El siguiente mensaje es de Bob Avakian Oficial en Substack, y la traducción del inglés al español hecha por revcom.us. Escuche en inglés y lea en español los despachos mediáticos de @BobAvakianOfficial
Tim Walz, el “compañero de fórmula vicepresidencial” de Kamala Harris, intenta hacer sonar una nota lírica edificante al entonar que Kamala Harris ¡está “devolviendo la alegría” a la política de este sistema!
“Alegría” — ¿ante qué? ¿Ante la explotación roba-vidas, la opresión asesina y la matanza y destrucción literalmente masivas, de personas y del medio ambiente, en que efectivamente se basa este sistema anticuado del capitalismo-imperialismo, y lo que lleva a cabo continuamente?
Harris y Walz dicen que su campaña trata de “libertad, compasión y el estado de derecho”. Pero, ¿dónde está el “estado de derecho” en la invasión y ocupación ilegal de Irak, y en los muchos otros crímenes de guerra que Estados Unidos ha llevado a cabo repetidamente (de los que hablé en mi mensaje anterior, el número Setenta y Cuatro)? ¿Dónde está la “libertad” y la “compasión” por las masas del pueblo palestino, incluidos más de 15 mil niños, objeto de masacres en la matanza genocida llevada a cabo por Israel, con armamento y apoyo total de Biden, Harris y el resto de la clase dominante de Estados Unidos? ¿Dónde está la “libertad” y la “compasión” por los miles de millones de personas en todo el mundo que son objeto de cruel explotación, incluidos más de 150 millones de niños, privados de una infancia y a los que, a cambio, obligan a trabajar en condiciones parecidas a la esclavitud, en fábricas maquiladoras, minas y campos de cultivo — en la creación de la riqueza en la que se basa el sistema capitalista-imperialista?
¿Es “la libertad, la compasión y el estado de derecho” lo que Harris estaba llevando a cabo en su papel de fiscal en California, donde fue una fuerza impulsora de la encarcelación en masa, particularmente de personas negras y latinas? ¿Dónde está “la libertad, la compasión y el estado de derecho” en la manera en que el Partido Demócrata insiste en dar más fondos y apoyo a la policía, la que mata sistemáticamente a mil personas al año, especialmente a negros, latinos y amerindios? (¡Desde 1960, la policía ha matado a más negros que los miles de negros que fueron linchados durante todos los años de la segregación abierta, el “Jim Crow” y el terror del Ku Klux Klan después de la Guerra Civil!)
Todo esto es un hecho. Es una verdad la que demasiadas personas, especialmente muchos liberales y “progresistas”, intentan con todas sus fuerzas ignorar, negar, restar importancia y justificar. En cambio, se aferran obstinadamente a la “mitología unificadora” de Estados Unidos que, cualesquiera que sean los “defectos” que pueda tener, se basa en (o al menos sigue esforzándose y avanzando hacia) la libertad, la oportunidad y la inclusión para todos. Esto posibilita que estos liberales y “progresistas” crean que ocupan una posición privilegiada en este mundo debido a su propia determinación y esfuerzos, y no debido al verdadero factor determinante: la posición y el papel de Estados Unidos como la potencia imperialista dominante, que saquea a la gente en todas partes del mundo. Posibilita que crean que, en todo caso, incluso con sus “defectos”, este sistema es el mejor sistema posible, y todo lo demás es peor.
También es un hecho que la ilusión de la “inclusión” — y las promesas de “libertad e igualdad” para todos — embaucan y desorientan a personas que no han llevado una existencia más privilegiada, sino de hecho una existencia más desesperada en Estados Unidos — y a las que se les ha predicado repetidamente que no existe ninguna buena alternativa a este sistema, y que lo máximo y lo mejor que se puede hacer es aspirar a un lugar mejor dentro de sus límites — sin conocer ni preocuparse por la base de todo eso.
Todo esto sin duda se exhibirá, y se promoverá incansablemente, en la convención del Partido Demócrata de esta semana.
Pero la realidad va tras estas mentiras e ilusiones.
En el mundo en su conjunto, el propio funcionamiento de este sistema del capitalismo-imperialismo —incluidas las políticas concretas de Biden y Harris— está conduciendo a la destrucción acelerada del medio ambiente. (Revcom.us desenmascara extensamente las políticas concretas, y las mentiras y afirmaciones engañosas, de la administración de Biden y Harris, con respecto al medio ambiente.)
