubernamentales y militares, y sus portavoces en los medios de comunicación, han estado azuzando un frenesí de chovinismo pro estadounidense y odio hacia el gobierno chino y, por extensión, hacia el pueblo chino, como parte de la “fiebre de guerra” patriótica y descerebrada en torno al conflicto con China en el clima político actual de “Estados Unidos ante todo”. Las últimas rondas de esto comenzaron cuando un globo chino flotó sobre los Estados Unidos, antes de ser derribado por un avión de la Fuerza Aérea de Estados Unidos. La cúpula militar estadounidense dijo que era un “globo espía”. China dijo que el globo era una aeronave civil, utilizada para la meteorología, que se desvió de su trayectoria prevista. Al día de hoy, Estados Unidos no ha ofrecido ninguna prueba de que el globo se utilizara para espiar.
Luego, la semana pasada, estalló una turba de linchamiento antichino, en forma de una audiencia en el Congreso sobre la popular aplicación TikTok. Las autoridades estadounidenses afirman que TikTok, cuya empresa matriz es china, se utiliza para espiar y recabar información sobre los estadounidenses. La semana pasada, Shou Zi Chew, el director ejecutivo de TikTok, compareció ante el Congreso, donde fue “vapuleado” durante cinco horas por congresistas de ambos partidos que, entre otras cosas, dijeron que TikTok está “dañando la salud mental de los niños”. Cualquiera que sea la verdad de cualquiera de las acusaciones sobre TikTok y la salud mental, es difícil argumentar que TikTok es de alguna manera peor que Twitter, Tumblr, 4chan, etc. El principal efecto fue satanizar aún más a China en la mente de los estadounidenses.
Además de avivar el odio antichino, la audiencia también intensifica las “guerras comerciales” y la guerra económica entre Estados Unidos y China. En diciembre de 2022, Biden firmó el “Acta No a los Dispositivos de TikTok en Estados Unidos”, aprobada por unanimidad en el Senado. Impide que TikTok se descargue en los dispositivos del gobierno de Estados Unidos, alegando que “abre la puerta al Partido Comunista de China para acceder a la información personal, las pulsaciones de teclas y la ubicación de los estadounidenses por medio de la recolección agresiva de datos”. Mientras tanto, nadie hablaba de Estados Unidos y su propio espionaje tanto a sus ciudadanos (como a personas de todo el mundo), y de que quienes lo sacan a la luz han sido encarcelados (como Daniel Hale) o exiliados (como Edward Snowden). La gente de Estados Unidos debería estar infinitamente más inquieta por “su propio” gobierno —que tiene un largo y violento historial de vigilancia y represión del disentimiento— que rastrea las actividades de todos por medio de sus teléfonos3.
¡Despiértese YA!
Tanto la guerra en Ucrania como el conflicto entre Estados Unidos y China en torno a Taiwán y el mar de la China meridional4 podrían convertirse rápidamente una espiral hacia una guerra abierta entre potencias imperialistas. La posibilidad de utilizar armas nucleares en cualquiera de esos “teatros de guerra” es grande. Una escalada en cualquiera de los dos conflictos podría ir más allá de su propio eje geográfico y desencadenar un conflicto más amplio, hasta mundial. Lo que está en juego para la humanidad, y para la vida en el planeta Tierra, no podría ser mayor.
¿Y para qué?
Las “cadenas de producción y distribución” de mercancías producidas en este sistema mundial, que son la base de la riqueza y el poder del imperialismo descansan en las cadenas reales de opresión de miles de millones de seres humanos, incluidos niños pequeños, que son explotados salvajemente en las minas, campos y fábricas del Sur global, o “tercer mundo”. Este sistema saquea y expolia a la Tierra, al extremo que la vida misma en este planeta está en peligro. Toda la contienda, las amenazas, los combates físicos y los preparativos para nuevas guerras están al servicio del imperio, un imperio arrancado y construido con la sangre y el sudor de miles de millones de personas de todo el planeta. Estos imperialistas enfrentados están arriesgando a la humanidad, y al planeta, para sostener todo este sistema imperialista capitalista de explotación global, y para establecer su dominio de ese sistema asqueroso y ensangrentado. Sólo en los últimos 70 años, Estados Unidos ha matado a casi 10 millones de personas en sus guerras para defender este imperio; y durante ese mismo tiempo, 350 millones de niños han muerto de enfermedades evitables y de hambre.
Como Bob Avakian dijo recientemente en las Entrevistas con Bob Avakian:
Ya no podemos darnos el lujo de permitir que estos imperialistas dominen al mundo y determinen el destino de la humanidad. Hay que derrocarlos cuanto antes.