Al armar y respaldar las acciones de Israel, el gobierno estadounidense no solo está facilitando la matanza genocida de palestinos, sino que también está aumentando la posibilidad de una guerra con Irán, y tal vez una guerra aún más amplia y más destructiva. Al mismo tiempo, al suministrar masivamente armas, así como inteligencia y dirección estratégica a Ucrania, el gobierno estadounidense, encabezado por la administración de Biden y Harris, ya está indirectamente en guerra con Rusia, al mismo tiempo que hace preparativos para una confrontación militar con China — todo lo cual podría conducir a una guerra mundial, entre potencias imperialistas con armamento nuclear, con la posibilidad de aniquilar la civilización humana tal como la conocemos.
En el propio Estados Unidos, el fascismo racista, odia-mujeres y odia-LGBT, perseguidor de inmigrantes, negacionista de la ciencia, saqueador del medio ambiente y destructor del futuro de Trump y del Partido Republicano representa un desafío directo a la mitología unificadora de Estados Unidos como una tierra de libertad, igualdad y oportunidades para todos, y es una amenaza directa a la “forma habitual” en que Estados Unidos ha funcionado, y en que se ha mantenido la articulación del dominio de la clase capitalista, que se ha ejercido sobre el pueblo, durante generaciones, con la “transferencia pacífica del poder” de un sector de la clase dominante capitalista al otro, dependiendo del resultado de las elecciones, aceptada por ambos bandos.
Además de la fea verdad de lo que representan en realidad Harris (y Walz), se tiene el hecho de que, en las elecciones de este noviembre (suponiendo que se celebren en ese mes), si Harris/Walz ganaran la mayoría (no solo del voto popular sino también del recuento del Colegio Electoral), es casi seguro que Trump y los republicanos se negarían a aceptarlo, y probablemente las cosas se sumirían en el caos y el trastorno, aún más allá de lo que pasó con las anteriores elecciones presidenciales (en 2020).
Como he enfatizado en el mensaje número Ocho:
Se está desgarrando el país en su conjunto debido a las divisiones que ya no se pueden tapar, y ya no es posible mantener la articulación de las cosas de la manera en que han estado articuladas durante generaciones.
Es muy probable que todo llegue a un desenlace y todo esté en el aire en el presente año, 2024, siendo las elecciones presidenciales de este año un eje agudo de las riñas entre los dos partidos de la clase dominante imperantes —los demócratas y los republicanos— una lucha que muy probablemente se zafe de todos los límites de la “forma habitual” en que ejercen el poder sobre el pueblo y mantienen en marcha el funcionamiento de todo su sistema mortífero.
Una profunda división de este tipo —y especialmente este antagonismo amargo entre los de arriba— no se ha visto en Estados Unidos desde la época de la Guerra Civil en los años 1860.
Analicé todo esto más a fondo en los mensajes del Sesenta y Tres al Sesenta y Seis, y tendré más que decir al respecto a medida que se desenvuelvan las cosas. Pero, por ahora, se tiene la siguiente verdad profunda y crítica, de mi mensaje número Ocho:
Éste no es un momento de tomar partido con un grupo de opresores u otro. Este es un momento poco común —una oportunidad muy poco común — una oportunidad que quizá ocurra únicamente una vez en la vida— una oportunidad de aprovechar las profundas divisiones entre los opresores gobernantes y hacer frente al sistema entero de ellos, con el fin de hacerlo caer todo, y erigir algo mucho mejor en su lugar.
Y en este sentido, para repetir la cuestión importante que enfaticé en el mensaje número Cincuenta y Ocho: Para aquellos liberales y “progresistas” que están dispuestos a enfrentar verdades incómodas pero profundas y pueden reconocer que cualesquiera “chucherías” que obtengan de este sistema para nada son tan importantes en comparación con el enorme sufrimiento y destrucción causados por este sistema, a nivel mundial —y la amenaza muy real que representa para el futuro, y para la propia existencia, de la humanidad— y para aquellos que no tienen tanto “interés creado” en este sistema, pero que sufren terriblemente bajo su dominio: existe la necesidad urgente de sumarse, y trabajar activamente, por la única alternativa positiva real a este sistema monstruoso — la revolución emancipadora que es posible justo en estos tiempos en que vivimos, ahora.